La Navidad (I)

Presentador:
—Muy buenas tardes, señoras y señores, bienvenidos una semana más a este espacio en el que se habla de filosofía, a las conversaciones filosóficas. Y, como anunciaba nuestro compañero L. O. hace un instante, pues en efecto, el tema que va a abordar José Tarrazó hoy es la Navidad, o la otra Navidad. Estamos muy curiosos todos de ver cómo se puede abordar el tema de la Navidad desde un punto de vista filosófico. Por lo que vamos a darle paso rápidamente a Pepe, para que nos cuente un poco de qué va a ir el tema.
José Tarrazó:
—Muy buenas tardes, queridos radioyentes. Podríamos imaginarnos en este momento que estamos delante de un gran escaparate a nivel planetario. Todos sabéis que en estos días los escaparates lucen los juguetes, los regalos, que para estas Navidades estarán preparando unos y otros. Y tendríamos que ver que en este gran escaparate hay una parte de ilusión, una parte de entusiasmo, una parte comercial y también tendríamos que ver que detrás de este escaparate existen grandes problemas, y existe una parte del mundo, una tercera parte del mundo, que no puede gozar de estos escaparates y de estas Navidades tan entrañables para todos.
Presentador:
—El tema de hoy va a centrarse más en las raíces de estas Navidades.
José Tarrazó:
—Exactamente. Vamos a hablar un poco, por ejemplo, de las profecías, lo que se había dicho ya con anterioridad a la venida de Cristo. Son muchos los datos que existen y, sobre todo, los historiadores de aquellos tiempos, allá unos doscientos o trescientos años antes de la venida de Jesucristo. Vemos que en los anales de la historia están escritas estas profecías y vemos cómo se ha ido desmitificado, se ha desvirtuado un poco, el concepto de la venida de este gran Señor, de este gran Cristo. Y se nos ha dicho una parte, pero la otra parte de esta venida se nos ha ocultado. Y lo que vamos a pretender es desvelar estas cosas ocultas de la Navidad.
»Supongo que ustedes sabrán, por ejemplo, que íbamos a hablar de María también, puesto que para hablar de la Navidad hay que hablar de María, y que hay que hablar de José, y que hay que hablar en sí del Cristo, de los Reyes Magos… Es decir, hay todos unos grandes personajes históricos que están ahí. Y que tendremos que, en primer lugar, descifrar que la palabra María no es de esta manera. Algunos de ustedes se extrañarán, pero van a ver ustedes cómo lo van a comprender perfectamente.
L. O.:
—La verdad es que, bueno, digamos que, en los anteriores programas, más o menos, todos estábamos centrados o seguíamos el hilo de lo que usted aquí nos contaba, pero hoy, bajo mi punto de vista, al menos yo particularmente, estoy un poquito descentrado. No acabo todavía de entender, de profundizar en esta otra Navidad, en esta otra historia oculta. Para eso está usted aquí, a lo mejor dirá usted eso.
José Tarrazó:
—No, no, no. Sabéis que formamos un equipo y que entre los tres intentamos ir desvelando cosas que son interesantísimas, y que el orbe cristiano tiene que saber que hay unas terminologías concretas, bien sean de griego, de árabe o de cualquier otro idioma… o de sánscrito, que están ahí y que casi nunca se nos ha explicado lo que era esto.
»Fíjense, ustedes, cómo ya desde el principio de los tiempos, los distintos niños que luego fueron adultos… Vamos a leer aquí un poquito para que lo vean ustedes. Por ejemplo, empezamos por la madre de Baco, que era Mirra, la madre de Hermes, o Mercurio, también se llamaba igual. Después había otra del Salvador de Sion o Codon, que se llamaba Maia, María. Es decir, que tenemos por lo menos veinte o treinta personajes mitológicos —y no mitológicos— que todos se llamaban Mirra o Maia. Lo único que ha ocurrido es que, a través de los tiempos… o Maya, se ha dicho también… vemos que los atlantes o los mayas esta palabra la tenían muy bien concretizada.
