Los sueños

Presentador:

—Aquí estamos con nuestras conversaciones filosóficas y se encuentra, como siempre, José Tarrazó, al que damos la bienvenida un día más.

José Tarrazó:

—Gracias, buenas tardes.

Presentador:

—Vamos a hablar de los sueños. Casi todos los poetas, los artistas, digamos que tienen un tema alusivo a los sueños. ¿Son tan importantes los sueños de cada día? Soñar es bonito, ¿no?

José Tarrazó:

—Soñar es bonito.

Presentador:

—A pesar de que también dice el cantante Luis Eduardo Aute que los sueños, sueños son…

José Tarrazó:

—Así es.

Presentador:

—Bueno, pues vamos con el porqué dormimos y por qué soñamos.

José Tarrazó:

—Efectivamente. Vamos a decir por qué dormimos los seres humanos, es decir, si soñamos es porque dormimos, y lo más bonito de esto es que muchas veces soñamos despiertos, creamos una serie de fantasías despiertos, imaginarias, que luego las vemos reflejadas a través de los sueños.

»Todos los radioyentes saben que es muy importante el dormir, el descansar, el cuerpo físico necesita dormir y descansar.

»¿Por qué tenemos que descansar? Pues porque durante el día estamos trabajando, estamos currando, como dicen ahora los jóvenes, y necesitamos que, durante la noche, salga de este cuerpo físico el cuerpo astral, que es uno de los cuerpos que salen todas las noches a darse un paseo, y en este paseo es cuando el ser humano pues empieza a soñar.

»Ustedes se preguntarán, ¿por qué unas veces nos acordamos de los sueños y por qué otras veces no nos acordamos de los sueños? Aunque no nos acordemos de los sueños todas las noches soñamos, es decir, el paseo del cuerpo astral es necesario que se realice por la sencilla razón de que este cuerpo astral es como una esponja; durante el día el cuerpo físico está absorbiendo determinadas energías para poder desarrollarse en todas las funciones cotidianas, pero durante la noche esa esponja, que vuela en los sueños, es la que recoge una determinada energía llamada pránica, así como otras energías.

»Tendríamos que decir que los sueños, al desarrollarse en el cuerpo astral del planeta, porque no solamente tenemos los seres humanos cuerpo astral sino que el planeta también tiene el cuerpo astral, y entonces resulta que este cuerpo astral tiene una deformación, es de-formativo.

»Cuando a veces soñamos unas determinadas pesadillas, otras veces tenemos unos sueños que son un poco monstruosos, o abismales, otras veces tenemos sueños eróticos… Es decir, que hay una inmensa cantidad de sueños. Y la mayoría de los autores que han escrito sobre estos sueños, casi todos coinciden en que en realidad no saben lo que son los sueños, esa necesidad del subconsciente de salirse del cuerpo físico y cómo la energía sigue al pensamiento. Resulta que estos cuerpos tienen la gran necesidad de recibir todo ese conjunto de energías para el día siguiente volver otra vez a estar en normalmente plenitud.

Presentador:

—J. T., vamos a ir por partes. ¿Qué fundamento tienen los sueños? ¿Qué hay de realidad, qué hay de filosófico? ¿Qué hay tras los sueños, mejor dicho?

José Tarrazó:

—Ahí vamos a parar. Filosóficamente se dice que el ser humano tiene dos tipos de sueños o de desplazamientos astrales. Uno que se efectúa sobre el ombligo, o sea, el plexo solar; y otro que está en el plexo cardíaco, sobre el corazón. Cuando el astral sale por el plexo solar es una cosa, estos sueños no son recordados; y cuando sale por el plexo cardíaco, entonces sí que son recordados estos sueños.

»¿Qué es lo que tiene de filosófico esto? Hay otra tercera parte, en la cual cuando el ser humano tiene una determinada capacidad puede hacer los desplazamientos astrales a voluntad. Es decir, que un ser evolucionado se acuesta a dormir e inmediatamente dice: yo voy a realizar un desplazamiento astral para realizar una determinada obra. Y algunos escritores, que son personas muy conscientes de estas situaciones, pues nos dicen cómo estos señores se desplazan astralmente para ayudar a ciertas personas que tienen grandes necesidades. Por ejemplo, hay un libro muy bueno en el cual va diciendo cómo un niño que intentaba no caer encima del fuego; y entonces, desde un desplazamiento astral de una determinada persona evolucionada, lo sacó. Es decir, que había una serie de cosas que en otro lenguaje se habrían llamados milagros.

