Profesión y trabajo

Presentador:

Buenas tardes, bienvenidos una semana más a Proyección 2000. Contamos con José Tarrazó y con nuestro compañero L.O., y vamos a continuar hablando de las motivaciones internas y externas de la conducta humana, hoy en concreto, del tema Profesión y Trabajo.

Le recordamos también que si en el transcurso de estas conversaciones ustedes quieren participar, pueden llamar y darnos su opinión o cualquier otra manera de pensar que tengan, o alguna preguntan que quieran formular.

José Tarrazó:

Buenas tardes. Una vez más estamos con todos vosotros. Dentro de las motivaciones internas y externas de la conducta humana, en estos temas que hemos ido desgranando poco a poco, hoy hablamos de la Profesión y el Trabajo.

Una cosa que muchas veces no nos paramos a pensar la mayoría de las personas que estamos trabajando, es que dentro de este trabajo hay múltiples facetas las cuales también tendríamos que verlas desde un punto de vista a veces más profundo del que lo vemos.

Existen muchas personas que consideran que el trabajo es un castigo, y que no tienen ilusión para trabajar, es como una necesidad porque hay que vivir, porque hay que ganar para vivir. Y entonces tendríamos que entrar profundamente dentro de esta temática que sociológicamente creo que es muy importante, porque el ser humano es enriquecedor, tanto en el arte como en el trabajo, como en cualquier cosa. Es un ser creador. Y dentro de esa creación existen las múltiples facetas que hay dentro de la personalidad, de la profesionalidad de cada ser humano, y sobre todo el comportamiento humano que pueda existir entre las personas, entre los compañeros que trabajan a distintos niveles, bien sea en un taller, en la fábrica, en casa o en cualquier otro lugar, o solito.

Creo que tendríamos que hacer una reflexión, y es que estamos entrando en una era, como habíamos dicho en otras ocasiones, en la era de acuario, y yo digo lo siguiente: hacia la era del trabajo grupal.

Cada día en los países desarrollados y no tan desarrollados, las personas procuramos trabajar conjuntamente, en equipo. Y para trabajar en equipo tendríamos que tener un espíritu muy abierto hacia todos los demás, sobre todo respetando la opinión o la manera de hacer del otro, y poder a otra persona enriquecerla y enriquecerse mutuamente. Cuando una cosa no sale bien, entonces tendríamos que decirlo no, con un espíritu de agresividad sino con un espíritu de colaboración, sin querer decir que tu eres mejor que el otro, sino que siendo igual, o haciendo un trabajo diferente, tendríamos que ver que para rectificar a otra persona tendriamos que poner una gota de amor y de alegría en esta relación de trabajo.

Las relaciones humanas y el compañerismo que pueda existir en las empresas o en los lugares donde se trabaja en equipo, muchas veces se ve truncado por la envidia, por las pequeñas cosas que le damos más importancia que al trabajo en sí, que al conjunto de este trabajo.

Yo considero que no es bueno que la gente no trabajemos, porque cuando no se trabaja, la mente está pensando en otras cosas que no son útiles a la humanidad. Y el trabajo es una manera de enriquecernos socialmente, es un deber social el que todos los seres humanos pudiéramos trabajar, pudiéramos que el trabajo fuera una expansión al mismo tiempo que un trabajo.

Locutor:

Matizando lo que está diciendo Pepe al respecto de la convivencia laboral, habría que agregar una serie de estudios que se han hecho, que se han establecido. Recuerdo un estudio sociológico sobre el trabajo en Polonia, en el que, entre alguna de las conclusiones, prevalecía el hecho de que algunas personas que están en un lugar de reducidas dimensiones, pues después de x horas se producen tensiones. Es decir, esto es un hecho evidente de que las personas que están todos los días trabajando en el mismo sitio, con unas dimensiones más o menos acotadas, y que cada uno desarrolla la misma labor, al final genera unas tensiones entre ellos mismos, que acaban siendo anecdóticas si se ven al cabo de una semana, pero que en aquellos momentos se ven roces importantes. ¿Cómo se podría solucionar esto?