»En el calendario azteca aparece esto concretamente. Y lo más reciente, por supuesto, es la venida de Cristo, y también se hace referencia a la virgen María, se le dice María, pero su origen no era María, sino Maia o Maya.
Presentador:
—¿Tiene el mismo significado o cambia?
José Tarrazó:
—Tiene el mismo significado, pero creo que a todos los que nos están escuchando debemos de intentar aclarar ciertas cosas, porque a lo mejor algún día se ven sorprendidos en un escrito y dicen: «Bueno, ¿cómo es que han puesto Maia?». En realidad, es Maya.
Presentador:
—¿Y José es José?
José Tarrazó:
—José era José, pero tiene una denominación, y vamos hoy a explicar por qué se llamaba José. Después hay otra cosa, si hablamos de María por supuesto que tenemos que hablar de Cristo. La palabra no es concretamente Cristo, es Crestos, del griego, otra cosa significativa. Y que ha habido muchos Crestos. Es decir, ¿por qué se llamaban Crestos?
»El primer escritor cristiano, Justiniano Mártir, en su primera apología denomina crestianos, no cristianos, a sus correligionarios. También lo hace san Pablo, y lo hacen otros tantos apóstoles, pero vemos que en los evangelios casi nunca aparece esta palabra.
»Es decir, que después que hayamos dicho que esto es así, y que se puede comprobar, no es que yo lo diga caprichosamente, se ha tenido que ir buscando una inmensa bibliografía muy lejana en nuestros tiempos, en la que los historiadores nos lo van explicando, día a día, qué es lo que ha ocurrido en estas deformaciones.
»¿Por qué hablamos de la Navidad?, podríamos preguntarnos. ¿Y qué es la Navidad en realidad? Es decir, otro aspecto fundamental es que la Navidad en tiempos remotos también se celebraba, era el solsticio de invierno. Es decir que, en todos los solsticios de invierno donde han venido grandes personajes históricos, han coincidido con esta noche larga y profunda y con este día corto, porque los astros eran propicios. Y hablaremos de las confluencias de los astros en este nacimiento de Cristo, o en esta Navidad.
Presentador:
—Lo que significa, por lo que está diciendo usted, ¿es que la Navidad es la época más propicia para el nacimiento de personajes insignes?
José Tarrazó:
—Sí, un personaje insigne no viene por el azar de venir en un determinado tiempo. Es decir, que hay una preconcepción astrológica, en la cual confluyen unas determinadas energías. Es decir, es una preparación para este nacimiento, que luego dará lugar a un personaje histórico y profundo, como fue Hermes o Buda, o como fueron los grandes filósofos griegos, que casi todos nacieron en una noche de Navidad. Creo que esto es importante y que hay que decir que la Navidad que a nosotros nos han ido explicando, no es una Navidad con todas estas connotaciones astrológicas.
Presentador:
—¿Y también cambia el ser humano normalmente por estas fechas? ¿A nivel astrológico se produce algún tipo de cambio en el comportamiento humano, o es muy leve?
José Tarrazó:
—Bueno, hay personas que están abiertas a esta situación y entonces perciben unas energías de los distintos planetas, de las distintas galaxias, que influyen mucho en el comportamiento y en la situación psicológica de los seres humanos.
»Es decir, que esto tiene una gran importancia, y es importante que nosotros nos orientemos hacia ese nacimiento. En la época del nacimiento de Cristo aparece Sirio, la estrella de Oriente. En este meridiano estaba también Orión, llamado así por los astrólogos orientales, los tres Reyes Magos. Fíjense que se nos ha hablado de los Reyes Magos, yo estoy ahora emocionado viendo cómo los niños están jugueteando con todas estas cosas, en estas fechas, con los Reyes Magos. Y los padres están ilusionados para que ellos estén contentos. Y hay que ver cómo también hay una configuración en el Ecuador, y aparece la constelación de Virgen, o Virgo. Es decir, que la virgen María, al dar a luz a este niño, estaba influenciada por esta constelación de Virgo. Y también había otra constelación que se llama Espica o Espiga. Es decir, que todas estas cosas creo que son interesantísimas, ya no como cosa religiosa, sino como cosa cultural que tiene un gran significado en la venida de este Cristo amado por toda la humanidad.
