Dr. Modesto Martínez Casanova

Presentador:

—Buenas tardes. Bienvenidos a estas conversaciones filosóficas. Contamos ya, como siempre, con la presencia de nuestro buen amigo José Tarrazó, que hoy nos va a hablar de un personaje que, hasta pocas fechas, se podía decir, porque hace poco tiempo que falleció, que nació y vivió aquí, en nuestra ciudad, en Ontinyent, a pesar de que una parte importante de su vida, según parece, estuvo exiliado. Se trata del Dr. Modesto Martínez Casanova. Un hombre que no sé si habrá pasado por lo menos desapercibido, a pesar de que en Ontinyent existe una calle en su memoria, y que además de filósofo fue literato, y un hombre muy polifacético, como nos va a contar ahora José Tarrazó.

»Buenas tardes, José Tarrazó, bienvenido y cuando tú quieras empezamos con el tema.

José Tarrazó:

—Buenas tardes. Dentro de esta programación de conversaciones filosóficas, creo que es de justicia el que hablemos de personajes, el otro día ya hablamos de Rabindranath Tagore, y hoy vamos a ocuparnos del ilustre Modesto Martínez Casanova, que nació en esta ciudad en el año 1893. Y vamos a destacar casi toda su obra literaria y filosófica, como bien decías antes. Es un personaje enigmático, un personaje que podríamos decir que pasó gran parte de su vida exiliado en México, con una gran capacidad como persona, como literato, como filósofo y también como ingeniero del Estado.

»Hay que resaltar bastantes cosas de este personaje, que quizás nuestros paisanos de aquí, de Ontinyent, lo tengan bastante olvidado, pero que su obra literaria, por ser tan importante, está en la biblioteca municipal, que fue una donación que se hizo para todos aquellos que quisieran investigar en su magna obra, porque se puede decir que es una obra magna, puesto que una de sus obras incluso se daba como libro de texto en la Universidad de México. Es decir, que es un personaje olvidado por sus paisanos, aunque tenga una calle y aunque algunas personas lo hayamos conocido muy de cerca…

Presentador:

—Perdón, José Tarrazó, perdona que te interrumpa, pero por aquello de que nadie es profeta en su tierra, ¿se podría aplicar, y nunca mejor dicho, al Dr. Modesto Martínez?

José Tarrazó:

—Exactamente. Modesto Martínez Casanova pues tuvo ese gran reconocimiento fuera de estas fronteras, en México. Después de terminar la guerra de España tuvo que marcharse, como otros tantos intelectuales españoles que no se acomodaban con las ideas del régimen que después de la guerra hubo.

Presentador:

—Que en ese momento imperaba.

José Tarrazó:

—En ese momento, exacto. Se tiene que destacar una cosa importantísima, y es que era un hombre de una creencia cristiana muy profunda y veía el cristianismo como algo especial, no dogmático. Por supuesto, no estaba encuadrado en ninguna secta cristiana tampoco, porque sus principios filosóficos, reconocidos en el mundo entero, le llevaron a determinadas conclusiones, y prueba de ello es que sus diez obras publicadas, que todas las publicó en México, tenían su editorial con otros personajes de México. También fue consejero del entonces presidente de la República de México, señor Cárdenas. Es decir, con estos datos, se pueden imaginar los radioyentes la capacidad que tenía este personaje, estando plasmada dicha capacidad en todas sus obras.

»Su primera obra literaria editada fue Dios existe, es decir, afirmaba la existencia de Dios. Después hay otras de filosofía profunda, Chilam Balam de Chumayel en el año 1963. Después, El arqueólogo, que es una gran destinación a todas las ruinas que existen en los países latinoamericanos, y que él visitó personalmente, y fue sacando de esas piedras; él decía que las piedras eran historia y que las piedras hablaban. Después está la biblia maya Quiché que se llama El Popol Vuh, y esta es la obra que en la Universidad de México se daba como libro de texto reconocido, es decir, la biblia de los mayas es esa gran estructura desde la Atlántida a nuestros tiempos. También otra obra, La Atlántida existió, y así sucesivamente fue proyectándose a través de estas obras literarias, de ese pensamiento y ese vivir profundo que los literatos o los filósofos tienen, y que en realidad se plasman en obras. En Jesús, el esenio habla de la descendencia o educación de Jesucristo en el Monte Carmelo. Fue educado por la religión esenia. Y así vamos desgranando poco a poco esta gran biografía, este gran humanismo, y muchos escritos internacionales que hizo con muchas organizaciones humanistas.