»Es decir, que estas personas, con estas determinadas facultades, estaban desplazadas, no es que estaban soñando, sino que estaban realizando a voluntad unos trabajos determinados para ayudar a la humanidad.

Presentador:

—¿Se puede desarrollar, digamos, no sé, este tipo de sueño?, ¿una persona cualquiera puede desarrollar esta fuerza, o ya tiene que ser un ser superior?

José Tarrazó:

—No hace falta ser un ser superior…

Presentador:

—O, a lo mejor, ¿de una forma involuntaria uno puede actuar?

José Tarrazó:

—Puede actuar, sí, involuntariamente. Pero tiene más importancia cuando un ser es consciente del trabajo que realiza durante ese sueño, de ese desplazamiento astral.

»Me gustaría también decir algo, y es que muchas personas tienen grandes pesadillas. Las pesadillas, al igual que otro tipo de sueños que son un tanto, no sé, de miedo, es porque el subconsciente está cargado de una energía negativa y entonces durante el sueño esa energía tiene que vaciarse, o también puede ser porque existan alrededor de nosotros determinadas formas mentales, llamadas miasmas o llamadas elementales inferiores, los cuales cuando no pueden hacer mella durante el día en nosotros, lo tienen que hacer durante la noche. De ahí que cuando una persona está soñando tiene que estar consciente de su sueño, si está consciente de su sueño automáticamente pierde el miedo y automáticamente ese sueño se desvanece. Es algo curioso.

»Otro fenómeno que ocurre en los sueños es cuando se nos pone a prueba para ver cómo nosotros, como seres humanos, respondemos ante tales sueños, y entonces se prueba la voluntad de la persona que está soñando, porque el que sueña debe ser un ser consciente.

»Hay estudios científicos, es decir, los médicos… Estos días leía yo en una revista una cosa que hacía bastantes años que la había dicho yo en una determinada ocasión, y es que, durante la vigilia, durante el sueño, incluso se puede estudiar, se puede pensar, se pueden realizar grandes cosas. Y los científicos hoy en día han probado que, durante esa vigilia, durante ese sueño —han puesto unos determinados electrodos sobre la cabeza, sobre el corazón, sobre los pulsos—. Y han ido, a través de un gráfico, creando un esquema de estos sueños. Es decir, que la ciencia nos está demostrando la importancia que tienen los sueños, y más cuando una persona es completamente consciente de estos sueños.

Presentador:

—Bien, a mí me gustaría también que nos explicaras un poco qué transcendencia o qué importancia puede tener un sueño en cualquier persona, en cualquier ser que sueñe. En el sentido de que hay veces que, efectivamente, es un estado agradable, bueno, lo digo por mi experiencia y por la experiencia de todos los que en este momento nos estén oyendo, pues, y no sé… encuentras cuando te despiertas una especie de, no sé, de satisfacción corporal. Y en otras ocasiones, cuando sueñas algo desagradable, pues te encuentras como estremecido. ¿Quién no ha soñado alguna vez algo realmente trágico o incluso algo que realmente da miedo, y te despiertas estremecido? Vamos, eso creo que nos ha pasado a todos, y a mí por supuesto que me ha ocurrido. ¿Qué transcendencia puede tener?

José Tarrazó:

—Podríamos hablar también de los sueños premonitorios.

Presentador:

—Bueno, explíqueme esto y luego seguimos con los sueños premonitorios.

