Autorrealización

José Tarrazó:

—Muy buenas noches, amigos de «Proyección 2000», estamos con ustedes para desarrollar, como todas las semanas, un tema que será muy interesante: la autorrealización.

»En este momento estoy pensando en que la radio, esas ondas mágicas que se trasladan a través de todo el espacio y el tiempo, pues nos van llenando cada día más esos huecos que tenemos las personas, y que, a través de cualquier temática, de cualquiera emisora de radio que escuchemos, vemos que siempre hay algo nuevo, algo que nos interesa.

»Siempre nuestros oídos tienen la percepción de escuchar y de querer atender a aquellas llamadas que, a través de las ondas, se van proyectando en el espacio. Esta noche tenemos como invitados a personas que ya han estado en este mismo programa, C. G. y F. B., y vamos a entrar automáticamente en el tema que estas dos personas han querido que se hablara hoy, la autorrealización.

»Creo que son muchas las escuelas que hablan de autorrealización, que venden la autorrealización, pero creo que la autorrealización es el ir deshaciéndonos de muchos problemas, de muchos condicionamientos humanos que tenemos, para alcanzar esta autorrealización interiormente.

»Ya sin más, creo que debe intervenir C. G. y explicarnos esa visión suya en particular de cómo ve él esta autorrealización de los seres humanos.

C. G.:

—Hola, buenas noches. Posiblemente una de las asignaturas que tiene pendiente la humanidad, que lleva una alocada carrera armamentística en la búsqueda de espacios en el universo, investigando entre galaxias, buscando lo más recóndito del cosmos, que aún está descubriendo en el propio planeta que hay lugares y zonas que no conoce. Esta humanidad, digo, tiene una asignatura pendiente, y es consigo misma. Esta búsqueda alocada fuera del ser humano, de tantas y tantas cosas, la ciencia… Pues quizás al hombre le queda por descubrir su propio yo, su más íntima esencia. La psicología desde hace cien años está estudiando e investigando el interior del ser humano para conocerse un poco mejor. Desde los filósofos griegos, y ya antes los hindúes, hasta los mismos escritos que conocemos de los mayas y los aztecas, desde las filosofías del Tíbet. Es decir, desde cualquier cultura ancestral nos han llegado como estudio del ser humano, y todas nos indican un camino. Y nos hablan, más o menos, verdaderamente, de unas mismas palabras. Se nos dice y se nos indica dónde está la autorrealización.

José Tarrazó:

—Bien, pues después de lo que ha dicho C. G. me gustaría que, a continuación, y sin más dilación, entrara en esta temática F. B. y que nos explique su visión acerca de esta autorrealización.

F. B.:

—Yo comentaría que la meta a alcanzar tal vez sea la conexión de nuestra personalidad, la que consideramos más habitual y a través de la cual nos manifestamos, con el verdadero yo real. La fusión de estos dos. Entonces, para ello sí que han existido y existen muchas técnicas de control, tanto mental como emocional, sistemas de meditación, yogas… pero, aunque todo esto tiende a la liberación del ser humano, al mismo tiempo, si se toma desde un punto de vista dogmático, crea dependencia y condiciona. Yo creo que el esfuerzo debería ser más libre, es decir buscar en el interior de nuestro corazón la respuesta, porque la búsqueda de la verdad quizás se encuentre, se halla, en ese corazón, que es la llave.

José Tarrazó:

—Muy bien.

C. G.:

—Sí. Yo creo que habría que recordar aquella famosa frase que estaba escrita en el frontispicio del templo de Delfos, aquel «Conócete a ti mismo». La verdadera sabiduría comienza cuando el ser humano puede realmente comenzar a conocerse a sí mismo y salir de la propia ignorancia, que es uno de los impedimentos de la autorrealización, de la verdadera autorrealización del ser humano, porque nuestra ciencia, la investigación, está yendo por unos derroteros externos. El ser humano se conoce muy poco, la mayor parte de las personas viven en una ignorancia total de lo que son ellos mismos. Qué pocas veces una sola persona es capaz de interiorizarse y ver y darse cuenta de lo que está haciendo en cada momento, de ese vivir el momento presente. Se queda sumido en una ignorancia por el desconocimiento de la verdadera realidad, de su propia esencia, de su propio ser.