L. O.:
—Yo quería hacer una pregunta en cuanto a esta estrella famosa que fue la que llevó a los Reyes Magos al portal de Belén, y que según se comentó en algún momento incluso pudo ser el cometa Halley. ¿Qué hay de cierto en esto? ¿Qué conoce y qué nos puede decir al respecto?
José Tarrazó:
—Bueno, se ha escrito mucho y se ha hablado mucho sobre esta cuestión, incluso hay personas que han dicho que esto era un ovni. Era Sirio, la estrella Sirio, que guio a estos tres Reyes Magos, que representaban a las tres razas, hasta Belén. Y que estos magos, por algo se dice magos, eran personajes: eran astrólogos, eran sabios de aquellos tiempos, y en los anuncios de la venida de Cristo ellos conocían perfectamente esta
venida del Mesías, de Cristo, y sabían incluso el mensaje que después tendría que aparecer.
»Hay una cosa curiosísima, sobre todo, y es que casi nunca se nos ha hablado de su abuelo, del patriarca san Joaquín. Es decir, la Iglesia en el santoral tiene a este ser. ¿Por qué Jesús nació en esta estirpe?, ¿y por qué Jesús fue educado en los esenios?
»Todo esto tiene una gran relación histórica muy importante, esta gran confluencia, podríamos decir, de energías. ¿Y por qué decimos que tiene mucha importancia esto? Porque san Joaquín, el patriarca san Joaquín, era el patriarca de los esenios, es decir, que Jesús era esenio, estudió… Ahí tenemos un dato importantísimo, una laguna que los evangelios tienen y es que desde los doce años hasta que se manifiesta públicamente, hasta el monte Calvario, no aparece absolutamente nada. Y sin embargo hay escritos importantísimos, muy serios, que nos hablan de que Cristo estuvo en el monte Carmelo con los esenios, porque ahí estaba la flor y nata de los grandes sabios de aquellos tiempos.
Presentador:
—¿Ese es el motivo por el cual Cristo nació en el seno de esta familia? ¿Un poco para trasladarle esa sabiduría?
José Tarrazó:
—Sí. Cristo tuvo una gran preparación cultural y de esto se nos ha hablado muy poquito, es decir, que vemos que Cristo aparece en el nacimiento, ya estamos pasando la Navidad, y a continuación pues solamente se nos dice, los cuatro evangelistas, muy pocas cosas a este respecto. Pero existe en esos monasterios que estamos hablando una gran documentación de todo el gran trabajo, de toda la gran preparación que tuvo Cristo en esta educación y en esta preparación, para dar el mensaje que tenía que dar.
L. O.:
—Sí, pero esto puede ser que desmitifique un poco, si se puede entender así, quizás la imagen que tenemos de Cristo, porque entendemos, al menos los cristianos, que sus poderes sean divinos. En cambio, parece ser que estos poderes los adquirió a base de preparación de humanos, por llamarlo de alguna forma.
José Tarrazó:
—Hay que tener en cuenta que Cristo era humano, como todos, y al mismo tiempo era un enviado pues del cosmos o del cielo. Es que hay muy poca documentación a este respecto. Entonces, lo que tratamos de decir no es que Cristo, por supuesto, como hombre tuviera una gran preparación. También a Buda le pasa lo mismo, y a Hermes también le pasa lo mismo, y a los grandes filósofos, Pitágoras… Es decir, eran grandes personajes, pero tuvieron una educación exquisita y una cultura, para luego, en el momento determinado, prepararse. Es decir, que no hay que confundir la divinidad con la preparación cultural y profunda de estos seres.
