Acontecimientos, Causas y Efectos

José Tarrazó:

—Muy buenas noches, queridos radioyentes de este programa «Proyección 2000. Conversaciones Filosóficas». Como todos los martes estamos aquí, por decirlo de alguna manera, al pie del cañón. Y, Vds. saben que todos los martes hay nuevos temas, nuevos personajes y casi siempre hablamos de temas actuales, de temas candentes, y algo que vivencialmente estamos palpando todos los ciudadanos, todas las personas, no solamente de esta audiencia, sino de todas las naciones y el conjunto de todo el planeta. Esta noche vamos a hablar de un tema interesantísimo y es el de los acontecimientos planetarios, sus causas y efectos. Entre nosotros tenemos dos personas, dos invitados de honor, que les vamos a denominar sociólogos, don J. F. y don A. F.

»Actualmente los acontecimientos planetarios y los conflictos, incluso de las determinadas naciones, están haciéndonos qué pensar. Creo que en este diálogo que vamos a tener, o en esta tertulia, van, estos dos personajes, estos sociólogos, van a ir desmenuzando poco a poco esta temática, que es una temática candente actualmente.

»Buenas noches, señores invitados, Vds. van a desarrollar esta temática, van a darle el enfoque como sociólogos que son, de lo que consideren conveniente. Don A. F., usted mismo.

F.:

—Sí, buenas noches. Vamos a intentar desgranar una serie de opiniones sobre los acontecimientos que estamos viviendo en estos días y que de alguna manera nos gustaría compartir con Vds., y tratar, entre todos juntos, que cambiara nuestra actitud ante estos problemas que nos acontecen, y pudiéramos poco a poco ir cambiándola hacia unas formas más positivas para el conjunto de la humanidad.

»Como bien se ha dicho en la introducción, esta noche vamos a intentar hablar de esos profundos cambios que se están produciendo en nuestros días en las distintas sociedades que nos rodean. Por una parte, esa transformación sociopolítica que se está dando en los países del Este, esa paulatina caída de las distintas dictaduras de diversos signos. Y, por otra parte, esa toma de conciencia que se está dando en los países denominados industrializados, en los que vemos cómo hay unos movimientos incipientes, en los que cada día, de una manera más activa, se está tomando esa conciencia de que el problema de nuestra sociedad, el problema del planeta es un problema de todos y no solo de aquellos que nos dirigen. Es importante no ser indiferentes y dejar que los demás resuelvan un asunto del cual depende que el planeta en que vivimos sea o no habitable, y que esta idea de renovación sea cada vez más adoptada por un mayor número de las personas que poblamos este planeta.

J. F.:

—Yo también diría que hay que ver la actitud que tiene el sistema ante todos estos acontecimientos ¿Cuál es la forma de informar a la gente?, ¿por los medios normales, la televisión, la prensa, etc.? De una forma muy parcial, de una forma muy triste, porque no se dice toda la realidad, se enfocan los temas inculcando miedo a la mayoría de la gente.

»Yo entiendo que lo que no se puede hacer es programar unas entrevistas con nuestro gobierno, por ejemplo, para ganar votos inculcando una serie de temores a la gente, por ejemplo: “Si no ganamos las elecciones, pues vais a perder una serie de comodidades, o vais a sufrir una serie de inconveniencias”. (no se dicen con estas palabras, pero es lo que yo leo). También los acontecimientos mundiales, a ciertos niveles los canalizan, por una parte, más bien morbosa, por una parte, también espectacular, sin llegar a la raíz que producen también estos acontecimientos.

»Estamos acudiendo a unos cambios sociales, como ha dicho A. F., muy importantes, a nivel político, a nivel económico, incluso a nivel de ideas. Los cambios por ejemplo que se están produciendo en las naciones soviéticas, que son muy positivos. Yo entiendo que no hay que enfocarlos como un problema localizado en aquellas naciones, sino que para mí es el comienzo, el principio de unos cambios sociales a nivel internacional, a nivel mundial, no solamente de aquellas naciones. Lo que pasa es que la información que nos dan es una información muy parcial, nos dejan entrever solamente las luchas internas que hay a nivel de países integrados en la Unión Soviética, pero no nos dejan ver también con claridad los cambios sociales que estamos viviendo. Por ejemplo: allí ha habido unas restricciones muy importantes en los últimos años, tanto políticas como económicas, y aquella gente están despertando ahora a lo que podemos decir la sociedad de consumo. Pero claro, el sistema lo que intenta es canalizar a aquella gente de cara a un consumo exacerbado como el que tenemos en esta parte de Occidente.

