Solidaridad en tiempo de crisis
En este momento histórico, definido en general como época de crisis mundial, es cuando se aprecia quienes son solidarios con aquellos seres que están pasándolo francamente mal. Es conciencia social de muchos individuos que se vuelcan con sus posibilidades económicas aliviando a los más menesterosos; bien sea por sus convicciones religiosas o ideológicas para remediar el hambre y la miseria de una sociedad dejada de lo que tendría que hacer el gobierno y que no hace.
¿A qué estamos asistiendo en estos momentos donde existe tanta hambre y miseria en todo el planeta? ¿No será que los despropósitos de la globalización hacen a unos muy ricos y otros carecen de lo mínimo para subsistir y así se va muriendo una humanidad famélica? Hemos llegado a la era de la tecnología, pero hemos olvidado a la sociedad en lo fundamental; los valores de convivencia, de la necesidad ética, de alimentar el alma y el cuerpo con equidad y justicia. ¿Cuándo los gobiernos poderosos cambiarán los programas armamentistas por un bienestar social basado en la equidad, en la solidaridad para crear una sociedad con menos dolor? Con menos paro y con más justicia, en general, con cualquier causa derivada de la injusticia, la miseria y de la defensa y conservación del planeta y de todas las especies que lo conformamos.
Por doquier existe una desconfianza hacia la clase política que predica con grandes slogans lo que luego no cumple: parece que las tribunas de determinados oradores sólo son la fachada del espejismo de un desierto lleno de personas hipnotizadas por las promesas que nunca se cumplirán…
Debemos de entender la auténtica solidaridad como la práctica continua, en cada momento de nuestras vidas, de los verdaderos valores de la justicia; la equidad, la ética, la comprensión; la paz es respeto, y cuantas connotaciones humanas favorezcan un cambio de actitud y de mentalidad en las personas, única forma de generar nuevos modelos de relaciones humanas para con los individuos y su medio.
Es de resaltar que gracias a los comedores de caridad muchas personas tienen un plato de comida, unas ropas y enseres que cubren en parte sus necesidades; y esto gracias a ciertas personas que nutren en parte esos almacenes donde se reparte a los más necesitados, a nadie se le pide su identificación política, sino que se cubren momentáneamente sus penurias de hambruna.
Es lamentable que en el siglo de las luces nos encontremos en una situación de precariedad donde los individuos tengamos que pasar tantas miserias. Pero por otra parte se despilfarre a manos llenas en tantas cosas superfluas, y que haya personas con sueldos tan exagerados, mientras sus vecinos carecen de lo más esencial. ¡Qué despropósito!
La decadencia orquestada por el poder tiene unas fauces que lo machacan todo y que son capaces de ser insolidarios prediquen lo que prediquen. Todos los abusos vengan de donde vengan son malos y a la larga se pagan, pues quien crea sufrimiento a los demás, se está cavando su propia fosa; esta es la ley de la naturaleza.
Si bien es cierto que las situaciones de mayor gravedad requieren acciones puntuales urgentes y efectivas que tiendan a eliminarlas; no debemos dejar que estas nos lleven a entender que la solidaridad sólo tiene sentido en tiempos de crisis, más bien racionalizar la economía en todos los tiempos; no gastando por encima de nuestras posibilidades, haciendo lo que hacen las hormigas llenando el granero para cuando sea necesario…
En nuestros días existen grandes lagunas en la sociedad en la que nos ha tocado vivir. La indiferencia con nuestros congéneres, con los vecinos; nos haría falta la terapia de la comunicación, aunque estamos en la era de las grandes comunicaciones por satélite; por los medios de comunicación, los seres humanos estamos más alejados de nosotros mismos. ¿Qué nos está sucediendo a los individuos en nuestros días? Que cada uno nos revisemos la conciencia y veamos en qué fallamos…
1.11.10. J.T.D.
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