José Tarrazó:

Hay un aspecto muy importante en esta cuestión, y es que hay un estudio bastante profundo, que se hizo en el año 1945, cuando aún no estábamos en pleno desarrollo industrial, y, la persona que hizo este estudio lo desenvolvió en cuarenta y dos puntos, y uno de los puntos fundamentales era: que si todos los seres humanos útiles para trabajar, trabajáramos cuatro horas al día, el resto de las horas podrían estar dedicadas a múltiples cosas, al arte, a la cultura…Es decir, que el trabajo tendría que servirnos para culturizarnos, porque parece ser que muchas personas estando delante de una máquina o haciendo otra cualquier cosa dentro del trabajo, pues creen que esto no es una cultura. Y es cultura cuando se ama ese trabajo, cuando ese trabajo se realiza bien hecho, se tiene exquisitez para realizar dicho trabajo.

La pregunta creo que es importante y considero que cuando las personas están encerradas en un sitio pequeño, en fin, cuando hay, podríamos decir, un cúmulo de energías y un cúmulo de tensiones, pues valdría la pena el que estas personas se salieran, hicieran lo que hacen los japoneses u otras naciones, que hicieran gimnasia, o que escucharan la radio, o que tuvieran unos minutos para descansar, porque así esa tensión desaparecería.

Es decir, se tendría que hacer una restructuración que quizás sería más rentable para la sociedad, es decir más productiva y enriquecedora, la cual no menguaría en absoluto el nivel de rendimiento de las personas, porque cuando una persona está trabajando a gusto rinde mucho, cuando está trabajando a disgusto, bien sean por las distintas causas sociales que tiene esa persona, está haciendo el trabajo mal.

Locutor:

Otro aspecto. Hemos hablado del espacio reducido, de esas tensiones que siempre afloran en los lugares de trabajo y nunca se sabe por qué. Por otra parte el estrés es un factor que acentúa o provoca también una situación de tensión o el trabajar a disgusto. ¿Cómo se podría evitar?, porque es muy difícil. Porque hay hay dos tipos de estrés, el que a lo mejor provoca uno porque va contrareloj en un trabajo, o el que, a lo mejor le viene desde fuera, es decir, desde otra serie de personas que están ajenas a ese lugar de trabajo y que de alguna forma indirecta lo están provocando o motivando.

José Tarrazó:

Vamos a hablar del estrés. El estrés es un desequilibrio psicológico, y este desequilibrio psicológico está originado porque nuestra mente está en un momento determinado ausente de lo que está realizando. Pueden ser las causas que sean, pero nuestra mente en ese momento está pensando, está actuando al margen de ese trabajo, y entonces se crea una fricción de energías las cuales, el sistema nervioso, el estrés está originado porque el sistema nervioso acumula gran cantidad de energía que está mal distribuida, no existe un equilibrio en esta situación.

Locutor:

Pero muchas veces, hablando ya en concreto, en el trabajo se origina porque, digamos, hay más materia que desarrollar o más trabajo que hacer que tiempo para hacerlo.

José Tarrazó:

Porque existe una sociedad, la cual está empujando continuamente a que el rendimiento del trabajo sea mucho porque se tienen que sacar pingües beneficios de este trabajo. Yo me plantearía, como he dicho antes, sin detrimento de aleccionar a nadie, ni a las empresas ni a nadie, de que los plantateamientos educativos y psicológicos del trabajo fueran otros, es decir, tenemos que ir hacia una nueva dimensión en todas las cosas. Hay trabajos, sabemos que en las máquinas, yo que he trabajado bastante en máquinas y en empresas, he visto como a veces el ritmo del trabajo es acelerado, entonces esto crea un estrés. Por otra parte, el que se pague más o menos no tiene nada que ver con que esta persona esté dentro de esta situación, la cual, a veces, si se pensara que estas personas en ese estrés pueden estar determinado tiempo de baja, es decir, no rinden adecuadamente.

Por eso decía antes que se tendrían que adoptar otras medidas, es decir, un reemplanteamiento de esta situación del trabajo. Ver a las personas que están, a los compañeros y a las compañeras, o bien el trabajo que están realizando las amas de casa, o también podríamos hablar del trabajo que hacen los estudiantes…, es decir, que se pierde un gran tiempo con cosas que no tienen importancia y entonces resulta de que hay una dispersión de energías las cuales crean esa situación de estrés.

Locutor:

Ya siguiendo también a otros temas del trabajo, ya que Pepe conoce profundamente porque ha estado en empresas, sobre todo dedicadas a la industria, un aspecto funadamental: se habla de crisis de identidad en el trabajador de la industria, personas que sufren constantes depresiones debido a la falta de motivación en el trabajo. Se produce más curiosamente en industria que en agricultura, donde el número de personas que trabajan actualmente en el campo es mucho menor.

L.O.:

Bien, el trabajo del campo es muchísimo más creativo que el trabajo detrás de una máquina en una fábrica. El trabajo en el campo es terriblemente divertido y muchísimo más creativo. Desde que empiezas echando la semilla hasta que la ves crecer es algo que el agricultor se puede considerar como un padre…

Locutor:

No se entiende por qué todos los que tienen la posibilidad de trabajar en el campo emigran a las ciudades para trabajar en las industrias.

L.O.:

Pues te lo voy a decir muy sencillo. Hace aproximadamente veinticinco años en cualquier zona rural, todavía se seguía arando con un arado romano y dos caballerías. Antes se segaba con una hoz a mano, posteriormente había que acarrear con un carro y se llevaba la mies a la era, allí, posteriormente, se afinaba, y se trillaba con una trilla de pedernales, y después de separar el trigo de la paja cuando hacía aire, se envasaba, se llevaba al granero y después del granero se llevaba al almacén. En fin, una auténtica odisea. Y actualmente llega una cosechadora y en media hora un terreno de bastantes anegadas es capaz de hacerlo, y automáticamente va desde la cosechadora al camión que lo lleva al almacén. O sea, sobra mano de obra, no es que quieran emigrar porque les gusta más la fábrica, es que aparte de que el campo está muy mal pagado, resulta que luego toda la mano de obra, que era un ejército el que hacía falta para llevar a cabo todo este tipo de recolección, hoy en día lo hace una máquina y un hombre en muy pocos minutos.

José Tarrazó:

Bueno, yo quisiera contestar a estas dos preguntas que habéis hecho. El trabajo, se desarrolle en el lugar que se desarrolle, la persona que lo realice, si quiere ser creativa, debe tener vocación de ese trabajo. Es decir, que una persona está descontenta en el campo, está descontenta en la fábrica, está descontenta en el taller, está descontenta en cualquier sitio. Hablamos de falta de motivaciones y de crisis de identidad. Entonces, si las personas tuviéramos esa vocación, es decir, estoy en la empresa x porque no tengo más necesidad que estar y porque tengo que vivir, entonces es porque hay una mala distribución del trabajo en todo el planeta. No estamos aquí criticando los avances tecnológicos o científicos, porque aún con más razón, hay esos adelantos, y en el trabajo que antes hacía una máquina con tres personas y hacía un 10 %, esa máquina, hoy la lleva una persona, a lo mejor está computarizada, a lo mejor va por ordenador, y entonces ese mismo trabajo es dos mil veces superior y quizás más perfecto que antes. Entonces, ¿qué pasa?, esa mano de obra está desapareciendo, pero si fuera distribuido equitativamente, que las personas en vez de estar trabajando…Yo he viajado por los distintos países, unos desarrollados y otros no tanto, y vemos el gran vacío que existe; unos tienen que trabajar cantidades inmensas de horas para poder justamente poder echar un poco de pan a la boca y en otros países donde hay un desarrollo superior, como en los países de Europa o América, vemos que eso no es así.

