Las bibliotecas no son un lujo, son una necesidad social
Siempre he pensado que al entrar en la biblioteca, esta es la sala de reflexión, rodeado de tantas materias que abarcan todo el saber del universo, me hallo en plenitud de sapiencia.
“En Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábanse en ellas de la ignorancia, las más peligrosas de las enfermedades y el origen de todas las demás”. (Bossuet) En una ocasión entró un niño a la estancia donde la familia tenía su biblioteca, y le preguntó a su padre, —¿papá para qué sirven tantos libros? Y su padre le contestó: —el destino de muchos seres humanos depende de haber tenido o no biblioteca en su casa. En las blibiotecas podemos darnos un largo paseo por la historia de la Humanidad desde su génesis hasta nuestros días; pero es más, desde el origen de la escritura los individuos han dejado constancia esculpida del gran libro de la vida y de la muerte. Podemos quedarnos asombrados cuando delante de nosotros estamos contemplando algún libro manuscrito en vitela perteneciente a la biblioteca de los reyes aragoneses de Nápoles, o de no importa qué parte del planeta. El trabajo ingente y paciente de los creadores maestros de la escritura es loable, de paciencia y dedicación, de pocos medios, pero sus pensamientos profundos han llegado a nosotros gracias a la labor de los custodios documentalistas. En los países que he recorrido siempre ha sido de obligado cumplimiento la visita a una biblioteca o a algún museo preñado de sabiduría que pudiera aprender algo.
En la Universidad de Valencia, biblioteca de histórica, se hallan algunos ejemplares de transcendental importancia que no voy enumerar por ser muchos, solamente les diré que tuve en mis manos “Tirant lo Blanch” y algunos otros que con tanta amabilidad me enseñó la documentalista: en recompensa a tanta amabilidad, esta señora me pidió que le prestara los ejemplares de mi propiedad: “LOS ANALES DE LA CORONA DE ARAGÓN, del año 1669, y APÓLOGOS MORALES DE SAN CIRILO, año 1643. Pero en Valencia, una de las grandes bibliotecas es la del Colegio de Corpus Cristi o del Patriarca, así como la Biblioteca General del Reino, etc. etc….
Pero a pesar de que tengamos tantos libros y tantos medios tecnológicos, ¿están dotadas las bibliotecas de los medios económicos necesarios para subsistir? Creo sinceramente que no, las partidas económicas son insuficientes y raquíticas. La promoción de la cultura es la pobre de solemnidad; está demostrado que la cultura es un estorbo para el sistema imperante y que solamente interesa el borreguismo masificado….
La cultura universal no es patrimonio de los necios, la cultura es un proceso de entendimiento, de sensatez y de ética. “Compartir todas las buenas maneras tienen que principiar comportamiento en las cosas con sencillez. Dos seres tienen que compartir un paraguas; si no tienen un paraguas, tendrán por lo menos que compartir la lluvia, con todas sus posibilidades de humor y de filosofía” . (Chesterton)
Este es el caso de aquellas personas que visitan el aula de la sabiduría, la biblioteca en donde se expansionan y adquieren conocimientos que otras personas han legado a los humanos, el sacrificio de unos nos tiene que servir a los demás; esta es la cadena de la vida, este es nuestro cometido, aprender para ser servidores cada vez más humanizados, y dejemos aparte a quienes con su indiferencia y apatía pasan de todas las cosas, estos son pobres de espíritu y de mente…
Yo, animo a todos los seres de bien que usen de las bibliotecas, que se ilustren para que las futuras generaciones y razas vean que hemos dejado un legado mejor; a pesar de que los tiempos que estamos viviendo son de decadencia en muchos aspectos, siempre existen personas de bien hacer.
“El bien a la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda sin disminuir la felicidad de los demás”. (Huxley)
12.10. 14. J.T.D.
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