Rabindranath Tagore
Presentador:
—Buenas tardes. Una semana más en nuestras conversaciones filosóficas damos la bienvenida a nuestro compañero José Tarrazó, el cual, como siempre, nos va a llevar a lo largo de esta nueva emisión, nos va a introducir a temas tan importantes como solemos habitualmente tratar.
»José Tarrazó, buenas tardes.
José Tarrazó:
—Muy buenas tardes.
Presentador:
—Bien, hoy tenemos un personaje quizás realmente extraordinario, algo que se sale realmente de lo común, un hombre al que en 1913 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Hablamos de Rabindranath Tagore. ¿Qué podemos decir de este personaje?
José Tarrazó:
—Sobre todo, yo considero que la personalidad de Rabindranath Tagore es, para mí, un hombre que está entre Oriente y Occidente. Es decir que, aunque nació en la India, muy cerca de Calcuta, desarrolló toda su actividad y estudios en Inglaterra y en Norteamérica, y fue un gran viajero, sobre todo un gran conferenciante, un gran escritor, tanto en poética como en lírica, también era músico. Es decir, era un hombre polifacético, que dominaba varios idiomas.
»Entonces, considero que actualmente existen estos personajes, pero muy pocas veces se habla de ellos como humanistas y como transmisores de una gran sabiduría, no digo una gran cultura, porque nada tiene que ver una cultura con la sabiduría.
»Este ser, que estuvo en dos ocasiones aquí en España, pues… aquellos que tuvieron la suerte de escucharle se deleitaron de ver cómo dominaba tantos idiomas y cómo expresaba su filosofía de vida, que era lo más importante. Es decir, no era una persona como tantas otras que están encuadradas en unas corrientes determinadas, sino que dominaba todo el aspecto de la vida y esto es lo que, en realidad, plasmaba a través de ese servicio a la humanidad.
»Porque fue un hombre que en todos los países en los que se hallaba, donde estaba determinadas temporadas dando conferencias y escribiendo, pues, tenía un carisma tan grande y profundo que la gente, por decirlo de alguna manera, quedaba embelesada de ver a este ser.
»Era casado, y perdió a su mujer y a su hijo. Esto le ocasionó, como a todos los seres humanos, un gran trauma, una situación bastante profunda, porque hemos de tener en cuenta que los personajes así, tan profundos, son también seres humanos, y esta es una de las grandes facetas que tienen estos seres. A consecuencia de esto, estableció en Calcuta lo que se denominó la Escuela de la Paz, donde se impartían clases totalmente gratuitas, cuando había ciertas costumbres en la India, quizás alejadas de nuestra manera de ser, y de ahí que él acercara la filosofía entre Oriente y Occidente, porque lo que nos faltaba a nosotros, los occidentales, como seres espirituales, les sobraba a los orientales.
»Y yo considero que hay que hablar de estos personajes, aunque por mucho que fuéramos diciendo, quizás siempre nos quedaríamos cortos, porque se puede ser un gran personaje, con sabiduría, pero a esta sabiduría hay que añadir su humanismo, la visión realista del sufrimiento que se daba en aquella época y que actualmente también en muchos países existe. Y estos seres están haciendo un gran servicio en todos los países, porque llevan un mensaje de esperanza y de alegría. Y esto no es fácil, de ahí que creo que fue el primer oriental al que se le concedió el Premio Nobel en 1913, y creo que esto es muy importante.
»Sería bueno que de vez en cuando habláramos de determinados personajes históricos, tanto de Oriente como de Occidente, y viéramos que esos personajes no están tan distantes de nosotros, es decir, que son seres humanos con una profundidad y con una dimensión de las visiones de la vida tan grandes que quizás siempre serán eternos.
»Yo considero a Rabindranath Tagore como un gran Quijote, la literatura de Cervantes, y tengo que hablar de esto por necesidad, porque la literatura de Cervantes, al igual que la literatura y toda la expresión poética y humanística de Rabindranath Tagore, creo que dan, en determinadas épocas del espacio en el cual se desenvuelven las distintas humanidades, dan una nota muy sonora y especial para que los seres humanos, de vez en cuando reflexionemos sobre todas estas cosas.
Presentador:
—Al hablar de este singular personaje, un hombre polifacético como tú, muy bien has dicho, ¿podríamos destacar alguna faceta? No sé, su vida de algún modo especial, quizás la literatura, un gran literato, quizás ese artista, que lo fue, y se demuestra en sus obras de pintura, o quizás lo más importante de este hombre era precisamente lo que tú apuntaste después, su filosofía. ¿O quizás estas tres cosas unidas y puestas en la práctica?
José Tarrazó:
—Sí. Creo que dentro de un gran personaje se conjugan cantidad de cosas. Este polifacetismo que tienen estos personajes, tanto en la obra humanística —que creo que es la que tendríamos que destacar más que nada, porque es lo que no se ve— como en la parte de música y en la parte de la literatura o poética. Es digno de poder hojear todo ese conjunto de la obra y ver con qué sutileza iba desenvolviendo toda su gran obra. Es decir, era un gran personaje en todos los aspectos de la vida. Y quizás, cuando hablamos de estos personajes, a veces mentalmente distanciamos estos personajes y las personas que no son tan cultas o sabias, y creo que ocurre, tendría que ocurrir en nosotros al pensar de estos personajes, todo lo contrario, porque los seres humanos más corrientes tienen acceso a estos seres, a todos estos personajes. Y cualquier persona que fuera a una de sus conferencias, de sus charlas, o conozca la expresión de su obra literaria, nos damos cuenta de cómo llegaba a los corazones de las personas más sencillas y humildes. Y precisamente porque era una persona nacida en ese gran continente, la India, donde existe aún ese gran fanatismo por las distintas religiones y por las distintas sectas —que de alguna manera han creado ciertos hábitos en los habitantes de allí—, resulta que este señor sale de la India para ir por Europa y por América para impartir ese gran mensaje, más que filosófico, humanístico.
Presentador:
—¿Quizás, a lo mejor, una de las virtudes, a lo mejor involuntarias de este hombre, fue el que era de tradición oriental y quizás de educación occidental?
José Tarrazó:
—Exactamente. Es interesante esto porque vemos reflejada, por una parte, la espiritualidad de este gran personaje…
Presentador:
—De Oriente.
José Tarrazó:
—De Oriente. Y, por otra parte, vemos la apertura de las ideas, podríamos decir, con otras características como son las europeas o como son las americanas. Es decir, que podríamos apreciar que hay una conjugación entre estas dos cosas.
»Hay algunos personajes históricos que dicen que cuando la filosofía de Oriente y Occidente se acerquen más, la sociedad en la cual estamos viviendo y nos desarrollamos tendrá unas facetas totalmente diferentes a las que tiene ahora: el concepto humanístico de las cosas. Porque creo que la balanza en estos dos aspectos, por un lado, el materialista y el escéptico, podríamos decir de Occidente y, en el otro platillo de la balanza, el exceso de espiritualidad mal entendida de Oriente.
Presentador:
—El misticismo.
José Tarrazó:
—El misticismo, exactamente. Por ejemplo, vemos que los yoguis, allá en la India, pues llegan a dominar sus cuerpos, pero no solo hay que dominar el cuerpo, sino que la mente, al mismo tiempo, tiene que desarrollarse de una manera equilibrada entre una cosa y la otra.
»El señor Buda, del que todos sabemos la trayectoria histórica y, podríamos llamar, las marcas reveladoras de impresión filosófica que marcó durante su época, fue un avatar. Vemos que la gente se fanatizó demasiado en estas filosofías y llegaron, pues, al borde de un estado un poco demasiado inactivos. Es decir, que sería bueno que el ser humano, tanto en Oriente como en Occidente, pusiéramos en la balanza, en esta balanza que hemos dicho ahora, estas dos facetas, y a partir de ahí pudiéramos conjugar las partes positivas que tienen estas dos partes de filosofías y doctrinas a nivel planetario.
