Las Experiencias y los Recuerdos de los Seres Humanos

Presentador:

—Buenas tardes, bienvenidos a una emisión más de «Proyección 2000». Buenas tardes, José Tarrazó.

José Tarrazó:

—Buenas tardes. Un fraternal saludo a todos los radioyentes. Hoy hemos querido llevar hasta ustedes el tema de las experiencias y los recuerdos de los seres humanos. Hay que tener en cuenta que el ser humano es un experimentador, es un experimentador con múltiples facetas de la vida. Y recuerdo una obra de un jesuita que hablaba en su libro A Dios por la ciencia, y a través de toda su panorámica de exposiciones de este autor, veíamos, pues, cómo el ser humano tenía grandes experiencias y recuerdos.

»Por ejemplo, los investigadores están continuamente creando cosas, experimentando, y al mismo tiempo, en estas experiencias vemos los recuerdos que a veces tenemos los seres humanos. En estas dos facetas podríamos decir que las experiencias pueden ser de carácter positivo o de carácter negativo. Es decir, en muchas ocasiones nos alegramos porque hemos tenido una experiencia positiva en cualquier cosa de la vida, en un encuentro con un amigo, en un encuentro con la naturaleza, o nos identificamos con aquellas cosas que vibran al unísono en nosotros, cada uno en lo suyo: en el deporte, en la caza, un gran etc. Podríamos hablar de estos recuerdos, pero creo que lo más importante es que cuando tengamos determinados recuerdos del orden que sea, tendríamos que valorar si verdaderamente han sido de carácter positivo o de carácter negativo.

Presentador:

—De todas formas, tanto positivas como negativas, son importantísimas las experiencias para el desarrollo del ser humano.

José Tarrazó:

—Exactamente. Creo que el ser humano a través del tiempo que nos toca vivir tenemos experiencia tras experiencia, las cuales nos enriquecen o nos deprimen, es decir, que, si las cogemos por una parte sensible de nuestra manera de ver las cosas, sin agresividad, y sobre todo viendo que las experiencias que podemos tener es el libro de la sabiduría de la vida. Este libro de sabiduría de la vida nos enseña más que todo aquello que podamos aprender o que se pueda llamar sabiduría a través de aquello que no experimentamos.

»Las experiencias, siempre que sean de carácter positivo, y a veces incluso siendo de carácter negativo, nos dan lugar a que el ser humano reflexione.

»Otra cosa son los recuerdos. Es decir, hay personas que tienen experiencias y viven de recuerdos. El recuerdo es una cosa pasada, y el vivir cotidianamente, el vivir el momento, el vivir el presente, el ahora, es algo que nos puede realizar en la vida de una manera diferente a vivir de recuerdos. Supongamos, por ejemplo, aquellas personas que están recordando cosas de sus antepasados, se recrean en la historia, y solamente están alimentando una serie de cosas que ya han pasado.

»Figúrense ustedes que el ser humano, cuando ha terminado de realizar una experiencia es una cosa pasada, es un recuerdo, entonces tendrá que ser un verdadero creador para volver a experimentar desde múltiples facetas de la vida. Y a través de estas experiencias poderse realizar como un ser superior.

Presentador:

—La literatura, sobre todo hasta el siglo XIX, principios del XX, que no había otros medios como los actuales, que son los audiovisuales, se ha, digamos, preocupado, de alguna forma, muy mucho, por ejemplo, de narrar las experiencias. Y ahí está el caso de los relatos, de los cuentos, donde de una forma a veces metafórica, utópica, comparativa, figurativa, etc., se narran una serie de circunstancias, de hechos. Incluso está el caso de las fábulas, que ya son los animales los que personifican al hombre, y al final una moraleja. Es decir, como el resultado de todo lo que se ha leído, de lo que se ha comprendido, y esa como lección que proporciona la experiencia.

José Tarrazó:

—Es agradable oírte esto, porque las fábulas en su conjunto se desarrollan a través del reino animal y el reino vegetal casi siempre, pero la moraleja es la síntesis de la filosofía aplicada a los seres humanos. Es decir que cuando estamos leyendo a estos grandes fabulistas vemos que han entrado dentro de una filosofía de vida. A veces esas narraciones de cuentos y de fábulas nos enseñan mucho, sobre todo los cuentos. Yo soy un enamorado de los cuentos, porque vemos que los cuentos son para los niños y para los mayores. Y a veces un cuento lo lee un niño y tiene un recuerdo, una experiencia a través de la vida de eso que ha leído y eso le ha marcado de una manera positiva. Porque siempre, en su inmensa mayoría, los cuentos no tienen un carácter agresivo, al igual que las fábulas, que a veces son parodias entre los animales, pues es la parodia del ser humano, que a veces por no dirigirse a él concretamente, el fabulista se dirige a estos animales, pero siempre es el hombre el que se tiene que aplicar toda esta situación de la fábula.

