La Mente

Presentador:

—Buenas tardes, bienvenidos una vez más a «Proyección 2000», contamos con nuestro invitado habitual, D. José Tarrazó, para hablar de la mente, y con nuestro compañero L. O.

»Ya, sin más dilación, vamos a adentrarnos en un tema muy interesante, como es el relacionado con la mente.

José Tarrazó:

—Buenas tardes. Vamos a intentar de dialogar con este tema de la mente, y hay un adagio que dice: «Mens sana in corpore sano». Creo que todos los seres humanos poseemos esta facultad de la mente y mal sería si no la tuviéramos. La mente percibe y registra a través del tiempo y del espacio todas aquellas cosas que sentimos o percibimos en nuestro ser, en nuestro yo, y también aquellas que no vemos. Por esto se ha tratado muchas veces de la mente a unos niveles solamente físicos, y tendríamos que ver también esa mente oculta, esa mente que es todo.

»El espacio, decían los filósofos griegos, que era mente. Todo el espacio es mente. Nosotros, como seres humanos, tendríamos que percibir en muchas ocasiones esa sensibilidad especial que tiene la mente, porque la mente es una fuerza extraordinaria, es el poder de llegar a muchos sitios y de realizar la voluntad en sí. Es decir, el potencial de la mente y la voluntad están unidos, y no solamente que están unidos, sino que, por encima de estas dos grandes potencias, mente y voluntad, existe la intuición.

»Creo que nosotros, todos, con esta capacidad que tenemos, con estos estudios o con esta manera de ser, de esta mente solamente utilizamos muy poco de ella. ¿Por qué?, pues sencillamente porque a veces no nos paramos a ver en realidad este potencial tan grande que tenemos, y lo tenemos un poco olvidado.

»La mente no es en ningún caso una fotocopiadora que repite las cosas, sino es una cosa creadora y en evolución.

Presentador:

—Bien, y sobre la mente se han dicho muchas cosas, sobre todo lo que pueden pensar muchos oyentes es el hecho de que, por ejemplo, la mente regula todo el organismo de alguna forma. Y aquello que se dice de que solo utilizamos un diez por ciento de la capacidad de esa mente. ¿Qué pasaría si utilizáramos el cien por cien?

José Tarrazó:

—Hablábamos en una ocasión de que, si utilizáramos este potencial, el cien por cien, seríamos verdaderos sabios, seríamos, como dijo un pensador, seriáramos verdaderos dioses, porque el poder de la mente es enorme. Hay cosas muy curiosas, y es que cuando pensamos, hacemos actuar a las células, hacemos que ciertos organismos reaccionen a través de esta mente. Y digo que es curioso porque, por ejemplo, cuando nosotros tenemos desarrollada esta mente, este potencial, vemos que somos capaces de paralizar el dolor, de, por ejemplo, cuando existe una hemorragia en una persona, poniéndole la mano encima en la nuca, también vemos que esta hemorragia automáticamente se elimina. Pero, es más, todas las glándulas que existen, tanto endocrinas como la glándula pituitaria, como determinados elementos de todo el organismo, funcionan a través de esa mente. Esa mente es la que los dirige.

»Si nosotros lanzáramos un mensaje a la glándula pituitaria, ella automáticamente pondría en funcionamiento aquella parte del cuerpo en la cual nosotros queremos que ella haga una función determinada. Es decir, que si nosotros, a través del pensamiento y a través de la mente quisiéramos ser verdaderos magos, podríamos serlo, desarrollando esta mente y este potencial tan enorme.

Presentador:

—Y unas preguntas clave, ¿cómo se puede ampliar ese potencial de la mente?, ¿cómo se puede desarrollar más? Porque lo que sí sucede, y lo saben muchos oyentes, es que da la impresión de que en muchas ocasiones no se puede ampliar ya ese potencial, de que la mente es limitada y que las capacidades de actuación nuestras, pues, no llegan a más. ¿Cómo se puede pasar esa barrera?