José Tarrazó:

—Las energías que se desarrollan, es decir, que han creado esta situación de los sueños, tanto si son de carácter positivo como negativo, son dos energías diferentes. Es decir, el cuerpo astral ha absorbido, cuando es un sueño de estos de miedo, ha absorbido esta situación. El miedo, quizás sería bueno hablar en una emisión de lo que es el miedo, el miedo es una entidad cósmica. Y esa entidad cósmica crea un clima de tensión o de desequilibrio psicológico y físico en los seres humanos. Pero el ser humano como tal es un ser que puede desenvolverse por encima de esa situación del miedo. Cuando los seres humanos dejemos de tener miedo, entonces habremos alcanzado una cuota, un nivel muy alto, porque habremos destruido la cantidad de formas mentales o egregores que pululan por el espacio.

»¿Por qué tenemos placer cuando vemos ciertas cosas cuando estamos soñando? Cuando nos hemos desplazado a otro país, hemos visto grandes cosas de este país, grandes monumentos, grandes jardines, o hemos estado desplazados en una dimensión diferente a la que ahora estamos nosotros viendo, y entonces en esa dimensión —podríamos decir una determinada dimensión, por no decirle una cuarta dimensión— que no tiene nada que ver. Más bien en un diferente plano de la parte astral, y entonces el cuerpo astral ha recogido todas las influencias o esa energía benigna, esa experiencia placentera, y entonces sentimos una gran satisfacción, nos sentimos relajados, nos hemos despertado de ese sueño incluso con alegría.

»Y viceversa, cuando hemos soñado con determinadas cosas que nos han asustado, entonces sentimos un impacto. Es más, cuando soñamos así, el cuerpo astral entra con tanta fuerza sobre el cuerpo físico que incluso parece que hayamos caído desde un sitio alto, que nos hayamos dado un porrazo. Es más, cuando una persona está soñando y suena el teléfono o suena el timbre, pues como el cuerpo astral es necesario que entre en el cuerpo físico… y entonces en ese impacto hemos creado un desequilibrio de energías, porque la llamada del cuerpo físico está en todo momento atenta a la atalaya, es decir, quien manda en este caso es el cuerpo físico sobre el cuerpo astral. Y entonces se originan estos desequilibrios. O incluso nos hemos levantado con, no sé, una especie de depresión por ese sueño. ¿Por qué?, sencillamente porque también tendríamos que aprender a soñar.

Presentador:

—Bien. Otra cosa. En ocasiones despertamos como desconcertados o desorientados, como sabemos, y tienes que esperar algunos segundos para tratar de centrarte y orientarte porque no sabes ni dónde estás. ¿Por qué motivo?

José Tarrazó:

—Por el impacto del cuerpo astral. Podríamos decir que cuando el cuerpo astral, en el momento que cerramos los ojos y dormimos, se desplaza, entonces en ese desplazamiento nos ocurre una determinada pesadilla, o el cuerpo físico ha llamado al cuerpo astral, resulta que automáticamente es una…, origina un impacto sobre el cuerpo físico y entonces, como el acoplamiento, por así decirlo, del cuerpo astral y el físico ha sido muy brusco, se ha creado un desequilibrio. Y cuando nos despertamos, cuando abrimos los ojos, automáticamente estamos…, no sabemos. Es decir, sí vemos las cosas que tenemos a nuestro alrededor, pero existe una desorientación y necesitamos unos segundos para crear el equilibrio.

Presentador:

—Bien. Otra cosa. Vamos a ir después con lo que puedan decir los sueños, pero antes quiero que nos aclares algo que ya has tocado un poco así de pasada, el miedo. ¿Se tiene temor precisamente a lo que se desconoce?

José Tarrazó:

—Yo creo que influye mucho la ignorancia de las personas a lo desconocido. Y al influir sobre esta cuestión diríamos que, a los seres humanos, durante muchos miles de años, se nos ha infundido el miedo.

»En su origen, dijimos en una ocasión, que el miedo no existía, pero el ser humano creó el miedo, porque cuando la gente tiene miedo automáticamente hay una represión. El miedo es una represión. Tal represión origina… por ejemplo, la gente que tiene miedo a las guerras, la gente que tiene miedo a morir, la gente que tiene miedo a cualquier cosa de su alrededor. Y hay personas que son más susceptibles que otras al miedo. Hay que desterrar de nosotros el miedo, porque el miedo somos nosotros quienes tenemos que dominarlo en todo momento. Somos nosotros los que llevamos el timón de nuestra vida y tenemos que aparcar como un trasto viejo al miedo en un lugar determinado. Es decir, que no tenemos por qué tener miedo.

