¿Qué es la autenticidad?

Muchos son los temas que se nos enseñan en los colegios, pero en la vida cotidiana aprendemos por necesidad otros, tan necesarios que no están programados en la enseñanza de los colegios ni en las universidades.

“La autenticidad es una respuesta inmediata, directa, simple, ante cada situación”. (A. Blay) Cuando respondemos de inmediato se produce enseguida la magia desde lo más profundo del ser; esta respuesta es completa en sí misma, y por lo tanto no deja residuos de ninguna preconcepción ni de emociones o aspectos por resolver.

La autenticidad es lo sencillo sin florituras ni academicismos rebuscando las frases que nos convengan para quedar bien ante los demás; es lo más simple que hay, es todo lo que resulta después de que se ha eliminado lo complejo, lo compuesto, lo adquirido que es pura retórica ante los demás.

Muchos son los temas que debiéramos de enseñarnos para la convivencia ciudadana y el buen entendimiento, ¿pero cuánto tiempo pasamos en la vida soslayando las cuestiones más transcendentes que nos enriquecen y nos son necesarias? 

La autenticidad es la expresión más genuina de la libertad interior; al mismo tiempo pedimos ser libres en todos los aspectos de la vida, pero no cultivamos esa libertad interior, que es la que nos puede dar un horizonte sin fin y hallar esa libertad tan anhelada. “La libertad es para el cuerpo social lo que la salud para cada individuo. Si un hombre pierde la salud ya no disfruta de placer alguno en el mundo; si la sociedad pierde la libertad está marchita, castrada”. (Bolingbroke)

Esta libertad interior se traduce en una disponibilidad. Disponibilidad significa que la persona no está encerrada dentro de una línea, de una estructura de ideas prefijadas, o dicho de otra manera, está en el centro y desde el mismo puede observar todas las dimensiones de la sociedad y sus acontecimientos.

Es importante cuidar las formas ante los demás y ante nosotros mismos para no herir a nuestro interlocutor; de ahí la importancia de la palabra que puede ser una lanza hiriente o el bálsamo del entendimiento, y creo que el léxico de toda expresión nos puede llevar al continuo razonamiento, al dialogo ciudadano.

Haría falta que nos preocupásemos de crear plataformas de dialogo y de debates, en vez de criticar diciendo que las cosas no van bien, echando la culpa a no sabemos quien, pues es fácil deslizarnos con habladurías, pero ¿estamos involucrados en asociaciones comprometidas y transparentes de una sociedad civil?

El trabajo es arduo, mas pocos los trabajadores comprometidos en crear otras formas de pensamiento, de maneras de ser y de estar en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir; pero para que la sociedad se transforme los primeros que tenemos que cambiar somos cada uno individualmente, dando ejemplo y viviendo con intensidad y continuidad de conciencia y autenticidad.

Una revolución de pensamientos, de las letras, de las costumbres, de hábitos nos es necesaria; pero para ello solamente el compromiso de la ética en la ciudadania nos puede llevar a los cambios para las futuras generaciones. Pensemos en aquellos jóvenes que vendrán, y que no hereden las formas cristalizadas que les estamos dejando que son pésimas; sembremos para el futuro.

14.1.12. J.T.D. 

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