Poco pan y mucho circo
La verdad es que cada día que nos levantamos nos piden más sacrificios, empobreciéndonos a los más débiles. Las pensiones casi no dan para vivir, suben la energía eléctrica, la gasolina, las contribuciones tanto directas como indirectas, ¿cuándo dejarán de subir las cosas? ¿Cuándo será la otra crisis?
¿Cuántas personas instaladas en la mediocridad son un freno para el desenvolvimiento del progreso de los ciudadanos en general? “Quienes callan su conciencia están defraudando a quienes confiaron en ellos”. (Federico Mayor Zaragoza) Cada gobierno, cada institución debiera tomar buena nota de que la crisis está provocada por unos pocos demagogos y la estamos sufriendo los más débiles. Los especuladores están haciéndose cada día más poderosos, apretando las tuercas y creando miseria, más parados y los comedores y bancos de alimentos han sustituido lo que tendrían que hacer como deber social los gobiernos.
Otra cuestión a tener en cuenta es la de los sindicatos, que durante tanto tiempo han estado chupando del bote, de las arcas nacionales: yo puedo decir que en los años de emigrante estuve sindicado en la Confederación Francesa Democrática del Trabajo en los años 60, 65, 66 y 67. Pagaba mis cuotas y los sindicatos funcionaban con las cuotas de los afiliados. Pero además también existen ciertas instituciones que cogidas a las tetas, han defraudado y malgastado el dinero de los contribuyentes, haciendo estallar la pólvora de esta situación tan desgarradora.
Nos hallamos en el tiempo del miedo, veneno letal para los que no tienen nada, para los parados, los hipotecados, los pequeños y medianos emprendedores, los autónomos, que plagados de impuestos reducen sus plantillas. ¿Dónde vamos a parar? ¿Existe una crisis? Narra Epicuro que “a finales del siglo IV a.C. hubo una época de crisis sociopolítica que empezó psicológicamente en los políticos y pensadores, que llevó a una decadencia y se extendió como un reguero de pólvora entre las masas”. ¿Hacen falta algunos cambios en la Constitución Española? Dice en el preámbulo de la Constitución en uno de sus apartados, “promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una dignidad de vida”. ¿Se cumple este requisito? Ahora no…
Otro de los grandes problemas sangrantes son la autonomías y las diputaciones, refugios de dinosaurios, duplicidad de gastos que pagamos los contribuyentes. ¿Hace falta una limpieza de políticos que debieran ser examinados antes de presentarse en las listas? ¿Por qué las listas no son abiertas? La credibilidad de muchos políticos está en cuestión. ¿Quién controla a los descontrolados que reparten a manos llenas subvenciones ahora en esta crisis? Somos muchos los ciudadanos que no creemos en las mentiras que nos cuentan. El sistema actual ha fracasado creando pobreza y desazón, y el circo con sus personajes ya no da para más. ¿Qué decir de los nacionalismos radicales separatistas, que más que pensar en nuestro país, España, sólo quieren imponer sus ideas? En todas las naciones existe una bandera, ¿cuántas banderas salen a la calle que no son la nacional?
Sería interesante que los que vociferan sin memoria histórica leyesen la obra del periodista catalán, Luis Romero, “Cara y Cruz de la República, 1931-1936”, finalista Premio Espejo de España 1980 de la editorial Planeta. Este periodista documenta esta época tan convulsa y sangrienta. ¿Cuándo empezaremos a decir las verdades completas?
16.9.12. J.T.D.
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