»Cuando los seres humanos no tienen miedo, ese impacto a lo desconocido, porque… ¿por qué debemos tener miedo a lo desconocido? Todas las cosas, aun aquellas que están más escondidas tanto dentro de nuestro consciente o subconsciente, como dentro de las profundidades de las cavernas, como en el mar, como en el espacio, como en el éter, todo es una verdadera maravilla, en la cual nosotros nos tendremos que recrear, y crear de esa maravilla un jardín interior para nosotros y exterior a los ojos de la vida, y entonces habríamos destruido todas estas cosas que son una fatalidad.

»La pregunta sería, ¿quién podría interpretar los sueños? Aquellos seres que se desplazan a voluntad en su cuerpo astral.

Presentador:

—Bueno, J. T. ha ido comentándonos el significado, el porqué, el motivo de los sueños. Sueños que pueden ser de todo tipo. Hemos hablado de los sueños que nos estremecen y nos causan un cierto temor, por no decir un gran temor, y que hay que estar un momento, digamos, para volver a recobrar el temple que normalmente tenemos. Y de los sueños que te dan una cierta sensación, incluso de bienestar. Y vamos a tocar un tema un poco inusual, los sueños eróticos. ¿Qué pasa con ellos?

José Tarrazó:

—Creo que no es nada inusual el hablar de los sueños eróticos…

Presentador:

—Pero todo el mundo tiene un poco de, no sé, de reserva a la hora de comentar el tema…

José Tarrazó:

—Creyendo en la historia de cantidad de personajes históricos…, incluso san Agustín habla de estos sueños eróticos, o los padres de la Iglesia hablaban de los íncubos, es decir, de unas determinadas relaciones sexuales a nivel astral.

»A nivel astral, como dijimos en una determinada ocasión. Y esto es interesante. “Igual es arriba que abajo, igual abajo que arriba”. Es decir, que se proyecta una determinada situación o un determinado pensamiento sobre el cuerpo astral, y entonces muchas personas dicen: ¡uy!, yo he soñado realizando un acto sexual, o eróticamente he visto esto o lo otro.

»Creo que esto no tiene nada de particular, sencillamente cuando se piensa en realizar un acto sexual determinado, y por las razones que sean, no se llega a consumar, y entonces se desea a una persona. Entonces resulta que hemos creado lo que estamos diciendo, una forma mental. Y en esa forma mental, si se repite, tanto en este acto y en los sueños eróticos como en otras cosas, resulta que nosotros, a veces, invocamos esta situación, y en esta situación resulta que se desarrolla dicho acto sexual astralmente.

»Decían los padres de la Iglesia que incluso los íncubos eran un maleficio del demonio, en los cuales el demonio se transformaba en un hombre o en una mujer, y entonces iban a poseer a un determinado sexo. Esto no lo explicaron en aquella época lo suficiente como para decir que aquello no era ni más ni menos que estos desplazamientos astrales en los cuales, pues, se realizaban estos sueños eróticos, esta posesión de la persona a la cual deseaban. Esto estaba condenado, la Santa Inquisición perseguía mucho estas situaciones.

Presentador:

—Pero digamos que esto se produce de una forma involuntaria…

José Tarrazó:

—Claro. Sí, pero era suficiente que una persona fuera al confesor y dijera que le había ocurrido durante esa noche, y como no tenían más explicación que la de que era un demonio el que lo realizaba. Es decir que cualquier cosa que no estuviere dentro de los cánones, entonces resulta…

Presentador:

—Entonces, perdón, incluso un endemoniado…

José Tarrazó:

—Decían que era un endemoniado. Creo que el demonio más grande que existe es el hombre, es el ser humano cuando está realizando actos que no son normales de la vida, que no tienen una determinada ética. Y que las mismas tentaciones del ser humano están creadas por unos deseos determinados que forman esa forma astral, o somos empujados. Somos un poco dominados por determinados elementales, bajos elementales, que cada uno, con arreglo al pensamiento que ha desarrollado, entonces atrae a esos elementales o a esos devas inferiores, los cuales hacen que nosotros no seamos exactamente nosotros.