José Tarrazó:

—¿No les parece a ustedes que, dentro de esta temática de la autorrealización, uno de los grandes impedimentos para el desarrollo de esta autorrealización es el egoísmo y la ignorancia, como ha apuntado C. G.? ¿Cómo podrías alcanzar esta autorrealización? ¿A través del trabajo, a través de la concienciación de las cosas? Es decir, ¿a través de qué mecanismos el ser humano puede liberarse de esos atavíos que en muchas ocasiones le tienen prisionero de tantas cosas?

F. B.:

—Yo apuntaría que el apego, el apego a todo lo que nos rodea, no solo a lo físico, sino a lo espiritual, a lo psicológico, nos limita mucho. Entonces, la tendencia sería liberarse, practicar el desapego a todos los niveles. De esa forma tal vez conseguiríamos purificarnos, pero PURIFICARNOS en mayúsculas, no en lo convencional o en lo normal que se cree por purificación. Entonces, la cuestión de la verdad, que es el principal baluarte para la autorrealización, yo creo que se fundamenta en vivir en profundidad, en armonía a todo lo que te rodea y trabajar dentro del sitio donde estemos.

José Tarrazó:

—¿Qué les parece a ustedes lo que Krishnamurti y otros grandes filósofos han dicho al respecto a esta situación de la autorrealización? También me interesaría que ahondaran en lo que determinadas escuelas han ido vendiendo esas baratijas que han vendido, porque se puede decir así, respecto a la autorrealización.

C. G.:

—Sí. Históricamente los dirigentes de las personas han sido siempre los distintos tipos de sacerdotes de cualquier religión, que, de una forma u otra, han indicado a las personas el camino de la religión, el encontrarse consigo mismos, aquel cambio, aquella transformación de su propio ser interior. Pero esto, que históricamente estaba en manos de la religión, poco a poco, en nuestro siglo y en el siglo pasado, ha ido pasando de las manos de la religión a las distintas escuelas filosóficas y de pensamiento. Así, nos encontramos con filósofos como Carl Jung, discípulo de Freud, que tiene una visión muy particular y cercana a la realidad de lo que es realmente la autorrealización, y que muchas veces coincide plenamente con el gran filósofo hindú Krishnamurti, o con cualquiera de los filósofos orientales. A este propósito, en un librito de Robert Michels, donde estudia la psicología desde Jung hasta Krishnamurti, hay una cita textual de este filósofo, de Krishnamurti, en la que se dice: «La mayoría de la gente se imagina que la verdad está oculta, que se encuentra fuera de la existencia cotidiana, fuera de la mente humana ordinaria y que es inaccesible al hombre, y que sus pensamientos y sentimientos no son excepcionales. Se cree que para encontrar la verdad hay que retirarse del mundo, adquirir conocimientos, cualidades, conocer ciertos dolores y goces. Por el contrario, yo afirmo que desde el instante en que comprendéis la vida tal y como se desarrolla ante vosotros, comprendéis la verdad».

»Bien, a este propósito habría que decir que las religiones siempre han propugnado, porque la persona para encontrarse exactamente, verdaderamente y realmente consigo misma, se habría de apartar del resto de los seres humanos. Posiblemente esto en otros tiempos pudo tener algo de realidad, pudo servir a muchas personas, pero hoy, y así nos indicaba Krishnamurti, el ser humano para realizarse, para llegar a la perfección que propugnan las religiones, no tiene por qué apartarse de sus congéneres, no tiene por qué dejar a su familia. El ser humano se debe realizar plenamente en una familia, en un matrimonio, con unos hijos, saber educarlos y, no solamente ser él aquel que vaya por ese camino de autorrealización, sino que confluye con él la propia familia. Y puede no solamente un espécimen humano llegar a esas cotas de autorrealización, sino que todos los de su propia familia con los que convive pueden encontrar ese mismo estado.

