La violencia no es buena
Estamos en tiempos de grandes agitaciones. ¿A qué son debidos los conflictos?
La sociedad actual está desencajada. Los borregos están desbocados y faltos de criterio propio, ¿por qué generan tanta violencia estos seres humanos? ¿A qué nos llevará esta situación?
Nunca la violencia ha sido productiva ni beneficiosa para nadie. Los desafueros de ciertos grupos tribales nos demuestran que hay una necesidad de hacer ruido pero, ¿quién está detrás de todo esto?
Es de tamaña mediocridad el uso de la violencia como recurso para esconder las carencias éticas que toda sociedad necesita reconocer y transmutar hacia lo positivo para todas y todos. El buen juicio no necesita de la violencia. Pero, ¿dónde habita el buen juicio? En el corazón. El corazón además de ser el principal órgano de la vida del ser humano, es también el centro del equilibrio, la sensatez y el sentido común. ¿Dónde sino podemos aprender del sentido de la Paz como el baluarte imprescindible para el camino de la sociedad?
Un estado de violencia, comenzando por uno mismo, genera que la vida se torne una prisión. La actual sociedad está presa de violencia, de indiferencia, de mediocridad, aunque también hay luz en los corazones, y por ello, debemos aprender a observar, incluso la violencia, sin ser partícipes de ella.
Necesitamos una revolución ética, esto es, exenta de toda violencia. Nada más bello que el compromiso de la Paz en cada ser humano en su ser y estar. “La violencia es el último recurso del incompetente”. Isaac Asimov.
Cuando la violencia es el vehículo para consumar cualquier protesta, poco dice esta forma de quienes la propician y practican.
Ningún servicio ocurre en la sociedad cuando la violencia es el arma utilizada para demostrar una certeza o una idea hacia algo o alguien. Si las personas fuésemos seres pensantes y no pensados, tendríamos el discernimiento para reconocer que la violencia no es ningún camino hacia la felicidad y la Paz de la sociedad. Necesitamos trabajadores en pro de la Paz, del sentido común.
Toda violencia es también generada en la mente. Una mente violenta es una mente enferma. ¿Está enferma la sociedad?
Deberíamos preguntarnos cómo conseguir que nuestra relación humana sea una relación creativa, transformadora, en lugar de convertirse, como a veces ocurre, en fuente de conflicto, de tensiones, de dificultades.
Cuando en cualquier orden de convivencia vivimos el sentido del humor, este nos transporta a esos planos internos del ser humano donde todo es alegría y bondad. ¿Por qué no reescribir nuestras mentes desde el corazón?
Las ideaciones son el néctar de la vida. Si los seres humanos aprendemos la ética del corazón, esta nos riega la mente de sencillez, lo contrario es dejar rienda suelta a las antipatías que se tornan violentas y son siempre sospechosas y revelan una oscura afinidad.
Todo lo que sucede en la sociedad proviene de los ciudadanos que la viven. ¿No valdría la pena apostar por la conducta de Paz? Transformemos la sociedad transformando nuestras mentes desde el susurro del corazón. Nos es necesaria la Paz, pero, en tiempos convulsos, esta es una necesidad social de primer orden.
Imaginemos la no violencia como una de las mejores experiencias de la vida. No se puede pensar y golpear al mismo tiempo, ¿por qué no decidir lo correcto?
La apariencia de la violencia nos demuestra una fuerza que no es en realidad ninguna que lleve a buen puerto. El poder de la violencia no proviene de la fuerza sino de la debilidad.
La violencia no es buena, esto no es algo que haya que demostrar. Pero, tenemos que trabajarnos la Paz desde lo cotidiano. No debemos permitir que las ideas de otros piensen por nosotros. ¿Dónde se encuentra la luz del camino? En lo genuino que grandes pensadores, ideadores y seres humildes y estudiosos de la vida encontraron al llamar Alma.
J. T. D. 22-2-21
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