La Navidad (II)

Presentador:

—Buenas tardes, bienvenidos una semana más al programa «Proyección 2000». Nos encontramos, como siempre, con nuestros invitados habituales, con José Tarrazó y con nuestro compañero L. O. Y ustedes, como saben, si quieren participar más tarde, pueden llamar y formular la pregunta que ustedes consideren, o dar su opinión sobre cualquier tema que abordemos.

»Hoy, Pepe nos depara un tema muy acorde con estas fiestas: las Navidades.

José Tarrazó:

—Buenas tardes. Vamos a hablar un poco de las Navidades bajo algunos aspectos, un tanto positivos y negativos, de lo que son las mismas. Yo había hecho aquí una presentación, un croquis. Ustedes, donde se encuentren, pueden poner imaginariamente cuatro vasos, y a estos cuatro vasos vamos a ponerles una línea de comunicación. Los vasos comunicantes de lo que sería la Navidad en esta ocasión.

»En primer lugar, veremos que existe un vaso lleno de champán, después existe otro lleno de agua, después existe otro lleno de vino, después existe otro vacío. ¿Por qué hacemos estas comparaciones respecto a la Navidad? Sencillamente porque la Navidad en el mundo cristiano, en el orbe cristiano, se celebra, en algunos países de opulencia, con ese vaso, con esas copas de champán y con esa alegría, con esos villancicos, con todo eso que conlleva estas fechas. Pero tendríamos que ver cómo los tres vasos restantes no están llenos de ese champán. Habría uno que estaría lleno de agua, en una parte de nuestro planeta; habría uno que estaría lleno de vino y el otro, que estaría vacío.

»Quiero decir con esto que estas Navidades quizás sean solamente para algunos privilegiados. Para otros, sencillamente, debemos tener en cuenta, según las estadísticas que tenemos, de cuatro partes de la humanidad, tres necesitan de esos vasos, de que se llenen esos vasos, y de que se llene esa interioridad de las personas. Es decir, que toda esa alegría que rebosa en los corazones de algunas personas, en otras podríamos decir que son lágrimas, que son dolor y que son miseria.

»No tenemos que dramatizar al decir estas cosas, sino sencillamente ver que estas tres cuartas partes de la humanidad necesitan también que estos vasos, desde el primero hasta el último, se comuniquen en todo el amplio abanico que existe de todo aquello que tenemos. Hay que tener en cuenta que el planeta produce para todos, pero, por estar en manos de unos cuantos —un vaso determinado—, los otros están semivacíos y vacíos del todo. Yo creo que tendríamos que hacer una reflexión y ver el contenido espiritual que tiene la venida de Cristo, este avatar, como otros tantos que marcaron una época en la historia de las humanidades. Y, sobre todo, no ver solamente el folklore de esta Navidad, sino que dentro de esta Navidad existe todo esto que hemos estado ahora explicando.

Presentador:

—En la filmografía más que nada, aparte de los relatos… ahí están los casos de Charles Dickens, por ejemplo, pues siempre le otorgan un aspecto mágico a la Navidad y, sobre todo, como época de cambio y de relaciones humanas, y donde esas personas que viven en la miseria pueden acabar con esa miseria. Aunque esto, claro, es la ficción.

José Tarrazó:

—Sabemos que la venida de Cristo, que es lo que conmemoramos en esta ocasión el mundo cristiano, marcó una etapa, como han marcado otras etapas en otros tiempos otros avatares, por decirlo de alguna manera, otros profetas. Y que en cada época ha habido un marcar esa era, concretamente esta que hemos terminado, y que hemos empezado otra. Pues posiblemente también tenga que venir otro avatar. Pero vendrá en unas condiciones diferentes, es decir, que la humanidad tendría que despegarse un poco más de ese egoísmo que tenemos casi todos los humanos. Casi todos los que tenemos unos determinados bienes tenemos un egoísmo, y tendríamos que pensar que, si yo u otras personas estamos aquí, en esta tierra privilegiada, o en algunos países privilegiados, existen tantos y tantos seres que necesitarían que compartiéramos no solamente el pan, que es lo fundamental, sino estos conocimientos, esta cultura, esta manera de vivir y comportarnos racionalmente.

»Creo que la Navidad tendría que marcar una pauta profunda en todos los cristianos y en todos los que no lo son, porque decíamos el año pasado que si la Navidad solamente son tres días, que si la Navidad solamente nos aprovecha para que los países que están en guerra paren los cañones, que no rujan los cañones, y el resto del año no prolongamos esta Navidad, es porque es una Navidad muy fugaz.

»La Navidad tiene que ser algo profundo, algo que marque una huella en el ser humano, que no sea solamente una cosa histórica, sino que el Cristo, tanto el Cristo llamado por los cristianos como el Cristo cósmico, como el Cristo que llevamos internamente cada uno de nosotros, nos marque en la vida un atisbo de luz un poco más grande y seamos un poco más humanos.

Presentador:

—Y hablando de esos vasos comunicantes, ¿cómo se podría producir esa armonía para que todo estuviera muy lleno y repleto de todo?

José Tarrazó:

—Tiene que haber un gran cambio de mentalidad, y sabemos que ese cambio se está operando en el planeta. Todos los cambios que se operan en el planeta sean del orden que sean, necesitan una cantidad de años para que las mentes de los hombres y los corazones de los hombres asimilen la situación en la cual se desarrollan. Hemos dicho que cada era marca unas cosas, unas marcas reveladoras, y que estas marcas reveladoras tenemos que reconocerlas, que las personas nos demos cuenta de que en esta era que estamos, esta era que tanto hablamos de ella, pero que para muchos suena un poco, no sé…

»¿Qué será ese cambio de era? Pues será un cambio de mentalidades, será un cambio de progreso, será un cambio en el que las fronteras de los seres humanos no existan, que entre unos y otros tengamos esos vasos de comunicación. Por ejemplo, en el primer vaso vemos la opulencia, en el segundo vemos la carencia, en el tercero el espejismo y en el cuarto la miseria. Es decir, estamos en el cuaternario de la era presente, es decir, estamos en una era muy importante porque se desarrolla el cuarto, en la cuarta raza aria, también. Y entonces esto conllevará el que los seres humanos, cada día que pase, nos demos más cuenta de las realidades que estamos viviendo cada uno de nosotros.

Invitado 1:

—Como siempre, yo lamento muchísimo ser la parte negativa de este programa, porque es que os escucho y os veo tan entusiasmados y contáis cosas tan bonitas, porque, de verdad, no sabes cómo me gustaría que todo esto fuera una auténtica realidad.

»Antes se ha dicho una gran verdad, y es que la Navidad parece ser, no, de entrada, lo es, es una época de esperanza, es cierto. ¿Esperanza, por qué? Porque conmemoramos la venida del Mesías. Atención, y siempre cuando llega el Mesías, es decir, cuando se espera la llegada del Mesías, es una época, cosa lógica, de esperanza. También porque vamos a entrar dentro de un nuevo año. Ahora precisamente este coincide con una nueva era, es normal que también tengamos esperanza, y que las cosas nos vayan un poco mejor de lo que nos van hasta este momento. Pero yo quisiera recordar, y lo lamento muchísimo, pero siempre me tengo que ceñir a la historia, que precisamente la llegada del Mesías, en su momento, fue para que todas estas desigualdades que actualmente existen, al menos él así lo pregonó, desaparecieran… y después de 2.000 años de él llegar, todavía no se han subsanado. Yo no digo que no se vayan a subsanar, pero hay que ver que lentos vamos, Pepe.

José Tarrazó:

—Bueno… Sí, sí…

Presentador:

—Bueno, yo quería un poco también replicar a L. O. por un aspecto simplemente, que esas desigualdades, como hemos comentado en muchos programas, existen, pero quizás son menores que hace un siglo.

Invitado 1:

—Perdona un momento, yo no creo que sean menores, lo único que sucede es que, digamos, que esto va por barrios. Claro, a nosotros en este momento nos está tocando vivir una época dulce, una época bonita, esperemos que dure mucho tiempo, ¿no? Pero claro, contarles a estos países…, o sea, podemos escuchar en la radio o en la televisión que te anuncian que con una tarjeta navideña con la que tú felicitas a cualquier persona, con ella puedes salvar la vida de un niño. Date cuenta con que poco podemos salvar la vida de un niño. Quiero decir con todo esto que enfermedades o cualquier cosa así, tan fácil, tan simple, se pueden remediar. Quiero decir con esto que, claro, nosotros desde aquí decir que esta época no es mala, pues está clarísimo, cada uno cuenta la feria como le va en ella, pero cuéntaselo a ellos.

Presentador:

—Yo, antes de que hable Pepe, porque creo que va a decir muchas cosas, quiero comentar dos aspectos, antes de que se me olviden. Uno es, por ejemplo, que tuvimos la ocasión y la suerte de escuchar aquí, en otro programa, a un misionero cuyos familiares viven en Ontinyent, y decía que el gran problema de los países tercermundistas, aparte de que no tienen medidas sanitarias, de que prácticamente comen muy poco, la falta de recursos… es la mentalidad. ¡Cuidado!, ¿eh? De una persona que está metida de lleno en Mali, que es el tercer país más pobre del mundo, y que está viviendo prácticamente como la mayoría de los individuos que están allí metidos. Decía que no es problema a veces de ayudas, que naturalmente las ayudas son muy necesarias, pero que quizás es necesario un cambio de mentalidad y, a lo mejor, ahora se produce ese cambio.

José Tarrazó:

—Se impone el sentido común en la conciencia planetaria. El sentido común en la conciencia planetaria podríamos desarrollarlo a través de ese nivel de conciencia mental. Es decir, en los derechos humanos de los hombres se dice que las guerras y la paz se fragua en las mentes de los hombres. Y partiendo de esta base, en este tema que estamos hoy desarrollando, que es la Navidad, se tendría que mentalizar a niveles internacionales esa situación, como se ha dicho antes. No es el que más tiene o al que más le dan, el que su desarrollo es mejor, sino que habría un problema de mentalizar a las personas, y ver las cosas que se desarrollan en esos países tercermundistas. Yo he vivido en algunos de ellos, he estado, y me daba cuenta de que la gente joven estaba cambiando totalmente la mentalidad, esa mentalidad que es la que lleva a que un país o un continente se pueda desarrollar de una manera diferente.

»Quisiera decir una cosa más respecto a lo que significa la Navidad. Cuando leemos los evangelios, que es la fuente de información que se nos ha dado a través del discurso continuado de Cristo, muchas de las cosas que Cristo dijo no están plasmadas ahí. Yo recuerdo haber leído de Cyril Scott, un personaje muy fiable, que es como un Rabindranath Tagore en nuestra época, cómo hablaba de aquel mensaje crístico. Mientras el mensaje de Buda era un mensaje de luz, el mensaje de Cristo es un mensaje de amor. La humanidad ha puesto unos determinados espejismos, ha manipulado el mensaje. Nadie es culpable de esta situación más que la interpretación individualista y no coherente de las personas humanas. Es decir, que si cuarenta, cien, dos mil personas leyeran el evangelio, leyeran el mensaje crístico, cada uno lo interpretaría según su capacidad interna de egoísmo o no egoísmo.

»Entonces resulta que si nosotros vemos todas estas cosas, por ejemplo, un informe de Naciones Unidas que habla sobre la miseria, un informe de Naciones Unidas que habla de la marginación, un informe de Naciones Unidas que habla de la gente marginada, un informe de Naciones Unidas que habla del despilfarro, ¿eh? Es decir, que hay una cantidad de estudios actuales, recientes, de todos estos acontecimientos, que están hechos sin lugar a duda por expertos, por congresistas de distintos países, que están viendo esas necesidades (cuidado, que un día haremos un programa muy extenso sobre esto): problemas raciales, la marginación de la mujer, la marginación de los niños, la explotación de los niños. Es decir, existe un desequilibrio a nivel planetario porque unas cuantas personas están interesadas en que esto sea así.

»Una Navidad bonita sería cuando todas estas cosas desaparecieran, cuando los seres humanos, con una conciencia más amplia, tengamos y sepamos compartir los valores, no solamente materiales sino espirituales. Y a partir de ahí veremos un atisbo de luz. Y lo hemos dicho en otras ocasiones, dentro de esta era, dentro de la intercomunicación de las personas, existirá un mayor nivel de conciencia de todos estos problemas. Entonces la Navidad será unos vasos comunicantes, los cuales —los cuatro vasos—, si no están llenos del todo, por lo menos la tercera parte de estos sí que podrá estar.

Presentador:

—Nos has dejado, Pepe, a todo el mundo, expectante, porque estabas comentando esa interpretación del evangelio de las palabras, en este caso de Cristo, que no están reflejadas. ¿Cuáles son?

José Tarrazó:

—Pues hay cantidad de cosas de los escritos apócrifos, que se llaman, y no solamente estos sino muchos otros. El mensaje de Cristo para muchos llegó de una manera muy velada. Incluso se dice que muchas cosas que él dirigió a sus discípulos más allegados no fueron transmitidas más que oralmente. Y cuando se dice que se transmite algo oralmente, se refiere a la sabiduría divina, que para los tiempos que estamos aparecerá. Por ejemplo, leemos o vemos cómo algunos escritores, como este que he mencionado antes, Cyril Scott, y otros escritores, están sacando de estos archivos esas cosas que no se han dicho sobre el mensaje de Cristo y que, en breve, algunas de estas cosas están ya editadas y otras se editarán.

Presentador:

—¿Varía mucho de lo que ha aparecido en los evangelios de ese nuevo mensaje de Cristo?

José Tarrazó:

—Los escritores no contradicen los evangelios. Solamente hay que tener presente una cosa, y es que los evangelios dicen, según san Juan, según san…, según…, pero ese según quiere decir que muchas cosas se quedaron en el tintero. Y que la revelación de todas estas cosas es antes que vuelva otro avatar, que podría ser el Cristo o podría ser otro.

»Se dice en un escrito muy profundo de un maestro tibetano, que la aparición de Cristo, o de otro avatar, llámese Cristo o llámese otro nombre, pues que sería precisamente dentro de esta era de Acuario, pero que vendría cuando los tiempos fueran propicios.

»Si nos remontamos a la historia de los avatares, y esto es muy interesante, vemos en ellos que siempre han venido, al igual que los profetas, en un momento de necesidad y de cambios, no solamente de cambios geológicos sino de cambios de mentalidad. Y han venido para romper determinadas estructuras que eran caducas y que necesitaban renovarse. Ahora vemos cómo esas estructuras del pasado se están cambiando por la mentalidad de las personas, se está propiciando ese advenimiento, que puede ser, no sabemos. Es decir, no vamos a ser profetas ni a ser pedantes, tampoco diciendo en tal fecha vendrá. Porque hay otra situación desgraciadamente que confunde a la gente, y es que oyes hablar a determinados personajes de determinadas religiones y sectas y dicen: en tal sitio ha reencarnado el Cristo. Y en ese momento, según esos personajes, que digo yo desde aquí que no son nada fiables, hay seis Cristos reencarnados en el planeta. Pero esto es una manera de especular cualquier situación crística, y creo que cuando se habla con rigor de estas cosas hay que tener muy presente que no se pueden decir las cosas de esta manera tan informal.

Presentador:

—Quizás sería muy difícil ahora mismo discernir o averiguar cuando se produzca, si se produce, esa venida de Cristo, sobre todo debido a la comunicación de masas y a la situación actual de los medios de comunicación, pues quizás podría prestarse a confusión cualquier tipo de fenómeno que surge.