»De ahí la importancia que tiene que el ser humano se desarrolle en la vida física, y en la vida del sueño, cuando dormimos o en cualquier otro momento, con toda la voluntad. Creo que tendremos que potenciar todos los seres humanos la voluntad a tope, es decir, que, si el desarrollo de la voluntad fuera un desarrollo fuerte, pues todas estas cosas, incluso las veríamos, las intuiríamos, podríamos decir que serían una intuición que llegaría a que el ser humano en todo momento viera, con toda claridad, todo lo que está en la parte física como en la parte astral, o en la parte más sutil de otros cuerpos superiores. Entonces el sueño desaparecería.

»Vendrá un momento en que el sueño desaparecerá por completo cuando los seres humanos estemos menos influenciados por el cuerpo astral, pero para esto tendrán que pasar muchos miles de años. Es decir, las transformaciones geológicas que ocurran en el planeta nos irán dando una pauta de menos astralidad sobre el planeta y, por ende, menos astralidad en el ser humano porque, como dijimos en otra ocasión, el ser humano, la parte podríamos decir de agua que tiene, o la parte de astralidad que tiene, es la equivalencia a la que tiene el planeta Tierra.

Presentador:

—¿Hay alguna importancia en soñar una determinada cosa? O sea, bien sea un sueño placentero o un sueño intuitivo…

José Tarrazó:

—En absoluto. Es una función biológica. Depende de nosotros el que ese sueño se realice, aunque veamos toda esta clase de cosas, pero que se realice dentro de una paz interna, es decir, que llegue el momento en que (aparte de que estemos viendo ese vídeo, esa película que es el sueño, podríamos decir en otra dimensión, una película en la que estamos viendo una situación determinada) en todo momento nuestra mente y nuestro corazón dominen esa situación y que no creemos un impacto en nosotros. Es decir que nosotros veamos esto como una cosa muy natural, una cosa que es una necesidad física y biológica, y podríamos decir espiritualmente. Y que, en todo momento, sepamos dominar cualquier situación cuando estemos durmiendo. Que esas pesadillas, aunque se realicen por determinadas causas, las cuales hemos explicado, pero que nosotros en todo momento pongamos énfasis y voluntad para que ese sueño sea más bien una cosa totalmente diferente, no impactante sobre nuestra mente y sobre nuestro cuerpo físico.

Presentador:

—Ya para finalizar. Bueno, en ciertos momentos, en ciertas ocasiones, hemos escuchado pues incluso a nuestros mayores el decir: «¡Uy!, va a llover porque he soñado con toros». ¿Tiene alguna relación?, ¿aquí qué ocurre?, ¿hay algún tipo de grafismo en el cual nos indica soñar con esto significa esto, soñar con lo otro significa lo otro?

José Tarrazó:

—No, porque si explicáramos que en la dimensión en la cual nos estamos desarrollando en el sueño, en el astral, se ven todas las cosas invertidas… Es decir, los colores que nosotros vemos aquí, los colores base, las notas musicales o la sinfonía, una determinada sinfonía de música de algo que se pueda escuchar en el campo astral, es al revés que aquí. Es decir, que hay una inversión de esta situación. Entonces no tiene nada que ver que sea un toro, el que uno se vea perseguido por un determinado mal o cualquier cosa, o uno esté al borde de un precipicio que va a caer, y estamos asustados por eso. Entonces, no tiene nada que ver.

»Yo también, como vosotros, he soñado con todas estas cosas. Es decir, que yo me considero normal y corriente como todos.

Presentador:

—Pues bueno, J. T., no tenemos tiempo para más. Llevamos con los sueños toda la tarde, pero, la verdad, habría que recordar las bonitas palabras del poeta: «Ayer soñé que soñaba, soñaba que te quería…». Y al final le contesta: «que los sueños, sueños son».

»¡Qué le vamos a hacer!, vamos a soñar, si es posible. Muchas gracias.

José Tarrazó:

—Muchas gracias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir