La Voz de la Mujer

José Tarrazó:

—Muy buenas noches, amigos de la radio, de esta Antena Valenciana Ser Radio Ontinyent. Un martes más nos incorporamos a este programa de «Proyección 2000», después de estas fiestas de Navidad y Año Nuevo y la Epifanía del Señor, pues teníamos ganas de estar con todos ustedes y, de una u otra manera, participar en estos programas que, con sumo gusto, los realizamos con todos ustedes.

»Son ustedes los mayores protagonistas de la radio, los que nos escuchan. Esta noche vamos a hablar de una temática muy interesante y es la voz de la mujer. Es un tema que, a través de las estadísticas realizadas por Naciones Unidas y otros organismos internacionales, vemos la profundidad que tiene y vemos, sobre todo, cómo este problema de la sociedad en que vivimos, del hombre y la mujer, de las distintas caracterizaciones que hay de marginación, son temas reflexivos y temas que nos pueden dar algo de luz para que veamos que esa mujer y ese hombre tienen que crear en sí mismos un equilibrio. Porque la mujer, como madre, y el hombre como guerrero, por así decirlo, tienen que crear ese justo equilibrio.

»Hay distintas pensadoras y pensadores que en distintas épocas de la historia han estado hablando y escribiendo sobre este problema de la mujer. Sin más, vamos a pasar a este diálogo amigable, como siempre lo hacemos. Y tenemos ante nosotros a don V. C., catedrático, y a su señora doña M. S., también personas que conocen, al igual que muchos de ustedes, radioyentes, esta problemática. Don V.C. puede usted empezar a dirigirse a los radioyentes.

Invitado 1:

—Buenas noches, en primer lugar quisiera comentar del tema, que es un tema muy amplio, muy extenso, pues quizás dándole un enfoque, a pesar de la problemática que supone las luchas y aspectos donde la mujer inmersa dentro del concepto tan diletante que ha llegado… la mujer, en algunos aspectos, yo quisiera, de alguna manera, pues, que en estos comentarios se hiciera un poco de fuerza, para que entre todos veamos que la mujer, evidentemente, tiene que ocupar un lugar en la sociedad, que, como el hombre, debe ser la solución de la futura sociedad. De tal manera que hombre o mujer, con su propio esfuerzo, proyecten hacia el futuro, hacia la nueva sociedad, una forma que diste bastante de la que actualmente existe, referente a que hay muchísimos problemas que aparecen en muchas publicaciones como la UNESCO o la ONU, o incluso los movimientos de la mujer, y que son escalofriantes, son auténticamente documentos que llegan a inquietar a la sociedad por las personas que practican la violencia de género.

»Creo que se pueden decir muchas cosas y creo que entre todos podríamos entablar un diálogo y podemos, en fin, comentar estos distintos aspectos.

José Tarrazó:

—Es cierto lo que está diciendo V. C., y yo, en este momento, me hago la siguiente pregunta, que es sobre el rol que pueden jugar todas las mujeres: ¿es que ese rol es verdaderamente el adecuado? Es que ese rol a veces las margina, que ese rol en los países tercermundistas es un rol denigrante, como se decía antes. Es decir, la integración de todos y todas en las tareas de gobierno, en las tareas de educación, de la justicia y un largo etcétera, que podíamos ver cómo las mujeres que estén verdaderamente integradas dentro de esta sociedad en la cual estamos viviendo tendrán un papel mucho más importante porque tendrán una consciencia más grande del papel que deben jugar como tales.

Invitada 2:

—Hola, buenas noches, queridos amigos, es un tema muy interesante porque es un tema de vida, de vida corriente, que nos está a todas horas influyendo, desde el punto de vista de una mujer que ha tenido la suerte de vivir en una parte del mundo bastante avanzado, que no me ha tocado vivir los amargos momentos que están viviendo estas otras amigas del tercer mundo, que tienen que ir a lo mejor a sesenta kilómetros para poder conseguir agua y poder hacer la comida y dársela a sus familiares. Entonces, desde ese punto de vista y desde esta suerte de haber tenido educación, de no ser analfabeta —tener un principio de educación y poder luego impartir a mis hijos y compartir con mi esposo—. En el punto que nos encontramos, ahora, es un momento muy importante ver estas dos partes que estamos viviendo en el mundo. Se están dando las dos cosas a la vez, y eso es una injusticia palpable que cada mujer, en su momento y en el sitio que ocupe, debe de cambiar.