»Yo no trato de crear en ningún momento ninguna confusión a nadie, estamos hablando de cosas históricas que todo el mundo puede comprobar, que están archivadas en ese gran seminario de estudios bíblicos donde existen todos estos documentos, a los cuales en un tiempo yo tuve acceso, y hay otras personas que por supuesto también…
Presentador:
—Simplemente, ratificando, intentando también aclarar lo que decía L.O. al respecto, lo que sí puede suceder es que la visión o la versión que uno tiene tras una lectura a lo mejor muy profunda de los evangelios, es que Cristo nació en esta familia, aparte de ser elegida, pues por pertenecer a una familia de gente humilde, gente sencilla, y entonces, claro, da la impresión de que esta humildad contrasta un poco, esa humildad y esa sencillez, como el padre carpintero, etc., con esta base cultural. Es un poco lo que puede contrastar o crear una paradoja.
José Tarrazó:
—Sí, pero yo creo, como he dicho antes, que es porque no ha habido una determinada culturalización del gran personaje de Cristo, es decir, yo creo que el noventa por ciento de las personas conocen los evangelios, y aparte de los evangelios existen también los escritos apócrifos, que están guardados. Y hay grandes santos en el calendario cristiano que discrepaban de todas estas cosas.
»Solamente hay que hacer una cosa, leer los cuatro evangelios y verán ustedes cómo cada evangelista explica una cosa diferente de Cristo, no es que se contradigan, no, no hay contradicción, hay una expresión de cuatro partes diferentes de la vida de Cristo. Eso es lo que nos ha llegado hasta nosotros, a todo el orbe cristiano. Por supuesto, yo también soy cristiano y creo en Cristo, pero hay otras cosas que han estado completamente veladas, algunas de ellas las estoy ahora explicando aquí.
Presentador:
—¿Qué otras más? Bueno, de san José se había quedado un poco…
L. O.:
—Bueno, bajo mi punto de vista, Jesucristo, o Jesús, no deja de ser Dios cuando se convierte en hombre, según los evangelios, o según la Biblia…
Presentador:
—Bueno, pues que siga Pepe diciendo un poco esos datos…
José Tarrazó:
—No puedo expresar mi pensamiento. Me estoy ciñendo a escritos documentales importantísimos, es decir, que no trato ni un momento de imponer lo que yo pienso en estas conversaciones filosóficas. Pienso ajustarme a aquello que se puede comprobar por cualquier persona, y que está ahí.
L. O.:
—Lo que está ahí, según su comentario, es que existe una laguna en cuanto a la historia de Jesucristo desde la edad de doce años hasta la edad aproximadamente de treinta y dos o treinta y tres años, que es cuando vuelve a aparecer de nuevo. Y que hay unos documentos que se pueden contrastar, se pueden, no sé, digamos, que observar, y que usted incluso podría dar direcciones.
José Tarrazó:
—Ustedes, no sé si conocerán al gran historiador Schuré, un gran personaje. Fue un hombre que pasó su vida investigando, no solamente sobre Cristo, sino sobre casi todos los avatares. Y Schuré nos dice la gran relación que tuvo Cristo con los esenios en Jesús y los esenios. Va haciendo una gran descripción de todo el tiempo que estuvo ahí, de todos los estudios que recibió.
»Yo quisiera deciros algo, y es que el nombre de José significa «el que agrega», es decir, el que agrega porque resulta que entre José, María y Cristo forman de una manera simbólica la Trinidad. Es decir, se nos ha hablado mucho de la Trinidad. Y se habla, en la historia de José, que fue un hombre, un constructor, un carpintero, un obrero, un hombre humilde, y que vivía y que vivió para el sustento de Cristo, pero sin tener más connotaciones culturales. No era un hombre que, al contrario de su abuelo san Joaquín, que era un gran personaje, un gran sabio, y que también se ha escrito muy poco de él. En cuanto a la virgen María, ustedes habrán oído que, les he dicho antes, que virgen María significa esa constelación de Virgo, e incluso los que nos están escuchando, si alguno recuerda cuando se decían las letanías, es decir, cuando se rezaba el Rosario y se decían las letanías se hablaba de Virgo, se hablaba de la virginidad de María, no solamente de la virginidad de María, la madre de Cristo, sino de todas aquellas Marías, como hemos dicho antes, de los otros grandes personajes históricos.