José Tarrazó:

—En una palabra, un estado de apertura para llegar a la autorrealización viviendo con toda la sociedad que nos ha tocado vivir. Por lo tanto, creo que también F. B. podría decirnos algo a este respecto.

F. B.:

—Sí, tú has apuntado que en la actualidad las cosas han cambiado, la humanidad y el planeta han seguido una evolución, y las técnicas que se utilizaban en el pasado ya no son válidas en la actualidad. Entonces, en esta era que llamamos de Acuario, en la cual ya nos encontramos, yo pienso que la autorrealización se debe plantear como una labor grupal, en cuanto que la conciencia del ser humano ya está más preparada para colaborar entre sí por un propósito común, como es la evolución planetaria como unidad. Y tomar conciencia cada día más que somos moléculas que formamos parte de un gran cuerpo, que es la humanidad, y que, sin el progreso de la humanidad como totalidad, intentar conseguir una autorrealización que, me parece que, si se enfoca desde ese punto de vista, un tanto egoísta, solo parte de tu egoísmo.

C. G.:

—Esto es lógico, pero parece una contradicción lo que estábamos hablando, sobre que el ser humano debe conocerse a sí mismo, el conócete a ti mismo para encontrar la verdad. Todo el que tenía que pasar por el templo de Delfos, el que quisiera iniciarse en los misterios iniciáticos que aquí se daban, debía conocerse a sí mismo, pero conocerse, ¿para qué? Realmente el propio conocimiento del ser humano lo que le lleva es a conocer más verdaderamente lo que son los demás. Y entonces, en lugar de encerrarse en el propio egoísmo, lo que nos hace es abrirnos a los demás y abandonar el egoísmo de la propia experiencia de intentar solamente buscar la propia autorrealización, para darse cuenta de que no puede el ser humano vivir independientemente de los demás, sino que toda la humanidad en sí tiene que realizar antes que su propia autorrealización, la autorrealización grupal, de toda la humanidad como un solo ser, como una sola persona. Esto es realmente la verdadera autorrealización. Y que como personas, como individuos, que pertenecen a este gran cuerpo, debemos comenzar todos por trabajar en nosotros mismos, pero olvidando que lo hacemos. Y, como apuntas también al principio, desmitificándonos de nosotros mismos. El conocimiento de la verdad nos va a dar realmente una sabiduría: el conocer la esencia del ser humano.

José Tarrazó:

—Por lo tanto, la comprensión y el amor hacia todo lo que nos rodea, el tener una ampliación de conciencia de todo, absolutamente de todo. Porque parece ser que la palabra esta de «conócete a ti mismo», cuando estaba escrita en el frontispicio, era para que los seres humanos se conocieran interiormente, y al mismo tiempo, al conocerse interiormente, se conocieran exteriormente. Da la casualidad de que la mayoría de los seres humanos nos conocemos solamente exteriormente y tendríamos que introducirnos dentro de nosotros mismos para conocer las realidades que subyacen en cada ser humano como individualidades, y, por lo tanto, dentro de ese conjunto que habéis hablado como de una unidad.

F. B.:

—Tú acabas de, digamos, desde mi punto de vista, poner el dedo en la llaga, porque has nombrado el amor. Entonces, yo creo que es el mayor potencial del que disponemos, y se puede interpretar la autorrealización en algunas escuelas, en algunas tendencias, que siempre se dice que hasta que tú no tengas amor, no tienes capacidad para darlo. Hasta que no estés preparado, no puedes comenzar a servir. Yo creo que la preparación está en el mismo trabajo. Entonces, se puede empezar ya, ahora, desde ya, a trabajar y a servir. Y creo que cuanto más amor empecemos a irradiar alrededor, mayor capacidad de amor tendremos, porque es algo congénito en nosotros, algo que todos los seres humanos llevamos dentro. Y debemos tomar conciencia de ello para empezar a trabajar a partir de esa potentísima energía de la que disponemos.