Locutor:

El detalle que quería apuntar yo de Suecia, por ejemplo. Un país en el que desde hace veinte años no ha muerto ningún minero, puesto que tienen un sistema, desde luego sofisticadísimo, de computadoras para trabajar en las minas, y en un reportaje que apareció hace poco, les extrañaba que en España todavía pudieran morir mineros en las minas.

José Tarrazó:

Hay un dato, que lo he apuntado anteriormente, y es las relaciones humanas que deberían existir y no existen por desgracia en la gente que estamos trabajando. Es decir, que podríamos ser más civilizados y poder rendir incluso mucho más, y poder tener incluso alegría en el trabajo. Y vemos que en las empresas, el que ha estado en las empresas hemos visto de todo, ¿eh? ..., incluso a veces hay gente muy honrada, muy honesta, muy trabajadora, y que está mal vista porque no es un pelotillero.

Entonces, todos estos factores que son en detrimento de una situación psicológica en el trabajo tienen por necesidad imperiosa que cambiar, porque si no cambia tendremos una sociedad sin ganas de trabajar, tendremos una sociedad que estará trabajando, por un lado, por una necesidad de supervivencia. Y no hay más que pensar una cosa: esos artesanos, que están desapareciendo en muchos campos, esos artesanos, el amor que le tienen al trabajo que hacen, pero es porque tienen vocación y tienen gusto de realizar ese trabajo que están haciendo. Solamente hay que ver, por ejemplo, las ciudades, donde hace cincuenta, cien, dos mil años, se edificaron y no tenían la maquinaria que hoy existe, pero tenían una vocación de hacer las cosas bonitas y bien hechas. Hoy, como resulta que estamos inmersos en esta sociedad de consumo, pues vemos los edificios rectilíneos y solo eso, solamente eso, y todo lo demás…, la pura artesanía, el puro trabajo especial, cuando un artesano está trabajando no está mirando si ha gastado una hora o cincuenta horas, está viendo que lo que está haciendo es una obra de arte. Y al igual podría ocurrir en las empresas, al igual en los talleres, al igual en el ama de casa. Porque cuando se oye hablar a algunas personas que dicen es que el trabajo de ama de casa es muy sacrificado, ese es un trabajo muy bonito, aunque el ama de casa tenga todos esos problemas, tenga que aguantar a los hijos, al marido y tenga que aguantar cantidad de cosas. Pero si los hombres nos mentalizáramos a que tenemos que ser un eslabón más, y tenemos que ayudar en esa labor, resulta que el trabajo de esa mujer sería diferente, tendría ya un aliciente diferente, y ese aliciente tiene que por necesidad llegar a gran parte de la sociedad.

Tengamos en cuenta que lo que estamos haciendo ahora es una proyección de ideas hacia el futuro.

En este programa que yo os decía antes del año 1945, se va especificando punto por punto todos estos detalles. Era, por así decirlo, un análisis avanzado de sociología, de convivencia, que no estaba disparatado. Porque hagámonos la siguiente pregunta, ¿qué pasaría si nosotros estuviéramos trabajando cuatro horas al día? Quizás la mayoría de gente tendría trabajo, quizás el rendimiento de las empresas sería el mismo o quizás superior, porque las personas no estarían tanto tiempo con ese estrés que se ha apuntado antes, y quizás entonces veríamos que el ser humano estaría más humanizado, tendría más tiempo para muchas otras cosas que enriquecerían al género humano.

Locutor:

Por otro lado también, si las personas trabajaran cuatro horas al día, la sociedad tendría que prepararse a lo que se llama, que todavía tiene que mejorar más, la sociedad de ocio, de forma que las otras horas restantes las personas pudieran formarse desde otro punto de vista, aprender en otros aspectos, crear, incluso tener accesibilidad a muchos aspectos de tipo social que ahora no existen. Es decir, ¿se desarrollaría más la sociedad del ocio, o ese desarrollo simplemente sería el que las personas pasen más horas ante un televisor o más horas ante un medio de comunicación de masas?