Presentador:

—Hablabas de las experiencias positivas y negativas, luego, de paso, podríamos adentrarnos en cómo aprovechar las positivas, pero también las negativas, porque quizás muchos errores de los que cometemos se deben a que creemos que una experiencia negativa hunde en la miseria a las personas, no saben resurgir de ellas y no se sabe aprovechar la lección que proporciona esa experiencia negativa, que sería como aplicar una fábula al caso de uno mismo.

José Tarrazó:

—Efectivamente. Para mí, la palabra negativa no tendría que existir, simplemente es un hecho que acontece en un momento determinado de la vida del ser humano, y en este momento, pues, sí sabe aplicar esa parte llamada negativa. Pues quizás sería bueno cuando hubiera una reflexión, cuando hubiera una comparación de por qué nos ha ocurrido tal o cual cosa y no nos ha salido como nosotros deseábamos. Hay que tener en cuenta que el ser humano muchas veces crea una serie de ilusiones y espejismos, y una serie de matemáticas que no cuadran a través de aquellos acontecimientos que estamos viviendo.

»Es decir, tendríamos que vivir el presente, y cuando a la parte negativa, por así decirlo, de las experiencias que nos acontecen le pudiéramos dar la vuelta por completo y ver… por ejemplo, cómo una persona, un químico, está realizando a través de un ensayo unas determinadas cosas para luego llegar a una conclusión, vemos que este ser se da cuenta de que no le ha salido esa fórmula, pero que la fórmula, en realidad, le ha llevado a otra fórmula, la cual, a lo mejor, era más reveladora y más útil para los seres humanos.

Presentador:

—Lo decimos por el hecho de que muchas personas cuando atraviesan una experiencia negativa —la positiva naturalmente quizás tiene otros peligros, como por ejemplo el orgullo, etc.— lo que es frecuente es que se caiga en la obsesión y se busque una causalidad, es decir, por qué ha ocurrido esto o por qué he cometido este error, en el cómo no me he dado cuenta, etc. Y ahí se produce un anti evolucionismo patente, de forma que esa persona no puede avanzar, y se cae en el círculo vicioso que hemos hablado muchas veces del pensamiento, de la obsesión y de ahí se puede ya derivar en una depresión de la que puede ser difícil salir.

José Tarrazó:

—Cuando tenemos estas experiencias, pues, la mayoría de las veces se cae en lo que se llamaría una crisis. Una crisis, pero yo considero que es una crisis de carácter mental, porque si esta situación de la parte negativa fuera como una experiencia, como un paso hacia lo positivo, entonces esa crisis no ocurriría. Las matemáticas de carácter mental de la vida, es decir, dentro de las vivencias de la vida, pues, resulta que no cuadran, porque resulta que nosotros nos hemos hecho unos proyectos, hemos creado unos proyectos, los cuales, pues, desearíamos que tal o cual cosa se desarrollaría de tal o cual manera. Es el pensamiento, pero las circunstancias que nos llevan a entrar a veces dentro de esta dinámica de las experiencias de la vida tienen unas connotaciones en otros planos diferentes a la parte mental del ser humano.

»Es decir, que el ser humano ha creado una forma de pensamiento, una manera de ser, pero en un momento de la vida, pues tiene un tropiezo. Vamos a poner un ejemplo muy sencillo, un señor que está muy bien y, automáticamente, le sucede una enfermedad o un accidente. Eso, según los cálculos mentales, no estaba previsto para él, entonces resulta que se han roto una serie de esquemas, y esos esquemas son los que a veces los tenemos que utilizar para crear una forma de vida diferente. Es decir, que el hombre propone, como se suele decir, y Dios dispone. Dispone porque… la palabra Dios puede aplicarse a muchas otras cosas, es decir, es una manera de expresarse…

Presentador:

—Hemos hablado muchas veces de la planificación, sobre la seguridad y la comodidad, y que la seguridad es aparente, puesto que una seguridad, incluso social o personal, no existe, estamos siempre pendientes de los acontecimientos que van sucediéndonos día a día y hora tras hora, de los cuales naturalmente nosotros nunca sabemos lo que va a pasar.