José Tarrazó:

—Hay una cuestión, yo creo que interesantísima, y que muchos radioyentes se estarán preguntando, que tiene que ver con todos estos movimientos de orden sociológico, económico, político, de costumbres, etc. A través de los conflictos, y, sobre todo, hay una cuestión que ustedes conocen, y si no la dialogaremos aquí: los distintos seísmos que están ocurriendo ahora y que ocurrirán en sucesivos días, es decir esos movimientos. ¿Qué tienen que ver en esta sociedad, en la cual existe ahora un estado de ebullición y de cambios? A mí me gustaría que alguno de Vds. contestara esta pregunta.

F.:

—Digamos, que al igual que en una sociedad, cuando a la gente que vive en esa sociedad se la tiene oprimida y se la gobierna mediante el terror, que sabemos que es un arma utilizada por los gobiernos a través de los siglos, y que aún hoy en día vemos ejemplos de esas dictaduras que todavía quedan y cómo se intenta tener amordazado al pueblo, y tenerlo amordazado por el miedo, sobre todo por el miedo a perder la vida, ¿cómo esta situación genera a su vez una serie de movimientos? Por ejemplo, están dispuestos a perder su vida por tratar de ganar esas libertades que hagan del ser humano un ser libre y sobre todo que se cuente con él, vivir en una sociedad más humanizada. De igual manera, los acontecimientos que se están dando a nivel planetario, esos movimientos telúricos, esos maremotos, son una consecuencia de todas las agresiones que, de alguna manera, directa o indirectamente, los humanos estamos haciendo al planeta en que vivimos…

J. F.:

—Yo, perdona que te corte A. F., me hago la siguiente pregunta: ¿cuál sería la sociedad ideal? O sea, ¿en qué se basan los fundamentos de la sociedad actual y cuál sería por ejemplo una sociedad de futuro, más igual y humana?

»Los fundamentos actuales todos los conocemos, se basan sobre el consumo, sobre crear un bienestar ficticio, sobre el deseo de las personas de acaparar bienes materiales, bienes de consumo o riqueza. Y eso es la base actual, pero ¿cuál podría ser una base futura?

»Yo me planteaba el otro día lo siguiente, si desapareciera todo lo que tenemos, ¿de qué viviríamos? ¿Qué seríamos? Y en realidad lo tenemos todo, la vida nos lo da todo, simplemente estamos acostumbrados a desear lo que no tenemos. Entonces, desde una perspectiva más igualitaria, el concepto que podríamos tener una sociedad más humana o real sería en vivir con aquello que nos hace falta simplemente, no con aquello que nos inducen a comprar o por las necesidades que nos crea el sistema, creándonos deseos de algo que no tenemos. El sistema persigue la separación del individuo de los demás y de sí mismo, no contempla la comprensión, no contempla el trato humano, las correctas relaciones humanas, la correcta palabra. Eso no lo contempla, contempla que seas agresivo, que seas el mejor, contempla potenciar la individualidad.

J. F.:

—Sí, pero al mismo tiempo observamos que, junto a esta situación que se da, tenemos que el individuo, que la persona que vive en una sociedad que fomenta esa competitividad, ese individualismo, al mismo tiempo hay un factor: está ese miedo, ese miedo psicológico a enfrentarse consigo mismo, a la soledad del individuo consigo mismo. Y entonces tenemos, como paradójicamente, al mismo tiempo que se da un individualismo, se da también el que la persona no sepa estar sola y necesite estar junto a todos los demás. Por ejemplo, vemos la proliferación de esos deportes de masas, de cómo en las vacaciones, por ejemplo, las zonas donde más masificación hay son las preferidas; o sea, la gente huye de todo lo que pueda suponer soledad, de todo lo que pueda suponer encontrarse remotamente consigo mismo. Y precisamente porque vivimos en una sociedad donde todo está hecho en un montaje que no responde a una realidad, la felicidad parece ser que depende del modelo del televisor, o del modelo del vehículo que compremos, o del tipo de vestido que llevemos, o de las relaciones que tengamos. Luego, el individuo se encuentra con la realidad de que ni esa televisión le va a dar esa satisfacción, ni le va a dar esa, esa…

J. F.:

—Esa plenitud.