José Tarrazó:

Pueden ocurrir las dos cosas, pero creo que sería importante que dijéramos que dentro de ese apartado de ocio, las personas lo aprovechásemos para llegar a ser lo que no somos ahora, ser personas con una cultura superior, y la caja de mentiras, por así decirlo, o los medios de comunicación, no nos absorvieran tanto para que nosotros estemos pendientes de una serie de cosas que nos venden muy gratuitamente, y que a veces no nos enriquecen. Yo no digo que las personas no tengan qué ver la televisión, hay que ver la televisión, hay que escuchar la radio, donde creo que existe una mayor creatividad, no hay tan gran manipulación de las cosas. Tiene que haber una imaginación superior, porque el que está escuchando la radio tiene que imaginar, tiene que hacer trabajar la mente, mientras que la televisión, la gente al ponerse delante de esa caja, resulta que se lo dan todo hecho, no le da tiempo a pensar. Y sobre todo, hay una gran psicología en la televisión, que es la que deja de un contenido vacío a la persona humana; la persona humana, esté delante de la televisión, delante de un libro, delante de cualquier espectáculo, tiene que tener su aportación. Sabemos de que en algunos países la gente va a la ópera, a un concierto, y un 30, un 40, un 50 % está siguiendo ese espectáculo con un libreto en la mano; esa es una manera de participar, de ver que al mismo tiempo que en el escenario se está desarrollando ese espectáculo, bien sea una obra teatral o musical, vemos que esas personas están viendo, está viviendo, ya no solamente a los actores, se consideran ellas actores.

Creo que hace falta entrar dentro de un campo de cultura futurista, y es cuando las personas nos concienciemos de que todos, absolutamente todos, podemos ser actores de la vida. Debemos serlo y no lo somos. Y entonces es cuando nuestra imaginación, nuestra manera de ser y nuestra conducta, nuestras relaciones humanas tendrán que desarrollarse en un campo más amplio de este trabajo, que puede ser maravilloso.

Locutor:

Apostando un poco más en este tema, que considero muy interesante, de la sociedad del ocio, yo conocí un arquitecto húngaro que tiene un proyecto de ciudad, muy diferente al actual, basado el 80 % arquitectónicamente en el ocio, es decir, esa ciudad de cuatro horas laborales, en donde desarrollar todas las actividades. Y es que realmente ese tipo de vida es posible y además mucho más agradable para el ser humano, porque se podría practicar el deporte, la actividad teatral, la actividad literaria, cultural, todo a base de grupos… Pero para eso, repetimos, primero la sociedad tiene que estar preparada, y segundo, las ciudades tienen que canalizar todas esas posibilidades.

L.O.:

Yo recuerdo un refrán que dice que el tiempo es oro si se sabe aprovechar. Yo lo que creo es que no sería muy conveniente que nos digan cómo tenemos que aprovechar nuestro tiempo. Yo creo que si empienzan ya mandándonos, o sugiriéndonos cómo tenemos que aprovechar nuestro tiempo, pues automáticamente comienzan a limitarnos, empiezan a quitarnos creatividad. Yo creo que el hombre tiene que ser lo suficientemente inteligente para saber qué es lo que él tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer, porque desde el momento en que te lo manden ya te han quitado la creatividad. Me da la impresión que difícilmente, tal y como estamos viviendo, es posible que sí, que nos sobre muchísimo más tiempo para el ocio, lo que no sé es si lo vamos a saber aprovechar, esa es la duda que me queda. Y también quisiera decir que difícilmente uno se va a poder realizar en el trabajo, siempre y cuando el trabajo se lleve a tal punto de masificar o trabajar en cadena, porque automáticamente le estamos quitando la identidad al ser que está realizando ese trabajo. Y luego, por otro lado, pienso que los trabajos que más a gusto se hacen son aquellos creativos, son los artísticos, o sea, pero no los artísticos de pintar, y si uno está delante de una máquina y está trabajando en una cadena y simplemente hace tuercas, pienso que difícilmente, sin tener nada en contra los torneros, te vas a poder realizar.