»Es decir, que hay conceptos que tendrían que estar desmenuzados, como lo estamos haciendo, para que todos tuviéramos un conocimiento mayor de Cristo, del significado de la Navidad, porque la Navidad también hemos dicho que la celebraban los paganos a los dioses en este solsticio. Entonces, la Iglesia, que es muy inteligente, dijo que por qué no los cristianos podían también celebrar esta fiesta sin molestar a los paganos. Es decir, que simultáneamente se podría celebrar una fiesta u otra.
Presentador:
—¿Hay algunos datos más así, que han permanecido velados? Porque nos estamos sorprendiendo…
L. O.:
—Yo antes quisiera aclarar una cosa, y es que cuando el señor Pepe ha dicho que se rezaba antes el Rosario, se refería, me imagino, a cuando se rezaba el Rosario en latín.
José Tarrazó:
—Sí, las letanías son en latín, la expresión de María está muy concretizada en estas letanías. Estas se llaman letanías menores, hay las letanías mayores.
»Creo que hay también algo muy curioso y es que los tres Reyes Magos, estos tres sabios de Oriente, eran, por así decirlo, los que representaban o simbolizaban a los pueblos de Europa, Asia y África. Y que esta estrella de Belén que les guio hasta allí tenía una gran, gran influencia. O sea, los magos eran sobre todo astrólogos. Ellos dominaban la astrología, y hay que tener en cuenta que el gran libro de la historia es el cosmos.
»Los astros, cuando se saben interpretar los movimientos astrológicos, vemos que ahí es donde radica la gran parte de esas cosas incognoscibles que no están al alcance de todos, pero sí para algunas personas que están trabajando dentro de este campo de la astrología.
L. O.:
—Algo que sería curioso explicar, importante de cara a nuestros oyentes, es que los tres Reyes Magos de Oriente se dan cita en el portal de Belén, pero ¿cómo llegan allí?, ¿llegan juntos, separados o coinciden?
José Tarrazó:
—No, los tres Reyes Magos tenían como punto de reunión el nacimiento de Cristo, los tres sabían el acontecimiento que iba a darse, y entonces resulta que cada uno, desde su nación, va caminando. Y saben la fecha concreta. Fíjense que es curioso, entonces, no teníamos los medios de comunicación que hay ahora y no había teléfono…
Presentador:
—Lo curioso de esto, de estas conversaciones filosóficas sobre el tema de la Navidad, es que prácticamente todo tiene que ver con la simbología, los hechos concretos que todo el mundo conoce, el nacimiento de Cristo, de sus padres, la virgen María, José, los Reyes Magos, todos, conforme lo está diciendo Pepe, está llevando una simbología de todos esos personajes. Y entonces, se nos ha quedado en el tintero un sitio también que es muy simbólico con respecto al nacimiento de Cristo, que es el portal de Belén, el pesebre, con esos animales… ¿También tiene un doble significado?
José Tarrazó:
—Tiene un doble significado. Se dice que representan las determinadas iniciaciones de los avatares. Es decir, el simbolismo de la cueva, es decir, de la oscuridad, es un lugar donde, aunque no haya luz aparente, existe lo que se llama una de las iniciaciones de Cristo. Los animales simbolizan el reino animal, es decir que, en la venida de este gran personaje histórico, Jesucristo, o de otros personajes, van coincidiendo cosas muy significativas, que son las iniciaciones.