»Estoy de acuerdo con lo que algunas feministas moderadas intentan, pero me parece a mí que buscan diferencias o igualarnos a lo que se dispone como masculino. Es un poco, desde mi punto de vista, fuera de lugar, porque yo como mujer no quiero cambiar ni quiero ser hombre, quiero ser como soy, mujer, con mis atributos femeninos en todos los sentidos, y me parece que el hombre no tiene que dejar de ser hombre para acercarse a mí, sino, todo lo contrario. Debe de haber una unidad, una armonía que nos haga equilibrados o lo más cercano a la perfección, solo que desde este punto de vista es un punto evolucionado dentro del planeta. Es muy cómodo y hay que pensar que nosotros somos… tenemos que hacer el esfuerzo mayor para los que vienen detrás, que están ahí al final de la cola, que tanto padecen y pueden estar sufriendo malos tratos, que pueden estar siendo alejados de su integridad como ser humano. Que esto deje de producirse es muy importante.

José Tarrazó:

—Muy bien, es curioso que un tercio de los hogares están dirigidos por las mujeres y, en cambio, cuando vemos esas estadísticas, que tenemos acceso a ellas, vemos ese papel que está jugando la mujer. Y vemos cómo, porque una mujer… aparte del trabajo de la casa, tiene que ser la mujer de su marido, la madre de sus hijos. ¿Por qué esta tiene que fregar los platos? Es decir, aquí viene el problema que determinadas feministas, o los machistas también, por supuesto, porque tan machista es el que es de una manera como feminista es el otro. Vemos que estas mujeres y estos hombres —todos tenemos que elevar la conciencia de los problemas sociales—… El equilibrio, diría yo, es un deber social, es un deber que la sociedad en sí tiene que ver desde un punto de vista puramente neutral, y cuando el hombre sea capaz de fregar los platos, cuando la mujer sea capaz de realizar determinadas tareas que realizan los hombres, creo que habrá un acercamiento mayor. Es decir, no tenemos que caer en esa pedantería en la cual yo porque soy hombre y la mujer porque es mujer… hay extremos que no llegan a converger en el mismo punto, todo lo contrario. Tendría que ser ese equilibrio en el cual la sociedad y, por lo tanto, la sociedad somos todos nosotros, tendríamos que estar dentro de esta dinámica de la comprensión de los problemas mundiales. Estamos hablando donde en un país muchas mujeres han superado muchas cosas, otras muchas no, pero si subiésemos a determinados países tercermundistas nos pondríamos las manos en la cabeza.

Invitado 1:

—Si yo supiese que, evidentemente, estos problemas, que son tan conocidos, la manera de poder atajarlos, de poder combatir contra ellos, no es que sea sencilla, que tenga la panacea de la solución, pero, evidentemente, si cada uno de los hogares de la sociedad va tomando conciencia y se va poniendo a la mujer en el lugar que le corresponde, y la mujer no se deja llevar por tradiciones que tan denigrantemente la han situado, pienso que se puede aportar algo positivo a la sociedad. Eso sería el pequeño granito de arena que, a fin de cuentas, grano a grano, daría la solución de la situación en el sitio que le corresponde a la mujer. Entonces, quizás, yo haría la llamada a un tono de conciencia a todas las personas, tanto a los varones como a las hembras, para desechar esos problemas que estamos arrastrando tantos miles de años, porque, cuidado, que no es de ayer, según las publicaciones que tenemos a nuestro alcance, evidentemente.

»Hemos podido cotejar que, según las estadísticas y datos, pues, como decía antes yo, es escalofriante ver, ante la ley y en distintas situaciones, dónde colocamos a la mujer considerando las distintas vicisitudes según el país, según la economía del país, según la educación… la cantidad de vicisitudes tanto en términos de envilecimiento de la mujer y el hombre. ¡Ojo!, que, evidentemente, cuando se envilece, se envilece el ser humano. Entonces, evidentemente, es una situación que se ha cebado con la mujer, sobre todo, por el interés y la explotación. Entonces cada uno aportamos desde nuestro pequeño mundo, desde nuestro hogar, esa forma de pensar, creo que de algún modo estaremos contribuyendo a la solución de este grave problema que estamos todavía trabajando.

José Tarrazó:

—Es curioso leer unas frases de una escritora rusa, Helena Ivanovna Roerich, como dijo que, por ejemplo, «El pájaro no puede volar solo con un ala», y se refería en este libro, en este tratado, a una mujer que había comprendido el gran problema de las mujeres a nivel mundial. Como ser humano, que esa ala una, es de la mujer y la otra, del hombre, para crear un equilibrio. Es curioso ver cómo tantas y tantas mujeres quizás olvidadas— en España han dejado bastantes cosas escritas, y de pensadoras que han incluido estos temas.

Invitado 1:

—Tanto el hombre como la mujer se han dado cuenta de esta situación, pero creo que esto es una llamada de atención por ver que hay una gran posibilidad. El futuro de la sociedad dependerá tanto del hombre como de la mujer.

Invitada 2:

—Pues, desde luego, eso es cierto. Y además es muy importante tomar conciencia de ese hecho y tomar conciencia de que se ha hecho mucho y se ha trabajado mucho, pero aún queda mucha tarea, y eso no podemos tampoco olvidarlo. Se puede hacer en muchísimos aspectos de la vida, pero, por ejemplo, en lo más sencillo y en lo más cercano o en lo más práctico, diríamos, en el hecho de educar a nuestros hijos de una forma armoniosa, tanto como los que van a ser futuros hombres y mujeres, para que no queden sembradas dentro esas diferencias, puesto que tanto el feminismo como el machismo —los «ismos» se van por las ramas— se dan precisamente porque las mujeres también han podido mantener esa diferencia, dando un rol diferente al hombre y a la mujer.

»Entonces, nosotras, que ya vemos con otros ojos, nos han ayudado en vidas anteriores a llevar la bandera en este cambio, a que nuestros hijos ya vean de otras formas. Que puedan ser tan sensibles o intuitivos los futuros hombres, o tan inteligentes, o tan activos o creativas las mujeres. Es un futuro más halagüeño y esa es la nueva, es importante que los hombres y mujeres comprendamos. Y caminando juntos como una unidad es como verdaderamente podemos llegar a todo lo que se pueda llegar en un futuro.

José Tarrazó:

—Es un tema que me gustaría que ustedes lo comentaran y es la situación de esas cifras que nos dan esas estadísticas reales de este estado de explotación del hombre hacia la mujer. Es decir, hay unas cifras que son alarmantes. ¿Por qué la mujer tiene que ser explotada?, ¿por qué una mujer tiene que cobrar menos salario que un hombre?, ¿por qué la mujer no tiene que ocupar puestos relevantes en la sociedad, allá donde esté? Gracias a la situación de educación que se está dando ahora, aunque machista por supuesto, casi siempre es dirigida más por hombres que por las mujeres, creo que estas jóvenes, estas mujeres, están liberándose de esa situación para que no haya esa discriminación.

»En los países avanzados no será tanto, pero en los países tercermundistas eso es vergonzoso, porque vemos cómo se explota a las niñas y van siendo adultas y continúan siendo explotadas porque se llaman el sexo débil; y podría decir todo lo contrario, la parte intuitiva de la mujer es superior. La mujer tiene una sagacidad superior al hombre, la mujer en cuanto al ser completo es más creadora que el hombre, pero la situación viene, como decía V. C., de tiempos inmemoriales.