J. F.:

—Esa plenitud… que él busca, ni se lo va a dar tampoco el coche, el apartamento, y lo demás. Todo esto son cosas vacías, porque él, si no es capaz de encontrarse a sí mismo y no es capaz de comprender que todos somos parte de esa unidad, esa unidad que la componen todas las personas con las que él vive rodeado, en su pueblo, en su fábrica, en su centro de trabajo, en su nación y en el conjunto de naciones… Que todos juntos formamos esa unidad y que vivimos en un planeta que también forma una unidad, que es el planeta Tierra.

José Tarrazó:

—Podríamos resumir todas estas cuestiones… en que la síntesis de estas cuestiones sería un «nuevo orden mundial». Es decir que, a pesar de todos los acontecimientos que estamos hablando y el estudio sociológico que Vds. han ido describiendo, porque la realidad es que con media hora no se puede hacer un programa extenso sobre todos estos acontecimientos, yo me planteo si este nuevo orden mundial, es decir, los acontecimientos que están ocurriendo ahora en todos los continentes, tanto de orden de crisis económicas, sociológicas, políticas... ¿no será esto una llamada de atención para que los seres humanos nos planteemos otra manera de vivir?

»Un nuevo orden mundial quizás sería la clave para la sociedad que estamos viviendo ahora. Hay que tener en cuenta, en este momento me viene a la mente que, de cada cuatro, tres personas se están muriendo. Es decir que, como nosotros, hay determinados países que en ese aspecto somos unos privilegiados, diría más bien que despilfarramos y que, sin darnos cuenta, estamos siendo un poco copartícipes de esa situación de crisis de esos otros países del orden que sea. Y sobre todo insistir en que el movimiento sísmico, tanto de la falla andina como la mediterránea, o sea las placas terrestres, es dado para que nos demos cuenta de que el hombre tiene que vivir en un planeta y tiene que vivir en un planeta armónico, no en un planeta donde los conflictos de la sociedad nos invadan. ¿Qué les parece a Vds. esta perspectiva?

J. F.

—Bien, yo creo que tienes mucha razón y que en realidad es consecuencia de las actitudes humanas. Si miramos hacia abajo, hacia el hombre, toda crisis sicológica que pase cualquier ser humano es producida por él mismo. Lo que está claro es que cuando uno tiene un problema, se ha producido por su actitud. Pues a nivel mundial entiendo que es lo mismo; la tierra, la naturaleza, es inteligente. Y la naturaleza, pues, lógicamente, tiene sus armas de defensa y sus reajustes. Si en un lapsus de tiempo de varios miles de años el hombre no ha cambiado de actitud, y ha ido acumulando una serie de actitudes y vivencias y no cambia, la naturaleza, lógicamente, tiene que corregir esos defectos. Y yo entiendo que lo que está pasando, o lo que puede ocurrir, con este desplazamiento de las placas, los seísmos, los terremotos y etc., etc., es consecuencia, en realidad, del ser humano.

J. F.:

—Como decíamos antes, si tomamos conciencia de que formamos parte de esa unidad planetaria y que todos y cada uno de nosotros somos responsables de lo que la Tierra es en estos momentos, deberíamos de ser conscientes para ir cambiando esta situación. Para conseguir estas metas de las que estamos hablando es fundamental que empecemos, en primer lugar, a perder el miedo a nosotros mismos y por ende a los que nos rodean. En la medida que consigamos esto estaremos aportando nuestro grano de arena, para conseguir una sociedad más humanizada y justa, de la que se puedan desterrar esas dictaduras, egoísmos e insolidaridades que se dan, y podamos empezar a tener ese orden nuevo donde la libertad, el amor, la comprensión, la solidaridad, den paso a esa nueva sociedad donde los humanos no estemos para explotarnos unos a otros, sino que estemos para ayudarnos unos a otros y para poder convivir con esa armonía que José Tarrazó comentaba hace un rato.