»Se podría desarrollar una temática de las cuatro iniciaciones de Cristo, es decir que desde el mineral, vegetal, animal y humano, están representados. Por eso el incienso, el oro y la mirra son símbolos. Los Reyes Magos ofrecían esa simbología, que es transcendental, que no es folclórica. Es decir, que creo que en nuestros tiempos se ha folklorizado mucho la Navidad. No es que tenga yo nada en contra de que se cante y se baile y la gente nos divirtamos todos, pero que tengamos un profundo conocimiento de estas cosas. Que con esto lleguemos más al corazón de la realidad, de Cristo o de cualquier otro tema. Es decir, que con esto lo que hacemos es apoyar de una manera significativa lo transcendental de este gran personaje que es Cristo, y de esta gran persona que es María. Pero en aquella época en que ocurrió esto, estamos en el segundo milenio, todo este folklore no era así. Incluso estudiamos que, a través de los distintos Concilios, algunas cosas se iban cambiando, y algunas veces algunos padres de la Iglesia estaban en contra de estas transformaciones que, en realidad, no tendrían por qué ser.
»Otra cosa muy importante que considero es que Cristo, o la Navidad, no solamente nace para dos días. Recuerdo un artículo que escribí hace unos veinte años y que lo titulé «Navidad solamente para dos días». ¿Por qué los seres humanos no debemos tener en nuestro corazón esa inmensa alegría y ese jolgorio externo para conmemorar esa fecha dentro de nosotros y dentro de todas las cosas que están a nuestro alrededor? Es decir, que, si la Navidad es para dos días, es una Navidad frustrada. Debemos tener una Navidad amplia, profunda, con unos conceptos de responsabilidad. ¿Por qué se tienen que hacer treguas en los países que están en guerra solamente en la Navidad?
Presentador:
—O sea, que sería conveniente que el espíritu de la Navidad perdurara durante todo el año.
José Tarrazó:
—Que fuera un espíritu profundo, puesto que sabemos que el mensaje de Cristo, en todas las iglesias, a veces ha ido perdiendo esa esencia espiritual, ese origen crístico, y solamente nos acordamos, como suele decir el refrán, de san Pedro cuando truena, y tenemos, yo creo, que profundizar en este gran personaje, por la gran cultura, el gran mensaje. Y no por la manipulación que se nos ha hecho de él.
Presentador:
—Normalmente no aconsejamos nunca desde este programa. Pero hoy, un consejo, pues, aprovechable, y es que cuando la gente monte el Belén pues que recapacite un poco sobre estos temas, y que no vea simplemente una serie de personajes que representan aquellos seres que vivieron muchísimos años atrás, ese 25 de diciembre, sino que se adentren en esa simbología, de la que Pepe ha dado una serie de pinceladas sumamente interesantes.
José Tarrazó:
—Sí, yo creo que cuando estemos estos días con la familia, con los amigos, en la discoteca o en cualquier sitio, porque unas cosas no tienen por qué estar reñidas de las otras, que pensemos que muchas veces la Navidad es para una minoría, que existe una gran parte de la humanidad que está por las circunstancias de pobreza, por las cosas de la manipulación, de la drogadicción, por los grandes problemas que existen en la humanidad, por las guerras, por todo esto. Que pensemos que la Navidad tiene que ser profunda y que tiene que ser nacida desde dentro de esta cueva que es nuestro corazón, que ahí anida el Cristo de cada ser humano, ahí es donde puede existir la belleza del cristianismo, se llame uno cristiano o no se llame cristiano.
»Yo recogí el otro día unos datos históricos, y decía: “¿Por qué Cristo solamente ha venido para la cristiandad y no para los musulmanes, no para los budistas, no para los indios, no para aquellos que no tienen esas religiones?”. Es decir que monopolizar la idea crística creo que es una expresión egoísta, tenemos que ser más explícitos, más ampliamente dentro de ese gran mensaje, seres que reconozcamos a los demás, que tienen a ese Cristo en su corazón.
Presentador:
—Yo, después de lo que ha dicho Pepe…
L. O.:
—Amén.
Presentador:
—Sobran las palabras. Creo que es un magnífico broche de oro para concluir este tema dedicado a la Navidad. Y terminamos estas conversaciones filosóficas emplazándoles para la semana que viene.
L. O.:
—Feliz Navidad.
José Tarrazó:
—Igualmente para todos ustedes.
Presentador:
—Gracias.
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