C. G.:

—Hay tanto egoísmo en el ser humano, que la palabra que tú acabas de nombrar, que debería esculpirse con letras doradas, no solamente en los libros sino en cualquier rincón de nuestro planeta. Esa palabra está tan desvirtuada que las personas no le hacen caso. Es la palabra amor. Está totalmente sacada de contexto, ¿por qué?, pues porque tantos y tantos grupos, tanta gente la ha empleado y la ha hecho suya, que la han vaciado de todo contenido. No nos damos cuenta de que esta palabra ¡puede abrir tanto! Nos puede abrir hasta interiormente, porque amar significa solamente olvidarnos de nosotros mismos. Y el ser humano que realmente se conoce, como estábamos hablando antes, lo primero que hace es olvidarse de sí mismo y entregarse a cualquier tarea, a cualquier trabajo que tenga en la sociedad y desde el cual deba responder, sea un trabajo excelso, sea un trabajo más o menos cotidiano o un trabajo de los denominados del montón. No importa cualquiera que sea el trabajo, cualquiera que sea la posición social de la persona, si esa persona está actuando exenta de egoísmo, desidentificada de ella misma, realmente se está autorrealizando. Esta sería una de las claves de la autorrealización. Como nos decía Krishnamurti en ese pequeño texto que hemos visto, cualquiera en el lugar que está puede encontrarse consigo mismo y encontrar a los demás, dándole todo aquello que posee, lo mejor que tiene dentro de sí mismo.

José Tarrazó:

—Por lo tanto, estamos viendo que el hombre, el ser humano, tiene que ser dinámico, tiene que ser objetivo, crear un estado de conciencia para llegar a esa autorrealización. Es decir, yo apuntaría a ese dinamismo objetivo, que es el que nos puede, de alguna manera, liberar de todas esas ataduras, de todos esos atavíos que nos hacen esclavos de nosotros mismos. Ese es un punto de vista que veo yo para llegar a la autorrealización.

F. B.:

—Yo diría que para alcanzar esa, por llamarla de alguna manera, meta, se nos dará por añadidura. Si empezamos a trabajar ya, automáticamente estaremos purificándonos y transmutándonos internamente. Entonces, el centrarnos en nosotros, en estudiarnos, el intentar analizarnos, creo que son solo planteamientos mentales que no nos llevarán a ningún punto en concreto real. Y quizás la forma que tú has apuntado, el olvidarse de uno mismo sea una de las claves que nos acercan más a esa verdadera realidad, y actuar en todo momento como si fuéramos ya almas en realidad. Creyéndonoslo e interiorizando esa realidad.

C. G.:

—Hay dentro de la mitología griega un personaje que puede ser muy clarificador en este asunto. Es el mito de Prometeo. Prometeo intenta robar el fuego para dárselo a los hombres, intenta quitarle el fuego al sol, que es la realidad, que es el conocimiento, para dársela a los hombres. Y en castigo, Zeus le encadena a una piedra, le ata. Ese podría ser el ser humano, el ser humano que verdaderamente quiere hacer algo por los demás, y se siente encadenado a una piedra, a la materia, que es él mismo, y la única forma de poder salir y poder autorrealizarse es salir de la materia. Es desidentificándose de todo aquello que nos ata, es lo que hemos estado comentando del egoísmo. Únicamente cuando el ser humano quiere y empieza a ayudar a los demás, se está olvidando de sí mismo, y es cuando empieza a desaparecer el egoísmo. Las escuelas de formación, de realización, siempre han indicado practicar las virtudes, dejar los vicios. Esto ha sido todo, quizás, más metódico. En la humanidad debemos estar exentos de tanto método, de tanta cuestión racionalista. Y darnos cuenta de que el único método que sirve es olvidarnos de nosotros mismos y actuar según realmente nos surge, con todo el amor. Con el verdadero amor que surge en nuestro interior es cuando comienza a aparecer la autorrealización. Pero la autorrealización aflora, emerge, cuando realmente no estamos preocupados por nuestra propia existencia, cuando realmente nuestra vida es un continuo vivir en nosotros mismos, en esas pequeñas cosas cotidianas que nos está atando, los problemas minúsculos, como antes decía José Tarrazó. Que solamente estamos preocupados por esa cantidad de problemas que nos atan y que es el Prometeo encadenado a la materia. Solamente cuando empezamos a olvidar esa materia, a olvidarnos de nosotros mismos, puede surgir la luz de nuestro interior, que se puede dar, y comienza uno a realizarse en lo que es, es decir, en sí mismo, a que surja ese yo esplendente del propio ser humano.