J. F.:

—En realidad es muy acertado todo lo que has dicho, yo entiendo que, bajando a nivel individual, se puede aplicar también al nivel global. Yo me hago también la siguiente pregunta: ¿nosotros qué es lo que vivimos en realidad, nuestra vida, o lo que vivimos son nuestros sentidos, nuestras quimeras, o nuestras apetencias? ¿En realidad qué es lo que queremos vivir, lo que somos o lo que nos induce la sociedad, la sociedad consumista, la sociedad individualista, que seamos? Entonces, entiendo, que el hombre y las crisis que pasa… las puede superar cambiando su actitud, y si cada uno de nosotros cambiamos nuestra actitud, a nivel mundial, lógicamente sería maravilloso porque cambiaría naturalmente todo.

José Tarrazó:

—Es interesante toda esta temática, y yo me estoy dando cuenta de que Vds., como sociólogos, estudian todos estos movimientos de los seres humanos, y que, en realidad, pues, quizás nos falte a todos un poco de humanismo y un poco de ver las cosas tal cual son; estamos viviendo en una sociedad a veces muy voraz y quizás algunos radioyentes piensen que esta manera o esta visión de ver las cosas esté un poco alejada de la realidad. Pero, creo, que, dentro de un apartado muy importante de este cambio de la sociedad, deberíamos ir creando una educación, desde la cual viéramos las cosas con mayor realismo, que el ser humano debe estar más cerca de las cosas reales. Es decir, las cosas reales de la vida y las vivencias, no aquellas que nos están vendiendo a través de determinados medios que conocemos. ¿No creen ustedes que quizás nos falte a todos los seres humanos, y en la sociedad en la cual estamos viviendo, un poco más de humanismo?

J. F.:

—Sí, pienso que precisamente esa falta de humanismo es lo que nos produce o nos lleva a la situación que estamos viviendo actualmente.

Pensemos que nosotros, que estamos viviendo en una sociedad muy concreta, la mayor parte de veces nos comportamos, no como realmente somos, sino en función del estereotipo que la sociedad nos ha marcado. Vivimos para ir cumpliendo una serie de metas que no nos trazamos nosotros, sino que nos las traza la sociedad, para saciar una serie de necesidades que de una manera muy subliminal nos van marcando. Y vivimos pendientes de un consumo, creyendo que, satisfaciendo esto, nos va a dar la felicidad. Y de forma que, conforme vas cumpliendo esos deseos que te han ido induciendo, te das cuenta de que ninguno de ellos te da esa felicidad, que la felicidad es algo distinto, muy distinto de lo que te están marcando. Y que la felicidad es algo que debemos buscar dentro de nosotros, pero que difícilmente la encontraremos en un objeto, en una prenda, o en un vehículo.

José Tarrazó:

—Vds., queridos radioyentes, están apreciando estas valoraciones profundas y al mismo tiempo humanistas de los dos invitados que tenemos hoy aquí, en este programa, y creo que cada uno de ustedes, a través de sus receptores, están percibiendo que la realidad que estamos viviendo es una realidad cruda. La realidad que estamos viviendo, si nos trasladásemos a otros países, a otras naciones, a otros continentes, veríamos que se está sufriendo mucho, y que las causas de ese sufrimiento, quizás, en parte, seamos todos nosotros, esa sociedad de consumo. Con esto no quiero decir que no se consuma. Pero que se consuma racionalmente, que pensemos sobre todo que existen tantos y tantos seres necesitados de las cosas más elementales, y que nosotros, por suerte, por decirlo de alguna manera, somos unos privilegiados, y quizás compartir y tener esa visión de unidad de las cosas, esa visión planetaria. Y sobre todo que las fronteras y las determinadas culturas no nos separen, por el contrario, que nos acerquen.

»Les agradecemos una vez más el que nos hayan sintonizado y me gustaría que en algunas ocasiones escribieran, sugirieran, ustedes, cualquier idea que tengan y ser tratada por los invitados que gustosamente vienen aquí.

»Muy buenas noches y hasta el próximo martes.

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