Locutor:

Puedo comentar un hecho curioso de un portero de un equipo de fútbol de segunda división B, que es tornero. Un detalle muy curioso, una persona que podría vivir como portero de fútbol, y como le gusta tanto su profesión, continúa trabajando a la vez que ejerce el deporte. Es decir, esto que contrasta con lo que tu decías del trabajo en cadena.

L.O.:

No creo que se realizara si él estuviera masificado, si fuera un    eslabón más de la cadena que estamos hablando, pero por desgracia vemos que las multinacionales trabajan así, de esta forma, y que de una forma progresiva se va trabajando más en equipo, esto no es malo, porque la unión hace la fuerza, y eso es cierto, pero yo pienso que al ser humano, al trabajador en sí, hay que dejarle el suficiente margen de creatividad para no convertirse en un robot.

José Tarrazó:

Bueno, yo en algunas cosas discrepo, porque tengo una visión, por lo que sea, diferente, pero creo que no sería bueno el que estuviéramos autolamentándonos de la situación presente, que es una situación pasajera, como todas. Es decir, que si nosotros viéramos en el trabajo algo más que no solamente estrar x horas delante de cualquier instrumento de trabajo, si viéramos que el trabajo nos puede dignificar y que el trabajo tendríamos que amarlo. Cuando una persona, como tu decías y esto está muy claro, tiene una vocación, ese artesano, ese labrador, yo también trabajo a veces de labrador, cualquier trabajo…

Locutor:

Un detalle, hablando del ocio también, y que creo es importante, ahora que está muy de moda por lo del premio Nobel. Lo digo porque hay mucha gente que quizás le gusta escribir, o escribir lo que ha vivido al día, tener un diario o escribir algún tipo de novela. Y estamos metidos en una sociedad que es tan opresiva a veces que da la impresión de que muchas personas no empiezan a escribir porque creen que no tiene calidad o porque nunca llegará a publicarse. Yo creo que esto también hay que erradicarlo y dejar que todas las manifestaciones, aunque uno no sepa pintar más que cuatro rayas, pues que lo haga, pues él mismo sentirá una sensación, una liberación energética.

L.O.:

Exactamente, que no hace falta que cuando te pongas delante de un lienzo seas precisamente un Picasso o un Dalí, pero tu automáticamente vas abriendo las válvulas de escape de esa energía mal aprovechada que después produce una serie de trastornos psicológicos.

José Tarrazó:

Quizás algunos nos están escuchando y digan, bueno, y no se dice nada de la necesidad económica del trabajo, es decir, de esto que normalmente se dice se dice, tengo que trabajar…

L.O.:

Pero yo pienso que el trabajo tiene que estar, sea cual sea, lo suficientemente remunerado como para poder vivir.

J.T.:

Exactamente, ahí es donde yo iba. Pero hay otra cuestión: el trabajo como bien social. Es decir, el trabajo como bien social, tendríamos que verlo, que si todas las personas, absolutamente todas las que trabajamos, tuviéramos una conciencia del bien social de nuestro país, y ahí están los japoneses que nos lo han demostrado, y quizás haya otros pueblos que también nos lo demuestren, y es porque han tenido, han visto la necesidad de que ese bien social revierta en los mismos que lo están realizando.

Locutor:

Pero Japón lo vivió por desgracia por la segunda guerra mundial, porque vió que tenía que reconstruirse el país a marchas forzadas, y que el primero que tenía que apoyar era el trabajador.