»Creo que vale la pena el que todos los que le conocieron y los que no lo han conocido sepan que hay personajes olvidados, hay personajes, como tú decías antes, que no son profetas en su tierra.

Presentador:

—Bien, a través de las palabras que estás comentando y que te estoy escuchando atentamente y llaman poderosamente la atención, yo creo tres cosas. Primero, un hombre de una gran vocación religiosa, como es esa primera obra que edita en 1962, Dios existe, que choca de una forma tan frontal con, a lo mejor, con la forma de gobernar, como tú también has mencionado, en aquella época. Posteriormente, esta obra sirvió, y creo que incluso no sé si seguirá todavía, como libro de texto en México. ¿Cómo es posible que este hombre, siendo foráneo, tuviera que desempolvar un poco, por llamarlo de alguna forma, esa historia? De ahí esa gran capacidad y ese el estudio que realizó. También, y utilizando una frase tuya, a través de esas piedras, observando esas piedras, las cuales se comentaba que crean historia y la contaban. Y hay otra cosa, otro libro importantísimo, que es lo que nunca parece ser que nadie se atreve a comentar: Jesús, el esenio.

José Tarrazó:

—Sí. Has tratado, creo, que las obras más importantes. Hablaremos después de la última obra no editada. Y creo que es normal que las personas que piensan mucho, es decir, que se desarrollan intelectualmente, hayan chocado frontalmente con los determinados regímenes totalitarios, sean de un signo o sean de otro.

Presentador:

—O sea, porque ellos no tienen color y chocan…

José Tarrazó:

—Sí, ellos no tienen color, ellos están sumergidos en la investigación, porque se puede decir que estos personajes les han gustado a todos, los grandes pensadores, la investigación en el campo que haya sido. Y entonces, pues, por ejemplo, la figura de Cristo como un personaje universalista, como un personaje que no tenía tampoco un color, ni de un lado ni del otro. Entonces investigan y ven, por ejemplo, cómo Modesto Martínez se informa, llega a determinados documentos que son, por ejemplo, los estudios de Cristo con los esenios. Es decir, ese lapsus de tiempo que existe en el Nuevo Testamento, desde los doce años hasta que Jesucristo empieza la vida pública.

Presentador:

—Vamos a llamarlo de alguna forma, desde que Jesús, digamos, arma un altercado, por llamarlo de alguna forma, en el templo con los sacerdotes hasta que llegó a aparecer en escena ya convertido realmente en Jesús de Nazaret.

José Tarrazó:

—Entonces, hay un dato ahí muy importante que lo esclarecen muchos historiadores, pero que las determinadas iglesias pues a veces han ocultado datos muy importantes, como es, por ejemplo, la educación de Jesús con los esenios. ¿Quiénes eran los esenios, nos podríamos preguntar? La contestación es muy sencilla. Su abuelo, san Joaquín, era patriarca de los esenios, es decir, se dice que era una iglesia, o una secta, que eran los del Monte Carmelo. Los religiosos Carmelitas descienden desde esa filosofía o esa doctrina de los esenios del Monte Carmelo. Es decir, la historia va revelándonos día a día datos muy importantes. Y después, hay una obra magna, por así decirlo, de un tal Schuré, que habla de los esenios concretamente. Es decir, habla de muchas otras religiones y de otros muchos grandes personajes, como Buda, como Jesús, como Hermes Trismegisto, y también, precisamente, una gran parte de esa obra la dedica a los esenios.

»Entonces, Modesto Martínez Casanova va desgranando en su obra las relaciones que tiene Cristo con los esenios.

