La intuición

Presentador:

—Hola, buenas tardes, bienvenidos un día más a estas conversaciones filosóficas. Contamos aquí en el estudio con la presencia de José Tarrazó. Pepe, buenas tardes.

José Tarrazó:

—Muy buenas tardes.

Presentador:

—Hoy vamos a tratar el tema de ese sentido tan particular que parece que en ocasiones tenemos. Hablamos de la intuición, algo que indudablemente no se conoce como tal sentido, pero que efectivamente sí que es algo que llevamos incorporado todos los seres humanos, incluso imagino que también los animales, y que, bueno, «se intuía» es una frase que se comenta con muchísima frecuencia.

»Pepe, cuando quieras comenzamos a desarrollar el tema.

José Tarrazó:

—Buenas tardes, queridos radioyentes. Vamos esta tarde a hablar de la intuición. A lo largo y ancho de este programa hemos ido, algunas veces, hablando muy someramente de lo que era la intuición, pero creo que vale la pena el hablar concretamente de este tema.

»Es un tema muy profundo, y dentro de estos temas sociológicos que hemos ido desarrollando, creo que es una parte más que debemos conocer en profundidad.

»Yo me haría la siguiente pregunta, ¿qué es la intuición? Y todos los radioyentes también podrían ver o sentir internamente qué es esta intuición. La intuición es el conocimiento superior de lo real y objetivo. Esta es la definición filosófica o profunda que, a lo largo y ancho de la historia de la humanidad, los grandes pensadores han ido viendo qué era esa situación intuitiva de las cosas. Creo que tanto Platón, como Aristóteles, como san Juan de la Cruz, como tantos y tantos pensadores, han estado en ese proceso intuitivo, ese proceso profundo que va más allá de lo meramente exterior. ¿Por qué hablamos de la intuición? Hablamos de la intuición porque es esa percepción clara, interna y externa, que espontáneamente aparece en muchos seres humanos, que, en un momento determinado de la vida, tienen como una ráfaga de luz interior. Y dicen: “Esto lo he intuido”.

»La intuición es tan profunda que no necesita de mecanismos ni de estudios, ni de nada parecido. Es decir, que la intuición es aquello que no se estudia. Y aquel ser que es intuitivo, sin pensar, aflora en él esa intuición.

Presentador:

—Sí, Pepe, por lo que deduzco, ¿hay algunos seres que son más intuitivos que otros?

José Tarrazó:

—Sí. La intuición está condicionada a lo profundo de los seres humanos. La intuición corresponde a las facultades de ese Yo Superior, llámese Dios, o llámese Ego, o llámese como se quiera llamar. Es decir, que nace de lo más profundo de los seres humanos, está totalmente desligada de los conceptos analíticos mentales. Es decir, cuando los seres humanos analizamos las cosas, no lo hacemos a través de la intuición, sino a través de la mente concreta, a veces de la mente abstracta. Mientras que el proceso intuitivo del ser pensante, del ser que actúa en determinados momentos de la vida, porque no siempre somos intuitivos, es una facultad que no está aún desarrollada en los seres humanos. Y el desarrollo de esta facultad está en condición de cuando el ser humano está serenamente expectante en la vida.

»La intuición unas veces puede ser de carácter verbal, otras veces puede ser de palabra escrita, y otras veces puede ser ultrameditativa, es decir, que va más allá de todos estos conceptos normales que el ser humano tiene. Pero, creo, que hoy en día, y así lo hemos expresado a través de estas conversaciones filosóficas, vemos cómo la gente es más receptiva. Y al mismo tiempo que es más receptiva es más intuitiva.

»Considero que esta parte del ser humano que está aún por desarrollar vendrá un momento en que el desarrollo de los seres humanos de la parte intuitiva será fundamental. Hemos conocido a distintos personajes, pensadores, científicos, que, cuando han estado trabajando con su determinada obra de ciencia o filosofía, pues, a veces, se han dado cuenta de que en el momento en que no pensaban, y ahí está el secreto de la intuición, en el momento en que no pensaban, habían recibido esa ráfaga, podríamos decir, de luz, la cual le ha descubierto esa situación que a lo mejor han estado cantidad de años para poder llegar a una conclusión científica, filosófica o creadora.

»Creo que este proceso de la intuición es algo que debemos trabajarlo profundamente.

Presentador:

—Bien, Pepe. ¿Quizás en el mundo animal se desarrolla más la intuición que en el nuestro propio mundo?, digamos que los animales se mueven, tienen una conducta, incluso en ocasiones hemos escuchado a cualquier persona, o a nuestros mayores, decir que: va a llover; o he visto que los pajaritos hacían esto o hacían algo. ¿Cómo reciben esta sensación estos animales?, ¿tiene que ver algo con la intuición?

José Tarrazó:

—Vamos a diferenciar la intuición del ser humano y la intuición o percepción de los sentidos de los animales. Es decir, que la mayoría de los animales, la inmensa mayoría, captan, son, como si dijéramos, un radar, tienen una sensibilidad que muchos seres humanos han ido perdiendo a través del tiempo y del espacio. Y la intuición animal no se puede comparar con la intuición del ser humano, puesto que la intuición del ser humano se desarrolla en el conocimiento superior, como hemos dicho al principio, real y objetivo. Es decir, que los animales sienten esa situación que va a venir. Vemos que, por ejemplo, un perro está ladrando, está aullando, ¿y por qué está aullando? Tiene unos motivos, quizás si nosotros tuviéramos esa sensibilidad que tienen esos animales domésticos, también nos apercibiríamos de ciertas cosas que vienen, que están ahí, como es, por ejemplo, cuando un perro se da cuenta de que la casa donde está pues va a ocurrir algo, entonces está anunciándolo. Pero nosotros, por falta de sutileza, no nos damos cuenta de lo que va a ocurrir, y ellos sí.

Presentador:

—De lo que estamos hablando, se ha podido incluso comprobar, que, ante una catástrofe o cataclismo, por ejemplo, un seísmo, los animales, un perro o un pájaro, se han mostrado nerviosos, eso está demostrado científica y estadísticamente. Se ha podido comprobar que el día anterior a que ocurriera este cataclismo, el animal se estaba dando cuenta, o sea, percibía que algo grave iba a ocurrir y estaba alterado, estaba nervioso, e incluso ha habido una huida de animales hacia un espacio libre, donde allí no pudieran tener ningún tipo de problema.

José Tarrazó:

—Científicamente es así. Y yo puedo decirles que, estando en África, pues cuando venían los vientos del Sáhara, veíamos como un par de días antes los animales, las aves, determinados animales, huían de esa situación del siroco. Es decir, que los nativos sabían que, aunque no tenían ese aparato que detectara meteorológicamente la situación, como hoy se puede detectar, pues anunciaban que iba a venir algo. Y, sobre todo, iban hacia las playas, donde recibían el frescor de las aguas del mar, y eso quería decir que los animales habían detectado esa situación. Los animales son como sismógrafos, es decir, tienen una sensibilidad mucho mayor que el ser humano en algunos aspectos.

»Pero hay que diferenciar muy claramente la sensibilidad de los animales de la sensibilidad intuitiva del ser humano. Conocemos personajes, tanto en Oriente como en Occidente, que tienen una capacidad receptiva de la intuición muy grande. ¿Por qué decimos esto? Pues porque tienen ese contacto con ese conocimiento, o con ese Yo Superior, el cual es, como diríamos, la antena en la cual se captan ciertas cosas que están fluctuando en el éter, y entonces, perciben, por vía llamada antakarana (es decir, el antakarana es como una antena, el hilo de una antena que desde la cabeza hasta el sacro tiene unas corrientes de energía). Entonces, en un determinado centro de energía llamado el plexo solar, es donde se manifiesta ese tipo de intuición. Por eso se dice que la intuición está exenta de pasar por la deformación del cuerpo astral.

»Es decir, esto es muy profundo y muy sencillo al mismo tiempo, y que, por eso, muchas veces, cuando las personas intuimos una cosa y sucede realmente esa cosa, no ha estado tamizada por esa parte de astralidad, o por esa parte en la cual los seres humanos deformamos las cosas.

»Una cosa es la intuición del Yo Superior y otra cosa es la premonición u otro tipo de cosas que pasan por distintos centros. Es decir, que la persona, el ser humano, es como, podríamos decir, un ordenador muy completo, y según la sensibilidad de los sensores de ese cuerpo humano o de ese proceso evolutivo del ser humano, se capta con mayor o menor grado la parte intuicional de las cosas.

»Creo que esto es algo que todos, absolutamente todos los seres humanos, estamos en predisposición de desarrollarlo, pero a medida que prestamos más atención, somos más atentos a nuestro entorno, y que nuestro interior es como el ojo de la realidad de las cosas internas y externas, y es cuando se percibe, por ese radar interno, ese proceso intuitivo.

Presentador:

—Bien, yo quería comentarte, y tú casi me lo has respondido, que últimamente, cuando prestamos una mayor atención, a lo mejor por temor, es cuando incluso prevemos una serie de cosas. Quién no ha dicho en cualquier momento de su vida: «Me lo temía, mira que me lo pensaba».

José Tarrazó:

—Sí, sí. Lo llevamos ingénito. Hay muchas cosas que quizás, si todos, absolutamente todos, tuviéramos más atención… Uno de los grandes secretos del desarrollo interior de los seres humanos se basa precisamente en la atención, la atención profunda. Porque cuando existe atención, es curioso, la mente no analiza la situación. La mente en muchas ocasiones es separativa, porque tiene que crear unas determinadas situaciones en las cuales diga que, matemáticamente el plan que uno está desarrollando o que uno quiere desarrollar son unas matemáticas que dentro

107 del proceso interior de la persona humana a veces no coinciden, están movidas por otras motivaciones de otros caracteres. Entonces, el proceso de intuición pasa por encima de todos estos conceptos analíticos de la mente.

»Recuerdo a la señora Helena Petrovna Blavatsky que decía que la mente anula al ser interno. No quiero decir con esto que no tengamos un desarrollo de carácter mental y que no estemos en predisposición a veces de hacer ciertos análisis, pero muchas veces si esos análisis fueran, en vez de análisis, un proceso intuitivo de nuestro centro cardíaco es cuando esa intuición tendría un protagonismo más profundo, más concreto, más acertado.

»Los psicólogos muchas veces más que analizar el problema de la persona enferma, están intentando introducirse en la raíz del problema, y a través de ese proceso intuitivo, que a veces desconocen, y ven la raíz de ese problema. Esto es muy curioso, pero hemos conocido a bastantes personajes que están actuando de esa manera, más que porque lo digan las estadísticas o más que por las fichas que suelen realizarse a través de todo un proceso psicológico, vemos, que, cuando se pone un determinado énfasis en esta situación intuitiva, se llega más profundamente a la raíz de los problemas. Creo que esto es interesante, es decir, que el mismo psicólogo somos nosotros, y que podemos intuir cuál es la causa de ciertas cosas.

Presentador:

—Sí, Pepe. Yo lo que quería decirte es, por ejemplo, cuando uno llega a una conclusión por una serie de datos que ha ido recogiendo, ya no se puede hablar quizás de intuición sino de conclusión. Es decir, tú me estás contando cualquier historia y me estás dando una serie de datos que son importantes, y entonces yo, antes de que me cuentes el final, efectivamente, yo ya deduzco lo que va a pasar, por una serie de datos que tú me estás dando. Eso sería la conclusión, la intuición es otra cosa.

José Tarrazó:

—A través de las conversaciones se crea un intercambio de energías entre los dos interlocutores, y muchas veces uno de los dos interlocutores, a través de esa conversación, se da cuenta de a dónde va a parar esa conversación.

»Pero la intuición es más profunda. Ya hemos dicho que está ligada a ese Yo Superior, a esos planos más sutiles. Es decir, vamos a hacer una comparación, y es que todas aquellas cosas que nos puedan suceder están fluctuando en los determinados planos y subplanos de los éteres, y están ahí. Es decir, ¿por qué a veces se intuye o se piensa?, es decir, ¿se intuye primero y después se piensa lo que va a suceder? Porque hemos captado con mucha sutileza esa situación.

Presentador:

—Vamos a ver. Yo diría que esto, lo que me acabas de decir, para poner un ejemplo de ir por casa, sería el entrar en una habitación cerrada. Automáticamente le das al interruptor de la luz y se hace la luz. La luz sería la intuición, después tú, cuando observas todo lo que hay, es cuando deduces cuánto contiene esa habitación. No sé si es un ejemplo válido, pero sería más o menos así, es decir, que tú, esa iluminación que primero tienes y luego es cuando ya se pone en funcionamiento la mente, que es la que trata de analizar o la que trata de ver más o menos las consecuencias que va a poder tener, o que tiene de hecho, esta intuición que tú has tenido.

