Educación para la democracia

Sin la educación se puede tener libertad, pero sin educación no se puede ejercitar la democracia. ¿Tenemos las llaves que abran las puertas de un futuro mejor?

En nuestro país tenemos una Constitución y a partir de esta, unos principios de democracia. ¿Estamos educados después de treinta años para ser demócratas? 

La libertad básica de la conciencia democrática debe de comprenderse como el ejercicio ético y adecuado del pensamiento en cualquier grado de acción respetuosa, y la experiencia conducente a la libertad de la inteligencia aplomada.

Las crisis de las democracias son por la falta de los valores básicos de quienes nos gobiernan; que más piensan en sus partidos y sus acólitos, por la rentabilidad o crecimiento personal, que por una ciudadanía a los que se deben como gobernantes. ¿Cuándo nos daremos cuenta que la demagogia son hechos visibles y sermones de tres al cuarto? La realidad sólo es una: la prosperidad de todos, de un pueblo o nación. No siempre los individuos comprenden estos artículos, quieren más folclore…

“El principio de la educación es predicar con el ejemplo” (Turgot). La educación, entendiendo a su origen para que funcione una democracia, puede ser heterónoma, es decir, que los factores no vengan impuestos de fuera; pero los deberes de gobernar y administrar con equidad son un deber sagrado de los gobernantes, de la oposición, de los ciudadanos, de aquellos que trabajan, de los patronos, y entre todos crean riqueza y bienestar social. ¿Pero cuan lejos estamos de esta situación en nuestro país, donde los colores del arco iris deslumbran y ciegan a los políticos? Los ciudadanos pensantes son rechazados, por pensar…

El ser humano es un ser esencialmente biológico, social y activo, que para formar su persona necesita de apropiarse de productos culturales creados por su espíritu objetivo, los cuales, posteriormente, le serán útiles; y nada mejor que henchirse de una cultura universal y la buena educación en el entendimiento, que son la palanca que resuelve no importa qué problema de un país, por difícil que este sea.

La democracia, en cualquiera de sus versiones, está sujeta a problemas lógicos y a problemas éticos-jurídicos. Ahora bien, eligir con consistencia leyes lógicas fundamentales, que sirvan para el buen funcionamiento de una nación y sus pobladores es esencial; pero que dichas leyes sean revisadas cuando lo es de menester, al igual que la Constitución, rectificar es mejorar en sabiduría y equidad, ser estáticos es retroceder… 

Pero la estimación del hombre dentro de la democracia como forma de vida, debiera de ser una plena vivencia especial dentro de su significación universal, se presupone como condición indispensable la libertad, pero no el libertinaje; cuando se abusa de las libertades democráticas, su embrión se manifiesta en radicalismo o dictadura, todos los ismos son el cáncer de la humanidad. La democracia necesita de ideas claras. 

Comprendamos que la educación para la democracia es la más alta significación, porque basada en la pluralidad alcanza a muchos individuos y en última instancia la educación verdadera para la paz. Ser mensajero de la Paz implica ser responsable de la democracia.  

“Es la UNESCO, la que tiene como objetivo el desarrollo integral de los fines señalados para velar que, cuando más pueblos practiquen los fines democráticos, más contribuiremos a la paz y seguridad mundial; por medio de la educación, la ciencia y la cultura, obtendremos el respeto universal. Un país tendrá que ser democrático en razón directa de la preparación que reciben sus ciudadanos para participar conscientemente de la igualdad de derechos, obligaciones y beneficios sociales en el desarrollo de las instituciones, tanto económicas como políticas”. (UNESCO)  

15.5.10. J.T.D. 

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