Invitado 1:

—No hay más que echar una ojeada a las mujeres ante la ley, es decir, la legislación francesa sin ir más lejos, se llama el código napoleónico, dice que las mujeres eran personas sin derechos. Respecto a la ley, se consideraba a los menores, a las mujeres casadas, a los criminales y a las personas mentalmente deficientes, que no tenían. Esto data de 1804. Hasta 1963 no se ha reconocido el derecho a la autorización de abrir una cuenta bancaria sin autorización maridaría, es decir, que hay leyes que están caducas o caen por su peso y que, paulatinamente, una tras otra, irán cayendo a medida que vayamos evolucionando hacia ese equilibrio que ahora actualmente no existe y que vamos camino hacia ello. Es evidente, pero todavía estamos bastante lejos de ese equilibrio.

»Podríamos enumerar muchos países y la ley que rige al respecto de las mujeres y nos pondríamos las manos en la cabeza al pensar, por ejemplo, que en Zambia una mujer casada no puede obtener una hipoteca o un préstamo sin el consentimiento del marido, porque ella se considera como menor y así podríamos decir muchísimo, porque una viuda obtiene solamente un décimo de los bienes de su marido. Si ella tiene hijos varones, y esto se habla de la ley de los árabes, es decir, la ley islámica, entonces, evidentemente, hay leyes que están transcendidas, fuera de lugar para la época que estamos atravesando. Y creo que caerán por su peso porque las personas vamos tomando conciencia de este gran problema.

»Insisto una vez más en lo que he dicho antes, de que debe partir desde los hogares de las niñas y los niños pequeños. Desde la infancia debe partir esta solución al problema, y entonces debemos concienciar a los adultos, que ya tenemos, digamos, cosas claras, y que vemos claramente la situación: debemos ser nosotros los responsables de esa educación de los futuros seres humanos que van a reformar este concepto de la mujer.

Entonces, pienso, que no solamente en el hogar, sino que entiendo ese mismo trabajo en la situación en la que se desenvuelve cada uno en su propio trabajo. Y, en mi caso, que soy enseñante, es decir, que pienso que yo debo en mi profesión hacer patente esta idea, esta forma de pensar y que, indudablemente, todas aquellas cosas que viera y que se salen de la norma —no de la normativa, sino de ese concepto, de ese proceso de la mujer que ha quedado trascendido—, pues, destacarlas, denunciarlas y decir que están equivocadas, o simplemente mi grado de participación hacia esa contribución a la sociedad. Y pienso que puedo aportar mi granito de arena, como decía antes, dentro de mi profesión. Es decir, que hago esto extensivo a todos, y cada uno a su manera.

José Tarrazó:

—Es importante para los educadores, para los maestros y maestras, catedráticos… que vayan tomando conciencia de esta situación dentro de este ámbito importante de la enseñanza, que se vean las cosas, que se proyecten con más claridad, y que se tome conciencia. Es decir, que los sexos no sean solamente para la discriminación, sino para la razón de las cosas y los conceptos educacionales, teniendo un punto de vista en que aún hay muchos países que están tan discriminados que tengamos aún que crear ese estado de conciencia, estas personas que se están educando ahora y que están teniendo determinados profesores que ven las cosas con más claridad, porque la evolución es así, pues, podrán ser un ápice de luz para que las futuras generaciones, como decíamos al principio de esta emisión, tengamos más conceptos diferentes… que hoy, esas discriminaciones y esos desequilibrios, cuando el equilibrio sea un deber social, cuando todos consideremos que sea un bien común, entonces habremos tenido un ápice de luz para ver todos los problemas y enfocar todos los problemas que tenemos a nuestro alrededor desde otro punto de vista.

Invitada 2:

—Yo también apuntaría la discriminación de la que estamos siendo objeto el sexo femenino en cuanto a la parte de, digamos, sexualidad, pornografía, que es muy desagradable y denigrante para cualquier mujer con un poco de sensibilidad, que otras compañeras de sexo, por causa de los ingresos económicos, también estamos siendo discriminadas. Precisamente hay cosas que obligan a estos tipos de trabajos como salida. Por ejemplo, en ciertos países lejanos de aquí, muchas mujeres tienen que vender a sus hijos porque no tienen más ingresos, tienen que venderlos para que trafiquen con ellos, eso es terrible. Entonces empezar otras cosas un poco más limpiamente, y despejando todos los prejuicios que tenemos alrededor, solo así podemos llegar a una nitidez en cuanto a la forma de vivir, una forma más limpia y equilibrada.

José Tarrazó:

—Por supuesto que sí… estamos leyendo aquí y vemos en estas estadísticas algo escalofriante, vemos la pornografía en EUA y en otros países, pues, es alarmante. Y cómo se venden las películas, de cada tres películas hay una, es decir, tres películas en pornografía y una que no lo es. Así que, es decir, que venderse de una manera tan barata dentro de estos grandes negocios… pues la mujer tendrá que ir tomando conciencia de esta situación, y no digo a la mujer porque sea ella la que se venda, sino a aquellos que inducen a que esto sea así, es decir, que se vea el sexo como algo diferente a como se ha visto hasta ahora, que no sea una mercadería tan denigrante y que los seres humanos nos miremos, pues, desde un aspecto totalmente diferente, es decir, que ambos sexos se complementen cuando hay una armonía y un equilibrio.

Invitado 1:

—Bien, pues, evidentemente estamos insistiendo en estos aspectos que son muy importantes para tener en cuenta y para resaltar que están ahí, que los conocemos, que cuando nos cercioramos de esas cifras vemos que son alarmantes y que, de alguna manera, nosotros debemos de contribuir a que ese sarampión que ha pasado, por ejemplo, en los españoles durante la democracia, me refiero a las revistas pornográficas, que parece ser que se venden como churros. Es decir, que aquello creo que ya pasó, es decir, tenemos que tomar un poco de conciencia en ese sentido y pensar que ese negocio, a mi modo de ver ilícito y poco eficiente, es una manera de denigrar a la mujer, denigrar a nuestro equilibrio, digamos, el que formaría parte en el hombre, en su complemento. Entonces, evidentemente, pienso que, en esa lucha, en esa forma de pensar, podemos contribuir a que eso desaparezca de alguna manera porque eso se vende gracias a que la gente lo compra y que los culpables, en cierto modo, es la sociedad que participa en todo.

José Tarrazó:

—Es una falta de educación, en la cual todos los conceptos del ser humano sean vistos desde otro punto de vista, es decir, que aquí la ignorancia es muy grande. Cuando se está proyectando una película y se está viendo solamente la parte del morbo, cuando no se ve la parte anatómica que es bella, cuando los seres humanos solamente estamos en un estado receptivo a lo sensorial y no a lo profundo, que es lo que tendría que ser… el hombre y la mujer pueden crear un gran equilibrio, pero tanto en cuanto tomen conciencia de lo verdadero que somos, es decir, que toda esta temática es impresionante… las estadísticas que tenemos son para tener dos o tres emisiones de radio y creo que esto puede ser un aldabonazo cara a los radioyentes que cada día, a través de los medios de comunicación, a través de la televisión o la radio, vamos percibiendo con más sutileza esta gran problemática de cambios, todos nuestros conceptos, claro, hemos pasado de un extremo a otro muy rápidamente, y automáticamente mucha gente no está preparada para estos cambios, pero hay que tener presente que estos cambios son necesarios para que los seres humanos vayan tomando evolución y conciencia de todas las cosas.

»Ahora estamos casi fuera de tiempo en esta emisión de radio y les emplazamos al próximo martes, esperando que los contertulios que han estado aquí, en este programa, y todos ustedes hayan pasado unos momentos confortables, y hayan podido percibir algo que creo que es palpitante en la sociedad en la cual estamos viviendo.

»Muy buenas noches y hasta el martes próximo, si Dios quiere.

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