Tiempo, espacio y mente (II)

“El tiempo revela todas las cosas: es un charlatán y habla hasta cuando no se le pregunta”. (Eurípides) El tiempo es el periodo de duración que necesita la conciencia para darse cuenta de las cosas materiales de la vida, de los individuos. La primera tentativa de los hombres para medir el tiempo consistió en contar el periodo de duración, o sea, el período de conciencia que transcurrió entre la salida del Sol y el ocaso, y su siguiente aparición sobre el horizonte al día siguiente. De esta manera el hombre comenzó a asociar el tiempo en su manifestación material, como la manifestación de la luz y la oscuridad y el vaivén de los sucesos diarios. Pero el tiempo es algo más profundo. “Emplead bien vuestro tiempo si queréis merecer el descanso, y no perdáis una hora, puesto que no estáis seguros de un minuto” (Franklin). Así, el tiempo llegó a ser para el hombre un elemento material del Universo.

Espacio: “Es la extensión que contiene toda la materia existente. El que ocupa las órbitas de los Planetas en sus movimientos alrededor del Sol” (D.R.A.E.) Inconscientemente el hombre ha asociado también la duración del tiempo con la extensión del espacio. La conciencia que tenemos de él es igualmente diferente si se trata de concebirlo en estado de vigilia o de sueño.

El hombre ha materializado de tal manera su representación consciente del espacio, que le resulta imposible desligarlo o separarlo de las ideas materiales; e inconscientemente también ha asociado la duración del tiempo con el espacio. 

Como vivimos la radio y la televisión son buen ejemplo de la relatividad del tiempo. Tenemos el concepto “ver desde la mente” o sea el acto de la conciencia objetiva. La otra parte de la realidad, o sea, el acto de conciencia subjetiva. Vemos pues, que el individuo se da cuenta del tiempo y del espacio por medio de sus actos y su consciente mental o cerebral, que es individual y asociado de alguna manera con funcionamientos de la mente. 

Estos actos de conciencia objetiva llegan hasta el individuo a través de sus cinco facultades objetivas o de la mente. Es interesante observar que medimos el tiempo y el espacio siempre que estamos haciendo algo y según qué, medimos diferente, con lo cual somos víctimas de nuestra propia ilusión que es una forma de engaño, por confundir la realidad con la impresión de la mente… 

Mente: “Gobierna tu mente o ella te gobernará a ti”. (Horacio). El ser humano es la parte pensante, si no piensa es pensado, mal nos irá. Si la mente es conocedora de su conciencia, los individuos nos sentiremos bien, seremos felices dentro de nuestras posibilidades. Donde quiera que hay conciencia, allí actúa la mente lúcida, percatándose de todo aquello que se desenvuelve a nuestro alrededor; si por el contrario nuestro consciente está adormilado es como estar ciego.

Una persona que esté en estado de coma profundo, o profundamente dormida, o bajo la acción de ciertas drogas, tiene poca lucidez, o nulo estado de conciencia. Yo me pregunto por los efectos de las drogas y sus consecuencias… ¿Acaso se está haciendo un daño irreparable para aquéllos que caen en la trampa de las drogas?

Concluyendo lo expuesto, la mente que debiera de ser el cuadro de mando de los individuos es en ocasiones manipulada en beneficio de personas sin escrúpulos, creando una rémora o herida en muchas personas que no piensan y son pensadas, y caminan a merced de los acontecimientos.

La mente debiera ser el faro que guía a los individuos en el corto caminar que pasamos en este planeta. Por lo tanto, Tiempo, Espacio y Mente, forman el triángulo perfecto para todos los seres humanos, de ahí la importancia de este artículo. 

28-04-009. JTD.

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