Reflexión post electoral 2008

No hace muchos días, hemos participado de unas elecciones generales al Parlamento y al Senado de la nación, no exentas de largos discursos y escenificaciones, parlamentos entre los determinados candidatos de diversos signos, de colores como el arco iris.
“La reflexión no es sino el aparato registrador de las impresiones, las emociones e ideas que cruzan por el espíritu”. (Amiel)
En determinados momentos se han sucedido esperpentos, como en las obras del gran escritor Don Ramón María del Valle–Inclán, cuando nos habla de los espejos cóncavos, que dan el esperpento, y a veces los insultos y descalificaciones entre los determinados candidatos, que más que agradarnos nos molestan, removiendo las cenizas del pasado. ¿Y del futuro qué? Debieran hacer propuestas veraces y que se cumplieran, con todos sus términos, que los programas electorales fuesen actas notariales y estos fuesen sólidos y creíbles por todos los ciudadanos, al igual para los que han depositado su papeleta, como para los que no lo han hecho.
Después de leída la ley electoral, para tener conocimiento de causa, bien poco dice de las listas abiertas, y creo que es fundamental para consolidar la democracia, que las listas electorales fuesen abiertas y que cada elector escogiese a los individuos que considerase de su confianza.
Democracia, veamos lo que dice Aristóteles al respeto de esta palabra: “La democracia ha surgido de la idea de que si los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos. La democracia no es aún más que una palabra, un monstruo horrible para unos, una vaca de leche para otros”, y por estas razones debiéramos mimar lo que tenemos ahora, siendo coherentes, conscientes y prácticos, aunque no seamos políticos en activo.
Los años nos han educado y por esta razón, vamos a depositar el voto, pacíficamente, consecuentes, cada cual con su idea, respetando a los demás y así la jornada de las elecciones se desarrolle con un civismo adecuado: el derecho es para cada uno la facultad de exigir de los otros el respeto de la dignidad humana en su persona.
Mucho tendrán que hacer los que nos gobiernan y la oposición, para enderezar este país, para que la crisis económica, los parados, los emigrantes, pensionistas, los pequeños comerciantes, tomen un impulso favorable y adecuado en su quehacer cotidiano, y todos podamos vivir…
En estas elecciones no se han repartido programas electorales, y si los han distribuido, quizás lo hayan hecho por internet o por la televisión, pero lo escrito, escrito está.
Otra cuestión significativa, es que han caído muchos istmos y se ha instalado el gran abanico del bipartidismo. ¿Esto es bueno o malo? Una de las cosas que debieran de cuidar los políticos es el lenguaje, pues de él se desprende su nivel cultural, la agresividad, la soberbia y altanería, y como los ciudadanos no somos tontos, vemos que son predicadores a lo americano, se pueden decir las cosas con un lenguaje coloquial, sereno y candoroso, alegre y desenfadado.
Lo más importante para un buen gobierno, es reflexionar antes de adoptar cualquier determinación y no abandonar jamás el ejercicio del bien. El manejo de los asuntos de una nación se beneficia con la participación en el gobierno de las personas cultivadas, cuyos intereses y emociones se han desarrollado y han madurado gracias a una cultura consciente, en sus deberes y obligaciones.
Las Cortes de Cádiz se han considerado el punto de partida de las ideas democráticas y del derecho de sufragio no sólo en España sino en el mundo hispánico. Este sistema electoral, se inspiró en las viejas tradiciones democráticas de los principios españoles, que recuperando el texto constitucional de 1812 su antigua condición de instituciones electivas. Si ahora podemos disfrutar de elecciones municipales y nacionales, es debido al trabajo que otros hicieron en su día y que debemos aprovechar todos los ciudadanos, aunque la ley electoral de ahora no es lo suficientemente amplia y es susceptible a modificar, al igual que algunos artículos de la presente Constitución, pero debiéramos de poner el empeño, para que esto suceda, sin perjuicio de lo que es bueno, se mejore.
Si somos capaces de hacer una sociedad culta, la democracia será cada día mejor…
10 de marzo de 2008. J.T.D.
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