La sencillez es pequeña

En la sociedad en que vivimos, sumida en una gran crisis de valores, existen muchos corazones solitarios necesitados de pequeños gestos de generosidad, de amabilidad, de una ayuda que puede resultar vital para el mejoramiento, tan sencillo como es provocar una sonrisa.
La magia del instante invita al desempeño de cualquier acción desde la humildad, abriendo el corazón y repartiendo su sensibilidad, amabilidad y generosidad hacia las personas que no piden o no pueden pedir, pero expresan carencias que a veces no se ven a simple vista, salvo que nos hagamos pequeños, como son esas necesidades elementales de muchos seres humanos que encontramos en el camino de la vida.
¡Qué importancia tienen los pequeños gestos que engrandecen la vida de todo lo que tenemos a nuestro alrededor!
Cuando miro el corazón me nace preguntar la necesidad de los demás, olvidando la propia. Como si el interior me dictara el camino que debemos recorrer toda la humanidad en pro de ella misma, y aprendo que soy humanidad cuando descubro que la pequeña sencillez es hermosa, como la fragancia de una rosa.
El valor de las pequeñas cosas. Las bondades no solo parecen pequeñas, a veces se realizan con tanto amor, que resulta invisible a los ojos poder reconocerlas. Por eso hablo de que la sencillez es pequeña, cual exquisita y candorosa acción produce una expectación que nos revela un ritmo silencioso, apacible, surgido del corazón, solo nublado por el lado negativo de las personas.
“Es la red de las pequeñas bondades lo que mantiene unida a la humanidad… Un acto de bondad nunca es demasiado pequeño. Puede cambiar el día de alguien, puede transformar una vida”. (P. Brown).
La vida está llena de oportunidades, y la magia siempre está en los pequeños detalles. Es bueno aprender y disfrutar de la gran cantidad de maravillas que están a nuestra disposición, y que sean los buenos gestos de cada día los que nos conducen a grandes transformaciones. Es posible hacer en lo ordinario lo extraordinario.
Puede que algunas o muchas personas dicen de buscar la armonía. En realidad, la necesitamos, pero ¿dónde se encuentra? Delante del espejo es una sección de opinión que propone un espejo en cada publicación. Un espejo del que siempre podemos aprender a conocernos mejor y saber dar lo mejor a los demás. ¿Te sientes bien cuando algo haces por alguien? He ahí una muestra de que la armonía no hay que buscarla, sino crearla para los demás.
Gracias a Dios estamos repletos de cualidades que nos hacen la vida sencilla, aunque la mente suele ser la parte complicada del ser humano.
Sencillez, humildad, alegría, amabilidad, comprensión y tolerancia son tan necesarias en nuestras vidas, en el día a día, en todos los ámbitos en que nos movemos… Mejor pensar en el corazón para que la sociedad, empezando por uno mismo, cambie radicalmente. Si cada pequeña gota del océano forma parte de este, así también las personas estamos unidas cuando no andamos dormidas.
Todas las personas tenemos la sencilla oportunidad de observar las miradas, los rostros, las expresiones faciales, y descubrir así que estamos en el mismo océano que solo necesita transformarnos por la renovación de nuestra mente, creciendo a través de un corazón sencillo.
Un deleite de la sencillez es lanzar una plegaria al espacio, un pensamiento de belleza, una palabra comprensiva, y confiar que participamos en abrir las puertas de la sensibilidad. Y, precisamente, la sensibilidad debiera ser la base que nos abriera las puertas a toda clase de relaciones entre los individuos, recibiendo y ofreciendo un soplo de aire que nos anima cuando estamos cansados psicológicamente, pero, nos alienta a continuar en la brecha de la vida.
“Ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe”. José Saramago.
28.10.2022. J.T.D.
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