La vida es un proyecto de felicidad
La vida no tiene filosofía, es plenitud; la vida no tiene moral, la vida es todo.
Queremos tener grandes conocimientos de la vida, pero ella es un profundo misterio, que por más que lo investiguemos no llegamos a descubrir su esencia primigenia.
En la realidad más profunda, más allá del espacio y del cómputo del tiempo, es posible que todos los seres vivos sean miembros de una semilla y de un cuerpo indescriptible esparcido en fragmentos llamados seres vivos, entre ellos estamos los individuos, los cuales tenemos la oportunidad en este proyecto llamado felicidad.
¿Pero a qué le llamamos felicidad?
“La felicidad comprada siempre es sospechosa y, por lo general de corta duración”. (Tácito)
Solamente viviendo con plenitud saboreamos la felicidad compartida si esta es equitativa y nos damos hacia todas las cosas dentro del proyecto de la vida. Si estamos impregnados desde dentro hacia fuera y de fuera hacia dentro, esta metamorfosis que nace desde el corazón es felicidad.
La felicidad la hallamos cuando hacemos el bien, cuando somos coherentes con los principios éticos de nuestra naturaleza más sencilla, cuando a pesar de… seguimos siendo respetuosos con los demás, tolerantes y compasivos, alegres y serviciales.
Así la felicidad tiene su raíz en la profundidad de una alegría compartida y dadivosa, viendo las cosas que nos rodean por la parte más hermosa.
Yo considero que la felicidad es la flor que derrama su perfume sin pedir nada a cambio, la felicidad es y está en el corazón de todas las cosas, solamente tienes que vivirla, darla y compartirla con amorosidad y desapego...
La felicidad de la vida de los seres humanos consiste en tener algo que hacer, algo que amar con generosidad, sin esperar nada a cambio, afrontando las cosas cotidianas con alegría y delicadeza.
La felicidad nace como el agua de un manantial pura y cristalina en el corazón de los seres más sencillos, de ellos es el esplendor y la riqueza de todas las cosas armoniosas.
Así los días felices no son nunca días perdidos.
Podemos ser felices en la medida que podamos olvidar.
¿Cuál es la medida de la felicidad? Yo renunciaría a la felicidad si la tuviese encerrada dentro de mí, y no poderla comunicar y compartir con otros individuos. Ninguna posesión de cualquier bien es agradable si no se comparte con alguien. Pues no me considero dueño de mi felicidad, ella es tuya, esta debe de regar con su caudal a todos.
Cada ser humano es una pequeña gota de agua que cuando cae en el inmenso Océano de la vida este no sufre alteración, pues soy la gota y el Océano, en ello está la bella felicidad.
Mis pensamientos, tu pensamiento, la conversación respetuosa crean el clima adecuado de una sociedad más feliz, con alegría y tolerancia, con distensión y PAZ.
La capacidad de comprensión radica en la flexibilidad del entendimiento, y esta conforma la fuerza vital del destino diario.
Si todos somos una gran familia la humanidad, ¿por qué no nos entendemos? ¿No será acaso que estamos fuera del proyecto de la felicidad?
Un silencio profundo nos es necesario para contrarrestar ese torbellino que invade nuestras mentes y nuestros sentidos, y que nos priva de la dulce felicidad.
No se trata de técnicas egoístas y personales que prometen la felicidad, más bien debiéramos navegar juntos como gotas de agua en las cosas sencillas, pero que fuesen eficaces al resto de todos los seres vivos.
Así pues, el orgullo y el egoísmo eclipsan la felicidad de una gran parte de los seres humanos, privándonos de la debida maduración y claridad en nuestras conductas para con los demás.
Las dificultades de la vida son la sombra para excusarnos en no hacer nada en pro de la felicidad, y esta felicidad se ve imposibilitada para entrar en cada uno. Rechazamos la riqueza más importante no dejando entrar en nosotros muchas cosas que nos hacen felices.
13-5-17 J. T. D.
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