»Y contestándote a otra pregunta, en la investigación de la biblia maya, que se llama El Popol Vuh, pues es una obra reveladora que dedica precisamente a la religión maya, a la filosofía maya, a todo aquello, a esas investigaciones y esas cosas que hemos ido desgranando día a día a través de estos micrófonos, de aquellas civilizaciones tan avanzadas. Por ejemplo, tenían el sistema binario que se aplica hoy a los ordenadores, y muchas otras cosas, como el reloj solar que está en México. Y entonces, él profundiza en esta época contemporánea. Quizás sea el historiador o el investigador que más profundiza en esa obra, y con más detalles, de todo ese contenido tan humanista y revelador como es el de los mayas y los aztecas. Es decir, de ahí que los grandes personajes de México y los que en ese momento estaban regentando las universidades de México, vean la importancia que tiene esta obra y la den como obra de texto para los estudiantes. Creo que todo esto es revelador.

»Creo que hay una cosa que esa sí que la desconocen todos, es una obra que fue escrita aquí en Ontinyent, que para mí es la obra cumbre de él. Para él también lo era. Y es La Filogenia del Espíritu. Él hizo legado de esa obra a una determinada persona, y esta persona la quiso dar para que estuviera en la Biblioteca Pública de Ontinyent, al igual que otras obras, pero con una condición, y era de que esas obras no salieran de la biblioteca, que fueran obras para consulta, y que las futuras generaciones, o quizás algún investigador, que se quieran adentrar en toda esta temática de este señor, lo puedan hacer. Esto se hizo de manera que la obra no fuera dispersa, puesto que hay personas que tienen parte de esa obra, pero no la obra completa. Creo que es un buen legado para las personas que quieran investigar en esta biblioteca.

Presentador:

—Bien, José Tarrazó, ¿quiere decir con todo ello que ninguno de los libros anteriormente citados puede ser extraídos de dicha biblioteca?

José Tarrazó:

—No pueden ser extraídos. Hay una cláusula en la donación en la cual se hace expresa referencia a que la obra se daba a la biblioteca, pero con esa condición, que no fuera sacada de esta, porque podría dar lugar a que hubiese personas que sacara uno de esos libros y se perdiera. Entonces, creo que es el sitio donde más divulgación o donde más segura está esa obra. Y al mismo tiempo la biblioteca tiene un testimonio vivo de este personaje, de aquí, de Ontinyent.

Presentador:

—Bien, veo que eres bastante reticente a la hora de facilitar el nombre de esa persona que efectivamente llevó a cabo esta donación. ¿No quieres decirlo?

José Tarrazó:

—No, la importancia no está en la persona que hiciera la donación. Las personas, creo, que cuando tienen una determinada generosidad para que otros puedan aprovecharse de esta obra u otra obra, les importa un bledo, por así decirlo, el que sus nombres puedan salir a través de las antenas o todas estas cosas. Lo importante es que esa obra está ahí. Lo importante es el personaje, y lo importante es que se pueda investigar en esa obra, y que en todo momento cualquier persona de Ontinyent o fuera de Ontinyent pueda ver la magnitud de esta estrella, por así decirlo, de lo que hizo este personaje y de ver lo empobrecido que por sus ciudadanos está. Porque bien es cierto que existe una calle en la ciudad, esa calle está detrás de la gasolinera de San Rafael, donde no existe ninguna casa, donde en realidad hay, creo, una nave, una fábrica, y creo que el noventa por ciento de las personas de Ontinyent desconocen este personaje.

»Tengo que decir otra cosa significativa de este personaje, y es que él tenía dicho que cuando se muriera, puesto que no tenía familiares prácticamente, no tenía más que unos primos creo, pues quería ser enterrado cristianamente. Y las personas que le conocieron, sus amigos, que fueron unos cuantos, pues así lo hicieron. Pero hay algo más significativo que esto, y es la lápida que tiene este señor en el cementerio de Ontinyent, que es significativa. Su voluntad era esa, y los amigos creo que recogieron el sentir profundo de este cristiano, de este filósofo, de este ilustre personaje, y la lápida dice sencillamente esto: «Su muerte fue en 1979 a los 86 años, su nacimiento fue en 1893». Su epitafio, es un epitafio que creo, que las personas que lo hicieron lo estudiaron bastante para darle su significado. Dice: «Donde quiera que estén las huellas del Maestro, hay amor. El que ama a sus semejantes ama a Dios». Y existen tres símbolos que caracterizan filosóficamente lo que él era. En la parte izquierda de esta lápida existe un triángulo, en la parte central existe una cruz, y en la parte derecha existe un círculo con siete rayos, parece que sea el sol. Son los siete Rayos, o las siete energías básicas de las cuales hemos hablado. Es decir, que hay una significación para aquellos que entiendan, porque esto está hecho para los que entienden, los que no entienden estas figuras geométricas no les van a decir nada, pero están ahí…

Presentador:

—Todo es simbología. Perdón por la interrupción.

José Tarrazó:

—Exactamente, por supuesto. El triángulo equilátero es un triángulo filosóficamente que quizás necesitaríamos una emisión de radio para poder describir el significado espiritual y profundo que existe, porque entrarían las matemáticas, entraría todo aquel contenido de energías que contienen los tres ángulos, que si lo dividiéramos en tres serían seis y resultaría un equilátero al centro. Esto es importante. Después la cruz, pero esa cruz es equivalente, tanto en lo vertical como en lo horizontal tiene la misma medida, que también es otro símbolo de grandes personajes y de un contenido profundamente espiritual. Y después existe un círculo con siete rayos en ese círculo, que parecerá un sol, pero que en realidad significa el círculo en su profundidad, es la figura geométrica que contiene todo el contenido de la creación, es más, representa todos los éteres que existen en el universo. Y en el centro existe un punto, y es desde el punto cero a la creación. Esto es lo que en realidad hay. También en esa misma inscripción existe una palabra que dice «Teósofo». ¿Qué es ser teósofo en esta vida? Existe una sociedad, llamada la Sociedad Teosófica, la cual, los grandes pensadores, los grandes hombres de investigación de estas grandes cuestiones filosóficas, casi todos fueron los que estuvieron dentro de esta Sociedad Teosófica. Él fue un teósofo, él fue un investigador, escribió bastante, aparte de las obras literarias, artículos para determinadas revistas a nivel mundial, de lo que era la teosofía. Es complicado, y en alguna ocasión hemos hablado muy someramente de un gran personaje que fue el que, por así decirlo, estableció una serie de cosas que fueron la teosofía —Teo Sofía quiere decir «Dios» y «creación», Dios y universo, es decir, es una palabra combinada—, me refiero a la señora Helena Petrovna Blavatsky, un personaje el cual está reconocido internacionalmente. Y que su obra es una de las obras magnas a nivel mundial, como podría ser el Quijote, pero más profunda, explicando todos los contenidos, desde el átomo, desde la conciencia del átomo, hasta las determinadas connotaciones que puedan tener todo el sistema molecular, todo el gran sistema filosófico.

»Hay investigadores actualmente que han recogido determinadas cosas que ella escribió en el año mil ochocientos y pico y que han sido una realidad, es decir, que han ido descubriendo día a día lo que señora Helena Petrovna Blavatsky estuvo investigando. Tiene pues unas diez o doce obras muy profundas, muy complicadas. Por supuesto que los que han estudiado estas obras, tanto Isis sin velo, en cuatro tomos, como La Doctrina Secreta, en seis tomos, se pierden, porque se debe tener una capacidad de intuición muy profunda y grande. Esto vengo a referirlo porque este personaje fue uno de los que buceó muy profundamente e investigó en esta obra y de ahí que él entrara en la Sociedad Teosófica.

»Creo que es un personaje enigmático, y creo que es un personaje que vale la pena que pueda despertar en algunas personas no la curiosidad, sino la intuición…

Presentador:

—El interés.

José Tarrazó:

—El interés, de toda esta obra, porque la tienen al alcance de la mano.

Presentador:

—Nunca mejor dicho. Bien, lo cierto que, bueno, nace en Ontinyent, por motivos que no vienen al caso, tiene que exiliarse y posteriormente regresa a nuestra ciudad. ¿Cuándo?

José Tarrazó:

—No sé exactamente en el año que… Estuvo solamente tres o cuatro años en Ontinyent, su deseo expreso era el de descansar en la tierra que lo vio nacer, y así se realizó.

Presentador:

—¿Cómo llega hasta ti este contacto humano con el Dr. Modesto Martínez Casanova?, y, bien, ¿quiénes fueron, por llamarlos de alguna manera, no voy a decir discípulos porque en realidad no fueron así, pero sí aquellos seguidores que incluso le llegan a plasmar en su lápida dicho epitafio?

José Tarrazó:

—Pues creo que fueron unos determinados… No quiero nombrar personajes, solamente…

Presentador:

—¿Te lo contó?

José Tarrazó:

—Sí, sí, exactamente. Hubo unas determinadas personas que sentían, al igual que él, ese sentir profundo, filosófico. Y pronto, por ley de afinidad, que es lo más curioso, fuimos conociéndonos unos y otros. Tengo que decir una cosa que es bastante bonita, escribió en el entonces Ciudad algunos artículos, pero claro, discrepaban determinadas personas, que, en aquella época, en aquellos momentos, pues aún estaban arraigadas…

Presentador:

—Perdona, ¿se llegaron a publicar?, digo esto porque evidentemente creo que, si mi memoria no me es infiel, que existen en dicha biblioteca incluso números de todo cuanto se publicó. Incluso pueden ser consultados todavía.

José Tarrazó:

—Exactamente. Yo tengo también en mis archivos estos artículos y otras cosas. Él empezó a escribir con mucha ilusión, con mucho entusiasmo, y yo soy una de las personas que le desilusioné, porque veía…

Presentador:

—Le dijiste la realidad.

José Tarrazó:

—Sí, le dije que había personas que estaban interesadas en que esos personajes que hablaban, por ejemplo, de la muerte… Habló de muchas cosas, bueno, dentro de los pocos artículos que se le publicaron, fueron muy interesantes, y con conocimiento de causa. Pero, la gente dogmática, que no comprendía y que no compartía a este tipo de personas, a este tipo de filósofos, ocurría que automáticamente chocaban, y la madre censura borraba sin respeto. Hubiera sido interesante para la historia de la ciudad el que se hubieran prolongado estas ediciones. Incluso dio algunas conferencias en Ontinyent. Pero yo creo que un personaje así no se puede conocer si no se convive con él y se ven sus rasgos. Con la edad que tenía mantenía una lucidez extraordinaria, te hablaba históricamente de cosas inimaginables, es decir que, con ochenta y seis años, tenía una capacidad como una persona de treinta o de cuarenta años. Eso era algo revelador, los conocimientos que tenía sobre todas las cosas, no solamente sobre la filosofía, cualquier tema que abordaba era un tema inmenso que profundizaba de una manera profunda.

Presentador:

—Bien, José Tarrazó, nos queda poco tiempo, pero sí me gustaría que en otro programa nos extendiéramos un poco más, porque evidentemente hay cosas muy curiosas. Yo pienso que después de este programa serán muchos los que estarán interesados, incluso, de visitar la tumba de este importante personaje de nuestra ciudad.

José Tarrazó:

—Yo creo que sí que es interesante dar datos, los cuales cualquier persona que quiera investigar puede hacerlo a través de la biblioteca municipal y poder profundizar en esa obra que, a veces, es complicada para algunas personas, porque claro, son temas inusuales para muchas personas.

Presentador:

—¿Todavía hoy?

José Tarrazó:

—Todavía hoy, todavía hoy. Sí, muchos temas inusuales. Por ejemplo, cómo profundiza en La Atlántida, cómo profundiza en Dios existe, cómo profundiza en determinadas obras filosóficas y, sobre todo, en una última obra, La Filogenia del Espíritu. Y creo que nosotros, los ciudadanos de Ontinyent, deberíamos conocer mejor, no solamente a este personaje, sino quizás muchos otros que están completamente olvidados, y que la realidad es que dejaron un gran legado, no solamente para nosotros, sino para toda la humanidad. Esto es lo más importante, y pasaron desapercibidos porque los ojos de los humanos muchas veces tienen determinadas cataratas y no ven con facilidad que existen grandes personajes, pero que estos personajes quedan en el olvido profundo.

Presentador:

—Quizás falta de divulgación, quizás falta de entendimiento, porque fue un hombre que indudablemente se adelantó a su tiempo.

»José Tarrazó, muchísimas gracias por habernos hablado de este singular personaje. Creo que interés demuestran todos los programas que, a lo largo de estas conversaciones filosóficas, estamos llevando a cabo, pero hoy creo que el agradecimiento tiene que ser mayor si cabe, porque nos acabas de presentar a alguien que realmente nosotros desconocíamos, y no es otro que el Dr. Modesto Martínez Casanova. Muchísimas gracias.

José Tarrazó:

—Muchas gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir