Las Fuerzas Ocultas de la Naturaleza

José Tarrazó:

—Hoy vamos a hablar de las distintas fuerzas ocultas de la naturaleza y dividiremos este coloquio en cinco partes: la primera va a ser los Silfos del aire, la segunda las Ondinas del agua, tercero los Espíritus de la tierra o Gnomos, cuarta las Hadas de las flores, quinta las Salamandras del fuego.

»Creo que es un tema del que muchos escritores han escrito cuentos, pero que en realidad estaban basados todos estos temas en cosas reales y que están ahí. Creo que el pequeño conocimiento que podamos adquirir de estas cosas ayudará que veamos la naturaleza más cerca de nosotros.

»Creo que es interesante este tema para todos los radioyentes, que penetremos en estos pequeños secretos que están a nuestro alrededor y que desconocemos muchas veces; saben ustedes que hay emisiones de televisión que han hablado de los gnomos, y los dibujos animados nos dicen muchas cosas a este respecto, pero vamos a entrar esotéricamente en profundidad sobre estos temas.

»Vamos por los Silfos: como ustedes comprenderán los Silfos se mueven, los Silfos del aire son esos movimientos que existen en el aire, se mueven a velocidades increíbles, es decir, en el aura planetaria estos Silfos están en continuo movimiento y se desplazan por doquier desde un lado a otro. Estos Silfos, o estas fuerzas ocultas del aire, para muchos, son fenómenos de la naturaleza que tienen específicamente un nombre, como aquí estamos diciendo. Es curioso cómo cambian las formas, cómo cambian incluso de color, cómo estos Silfos la mayoría de las veces son azules porque ese azul del planeta, ese azul tan bonito, que, si lo viéramos —o lo habremos visto en fotografía a través de los satélites— vemos que el planeta, este planeta nuestro tan bonito, es un planeta azul. Ellos también son azules y ellos se mueven por este planeta y son los que impulsan este aire que respiramos, impulsan todas estas tormentas de viento, son ellos los que en su manifestación dan vida a este aire que todos inhalamos. Bajo esta dominación dan vida a este aire que todos… diríamos que ellos tienen una gran potencia. Al mismo tiempo, ellos, podemos decir cada especie o cada manada de estos Silfos, están dirigidos por un gran deva, un deva superior que los dirige, y tienen un conocimiento, una fuerza, que los hombres somos incapaces de comprender porque cuando vemos una gran tormenta en el aire, vemos que los aviones a una determinada altura, estas corrientes que existen tanto en el aire como en el mar y en todos los sitios, digamos, ¿qué es lo que ocurre en estos Silfos? ¿Quién hace que estos Silfos se muevan y que ocurran estos movimientos incluso cataclismos?, ¿qué ocurre? Tenemos que pensar en todas estas cosas.

»Son movidos por una ley de la naturaleza y esta ley es la que los impulsa a crear este movimiento continuo, los Silfos del aire, que los sentimos los seres humanos pero que no los vemos. Solamente existe una obra que hace mucho se escribió, por un escritor de Barcelona, Vicente Beltrán Anglada. En la cual un vidente catalán y pintor al mismo tiempo, pues, al ver esta situación, al ver estos Silfos, pudo dibujar con una gracia enorme las formas distintas, formas geométricas, que tienen y son maravillosas.

»Vamos con las Ondinas del agua; otra cosa, en las Ondinas del agua se suceden todos los elementales constructores de la naturaleza, sus grandes contracciones y profundas dentro de los océanos. Vemos cómo mueven las aguas de los ríos, los lagos, las cascadas. Las podemos observar cuando, por ejemplo, en un río o en una cascada o en las burbujas que forman el agua, cómo juguetean con estas burbujas. Los videntes las ven perfectamente y ven estos movimientos.

Presentador:

—¿Qué forma tendrían las Ondinas y los Silfos?

José Tarrazó:

—Pues las Ondinas y los Silfos: geométricamente las Ondinas, podría decir, no son uniformes, es decir, crean unas formas geométricas en las diferentes estructuras moleculares del agua y los Silfos podríamos denominarlos como pájaros, como pájaros muy hermosos, es decir, que tienen y también se adaptan en sus determinadas formas; así ocurre en todos estos elementos de la naturaleza y vemos, por ejemplo, que producen, al chocar en el agua, producen unas formas geométricas muy bonitas. Tendríamos que observar, por ejemplo, en una cascada, en un río. Tendríamos que observar cuando el agua serena del mar va apaciblemente, se mueve. Es decir, estos movimientos están creados por estas Ondinas. El color profundamente de ellas es verde y, al mismo tiempo, azulado, porque tiene que ver, como he dicho anteriormente, con el azul del planeta.

»Creo que todos estos conocimientos para todos nosotros, para todos los radioyentes, son interesantes. El que los conozcamos y que no creamos que las cosas se mueven al azar; hay un movimiento en todas las cosas y en estos movimientos existen estos elementales de la tierra.

Invitado 1:

—Los Silfos, las Ondinas, los Gnomos.

José Tarrazó:

—Los Gnomos, los espíritus de la tierra llamados Gnomos.

Invitado 1:

—Perdón, la verdad es un programa para no perder comba, ¿qué se podría decir?, pero a veces, casi cuando escuchamos estos nombres, los asimilamos más con la mitología, con los mitos, con fantasías, más que con la realidad.

José Tarrazó:

—Sí, pero ocurre una cosa, y es que lo que todos han escrito sobre la mitología se han basado en cosas muy concretas, que son estas. Podríamos decir, desde Hermes Trismegisto hasta la edad nuestra, contemporánea… la señora Blavatsky… nos va hablando y nos dice todas las formas y todas las conjeturas de estos elementales de la naturaleza, claro está, los escritos de un tiempo determinado no podrán decir lo que estamos diciendo ahora porque esto era un pecado mayor el hablar de estas cosas.

Invitado 1:

—A la hoguera.

José Tarrazó:

—A la hoguera, claro… Hay que tener en cuenta que esto es así, los mitólogos, todos los que han escrito sobre mitología, cantidad de personajes, vemos que se han basado sobre, muy concreto. lo que no podrían expresarlo, como ahora estamos expresando libremente nosotros.

»En las distintas emisiones que hemos visto de dibujos animados de los Gnomos hemos visto verdaderas maravillas y están basadas en unas realidades muy concretas, lo único que pasa es que los dibujos animados, podríamos decir que son para los niños y los mayores, porque tienen un gran contenido profundo, humanista, espiritual, de naturalista, de naturaleza, es decir, que lo engloban todo. Cuando un escritor que escribe cuentos… los cuentos podríamos decir que son grandes realidades trasladadas a una dimensión más profunda que cualquier escrito que está basado en violencias u otras cosas.

»Ustedes sabrán que estos Gnomos se desarrollan en la tierra, es decir, en distintas partes de la tierra: en los bosques, en las llanuras, y que no solamente tienen, o sea, adoptan la forma humana, sino que también adoptan varias formas; adoptan varias formas para ser camuflados y para que los hombres agresivos, por supuesto, no les hagan daño, son una realidad concreta.

Invitado 1:

—Perdona, los Gnomos ¿realmente existen?

José Tarrazó:

—Los Gnomos existen, es decir, yo os podría decir en estos momentos: he conocido a una chavalita hace muchos años la cual escribió, y era una niña. No tenía conocimiento de causa sobre los Gnomos, los veía, hablaba con ellos, tenía unas determinadas conversaciones. Yo tenía aquí unos apuntes, una cosa, y es que ellos se manifiestan a determinadas personas, y a los niños o adultos en los cuales ven estos seres un aura no agresiva, porque las personas seríamos capaces de coger cualquier insecticida creyendo que son bichos, entonces los mataríamos, y los Gnomos realizan un gran trabajo en el reino mineral y vegetal, es decir, son una parte importante de ese proceso evolutivo de los reinos y que va más allá de lo que los cuentos nos dicen.

Presentador:

—Una curiosidad, ¿la vestimenta de los Gnomos es la que aparece también en los dibujos?

José Tarrazó:

—No es esa exactamente, porque han estado vestidos como seres humanos y entonces eso es una manera de ilustrar esos elementales, pero en realidad estos seres diminutos no necesitan la ropa porque no tienen que ocultar nada, cuando se supone que la ropa es porque tienes que ocultar algo, entonces no piensan ni actúan como nosotros. Por lo tanto, las Ondinas, como los Silfos o los Gnomos, no necesitan de estas cosas, están en la propia naturaleza.

Presentador:

—Bueno, los Gnomos, las Ondinas… vamos a suponer todos y luego ya podremos entrar, si nos da tiempo, a concretar algunos de ellos.

José Tarrazó:

—Vamos con las Hadas, que algo muy bonito también… las Hadas podríamos denominarlas… no las Hadas de la varita mágica, las madrinas; estamos hablando de las Hadas de las flores de la naturaleza. Fíjense ustedes lo inmenso que es el jardín de la tierra. El jardín de la tierra es maravilloso y alguien tiene que cuidar de ello porque los hombres, a veces, cuidamos nuestro pequeño jardín, pero el gran jardín planetario,

que es inmenso, que es bello, que desconocemos aún grandes cosas de las flores, tienen que cuidarlo estas Hadas de las flores.

»Fíjense la cantidad, en el reino de la naturaleza, de flores determinadas y determinados colores. Ellas se identifican con estas flores. Es más, con la coloración de las frutas hay una serie de Hadas que se dedican a pigmentar, a cuidar esa exquisitez de los frutos que nosotros deliciosamente nos comemos. Y esto es maravilloso, creo que esto parece que sea un cuento, pero que es una realidad trasladada esotéricamente a estos campos de conocimiento que los seres humanos desconocemos.

»Si penetráramos en el conocimiento de estas cosas, quizás el hombre sería, con todas estas cosas que estamos diciendo, no agresivo, seríamos, como decimos, ecológicos, seríamos protectores del planeta y de la naturaleza. Entonces el planeta sería un verdadero paraíso, del cual nosotros formaríamos parte, que cuidaríamos con esmero, como cuida un jardinero que aprecia su jardín.

Presentador:

—Usted está diciendo, Pepe, que, en cierta forma, el meterse en ese aspecto ecológico es el punto por el cual el ser humano no se entusiasma o se inhibe en la violencia. Es decir, cuanto más natural es uno, cuanto más arraigado está en la naturaleza, menor violencia hay y menor eco social humano existe.

José Tarrazó:

—El hombre, cuando adquiere unos determinados conocimientos, si verdaderamente estos conocimientos los aprovecha para crear una pauta de evolución planetaria, es incapaz de crear una desarmonía en esta naturaleza. El hombre, como hemos dicho tantas veces, es la mitad bueno y la otra mitad no tan bueno, y entonces resulta que el tener estos conocimientos, si el hombre los utiliza para el bien, diríamos que las cosas tendrían otros derroteros, quizás veríamos la vida en perspectiva. El conocimiento utilizado para el bien, para los reinos de la naturaleza y para el mismo reino humano, sería, podríamos decir, el bálsamo en el cual se desarrollarían todos los seres vivientes en el planeta en una armonía inusitada.

Presentador:

—Bien, vamos a ir acortando un poco la conversación en los diez minutos que quedan.

José Tarrazó:

—Hablaríamos de las Salamandras del fuego, que es otro tema muy interesante, como los anteriores. Las Salamandras del fuego, hay muchísimas, de distintas formas. ¿Qué es una Salamandra? Podríamos decir, la Salamandra es la palabra Agni o Agniswhattas. Es decir, es la mezcla química del fuego y el oxígeno, es decir, que sin los elementos anteriores el fuego no sería combustible. Vemos, por ejemplo, cómo se propaga en un monte, es decir, el hombre ha puesto una cerilla para crear una destrucción, con tantos años que ha sido necesarios para que el reino vegetal se desarrolle como las distintas especies de los bosques. Han tenido un proceso lento, un proceso minucioso, el cual ha estado cuidadosamente cuidado por los Gnomos, y vemos cómo el hombre, al prender ese fuego, está creando una destrucción y entonces entran en acción las Salamandras del fuego. Esas Salamandras… los alquimistas tantas veces nos han hablado porque tenían un pleno conocimiento de ello, y entonces vemos cómo las percibimos en las erupciones volcánicas, que no son ni más ni menos que una manifestación del planeta interior, del planeta, de ese fuego llamado en sánscrito kundalini. Es decir, que el planeta, el centro, el núcleo central, del planeta, es fuego, pero es un fuego que en determinados momentos tiene que salir hacia el exterior para que el planeta mantenga el equilibrio. Y en esa explosión de los volcanes vemos cómo aparecen estas Salamandras y Agniswhattas, y entonces, vemos cómo es un fuego de una casa o de un monte en cualquier sitio, aparecen diversas formas maravillosas y geométricas, unas formas que no podemos descifrar mentalmente, solamente los ojos y la penetración de nuestro espíritu en estos fuegos nos permiten ver esas Salamandras que aparecen como las Salamandras dirigidas por un deva superior, es decir, por una especie superior, que están creando las últimas sombras geométricas. Es decir, que esto creo que es una manera de penetrar en el conocimiento de los elementos de la naturaleza cada día más profundamente, con una seriedad y una estimación a todo lo creado.

Presentador:

—¿Y cuáles son las virtudes o las cualidades de esas Salamandras?

José Tarrazó:

—Nunca ellas, por propia naturaleza, provocan los fuegos. Somos los seres humanos los que los provocamos, por nuestra manera de ser y nuestra ignorancia. Creo que la provocación de las Salamandras es porque el hombre es agresivo en muchas ocasiones y crea esos desajustes, esos desequilibrios ecológicos. Entonces ellas se multiplican, porque es una ley de causa y efecto, y están ahí. Y en esa ley de causa y efecto, ellas se esparcen. Tienen su modo de vivir porque viven en el fuego.

Presentador:

—Bien, digamos que cuando la Salamandra aparece en escena, ¿no sé si sería un presagio negativo o depende cómo se mire?

José Tarrazó:

—El presagio negativo tendríamos que darlo al hombre agresor.

Presentador:

—Sí, digamos que cuando realmente aparece el incendio, la llama, es cuando ella sale en escena.

José Tarrazó:

—Sí, en el mar hay una ley de causa y efecto porque existen esas corrientes que son necesarias, ese vaivén de las olas, que es provocado por las lunas, pero que, al mismo tiempo, está provocado por una agresión del hombre. Es decir, el mar necesitaría un determinado movimiento para que el plancton… toda la vida lo ha creado, tengan en cuenta que el mar tiene el 73. 21 % de materia podríamos decir útil para la humanidad. El planeta no podría vivir sin esto y entonces resulta que el hombre, la mano del hombre, está creando esta inestabilidad, y entonces las fuerzas negativas y positivas que se conjugan en esta naturaleza tienen que crear un efecto, acción y reacción.

Presentador:

—Bueno, es que profundizando mucho en estas conversaciones esotéricas sería cuestión de tratar de una forma más o menos clara, desvelar si realmente las Salamandras son negativas o positivas, yo imagino que el fuego es un gran invento, entre otras cosas, y sí es un elemento útil. Es cierto, ¿no?

José Tarrazó:

—Sí, sí.

Presentador:

—Pero cuando el fuego se utiliza a tu favor, digamos que es necesario, por ejemplo, hasta el aspecto más negativo, que es cuando se produce la erupción de los volcanes.

José Tarrazó:

—Creando una descongestión de los elementos que están dentro de este.

Presentador:

—Es necesario que por algún lado tenga su punto de fuga o su punto de escape, es útil. Las Salamandras son útiles cuando realmente se congestiona un volcán, cuando el ser humano utiliza el elemento fuego en beneficio, para su utilidad. Es útil. Quizás la mejor expresión negativa sería la revelación exotérica de las Salamandras, que es cuando se utiliza para destruir algo, exactamente en este caso en un bosque, por ejemplo.

José Tarrazó:

—Exactamente, has dado un ejemplo muy concreto. Todos los elementos de la tierra, es decir, todos los devas, tanto los superiores como inferiores, con los elementos que conllevan el proceso evolutivo de la tierra. Son inofensivos completamente. Somos nosotros los promotores de este… tenemos un río y entonces vamos a hacer una canalización de agua para el aprovechamiento de esta agua para la electricidad, para cualquier elemento necesario del ser humano, y entonces no hay unos elementos destructivos en estos puntos. Cuando los hay es cuando el hombre ha creado una agresión a esta situación.

Presentador:

—O tenemos un río, como suele pasar en esta comunidad, y construimos una zona de un río que en esos momentos su caudal es excesivo. Llegan las lluvias y aumenta el caudal del río.

José Tarrazó:

—Y entonces es una planificación de las cosas. Cuando el hombre concretamente utiliza todos los medios que están en los distintos reinos de la naturaleza adecuadamente son completamente beneficiosos para la humanidad.

Presentador:

—Volviendo al ejemplo del río, es que difícilmente una presa natural podría ser desbordada en este caso, desbordada a consecuencia de la crecida de un río, tiene el suficiente escape como para que esto no se produzca. Cuando se produce el hundimiento, pues cuando es de una forma artificial, el ser humano trata de utilizarlo para su beneficio, y quizás a lo mejor de una forma un tanto suicida. No suicida de descuidada, sino que abusa y se produce la apantanada.

»Sí, yo creo que, en lo que se está comentando al respeto, creo que ha sido la idea que tiene el hombre o que ha tenido siempre en la mente: la de dominar la naturaleza. Y ya la mitología hablaba de estos aspectos de la fuerza o la intención del ser humano de dominar la naturaleza y los elementos.

José Tarrazó:

—La ley de acción y reacción opera en todas las cosas, esta es una ley planetaria y cósmica, que al hombre… Se ha demostrado, en todos los aspectos científicos, que el hombre no puede ser un agresor de lo que está a su alrededor.

Presentador:

—Casi siempre finalizamos con una frase hecha. Hay un refrán que dice: «Lo que al río se le quita, el río se lo lleva».

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