José Tarrazó:

—Existe un proceso y es el de los cambios continuos de todas las cosas, es decir, si todos los acontecimientos, del orden que sean, en el planeta o en el ser humano, lo mirásemos como cambios… Es decir, estamos dentro de una vida con determinados biorritmos, de determinadas estaciones o períodos del ser humano, y esto lo podemos aplicar a todos los reinos de la naturaleza. Existen cambios, existen mutaciones, existen maneras de vivir y pensar diferentes, de ahí que, si nos remontamos, por decirlo de alguna manera, a la historia, veremos que la historia está fraccionada por todos estos cambios y con toda esta serie de cosas. Sería impensable ver cómo, por ejemplo, Europa y América, y otros continentes, en un período determinado han hecho unos cambios que a veces eran inimaginables para el hombre. Esto son experiencias, lo que no podemos vivir es de recuerdos. Es decir, señores, no estamos viviendo en la época en la cual el hombre se alumbraba con un candil, con un cirio, sino que hoy hemos dado un salto enorme y han sido experiencias positivas para la sociedad y para el ser humano. Estas experiencias, a veces, nos cuestan porque somos reacios a cambiar.

Presentador:

—Reacios a la evolución…

José Tarrazó:

—Reacios a la evolución, precisamente. Y es curioso como, por ejemplo, en los distintos reinos ocurren estos cambios. Sin embargo, estos reinos, al no tener mente, al no tener esa situación del ser humano por la cual medimos las cosas a través de la mente, a través de una serie de formas o deformaciones, o de comodidades o de maneras de vivir (de por qué tengo yo que vivir de esta manera si mis antepasados vivían de aquella otra manera). Entonces, hay que tener en cuenta que el ser humano es un ser en unas continuas experiencias y unos continuos ensayos, los cuales le pueden revelar el futuro. Es decir, que el futuro está cuando nos olvidamos de los recuerdos y cuando vivimos el presente y el ahora.

Presentador:

—Y luego hay otro factor importante, que a lo mejor están pensando muchos oyentes, y es que, por suerte o por desgracia, y a lo mejor la mente tiene ahí una importancia vital, cuando se produce ese cambio, esa posible evolución, aparece el sufrimiento, sufrimiento o dolor, llámese lo que se quiera. Pero parece que el ser humano para cambiar de una posición o de una situación a otra precisa, o necesita, sufrir. ¿Esto es un error?, ¿quizás es la mente la que da esa sensación de sufrimiento?

José Tarrazó:

—Exactamente. Me gusta hacer comparaciones y siempre sencillas. Por ejemplo, en un recipiente, en una botella, que tenga unas características determinadas, unas formas geométricas determinadas, le ponemos un líquido y el líquido se adapta a las formas de ese recipiente. El ser humano es un recipiente, porque dentro de él también hay una capacidad de asimilación de las cosas, pero este ser humano, al ser pensante, está condicionado por los recuerdos y por formas mentales, que a veces son las cristalizaciones involucionistas del ser humano y no acepta que puede cambiar de forma de vida. Y entonces es cuando ocurre ese dolor al cual tú estabas haciendo mención. Es lamentable que todas estas experiencias tengan que ocurrir y pasar por el ser humano a través del dolor.

»¿Por qué no las transmutamos? ¿Por qué no hacemos una experiencia alquímica y transmutamos todas las situaciones que nos ocurren diariamente? El menor percance es a veces una causa de que nos encontremos violentos. El menor percance tendría que ser transmutado y no darle la importancia que a veces le damos en una conversación, en una cosa que no nos ha salido como nosotros deseamos, y entonces hemos hecho una fricción, hemos creado una inestabilidad en nosotros mismos, y esto es lo que podemos decir de la parte negativa.