José Tarrazó:

—Exactamente. Los fenómenos, toda esta clase de cosas dentro de la fenomenología, dan pie a que se especule mucho sobre ello y que se digan muchas tonterías, es decir, que estamos hablando como una cosa hipotética; hipotética y no hipotética al mismo tiempo, porque todas las hipótesis no son ni más ni menos que el adelantamiento de una cosa que luego puede suceder. Es decir, yo no he creído nunca en las hipótesis, he creído en recoger, por una determinada circunstancia, una idea que luego ha sido plasmada. Tenemos la historia llena de estos personajes que nos han explicado cosas que ahora nos asombran. Hemos hablado en algunas ocasiones, por ejemplo, de todo aquello que Julio Verne, y de otros escritores, y de Nostradamus, y de tantos y tantos personajes históricos que han ido desgranando, han sido unos adelantados; podríamos decir de estas personas que fueron unos profetas. Es decir, que la historia está llena de estos acontecimientos. ¿Y por qué no creer en estos acontecimientos?

Invitado 1:

—Bien, Pepe, por lo que estábamos comentando antes de que es posible incluso que haya hasta cinco Cristos reencarnados por ahí sueltos, lo único que yo quisiera decir también es que hace 1.989 años, va a hacer dentro de nada 2.000 años, resulta que cuando se presentó alguien y dijo que era el hijo de Dios, le tomaron idénticamente igual como lo estamos tomando nosotros al que nos diga hoy que es el Cristo. Tampoco han vuelto a cambiar tanto las cosas, si es que la historia se repite. Si está clarísimo, por desgracia no cambian tanto. Y por desgracia también parece ser que la Navidad es una efeméride para los desgraciados, porque aquí tengo yo un poeta, y si os parece, vamos a finalizar el programa cuando llegue su momento con «La Navidad», de José Luis Perales, que le canta precisamente a los marginados, a los desgraciados, a los que están en guerra... a la Navidad, según parece, de aquellos que no tienen con qué conformarse y se conforman simplemente con un mensaje de esperanza, o nos conformamos simplemente con un mensaje de esperanza, porque desde hace dos mil años que se dijo que, efectivamente, había llegado alguien para cambiar todo esto y nos dejó esa esperanza, esa puerta abierta a la esperanza. Y resulta que hoy, cuando han pasado dos mil años, tú, Pepe, aquí tú sigues diciendo que dentro de poco quizás pueda haber ese cambio.

José Tarrazó:

—Yo me remito a los hechos concretos y reales de los acontecimientos que estamos viviendo…

Invitado 1:

—Es que son iguales, son los mismos, Pepe, hay un nivel superior porque han cambiado algunas cosas, pero volvería a decirte lo mismo. Ve a los países marginados y verás lo que te cuentan.

José Tarrazó:

—He estado en los países marginados.

Invitado 1:

—¿Dónde está la Navidad de esta gente?

José Tarrazó:

—Bueno, pero lo que no…

Presentador:

—Yo creo que la Navidad de esta gente, digamos, que es mucho mejor la del 89 que la del 49.

Invitado 1:

—Bueno, es posible, a lo mejor entonces se morían en diez días de hambre y hoy se mueren en quince.

Presentador:

—O a lo mejor entonces se morían doscientos mil y hoy se mueren doscientos…

Invitado 1:

—No, no, no, tú sabes que son muchísimos más en estos países…

Presentador:

—Pero el número se va reduciendo…

Invitado 1:

—Y también voy a decir una cosa, tú has dicho que, en una ocasión, precisamente aquí, un misionero dijo que era problema de mentalidad…

Presentador:

—De mentalidad de ellos, no nuestra. Nosotros podemos colaborar, pero es que, claro, si tú tienes una costumbre, una forma de vida, una manera de actuar. Si yo desde fuera, porque sea más opulento en cuanto a riquezas materiales, quiero cambiar esa costumbre, tú puedes estar en contra. Es decir, no, es mi costumbre y es mi manera de ser.