Presentador:
—Partiendo de la base de que, bajo mi punto de vista, es una opinión particular, no creo que exista una filosofía perfecta o exacta. O sea, sería discutible, y cada individuo la puede asemejar de una forma, quizás lo que es bueno para ti, quizás para mí no lo sea tanto.
»Ahí está, insisto otra vez en el tema, pues, la gran virtud o inteligencia de este hombre al tratar de darse cuenta, y esto siempre es difícil, o sea, renunciar, y si no renunciar, enfrentarse a sus propios pensamientos, a su propia filosofía, y quizás en algunos casos a sus propias raíces, para incorporar una filosofía mucho más abierta. Quizás este es el gran milagro, o esta es la gran obra de este hombre que nos ocupa.
José Tarrazó:
—Pues sí, perfectamente. Hay un aspecto, o varios aspectos en esta cuestión que, por ejemplo, en el momento en que Rabindranath Tagore realizó su obra y sus viajes por el mundo no había los medios de comunicación audiovisuales que hoy existen.
Presentador:
—Y de locomoción.
José Tarrazó:
—Y de locomoción, por supuesto. Y entonces creo que actualmente tenemos una ventaja, sobre todo, porque transmitimos y nos acercamos más a los seres humanos a través de las ondas, a través de la televisión, a través, por ejemplo, de los viajes en avión. Y todo ello conlleva el que hoy personajes, por ejemplo, como Krishnamurti, que también es un personaje que podríamos decir gemelo a Tagore, o quizás como otros, o pues como Kumar, son personajes que están viajando incesantemente y están acercando a la humanidad de una manera peculiar, porque estos seres nunca imponen su filosofía cuando están impartiendo una clase o cuando están impartiendo una conferencia, es decir, que están exentos de dogmas. Y esto es muy importante.
»Actualmente, a través de esto que hemos hecho mención que son los medios de comunicación, quizás la gente joven se dé cuenta de que los grandes seres no intentan nunca dogmatizar, no intentan imponer sus ideas, solo hay que abrir las páginas de esta gran obra literaria y poética y de la parte musical y de la parte de expresión lingüística con los distintos idiomas, para ver este polifacetismo del cual hemos hecho mención, y veremos cómo siempre hay un mensaje vivo a través de estas obras.
»Por supuesto que muchas personas dirán: ¿y por qué se habla de estos personajes? Pues me gustaría hablar un día incluso de personajes de aquí, de Ontinyent, que también fueron polifacéticos, que desaparecieron no hace muchos años y que también fueron unos incansables buscadores de las determinadas verdades, o determinadas filosofías. Y de ciertos músicos también que están, por así decirlo, en el olvido y que cuando se sabe que estos personajes vivieron una vida intensa, una vida, y lo he dicho antes, una vida de servicio a la humanidad, esto es lo difícil de comprender para las personas.
»¿Y qué es el servicio a la humanidad? Es decir, cuando un señor, después de su trabajo, después de impartir unas clases, se dedica a escribir o se dedica tanto a la parte literaria como a la parte musical, o a pintar, es decir, creo que está aprovechando y está dando al mismo tiempo un gran mensaje a todos los seres humanos, los cuales, de una u otra manera, podemos llegar no a ser exactamente como estos personajes, pero sí aproximarnos, en la medida de la capacidad de la parte intuitiva que podemos desarrollar en todo momento, y salir de ese círculo, que muchas veces es un círculo muy pequeño, en el cual nos desenvolvemos. Porque hay que tener presente que cada ser humano es un artista en el fondo, es un creador, es un ser que tiene ideas maravillosas, pero hay que plasmarlas, no solamente las ideas sino las obras. Y todo aquello que conlleva el desarrollo, no solamente el intelectual que, por supuesto, es importante, sino el desarrollo espiritual… y el acercarse cada día más a los seres con los cuales convivimos cotidianamente.
Presentador:
—Has hablado de que Tagore creó una escuela, la denominada Escuela de la Paz. Bien, ¿qué hay de sus alumnos?, ¿qué pasó?, ¿qué ha quedado de todo esto? ¿Hay alguien que continuó con su filosofía o, por el contrario, digamos que después de la desaparición de este personaje todo aquello desapareció?
José Tarrazó:
—No. La obra de Rabindranath Tagore está presente, es decir, es como aquel que esparció unas semillas en el planeta, en los distintos lugares por los cuales él pasó, y sin ningún lugar a duda, pues existen en muchos países personas, no precisamente seguidores, sino personas que fueron marcadas por esta huella, de este impartir, de esta sabiduría, que más que una sabiduría humana sería una sabiduría divina, una sabiduría convivencial.
»Por ejemplo, yo conozco a determinadas personas en distintas partes del planeta que han seguido esa dinámica, las cuales han creado escuelas en distintas partes del mundo. Hay que resaltar que estas escuelas no han sido nunca financiadas por nadie, es decir, que los alumnos iban libremente y estudiaban en Calcuta.
Presentador:
—Creo que, con un sistema bastante peculiar, ya que según me estabas explicando hace unos instantes, antes de entrar en antena, pues no había unas grandes diferencias entre lo que podía ser el profesorado y entre lo que eran los alumnos.
José Tarrazó:
—Exactamente. Algo que deberían tener en cuenta, por ejemplo, en las universidades, y en los institutos, y en las escuelas de enseñanza primaria, es que a veces se imponen lecciones, no se deja que el alumno sea un creador. Porque cada ser humano, como todos sabemos, tiene unas facultades, tiene un desarrollo intuitivo, o mental, o artístico, y se le imponen una serie de cosas que van a contrapelo y entonces ese ser, a veces, no se desarrolla dentro de su creatividad.
»La particularidad de esta escuela de Calcuta, al igual que otras escuelas, por ejemplo, como existe una en Ginebra, la Escuela Arcana… imparten lecciones en todo el mundo, y los alumnos y los profesores conviven de una manera sin que haya fricción, sin que haya, sobre todo, imposición de las cosas, es decir, se lleva una dinámica totalmente diferente.
»Quizás Rabindranath Tagore se adelantó bastantes años para que esto ocurriera en otros tiempos. También hay otros personajes que están impartiendo esa misma dinámica de estudios, y más que de estudios, de vivencias, porque, claro, el estudio no deja de ser una teoría y si dicha teoría no es aplicada en la práctica es una filosofía que queda mermada por la fijación de las cosas.
»Yo digo que la filosofía y la práctica tienen que ir profundamente unidas para que el ser humano pueda, en todo momento, desarrollarse en ese aspecto. Todos sabemos que, a veces, se imparten lecciones que son totalmente inútiles porque están transcendidas en el tiempo y en el espacio, mientras que otras lecciones son más consustanciales, más prácticas, más de la época en la cual estamos viviendo y desarrollándonos.
Presentador:
—Efectivamente. La prueba de ello es que, bueno, pues digamos que la enseñanza ha cambiado hasta tal punto que lejos quedan aquellos años donde te hacían repetir precisamente el texto de la lección, por decirlo de alguna forma, y hoy día, pues, hay un margen en el que cada uno, ajustándose a una realidad, le da una interpretación de los hechos conforme cree que son. O sea, que dejan un margen de creatividad, que es lo que tú decías anteriormente.
José Tarrazó:
—Sí. Creo que estos personajes, hablando de Rabindranath Tagore y de otros, hay personajes parecidos que están, por ejemplo, actualmente impartiendo clases en la sociedad, y también tienen el mismo sistema, es decir, son conferenciantes, son compositores de música también. Es decir que hay aún personajes de este tipo que están siguiendo esa misma dinámica. Y creo que esta dinámica de reuniones y de convivencia, sobre todo, como también lo hacía Krishnamurti, es algo que nos tiene que abrir los ojos a todos. Yo les catalogo como adelantados a su época, es decir, que eran unos grandes adelantados porque cuando les estudiamos, o leemos, o los escuchamos, vemos que para muchas personas están desencajados, porque se han seguido unas reglas muy duras, sobre todo en Inglaterra y en Norteamérica, la enseñanza ha sido una enseñanza muy estricta.
»Entonces, esto tiene que desaparecer para que al artista que llevamos dentro cada uno de nosotros salga. Tenemos que darle la paleta y los pinceles y los colores, o tenemos que darle la máquina de escribir o el ordenador, y que él se autorrealice, que es lo que decía Krishnamurti. Krishnamurti hablaba de una enseñanza integral, y esta enseñanza integral será la que se tendrá que poner en práctica ya. Es decir, que hay atisbos en las determinadas universidades del mundo, de profesores que se dan cuentan de que esto es lo que verdaderamente autorrealizará a los seres humanos, sin imponerles esa disciplina férrea, que es la que al alumno a veces le pone nervioso, le pone en evidencia.
Presentador:
—Le maniata, en una palabra.
José Tarrazó:
—El otro día vi, no sé si habréis visto una película que se está exhibiendo en los cines que se titula El club de los poetas muertos, y en ella se da esa paradoja de cómo un profesor imparte las clases totalmente diferentes. Entonces, hay una diferencia en las personas que han asistido a ver esta película, se han dado cuenta de una cosa y de la otra. Que se lleve esto a la pantalla es importante, porque siempre, entre todos los que
están viendo esta serie de obras, hay quien se da cuenta de cómo hay que evolucionar en este campo de la enseñanza, y cómo Rabindranath Tagore, al cual estamos haciendo mención y otros personajes, nos están dando la pauta de que el proceso evolutivo de los seres humanos tiene que ser un proceso en libertad pero, sobre todo, en comprensión y en humanismo, que es lo que nos falla en muchas ocasiones, porque estamos dentro de un mundo de intereses, de muchos intereses, y entonces quizás no interese.
»Pero los grandes personajes de la historia se desarrollan a través de lo que se exterioriza de ellos, porque han comprendido que la vida no es solamente vivir, morir y comer, sino que existe algo más que puede acercarnos más a todos los seres humanos.
Presentador:
—Lo que nos diferencia de un vegetal.
José Tarrazó:
—Exactamente.
Presentador:
—Yo quería decir que, efectivamente, la filosofía de este hombre se proyectó en su tiempo con una idea totalmente contraria a la que todavía tenemos, y por supuesto, a la que se tenía entonces.
José Tarrazó:
—A los cánones y condicionamientos de su época. De ahí, y esto hay que remarcarlo, que cuando se debatía si se le daba o no el Premio Nobel, pues hubo una gran lucha entre las personas que elegían a quién se le otorgaba el Premio Nobel, y se dieron cuenta de que era de justicia, más que por nada, porque era un ser que había tenido un gran abanico de sabiduría y de servicio a la humanidad. Y hubo sus grandes polémicas en ese momento, en 1913, porque, claro, el dar un Premio Nobel a una persona que, quizás, en muchas ocasiones no sea la persona más adecuada podía girar en torno a nacionalismos, intereses…
Presentador:
—Incluso a la filosofía, que puede chocar frontalmente.
José Tarrazó:
—Exactamente. Y entonces, esto es muy interesante porque, claro, en la humanidad nos condicionan tantas cosas. Pero estos seres supieron salirse de esos condicionamientos arcaicos, que eran en cierta manera involucionistas. Han demostrado, a través de los años y a través de la filosofía y de la historia, que eran unos grandes adelantados, unos personajes que nos han dado una gran lección a toda la humanidad, como la dio Cervantes y como la dio, pues no sé… muchos personajes españoles de los que podríamos hablar algún día, y quizás, profundizar más que los historiadores convencionales lo han hecho sobre ellos.
Presentador:
—Pues muchísimas gracias, José Tarrazó, por habernos acercado a este singular personaje, del cual hemos conocido algo y espero que algo nos sirva de su filosofía. Buenas noches.
José Tarrazó:
—Exactamente. Muy buenas noches.
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