José Tarrazó:

—Siempre me ha gustado hablar más allá del análisis, porque el análisis muchas veces es matemático, y más que un análisis matemático, en el desenvolvimiento de todo el proceso que cada ser humano tenemos, porque es diferente, todos los procesos, que son totalmente diferentes los unos de los otros. En la parte intuitiva de cada ser, según el proceso evolutivo de cada uno, puesto que cada ser, como hemos expresado en otras ocasiones, no somos una réplica, sino que somos un mundo aparte, con unos determinados condicionamientos, con una determinada evolución. Es decir, que podríamos ver que ese ser en un momento determinado de su vida está intuyendo una situación determinada. Esa situación, que muchas personas dicen: «Es que he hecho un análisis», pero ese análisis no puede ser un análisis de química, tiene que ser un análisis de unas determinadas cosas que nos ocurren a los seres humanos.

»Las preguntas serían las siguientes, ¿por qué a mí me ocurre tal cosa?, ¿cómo tengo que intuir esa situación?, ¿cómo tengo que avanzarme para no volver, por ejemplo, a reincidir en determinadas pautas de mi vida? Desconocemos, la mayoría de los seres humanos desconocemos nuestro pasado, por lo tanto, como estamos ligados a un pasado o a un código genético, que es el que guarda celosamente cantidad de cosas que nosotros en vidas anteriores nos han sucedido, en un determinado momento tienen que salir. Es decir, toda forma, todo rasgo, toda característica de carácter mental en un momento determinado se manifiesta. Es decir, que lo inmanifestado, que muchas veces tenemos miedo por lo inmanifestado, vendrá un momento en que se manifiesta. ¿Cómo se manifiesta? Si en un momento determinado tuviéramos la capacidad intuitiva de poder llegar a esa situación, quizás habríamos avanzado en el tiempo y el espacio de una manera muy evolutiva en todo este proceso. De ahí que las personas que tienen esa sensibilidad de los planos sutiles del éter, de determinados planos del Yo Superior, pueden tener una capacidad de reacción ante esta situación de la intuición.

Presentador:

—Vamos a ver, deduzco que será muy difícil, o complicado, el que cualquier oyente, yo mismo, me pregunte y me diga: «Pues, bueno, ¿cómo puedo desarrollar la intuición? ¿Hay alguna forma de desarrollarla?»

José Tarrazó:

—Esa pregunta es muy buena. La intuición, he dicho al principio del programa, que no se desarrolla por ningún mecanismo de estudio, sino por una pauta interior de nuestra conducta. Es decir, que nosotros, como un gran diamante en bruto, día a día tendremos que ir puliendo ese diamante, que podríamos llamarlo el diamante de las mil caras. Y si nos mirásemos en cada cara del diamante, nos veríamos, nos reflejaríamos como, por cada cara, un espejo, y que nuestro rostro no es igual, es decir, que es diferente. Entonces, a través de este proceso de nuestra conducta, de nuestra interiorización —y creo que el secreto de entrar dentro de esta situación intuitiva no es ni más ni menos que el estar atentos a todo aquello que acontece a nuestro alrededor. Es decir, que no hay una escuela—, los grandes filósofos de todas las épocas, los grandes pensadores y los grandes Maestros, por así decirlo, de la humanidad, no nos han hablado, ni han escrito nunca sobre este proceso del desarrollo de la intuición. Cada uno, cada ser humano, tiene su mismo proceso, cada uno tiene que evolucionar dentro de este proceso intuitivo.

»Muchos radioyentes se preguntarán: «Bueno, esto es muy complicado». Pues yo diría que no. Porque hasta los seres con menos evolución, con una determinada evolución, pues viene un momento en su vida que tienen ese proceso, se manifiesta ese proceso intuitivo, como bien decías antes de que nos demos cuenta de que va a suceder algo. Es decir, que es esporádico e impredecible en el ser humano. Nadie le ha enseñado a nadie cómo tiene que evolucionar dentro de ese proceso de captación intuitiva.

Presentador:

—Pepe, tú sabes bien que cuando llegan estas fechas, y me refiero a cuando está a punto de caducar un año y empezar otro, automáticamente salen una serie de personajes en radio, televisión, en prensa, que empiezan a comentar y a predecir cosas. ¿Esto tiene algo que ver con la intuición, o esto realmente viene motivado por cualquier otro tipo de conocimiento, o fuerza interior? ¿Esto qué tiene que ver?

José Tarrazó:

—Me estás hablando de determinados personajes que lanzan mensajes de lo que tiene que suceder a determinadas personas, y, en fin, son, como diríamos, unos futurólogos. Honradamente, yo bajo mi punto de vista tengo que decir que las personas que tienen una determinada evolución en la intuición no son capaces de decir esta serie de cosas, para no condicionar a las demás personas. Primeramente, cuando se conoce una cosa concreta de la realidad de lo que va a suceder, vamos a poner un ejemplo, bueno, se va a producir un seísmo en un determinado lugar, o se aventura que tal personaje va a fallecer durante este año. Yo diría que muchas veces es algo que no es concreto, porque nadie, absolutamente nadie, excepto los Señores del Karma, son los únicos que saben el proceso evolutivo de todos los seres humanos y de todas estas cosas que se lanzan así. Con esto no quiero hacer ninguna descalificación en absoluto para estos personajes. Para mí son unos atrevidos, y vemos que cuando ha pasado el año, a veces han acertado en algunas cosas y en otras no. ¿Por qué jugar a ser futurólogos? En fin, que están dentro de esta mecánica anunciando determinadas cosas. Pues tendrían que pensar muy bien, muy concienzudamente, si esto es positivo o es negativo. La pregunta yo la dejo en el aire para que cada radioyente se la haga a sí mismo. Es decir, yo diría una cosa muy claramente, aunque lo supiera, condicionaría a una parte de la humanidad. Y para que las personas evolucionen, es a través de ese esfuerzo intuitivo, a través de ese espacio interno da cada ser humano, en el cual cada uno tiene que elaborarse, tiene que engrandecer esa luz, si así se puede decir, de la intuición. Para mí los futurólogos muchas veces tendrían que callar y no tendrían que lanzar esa serie de mensajes, que son bastante comerciales.

Presentador:

—Bien, si me puedes responder, ¿por qué motivo casi siempre este tipo de mensajes puede ser relacionado con el mal augurio, con las malas noticias? Nunca se dice nada positivo.

José Tarrazó:

—Ese es el gran problema, de que siempre se dicen las cosas mal. Porque no auguran el que dentro de un periodo determinado en la época que estamos, nuestra época contemporánea que estamos viviendo… Tendrían que decir, bueno, por ejemplo, lo que comentábamos en la otra emisión, de ese cambio drástico que han tenido los países del Este, o en determinados continentes. Es decir, las personas, la voluntad de las personas, la buena predisposición de los seres humanos va a darnos un fruto mayor, de más pacificación, de más amor, y de cosas concretas.

»Nosotros, en determinados programas, muy sutilmente habíamos anunciado el que iba a haber unos cambios drásticos, ¿por qué? Porque, aun sabiendo que esto iba a ocurrir, no nos interesaba, a través de las ondas, a través de las conversaciones llevadas con determinadas personas, el decir estas cosas. Estas cosas se están realizando a través de un gran esfuerzo de cantidad de personas que en el planeta desean y ven que existe una necesidad de cambio transcendental. Cuando a través de esas conversaciones, que en muchas ocasiones son completamente secretas, que no aparecen en los medios de comunicación, tanto de radio, como de televisión, como la prensa, cuando se tienen unos deseos de progreso, lo que interesa es que esto se vaya fraguando, que las conversaciones sean unas conversaciones profundas, que el intercambio de estos deseos para la humanidad se conozca cuando verdaderamente ya están realizadas estas conversaciones. Porque sabemos que hay mucho cotilleo, y que a veces se lanzan muchas cosas sensacionalistas. A la humanidad muchas veces le gusta leer títulos o escuchar títulos sensacionalistas. Esto no nos beneficia en absoluto a nadie, porque es una cosa muy comercial.

»Cuando se está dentro de un proceso, del orden que sea, en los seres humanos, tiene que ser un proceso concienzudo, un proceso, podríamos decir, meditativo, en tanto en cuanto no se da difusión, porque esa difusión a veces crea unos entorpecimientos para el buen desarrollo de todas estas conversaciones. El proceso intuitivo en los seres humanos es igual, es un proceso callado, y decía que tenía tres apartados: verbal, sin palabras y un proceso, como he dicho ahora, de profunda meditación. Es decir, meditar no quiere decir estar en autocontemplación, sino en ver que las cosas se tienen que realizar por unos cauces totalmente diferentes a los que se están elaborando a través de este griterío que nosotros asistimos en medios de comunicación. Es decir, ¿por qué tantas noticias negativas en los medios de comunicación? ¿Por qué los periodistas, por qué los locutores, no ven algo más positivo? Es decir, la contraparte, esa parte de la dualidad que existe en el proceso evolutivo del planeta, donde puede existir ese mal, que es como las nueces que hacen mucho ruido, pero ¿por qué no tiene que haber una gran parte de la humanidad, que es la parte positiva, con la cual los seres humanos están predispuestos a realizar una obra mucho más profunda pero callada?

Presentador:

—Yo quería preguntarte una cosa. Toda esta serie de movimiento en cuanto telediarios, informativos en radio y noticias de prensa, ¿condicionan tanto a los seres humanos? Porque al igual que, en fin, se habla incluso cuando hay campañas electorales, de esa campaña indirecta, aquí, yo diría que, bueno, que indudablemente nos puede condicionar cuando solamente escuchamos una serie de noticias trágicas, y realmente lo bueno, que también sucede en el resto del mundo, pues prácticamente pasa desapercibido. ¿Nos condicionan en cierto modo?

José Tarrazó:

—Nos condicionan porque la mayoría de las personas tienen miedo, y el miedo es uno de los peores egregores que existe en la humanidad. Cuando un ser humano no tiene miedo, no está condicionado. Es decir, que ve las cosas desde otro punto de vista, desde otro parámetro, otro prisma, es decir, que lo ve con una lente diferente. Esto creo que a veces lo hacen sin darse cuenta los medios de comunicación…

Presentador:

—Perdona que te interrumpa, porque estás diciendo cosas muy interesantes, pero tendría que decir que el miedo es algo que lo han utilizado, pues una serie diferente de gobiernos, de diferentes religiones y de, bueno, lo haría extensible a todo aquello que podamos acordar o recordar.

José Tarrazó:

—Quiero ser concreto. El miedo es una manera de frenar el proceso evolutivo del planeta. Cuando la gente no tengamos miedo ni a la guerra ni a la enfermedad ni a estar desarropados por una vivienda, es decir, cuando las personas pensemos que el miedo ha desaparecido porque los seres humanos nos comportemos como seres racionales, resultará que se habrán desmontado cantidad de cosas, que son las que está extorsionando al género humano.

Presentador:

—El miedo puede precisamente desaparecer a través de la intuición.

José Tarrazó:

—Exactamente: la intuición es un proceso de estado superior de las cosas, y que no nos debe limitar, es decir, que nos tiene que abrir por completo a ver las cosas bajo otro punto de vista. Es decir, ¿por qué somos tan altruistas en ese aspecto? Pues tenemos razón, y lo hemos dicho a través de estas conversaciones, es porque tenemos una visión diferente de las cosas, porque sabemos que dentro de esta era, de la cual se habla tanto, tiene que haber unos cambios muy importantes en el proceso evolutivo de los seres humanos. Se están dando, es decir, solamente tendríamos que abrir los ojos del corazón para ver que dentro de esta sociedad es necesario, estamos condenados a cambiar. Esto es un proceso lento, porque claro, no podríamos cambiar de la noche a la mañana, como hemos dicho en otras ocasiones, y ver que estamos en el cielo. Es decir, estamos en la tierra, y tenemos que esforzarnos todos para crear un clima mejor del que tenemos ahora en todos los aspectos. Y de ahí que existan seres empeñados para que esto no sea así, pero también existe una gran parte de seres insertos dentro de la ley de dualidad, los cuales ven la necesidad imperiosa, como decíamos el otro día, de que los cambios que se originen en el planeta sean para el mejoramiento de la especie humana, y no solamente de la especie humana, sino de los distintos reinos de la naturaleza, tan agredidos por el hombre y su irracionalidad.

Presentador:

—Pues yo finalizaría simplemente diciendo: realidad, sentido o intuición. He ahí el dilema que, poco a poco, pues espero que vayamos desgranando.

»Pepe, muchísimas gracias por haber estado un día más aquí entre nosotros. Te esperamos la próxima semana, y a ustedes también. Hasta entonces.

José Tarrazó:

—Muchas gracias.

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