José Tarrazó:

Y los alemanes también, porque Alemania quedó destruida y las mujeres tomaron las minas, y tomaron los tornos, tomaron todo aquello que los hombres hacían que hubieran desaparecido en la guerra, y entonces reconstruyeron Alemania. Pero aún hay que ir más lejos que esas dos situaciones, es decir, que las personas nos consideremos a gusto, identificados con el trabajo, que tengamos esa exquisitez para realizarlo, que tengamos una educación, es decir, que no nos digan oiga que usted tiene esto que hacer de esta o de esta manera, sino que cuando los chavales salgan de una escuela de formación profesional, o de E.G.B., o de bachillerato, cuando hayan terminado una carrera, la que sea, sean unos buenos profesionales, con conciencia y con ética del trabajo. Y esto revertiría en ese bien social que la sociedad necesita. Es decir, enriquecería a los países y enriquecería a los mismos trabajadores, a esta sociedad, la cual tenemos que pasar por estas cosas, porque aquí no estamos contando los cuentos de las mil y una noches, que en un momento aparece el milagro hecho, sino que hay que currar. Pero dentro de ese trabajo hay que crear esa dinámica de alegría, hay que apreciar eso que se hace. Yo he visto personas en algunos países de Europa que los veías trabajar, alemanes, franceses, belgas, y veías que tenían otra dignidad diferente a la nuestra, yo he trabajado con ellos, y veía como estas personas tenían una conciencia de apretar ese tornillo, que a lo mejor era un tornillo y nosotros no le damos importancia al apretar un tornillo, porque decimos, uno más.

Locutor:

Un tornillo, por ejemplo, que a lo mejor podría salvar la vida de una persona en un automóvil.

José Tarrazó:

Exactamente. Entonces tendríamos que crear esa conciencia, y si el trabajo se realiza así, a gusto, entonces es cuando vemos que ha dignificado a la persona humana. Cuando lo hacemos a desgana estamos perdiendo el tiempo y estamos corrosionando a la misma sociedad, al mismo país donde nos estamos desarrollando y viviendo.

Locutor:

Un detalle también que demuestra la sociedad, en los aspectos negativos. Por ejemplo lo del estrés, una mala muestra del estrés, es el hecho de que en Estados Unidos se está viviendo el que para ser ejecutivo agresivo, que se llama yupi, pues muchas personas pueden o tienen que tomar cocaína porque dicen que así cogen el ritmo del trabajo, y de la otra forma sería practicamente imposible. lo digo como un detalle negativo del trabajo.

L.O.:

Yo, como ya queda poco tiempo, quiero decir que, efectivamente, el trabajo dignifica al hombre, cualquier tipo de trabajo que se haga, que no es más importante aquél que es capaz de realizar un proyecto arquitectónico, que el señor que simplemente se dedica a barrer la calles, simplemente son trabajos diferentes, y que tan digno es aquél que está barriendo la calle como aquél que está haciendo un proyecto extraordinario.

Locutor:

Lo que decía Pepe, porque hay que tener esa conciencia grupal clara, ya que si el señor no barriera la calle difícilmente nosotros podríamos pasear a gusto por ella.

L.O.:

Exactamente. Lo que sí quiero decir es que soy partidario de trabajar en equipo, pero que ante todo que se respete al individuo como tal y que se le dé sufiente margen de libertad como para poderse expresar.

Locutor:

Bien, pues no nos queda tiempo para más. Pepe no sabemos si…

José Tarrazó:

Yo solamente quisiera añadir una cosa muy breve, y es que la jerarquía de valores que existe en las personas, en esa calificación de porque una persona ha tenido una carrera, porque un señor puede ser un ministro, otro catedrático…, hay una mala valoración del trabajo que hacen otras personas que no están en esos lugares. Y estas personas otras personas no podrían llegar a ser lo que son si no hubiera otras personas que realizan otro trabajo. Es decir, que el trabajo tiene que ser una cadena, eslabón tras eslabón, y que la dignidad de la persona esté por encima de esos valores jerárquicos mal equilibrados.

L.O.:

Y simplemente, para finalizar, y como muestra de lo que debe ser una buena convivencia y un trabajo de equipo, pues podemos fijarnos en el mundo animal, donde en el reino de las abejas es realmente una auténtica maravilla ver como trabajan en equipo.

Locutor:

Muy bien, pues aquí termina esta Proyección 2000 de hoy, y la próxima semana más temas. Gracias, Pepe, gracias L.O.

José Tarrazó:

Muchas gracias.

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