Presentador:

—Otra situación, por ejemplo, un personaje claro, como un ejemplo que ahora mismo ponía J. T. Sería un caso distinto, en cuanto, vamos, digamos, de forma mental o de manera profunda, pero sí de manera exterior: es el aventurero. Porque el aventurero, el explorador, es una persona que sabe que él se mete en un medio hostil, por ejemplo, en tierras vírgenes, tierras desconocidas por la civilización de antaño, y sabe que está expuesto a todo lo que ocurra, y entonces se previene ante cualquier circunstancia, y naturalmente defiende su físico o defiende su forma de ser hasta cierto aspecto. Pero es una forma de vida distinta, en la que está pendiente de todo lo que sucede y todo lo que le puede sobrevenir, y consideran sus experiencias, que, a la larga, le enriquecen. Siempre se ha dicho que el viajero, el explorador o el entonces descubridor era una persona que adquiría rápidamente una… era muy cultivado, con grandes conocimientos debido a esa multitud de experiencias diarias que pasaban por él mismo.

José Tarrazó:

—Tú has hecho una comparación muy bonita y al momento. El explorador es el ser humano, cualquier ser humano es un explorador, pero ese explorador tiene una visión del horizonte, y sabe que ese horizonte no termina nunca y entonces va hacia esa luz del horizonte o esas experiencias. Y así les ocurre a los investigadores, a los verdaderos investigadores, a los grandes científicos en química o en cualquier cosa de experimentación humana, pues saben que tienen que salvar los determinados escollos que existen para llegar a una experiencia que sea la conclusión de todo un trabajo, de toda una vida. Pero el experimentador tendría que ponerse por meta el no querer llegar…

Presentador:

—A nada…

José Tarrazó:

—Exactamente. Cuando existe una experiencia profunda, una experiencia valiosa, es cuando sin buscarlo… sin buscarlo, llega esa situación. No espera los resultados, sino que los resultados vienen en el momento oportuno. De ahí que veamos que en la sociedad que estamos viviendo están ocurriendo grandes cosas, grandes experimentos, los cuales ese experimentador ha llegado a ellos en el momento oportuno.

Presentador:

—Además, también el dato, o el apunte, simplemente, de que la mayoría de los grandes descubrimientos han sido fruto de la casualidad. Ha habido una investigación por medio, pero nunca cuando el experimentador o el científico esperaba que apareciesen los resultados, sino que, por una casualidad, por… incluso hasta que se ha llegado a derramar un material que se ha mezclado con otro y ahí ha surgido…

José Tarrazó:

—Ahí se ha transmutado y ha habido una alquimia concretamente.

»Entrando en el campo de la problemática humana, tanto de la problemática humana como de las experiencias en todos los órdenes, el ser humano podría ser un gran sabio, un gran ser, cuando no quisiera llegar a conclusiones, es decir, ¿qué es lo que nos depara la vida? El interrogante es: ¿quiénes somos los seres humanos?, ¿de dónde venimos?, ¿y adónde vamos? Estas tres facetas. Y cuando el ser humano está vacío de un contenido mental, es cuando esas preguntas, por sí mismas, se contestan automáticamente.

»Yo tengo experiencias, y muchas personas también. Es decir, yo quisiera saber tal cosa y que se contestara tal cosa, yo siempre he dicho que las cosas se contestan por sí mismas cuando llega el momento oportuno. Esto es una filosofía de vida, es decir, a través de las experiencias, no por más adelantar o querer correr más es que amanece más temprano, y entonces resulta que el ser está en un estado de ansiedad por saber, pero si lo que sabe no sabe aplicarlo debidamente las experiencias son fallidas.

»Entonces, tendríamos que ir dentro de esas experiencias que, por su propia naturaleza, por esa vía que hemos hablado en tantas ocasiones de la intuición, llegue por su propio tiempo. Cuando el fruto está maduro es cuando se deleita, las glándulas gustativas lo deleitan con toda su exquisitez.

Presentador:

—Hemos hablado del explorador o del científico que busca siempre esos experimentos, esas experiencias. Pero hay un caso curioso, o una edad determinante e inusual en este aspecto, y lo decimos porque la gente de la tercera edad, muchas de ellas —y por suerte no todas—, parece que cierran, como si cerraran el establecimiento por jubilación, y da la impresión en muchas ocasiones, y cuando ellos hablan, y es que el cupo de experiencias se ha terminado, y que los años que le restan, que a veces son más de los que ellos creen, no les van a ofrecer nada.