José Tarrazó:

—Por lo tanto, tendríamos que hacer una proyección de intuición para llegar a un estado de autorrealización. Quizás los radioyentes crean que esto es una utopía, hablar de autorrealización. Pero basándonos en tantas y tantas escuelas que venden la autorrealización a un precio muy caro, creo que deberíamos tener los pies muy en tierra y ver las posibilidades interiores que tenemos los seres humanos para llegar a esa autorrealización, que no es una utopía, por supuesto y así lo considero. Pero en esa proyección, como bien tiene el título de este programa de «Proyección 2000», proyectar la intuición y ver un poco más allá de nuestras propias narices, para llegar a determinadas conclusiones interiores que serían las que nos llevasen a esa autorrealización.

F. B.:

—Yo he escuchado en algunas ocasiones una frase que ha quedado muy grabada dentro de mí y es simplemente que «es mejor vivir que conocer». Entonces, vivir sencillamente, eliminando toda clase de trabas y obstáculos que genera nuestra mente. Trampas, separatividad, miedos y dolores que están generados por los pares de opuestos, y estamos en conflicto continúo debido a ese apego del que hablábamos anteriormente. Entonces, la sencillez creo que nos podría ayudar mucho a desarrollarnos con mayor naturalidad y mayor equilibrio, afrontando en cada momento cada situación de la forma más sencilla, sin crear fricción y con la mayor aceptación de la que seamos capaces.

C. G.:

—A este propósito, quería recordar una frase del psicólogo del que antes hablábamos, Carl Jung, un gran pensador que decía: «Hay que reconocerse a sí mismo tal y como es uno, por oposición a lo que quisiera uno ser». Realmente hemos de ver aquello que somos, la esencia de nuestra realidad, no como quisiéramos realmente que fuera nuestra vida, porque todas las personas han mostrado sus roles en su existencia. Quieren ser una cosa, quieren ser otra, quieren trabajar en unas determinadas cuestiones, quieren realizarse en unos determinados hechos sociales… pero realmente hay pocos seres humanos que quieran autorrealizarse y llegar a ser lo que son. Nos proyectamos, como antes decía José Tarrazó, pero nos proyectamos con una imagen falsa de lo que es el ser humano y hacia lo que tiende el ser humano. Buscamos papeles, buscamos roles que vivir en nuestra vida, pero realmente la vida personal, íntima, la que debe buscar cada uno, que es el conocimiento del propio yo, de ese yo que nos hace ser la esencia de lo que somos, y que los demás también tienen. Ese ser no lo buscamos, nos buscamos infinitos papeles.

José Tarrazó:

—Por lo tanto, casi estamos ya terminando esta emisión, yo diría unas cosas. Y es sencillamente que el ser humano muchas veces está rodeado de unos determinados espejismos y que ellos nos llevan… o sea, estamos velados por esta situación de que pensamos una cosa y la realidad nuestra es otra. Es decir, que el pensamiento y la realidad de todos los seres humanos no tendrían que ser un sueño, sino que tendrían que ser pequeñas realidades plasmadas día a día a través de toda esta temática que habéis estado desarrollando.

»Creo que ha sido interesante. Y a partir de aquí empezar a decirles a los radioyentes que estas emisiones, al igual que las que hemos ido realizando en otras semanas, todas ellas han estado encaminadas hacia esa liberación, hacia esa autorrealización, hacia que el pequeño conocimiento sea un hecho real que nos interiorice.

»Creo que ya poco más nos queda por decir, sencillamente decirles hasta la semana próxima, y que ustedes nos conecten con esta emisora, la cual está realizando estos programas.

»Agradecemos la audiencia de todos ustedes. Buenas noches.

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