José Tarrazó:

—Hay determinadas escuelas que están impartiendo determinadas clases al respecto de estos asuntos, es decir, para crear ese potencial de la mente. Yo considero que ese potencial, sin las escuelas, nosotros, las personas de a pie, también lo podemos desarrollar. La clave está en la atención, cuando existe atención en las personas humanas, entonces es cuando esa mente puede ser equilibrada, porque existe, sin darnos cuenta, al no estar atentos, existe un desequilibrio que es el que hace que determinadas funciones, relacionadas al biorritmo y al mismo tiempo biológicas, no se realicen tal cual. Por ejemplo, cuando estamos comiendo. Tendríamos que comer atentos, sin embargo, comemos porque las glándulas gustativas de la lengua nos incitan a que nosotros comamos. Detectamos los sabores, porque no sé si ustedes sabrán que existen treinta y cinco mil glándulas que determinan los distintos sabores. Al igual que esas glándulas existen otras glándulas también en determinadas partes del organismo que hacen las mismas funciones.

»¿Cómo educar a estas glándulas?, pues es una situación psicológica en la que nosotros, si en un momento determinado pensáramos que el sabor que estamos apercibiendo a través de la comida, del agua, de los licores que ingerimos, si nosotros domináramos esta mente, automáticamente realizaríamos una función química diferente a la que estamos realizando. Cuando estamos comiendo, comemos deprisa, no ensalivamos lo suficiente, porque no estamos atentos, estamos haciendo una función necesaria y al mismo tiempo monótona. Es decir, los yoguis dicen que con una cuarta parte de comida menos que nosotros, viven y se desarrollan, y tienen las funciones de la mente, sobre todo el organismo. ¿Cómo desarrollamos nosotros esto? Pues si prestamos la debida atención, si escucháramos ese palpitar del corazón, esa respiración que estamos efectuando continuamente, si escucháramos los torrentes de la sangre y todo el oxígeno que está dentro del cuerpo humano —y esto los yoguis lo consiguen—, quizás nosotros tendríamos una percepción diferente de la mente de la que tenemos hasta ahora.

Presentador:

—La verdad es que aquí, no hace mucho tiempo, no precisamente en este programa, estuvo un auténtico fenómeno, por llamarlo de alguna forma, en cuanto a la explotación de la mente o el poder de la mente. Hablo indudablemente del doctor D. Ángel Escudero. Un hombre, que, a través de su forma de proceder, está revolucionando totalmente incluso la medicina, algo tan complicado como puede ser la medicina.

»Quiero decirles que un servidor de ustedes ha tenido la oportunidad de conocer personalmente al doctor Escudero, de ver algunos de sus trabajos, no solamente en cuanto a la medicina se refiere, sino también en cuanto a otra capacidad, otra faceta creativa de su vida, como puede ser la pintura, una serie de grabados en mármol, que es el único hombre que es capaz de hacerlos. Bueno, de momento son los únicos que se conocen y que desde luego son unas auténticas maravillas.

»Yo quisiera decir una cosa, está claro que, aparte del desarrollo mental que pueda tener el doctor Escudero, le imprime, le presta o incita, al paciente, en este caso si hablamos de la medicina, para que él mismo sea capaz de autogestionarse y ante todo esté psicológicamente preparado para poder llevar a cabo cualquier tipo de intervención quirúrgica. Yo he visto en una intervención quirúrgica del doctor Escudero cómo con una escarpia y un martillo rompía una tibia, o sea, y la persona que, bueno el paciente en este caso, que estaba sufriendo, por decirlo de alguna forma, dicha intervención quirúrgica, pues no se inmutaba, estaba la mar de tranquilo, y hablando con el Dr. Escudero. Lo más asombroso es que yo vi perfectamente cómo con el bisturí le cortaba, y no había ni una sola gota de sangre, no había hemorragias. Eso lo he visto yo, y desde luego nadie me lo tiene que contar. Y les voy a contar algo mucho más elocuente, a lo largo de esa intervención, pues algo, bueno, a mí particularmente hubo un momento en que me fallaron las fuerzas, o sea, hubo un momento en el que estaba totalmente grogui hasta tal extremo que un buen amigo me dijo: “Si te encuentras mal, paramos, salimos y aquí no ha pasado nada”. Y, D. Ángel, que se dio cuenta, me echó la mano por encima y me dijo: “Pero cómo se va a encontrar mal, ¿cómo algo positivo puede causar dolor?, todo lo contrario”. Y automáticamente yo me encontré bien. Esto les digo que es cierto y me ha pasado a mí. Ese es el poder de la mente.

José Tarrazó:

—El poder de la mente… Antiguamente había grandes médicos, por llamarlos de alguna manera, o sacerdotes, que ya practicaban esto. Esta práctica del doctor Escudero se remonta a los egipcios, es decir, está sacada de los anales de todas aquellas grandes proezas.

»Existe algo referente a la mente, y es que la conciencia y la mente se unen en ese momento y entonces actúa en una tercera parte la voluntad. Es decir, un paciente que no está convencido de lo que van a realizarle y que el poder, la imposición de manos y el poder psicológico de cualquier persona, puede ser tan grande como el mismo poder que puede tener un médico de esta clase, como es el doctor Escudero.

Presentador:

—Vamos a más, aunque esto es ya entrar en el terreno de la ciencia ficción o en la medicina ficción, ¿se podría decir que dentro de unos años la mente será capaz de curar las propias enfermedades?

L. O.:

—Un momento, perdona, esto, si quieres, te lo puedo contestar yo, porque, en efecto, el doctor Escudero actualmente está curando a través del poder de la mente. Y en este momento yo estoy convencido de que hay oyentes en nuestro programa que si pudieran intervenir sería conveniente porque indudablemente son pacientes o han sido pacientes…

Presentador:

—Vamos a ser más claros, aparte del poder de la mente o de la sugestión de la mente, para curar, yo digo ya, enfermedades más concretas, más claras, como, por ejemplo, un cáncer.

L. O.:

—Yo lo que puedo decir es una cosa, yo creo que en cuanto al poder de curación no debe de haber excesiva diferencia, pienso yo. Depende también del estado en el cual se encuentre. Igual que puede suceder en el caso de la medicina común, pero sí está claro que, si se tiene un poder o una fuerza como para poder, no sé, eliminar un dolor de muelas, pues me da la impresión de que cualquier tipo de dolencia podría ser curada, no importa de donde venga. Ahora, lo que habría que diferenciar sería en qué estado precisamente se encuentra la enfermedad.

José Tarrazó:

—Bueno. Platón decía que toda enfermedad tiene su asiento en la mente. Entonces, partiendo de esta base, de que la mente es la que en muchas ocasiones provoca las determinadas enfermedades. Hay enfermedades psicosomáticas, casi todas, son un producto de esa reacción de la mente indebida y entonces el organismo, a través del sistema nervioso, está creando un desequilibrio. El sistema nervioso no es ni más ni menos que la red que percibe las determinadas energías. El corazón sería la parte fundamental, le seguiría el cerebro, y a continuación el sistema sanguíneo, y luego el sistema nervioso, que va percibiendo toda esta situación.

»Muchas personas tienen enfermedades de carácter psicosomático, nervioso, y es porque resulta que existe un desequilibrio en esas mentes, que a veces no se dan cuenta de que existe, pero que en realidad vemos que esa situación se da con muchos pacientes, son muchas personas. Los psicólogos y los psiquiatras están continuamente tratando esta situación. Si desarrolláramos…

Presentador:

—Perdón, perdón, J. T., porque efectivamente creo que tenemos el ejemplo claro, evidente, de alguien que nos va a poder contar mejor que nadie lo que es precisamente el poder de la mente.

»X., buenas tardes.

X.:

—Buenas tardes.

Presentador:

—Bien, yo creo que sin mediar ningún tipo de pregunta tú mejor que nadie puede contar algo de lo que nosotros estamos diciendo.

X.:

—Bueno, antes que nada, debo felicitarte porque la experiencia que tú tuviste no lo pueden contar todos. Esto es algo que tú has visto como espectador y que cuentas aún con cierto asombro, y yo he de decir que, en ese sentido, yo que he sido un poco protagonista, y aún me sigo asombrando.

Presentador:

—Esa es la palabra. Digamos que tú tuviste la fortuna, por llamarlo de alguna forma, de haber sido o ser paciente del doctor Escudero.

X.:

—Sí.

Presentador:

—¿Podrías contarnos precisamente qué fue lo que te ocurrió y cómo se sucedieron los hechos?

X.:

—Pues mira, es muy sencillo. Yo, antes que nada, quiero decir que en lo que respecta a lo que se ha hablado sobre lo que se podría hacer si la mente se pudiera ampliar, creo que no es factible, que no es seguro que lo podamos ver nosotros. Eso sería maravilloso, pero lo que está ahí es que hasta el límite que tenemos es una pena que no lo usemos bien, porque nuestra mente se usa poco y mal. Lo poco que la usamos. Lo que sería maravilloso es que la usáramos bien, porque realmente lo que tú viste, lo que yo hice, y lo que hacen muchas personas todos los días, es algo natural, algo normal, algo que carece de hipnosis, que carece de nada especial.

»O sea, yo he estado sentada junto a un médico, viendo la operación que a mí me hicieron. Y este señor era un médico que me decía que “Esto no lo pueden hacer todos”, y eso es algo en lo que la gente está equivocada. Porque yo soy una persona con mis temores y muy normal, que no me considero especial para nada, y yo he de decir que simplemente, confiando en la persona adecuada y haciendo lo que esta persona te enseña, porque milagros…, no sé, quizás haya, ¡ojalá…! Pero él es simplemente un conductor, o sea el doctor Escudero te enseña a ti a manejar tu mente.

Presentador:

—A aprovechar, quizás, tu fuerza mental.

X.:

—Exactamente. Te enseña a ti lo que tienes que hacer, no te dice esto es por ahí y esto es por allá. No, señor. Te dice que lo puedes hacer, pero que lo vas a hacer tú, no lo hace él.

Presentador:

—Pero, antes que nada, tenemos que advertir que nunca esta llamada estaba preparada, ni muchísimo menos. También decimos que X. no es la única paciente que tiene aquí el doctor Escudero, y que en estos momentos yo estoy convencido de que otros pacientes nos están escuchando y que, si pueden, también van a intervenir. Por lo tanto, digamos que, bueno, que ha sido fruto del azar. Nos estabas escuchando por casualidad y, efectivamente, te has animado a llamar y a participar en este coloquio, cosa que a nosotros nos encanta. X., ¿cuál es tu experiencia? Cuéntamela.

X.:

—Pues mira, yo tengo un problema circulatorio, entonces los embarazos que he tenido me complicaron muchísimo. Cuando nació mi hijo estuve muy mal, no me dejaron salir de la clínica donde estaba porque tenía una trombosis, ¡pero ya, ahí! Entonces, nada más llegar a casa, pues hablé con el doctor Escudero y le expliqué lo que me pasaba. Él me había preparado para el nacimiento de mi hijo, que es lo más maravilloso que hay en este mundo, el ver a tu hijo nacer sin dolores, sin anestésicos y sin cosas raras. O sea, eso es que lo ves y te emocionas, porque es que un parto no tiene que ser como siempre lo hemos conocido, con cosas que suelen ser muy desagradables, pero verdaderamente no es así.

»Tu mente te enseña que puede ser lo más bonito, lo más agradable. Es, vamos, no se puede decir con palabras, un parto preparado por el doctor Escudero hay que verlo.

Presentador:

—Bien, en resumidas cuentas. Tú tienes problemas y automáticamente te pones en manos del doctor Escudero.

X.:

—Exactamente. Entonces, yo fui dos veces. Primero se hacen unas pruebas, porque lo que es evidente es que se puede hacer perfectamente, simplemente que una persona quiera. Hay que tener voluntad para hacer eso, o sea, nadie debe decir «yo no puedo», todos tenemos una mente más o menos normal, y lo que yo hice lo puedes hacer tú y lo puede hacer cualquiera, simplemente tienes que necesitarlo, tienes que querer.

»Entonces, yo, en dos visitas, pues, pasamos una clase de pruebas esenciales y muy sencillas y me fui el día antes de intervenirme y estuvimos con él por la noche. Marcó con un bolígrafo dónde teníamos que cortar y coser, y ya por la mañana siguiente desayuné. Que eso no es habitual porque normalmente cuando hay una intervención, pues hay un control muy riguroso, y hay un ayuno, y es preciso todo eso controlarlo. Entonces, yo desayuné normal, lo que me apeteció, sin tomar ninguna clase de medicamentos antes de la intervención, o sea ni coagulantes ni cosas raras. Entonces, entramos en el quirófano a las nueve de la mañana, teníamos allí música, teníamos un ambiente de amigos, pues había allí unas seis o siete personas, tres o cuatro enfermeras y un cardiólogo que se dedicaba a controlar mi corazón, pero sin nada más. Entonces empezamos a las nueve de la mañana a cortar y coser y terminamos a las dos de la tarde. Me levanté, me vestí y nos fuimos a casa de D. Ángel. Él me dijo que como ese día era la persona más cercana a él, tenía que ser su ayudante. Y entonces todo el equipo que se usó en el quirófano para filmar mi operación pues lo bajamos entre los dos.

Presentador:

—Entonces, bajaste por tu propio pie y además cargada. Concretando, que, sin ningún tipo de preparación que no fuera la simplemente mental, fuiste capaz de ser intervenida, o fuiste intervenida, y saliste por tu propio pie.

X.:

—Con una particularidad, a los tres días me quitaron todos los puntos. No tuve ningún problema, nada. O sea, la mente es algo que se necesita mucho, mucho para hablar sobre ello y cualquiera lo puede hacer.

Presentador:

—Pues de acuerdo, X., muchísimas gracias por haber estado en directo, creo que tu testimonio sirve como ejemplo. Muy buenas tardes.

X.:

—Ha sido un placer el hablar con vosotros. Buenas tardes.

Presentador:

—Bien, pues, ustedes ya lo han escuchado y, por supuesto, J. T. creo que ahora tendrá incluso más material para poder comentar, porque casi todo lo que ha dicho X. viene a darle la razón.

José Tarrazó:

—Sí, ha ratificado esta señora lo que estábamos hablando anteriormente, y, es decir, se pueden hacer verdaderas maravillas.

»La mente sobre todo tiene conciencia sobre todos los órganos vitales del ser humano. Y entonces, el gran problema que yo apuntaría es

648 que la tenemos poco desarrollada, tendríamos que trabajarla más, tendríamos que ser más conscientes de esa gran función que tiene, y, sobre todo, que los seres humanos, como decía antes, tuviéramos mucha más atención, prestáramos más atención, porque sin la atención no puede haber esta situación de evolución en la mente.

Presentador:

—La tenemos mal desarrollada. Y otro problema, por lo menos desde mi modesto parecer, y es el hecho de que la tenemos mal encaminada a veces, ya que la mente crea más problemas, más perjuicios o más peligros que beneficios en muchas ocasiones.

José Tarrazó:

—Se dice que el cuerpo mental no está bien educado y esto es algo que nosotros a veces decimos. «Esa persona es muy mental», pero a unos niveles muy bajos. Si la mente tiene una conciencia, y si la mente puede evolucionar a los planos superiores, por decirlo de alguna manera, a más sutilidad, tendríamos nosotros que ser personas más sutiles, tener un estado de conciencia mayor, y sobre todo propiciar, en estas tres situaciones que hemos nombrado, esa voluntad. Si no hay voluntad no puede haber evolución de la mente. La voluntad es la base fundamental para que todos los seres humanos tengamos, no solamente el potencial de la mente, que es uno entre los muchos potenciales que tenemos.

»Hablábamos en una ocasión de que el ser humano tiene siete centros principales, llamados en sánscrito chakras. Todos estos tienen ese poder que tiene la mente, pero los tenemos dormidos, no los hemos trabajado, de ahí que el ser humano sea tan incompleto, y que no tengamos esa unidad compacta de todas las energías que percibimos y perdamos un tiempo muy precioso no desarrollando todos estos factores, todos estos centros, que nos llevarían a ser verdaderos seres prodigiosos.

L. O.:

—Bien, yo quisiera decir otra cosa, y no es mía ni muchísimo menos, sino simplemente que, a lo mejor, juego con la ventaja de haber tenido la oportunidad de haber charlado, pues, durante algún tiempo, con el gran especialista en el tema de la mente como es el doctor Escudero. Y es, yo considero, y hablo a través de sus palabras, que la mente como tal no tiene ningún tipo de fuerza. La fuerza que le viene a la mente depende de la información que nosotros le metemos, es decir, una fuente de información positiva hace que la mente y el poder de la mente obre de forma positiva. Una serie de información negativa hace que la mente obre de una forma negativa. Es decir, lo que se decía anteriormente, de poco y mal. O sea que a veces si los pensamientos siempre son un tanto derrotistas o catastróficos, no cabe duda de que al final nos encontramos con un estado anímico deprimente. Si, por el contrario, bebemos una serie de información positiva, automáticamente, no voy a decir que nos encontramos más eufóricos, pero sí nos encontraremos en un estado mejor.

Presentador:

—Yo creo que hay que hacer un inciso, y J. T. estará también de acuerdo, porque muchos oyentes se habrán podido llevar la idea de que el poder de la mente es solamente o está relacionado unilateralmente con la mejora del ser humano en torno a la medicina, y no es así. Nos hemos dejado muchos temas y quizás, por ejemplo, el relacionado con la creatividad, el comportamiento, el cambio social, etc., y otras atribuciones que J. T. podría aclarar.

José Tarrazó:

—Como hemos dicho al principio, los grandes filósofos decían que todo era mente. Entonces, si todo es mente que engloba el cosmos y el microcosmos de las cosas, pues entonces no solo tendríamos que aplicar el poder de la mente para estar mejor nosotros, sino que ese poder de la mente sería en beneficio de todos los reinos y de todas las cosas.

»Lo que yo he dicho en algunas ocasiones es que, si pensamos mal, creamos formas mentales negativas; si pensamos bien, creamos formas mentales positivas. Y el planeta, si nos saliéramos en este momento fuera de la bola terráquea, veríamos cómo existen los llamados egregores negativos, que están propiciados precisamente por esas influencias de la mente de los malos pensadores, del mal uso que se está dando a esta situación, que determina en muchas ocasiones una ley de causación.

Presentador:

—Pues bueno, hoy creo que más que nunca hemos podido tener testimonio en cuanto a lo que aquí se ha podido comentar. Qué lástima que en otros programas los oyentes no se animen a participar y a conversar con nosotros, y también, cómo no, a testiguar o desmentir lo que aquí se comenta.

José Tarrazó:

—Efectivamente, creo que estamos desarrollando unas temáticas en las cuales casi todos los oyentes podrían, de una u otra manera, participar. Y es interesante, porque estos testimonios corroboran de alguna manera lo que nosotros estamos diciendo a través de este tema como es el de la mente, o como pueden ser otros temas, los cuales creo que lo más bonito es la ratificación de ellos, porque claro, muchas veces somos incrédulos, no creemos porque no hemos tenido experiencias. Si tuviéramos experiencias y viviéramos en nuestras propias carnes todo aquello que hemos ido desarrollando, pues habría más testimonios. Para muchos estos temas pueden ser de ficción, pero muy lejos de esa situación son temas al alcance de cualquier persona, y todos absolutamente podemos realizar y podemos incorporarnos a esta dinámica de la radio y de los temas que estamos desarrollando.

Presentador:

Bien, el tiempo se acaba aquí. Muchas gracias a J. T. y L. O.

José Tarrazó:

—Muchas gracias.

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