José Tarrazó:

—Dentro del respeto a todas esas cosas…

Invitado 1:

—Perdón, Pepe, perdona que te interrumpa, es que yo quisiera decir una cosa. Tú dejas a dos seres humanos, cuando simplemente se puedan valer por sí mismos, aislados, y automáticamente cada uno, en un lugar diferente, harían las mismas cosas. No sé, a lo mejor podría haber 500.000 años en el tiempo en descubrir, no sé, la energía atómica, o 200 años en descubrir el fuego, pero el fuego lo descubrirían en lugares diferentes.

Presentador:

—Se va hacia un adelanto y ahí está el hecho de que, si nos remontamos un siglo atrás, las cosas no eran iguales, porque quizás se sufría más hambre que ahora o quizás los problemas eran distintos. Pero, por ejemplo, estas personas de las que hoy estamos hablando eran esclavos…

Invitado 1:

—Exactamente, tú mismo me estás dando la razón…

Presentador:

—Y ahora ya no son esclavos.

Invitado 1:

—¿Sabes qué ha cambiado? Precisamente lo que tú dices, ha cambiado la mentalidad, hoy en día son más inteligentes y se renuevan…

Presentador:

—Antes, la misma sociedad los cogía como esclavos, como si fueran objetos…

Invitado 1:

—Y se sublevaron y dijeron que ya estaba bien de…

Presentador:

—Es un adelanto.

Invitado 1:

—Efectivamente, es un adelanto. Por eso, quizás, y le doy la razón en esto a Pepe, hay intereses precisamente en estos países para que la gente siga siendo ignorante.

José Tarrazó:

—Bueno, yo tengo que discrepar a este respecto. Y sencillamente me gustaría decir que no podemos cerrar los ojos ante los avances…

Invitado 1:

—Perdona, Pepe, espera un segundo. Es imposible que tú puedas discrepar y te voy a decir por qué. Siempre que haya una nación que venda armas para hacerse rica, y con esas armas se maten personas, me tienes que dar la razón obligatoriamente.

José Tarrazó:

—Yo no estoy contradiciendo esa situación tuya…

Invitado 1:

—Ya volvemos a lo mismo. Las armas existen, han existido siempre, pero ya empieza, digamos, a usarse menos las armas…

José Tarrazó:

—Bueno, hay que tener en cuenta, y he dicho que no hay que tener los ojos cerrados, de que existen, lo queramos o no lo queramos, unos determinados avances tecnológicos, científicos, culturales. Pero nos faltarían esos avances, podríamos decir, de concienciación de los seres humanos. Es decir, estamos muy de acuerdo en todo esto, lo único que ocurre es que tenemos que ver las cosas bajo una perspectiva de futuro. Nosotros, en este programa de «Proyección 2000», estamos a veces lanzando una sonda de determinadas ideas, que, aunque ahora parezcan banales, no lo son tanto, sino que nos adelantamos a determinados acontecimientos que tienen que suceder cuando sea, no podemos profetizar, porque no somos profetas, somos sencillamente de carne y hueso, y somos unos dialogantes de todos estos temas.

»Lo que sí es bien cierto es que no podemos comparar, aunque haya países que sufran, aunque lo que yo he dicho dentro de estos informes de Naciones Unidas, de todo lo que está recopilándose ahora sobre que de cada cuatro personas, tres están sufriendo. Eso es una realidad palpable. ¿Cuándo no será esa realidad palpable? Es decir, si somos inteligentes, y lo somos, tendremos que ver que tendrá que haber ese cambio de mentalidad, ese cambio de situación, y lo único que hacemos es propiciar el que las mentalidades de los seres humanos se den cuenta de que todos estamos sujetos a estos cambios, porque, ¡ay de aquellas personas que no intenten cambiar en su vida! Entonces se están autorecreando en un pasado, están creando formas mentales del pasado que agrandan las formas negativas que están gravitando, ya lo hemos comentado muchas veces, sobre el planeta.

»Entonces lo que hay que propiciar son ideas, creatividad y, sobre todo, esa concienciación de que el ser humano tiene que ser más feliz y tiene que ser mejor, porque hay una necesidad imperiosa en todo el planeta, en todos los seres humanos. No hay que mirar hacia atrás, que nos vamos a quedar como aquellos que, en el desierto, al mirar hacia atrás, se quedaron petrificados. Hay que mirar hacia delante, la luz que nace en el horizonte, en el sol. Ese sol que a todos nos alumbra, ese sol que es la conexión, podríamos decir, extraplanetaria que da vida al planeta, y que nosotros tenemos como referencia o como una luz que viene de una determinada galaxia, es la que nos tiene que embelesar para ver las cosas desde otros puntos no tan negativos.

»Creo que lo importante es que se lance ese mensaje de esperanza, ese mensaje de realidad que hemos ido desarrollando a través de estas conversaciones filosóficas, pero, sobre todo, ver las cosas con un realismo palpable y auténtico para que la Navidad sea un hecho real.

»¿Por qué tendríamos que estar divididos los que no pensamos como cristianos? Es decir, yo pienso como cristiano, y vosotros, y mucha gente, y los que están en el islam, y los que están en el mundo oriental. Es decir que absolutamente todos tendríamos que ver que esa venida del Mesías fue algo más. Es decir, que aparte del mensaje de amor y de luz que nos impregnó a todo el planeta, habría que pensar que había algo más. Este solsticio de invierno es cuando se da esa venida, y todos los avatares han venido por esto, han estado influenciados por cantidad de constelaciones que han preparado la venida de un avatar, de un Cristo, llámese como se llame. Es decir que la Navidad no es solamente la parte que nosotros hemos materializado a través de ese mensaje crístico, es algo más que todo eso.

»Y en esa luz tiene que haber una esperanza. ¿Por qué no tendríamos, como yo decía en un documento, que ser felices los 365 días del año y prolongar la Navidad? ¿Por qué no tendríamos que ser optimistas cada día, cada minuto, cada fracción de segundo? Porque nos empeñamos en complicarnos la vida, porque nos empeñamos en ver una cantidad de cosas imaginarias, mentales. ¿Por qué no recogemos, en vez de esa parte mental, la parte intuicional, que es la que nos puede dar un atisbo de luz?

»Abramos la ventana de nuestro corazón, allí anida ese nacimiento cargado con todos estos regalos, con toda esta alegría que conlleva a los niños los regalos, con toda esta alegría que conlleva el que nos podamos juntar familiarmente. Pero no por eso dejemos de pensar que hay de cada cuatro, tres personas que no pueden realizar estos actos. Y creo que como cristianos, como seres humanos, deberemos tener un poco de amor y compasión hacia los demás, siendo realistas. Es decir, que creo que esto es lo más importante, la Navidad para un día no nos sirve, la Navidad para los doce meses del año es potable, llámese Navidad o llámese cualquier otra festividad. Porque para uno, como sabéis, la Navidad será la embriaguez, para otros la discoteca, para otros la reunión familiar, para otros el dolor, la muerte, el sufrimiento, el hospital y un largo etc. Y cada uno pasará esa Navidad con arreglo a las circunstancias que le rodeen. Creo que esto es suficiente como para ver ese atisbo de luz que hemos estado hablando hasta ahora.

Presentador:

—Bien, pues sobran las palabras después de la explicación interesantísima por parte de Pepe. Ya nos despedimos, y les dejamos con ese tema que nos ha anunciado L. O., la canción de Perales, «La Navidad».

Invitado 1:

—Sí, precisamente ahí podemos ver para quién va la Navidad y cómo se celebra la Navidad.

José Tarrazó:

—Nosotros, desde aquí, este equipo, les felicitamos a ustedes para que pasen unas Navidades sanas, con alegría y con amor. Buenas tardes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir