¿Qué buscamos?
“El hombre es el problema de la vida. La magia, o mejor dicho, la sabiduría es el pleno conocimiento de las internas facultades del ser humano, que son emanaciones Divinas. Así por intuición percibe el hombre su origen y se inicia en este conocimiento”. (Quien sabe puede. Libro hinduista de la evolución)
Esa gran pregunta que todos nos hacemos, la búsqueda; desde que nacemos, lo primero que hacemos es buscar los pechos de nuestra madre para alimentarnos y sobrevivir. “La búsqueda significa capacidad de decisión. La búsqueda significa aceptar riesgos. ¿Quién más puede decidir por ti? Nadie más puede decidir algo por ti. Los demás pueden mostrarte el camino, pero la decisión siempre es tuya”. (OSHO)
En nuestros días y en los lejanos tiempos todos los seres humanos se han caracterizado por la búsqueda; los investigadores, los pensadores siempre estamos dispuestos a la búsqueda y con ello procuramos ayudar a otras personas que pasivamente no les gusta investigar, ni buscar nada, pero esto creo que es un gran error, que le llamaré indiferencia, holgazanería y menosprecio.
Sin embargo, la vida no es una cuestión de palabras de honor de nadie, no es un teorema, no es una teoría, en el fondo todos teorizamos demasiado y esto nos lleva a que estemos descentrados en nuestra tarea cotidiana, que nos perdamos en el tiempo tan miserablemente en pequeñeces intrascendentes, que seamos rutinarios, este tiempo debiera de ser para que buscásemos lo esencial de la vida…
Cuando buscamos estamos utilizando unas energías que nos van descubriendo muchos sentidos de la vida: con lo conocido, la mente sigue siendo maestra, pero con lo desconocido, lo extraño entra en la oscuridad de la noche y en ese momento tenemos miedo, la mente no está en la oscuridad ni tampoco el miedo se esconde en las sombras, más bien son las neuronas las que fabrican el miedo.
¿Por qué estás malgastando tu vida? ¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve a ser lo que debes ser! A empezar la búsqueda de tu origen como persona humana y divina, a ser sencillo hasta el tétano, a relacionarte con los demás, a ser un niño con la inocencia y la pureza que le caracteriza, donde no tiene maldad ni teorías.
“¿Pero por qué alterar las obras de la Naturaleza? La filosofía más profunda será la que nos revele los secretos de la naturaleza y nos permita penetrar en ella sin trastornarla”. (Is.Velo)
Si continúas, si escuchas a la mente y a su juego de cansancio y agotamiento, de esto y aquello, de las habladurías inconsistentes de los demás, tu vida es como una madeja de hilo que está siempre enredada.
Apolonio y Jámblico afirman que el periodo que los seres humanos anhelan superar a los demás, no consiste en el conocimiento de las cosas externas, sino en la búsqueda de las cosas sencillas.
El positivismo de las cosas se encuentra en las cosas integrales, en la búsqueda incesante de las huellas que dejan las personas positivas y prácticas que plenas de una filosofía cotidiana caminan sin alteraciones, sin emocionalidades, sin miedos al próximo segundo; los positivistas rechazamos todo problema inaccesible a la mente que es la que nos enreda y nos confunde, los que pensamos en positivo lo hacemos desde la intuición y el corazón…
Es verdad que todas las personas buscamos algo en nuestras vidas, una búsqueda continuada, pues nuestra mente está en continua especulación y tenemos que enseñarnos a dar pasos en el corazón y mirar con los ojos de la bondad aquello que buscamos. Siempre estamos allí en la ventana de la búsqueda, ¿pero sabemos lo que buscamos? Creo que lo más importante en cada persona es buscar la felicidad, pero esta se nos escapa de las manos al tener tantos problemas, tantas miserias humanas que nos agobian y crean nuestro sufrimiento, tanta insatisfacción, tantos recelos en nuestras vidas…
10.12.16. J.T.D.
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