José Tarrazó:

—Esto creo que es un gran error, y lo es también porque se nos ha educado de una manera muy convencional, no se nos ha despertado la inquietud o la parte de creador que todo humano tiene. Recuerdo que, en una ocasión, un personaje de aquí, de Ontinyent, que pasó muchos años en México, pues ya tenía ochenta y tantos años y tenía su mente y su corazón lozanos, era un ser que estaba siempre en un estado de investigación. Es decir, los años le pesaban como años de vida, porque claro, las funciones biológicas del ser humano tienen, por su propia naturaleza, un deterioro, pero su mente, su corazón y su estado anímico hacia la investigación en todos los campos era enorme. Y como este ser hay muchos, es decir, que un señor cuando se hace mayor, no se le tendría que parar el reloj y decir yo he llegado hasta aquí, he trabajado tantos años, y a partir de aquí estoy en un estado de vegetación. Este señor, a través de las experiencias que ha tenido, a través de la dinámica de la vida, a través de lo que nos depara cada día la sociedad en la cual vivimos, este señor tendría que enriquecerse, tendría que ser un verdadero experimentador, porque tiene una causa, y es que ha vivido unos determinados años, los cuales ha estado experimentando. Ahora bien, si otros seres en su vida solamente se han desarrollado a través de una monotonía, no han tenido las inquietudes internas que un ser humano debe tener, entonces, estos seres envejecen prematuramente.

»Entonces, este ser humano que he mencionado como ejemplo, ese ser humano como mente, como corazón y como creador, no puede envejecer. Es decir, él tiene unas cualidades, las cuales no sabemos desarrollar debidamente y entonces es cuando nos quedamos en un estado de cristalización. Mientras que vemos que la experiencia de este ser que he nombrado, y que hay más de los que nos imaginamos, son los verdaderos impulsores de la creación a través de la experiencia que tienen.

»Considero que estos temas, tanto a la gente madura como a la gente joven, tendrían que ser de mucha utilidad porque el ser humano puede en todo momento dar una nota muy importante en el proceso evolutivo del planeta. El planeta evoluciona a medida que los seres humanos nos interesamos por el estado de evolución de todas las cosas, es decir, que el planeta no puede evolucionar si el ser humano no evoluciona. De ahí los grandes cambios geológicos que están ocurriendo, porque el ser humano está avanzando en todos los campos, en el campo de la ciencia, en el campo de la investigación, en determinados campos espirituales, y sobre todo existe una inquietud. Claro, ahora podría haber una persona, o varias personas que dijeran que el proceso que estamos viviendo es una crisis. Pero toda crisis conlleva… es decir, una crisis es algo que es un parto.

Presentador:

—Es una experiencia.

José Tarrazó:

—Una experiencia. La mujer cuando está en el paritorio, vemos que ha tenido unos dolores, pero que esos dolores han conllevado el que un ser humano vea la luz de un mundo, un mundo que le depara con una serie de incógnitas. Entonces es cuando tendríamos que ver que el ser humano puede en todo momento ser ese gran canal, en el cual, a través de las experiencias, puede llegar a una realización de evolución en todos los campos.

Presentador:

—Pero el ser humano, o las experiencias del ser humano, o el conocimiento del ser humano, para ser más exactos, es como el universo, es infinito, que no se crea nadie que puede llegar a un estado de experimentación realmente alto y que ahí se ha acabado. Siempre hay un paso más. Y hay una frase de un filósofo griego muy conocido, aquello de «Solo sé que no sé nada», porque se daba cuenta de que cuanto más aprendía, cuanta más experiencia tenía, cuanto adquiría más conocimientos, más necesitaba aprender, porque lo que sabía era realmente ridículo.

José Tarrazó:

—El conocimiento tiene que ser aplicado a lo cotidiano. Es decir, que un ser podría estar henchido de unos grandes conocimientos y ser un ser que no fuera práctico en la vida. Cuando este filósofo hablaba de esta manera es porque había experimentado mucho y se daba cuenta de que aún quedaba mucho por experimentar. Y que, por supuesto, al desencarnar este filósofo, o cualquier ser humano, tiene que saber que la vida no termina ahí, y que está en un proceso también de experimentación en otros planos, que no son físicos, no son los que estamos viviendo, de ahí que las culturas tendrían, de una u otra manera, cambiar unos determinados conceptos, que se están cambiando, por supuesto. Y los seres humanos se están dando cuenta de que la vida es una continuidad.

»Es decir, es ese horizonte, el cual, como diría también un gran ser: “Jamás la lanza del hombre podrá herir el horizonte”.

Presentador:

—Bien, no tenemos tiempo para más. Gracias, José Tarrazó, creemos que ha sido una experiencia, valga la redundancia, estas maravillosas explicaciones. Gracias.

José Tarrazó:

—Muchas gracias.

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