También se puede pedir ética a los reyes Magos

Queridos reyes magos: todos los niños os escriben una carta y por su inocencia, suelen pedir muchas cosas, sobre todo juguetes; algún que otro, recoge aquellos juegos que no usa y lo suele pasar a otros amigos que no tienen la posibilidad de tener estos juguetes.

Pero yo voy a trasladar este artículo al gran mago de la literatura Española: Don Quijote de la Mancha, ¿cuánto nos hace falta aprender de este gran sabio Don Miguel de Cervantes? Pero, Cervantes, bardo de los tiempos modernos, ruiseñor sin par al cerrar la horrible noche de la decadencia española después de haber sido España la soberana que lució en dos mundos, pecó, como todos los bardos, porque siendo un inmenso poeta, no se atrevió a dar un paso más y proclamarse místico, aterrorizado ante su propia concepción del hombre crucificado. La dichosa edad donde la persona se halla repleta de los valores éticos y sociales, es cuando alcanza la dicha de haber sido útil en la sociedad en la que ha estado compartiendo su pequeño saber y hacer; cada persona tenemos las facultades adecuadas para hacer algo positivo que ayude a las demás personas.

“Así también, la obra bipartita cervantina es una obra archihumana, una obra límite, en que la figura del protagonista Don Quijote queda totalmente destruida por la de Sancho”. (Mario Roso de Luna) La personalidad y la obra del gran pensador Cervantes, va más allá de nuestras fronteras, después de la Biblia, es el Quijote el más traducido en todos los idiomas universales; yo digo que es el libro pedagógico que tenía que estar en la cabecera de cada habitación, dichosa fortuna de aquellos que profundicen en esta obra…

Don Quijote, el héroe de la verdad, suba también a los Cielos y habite en ellos por derecho propio con su caballeresca y violenta conquista, por habernos dejado su preciosa joya, esa perla de la literatura que sacó del fondo del océano de sus entrañas…

“¿Fue la primera voz de su conciencia la que le inspiró a Cervantes ese temor que muestra al final de su obra, cuando ya ha hecho ser a su héroe amigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje, de aquellos pensadores inmersos, que no soñadores?” (Anónimo)

Dichosa la edad en que los seres humanos pensamos por nuestra propia cuenta y no nos dejamos pensar por quienes quieren conducirnos a la manada de la indiferencia humana, o aquellos que su meta es la denostación o el pensamiento único que, metidos en sus propios dogmas, son las sombras del mal en esta sociedad tan maquillada de intereses creados; estos huraños malandrines están haciendo el juego sucio a la sociedad.

Don Quijote mismo, apenas si en su juventud viera una vez a Dulcinea, en la que encarnó, sin embargo, el ideal de su Alma, idea que, como todas las Almas, al temor de la frase evangélica, carece de sexo. El simbolismo supremo del Alma humana con su Divino Espíritu, que inmortaliza a las personas lo vemos reflejado por muchos escritores, pues sus conciencias puestas en la escritura denotan la sensibilidad de la continuidad de la conciencia, o de una ética-compartida: el lago de los espantos en que vivimos las personas, es debido a los problemas que genera nuestra mente y que se manifiesta con tanta asiduidad y por esta razón enfermamos, todos los desequilibrios producen desorden.

Dichosa edad cuando la persona vive en armonía, a esto le llamaré felicidad, pequeñas cosas que hacen un gran montón de satisfacciones, pequeños perfumes que envuelven nuestro ser humano y divino, que es para lo que estamos hechos, si esto no es así el sufrimiento es continuado y somos pasto de lo que generamos, violencia e insatisfacciones, algarabías mentales que nos privan de la felicidad y del sosiego…

Si estuviéramos preñados de alegría y aceptáramos las cosas con humildad, nuestras vidas serían un paraíso de excelencias y no una cárcel de torturas, ¿pero es posible esto? Sí lo es.

Solamente tendremos que cambiar el chip, la manera de pensar y de obrar, y procurar navegar en el mar de la sencillez y de la humildad…

20-12-21. J.T.D

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