La farándula de los políticos

No son la gente de la farándula malas personas; más bien tienen la virtud de interpretar buenas cosas, divertirnos para que los demás seres nos distensionemos. Y los cómicos con su especial sarcasmo de ironía o burla, pongan una guinda de humor.

Ya quisieran ser los políticos buenos actores en su quehacer, su trabajo de legisladores, de administradores de los pueblos y ciudades, pero mientras no se demuestre lo contrario, no es esa la impresión que tenemos muchos ciudadanos.

El campo de la investigación y del servicio siempre estará abierto para todos los seres humanos, y en estas frases de Séneca estamos todos incluidos. Yo quisiera que los políticos tomaran buena nota, de lo que los filósofos y grandes pensadores han dejado escrito a este respecto, y que tuvieran presente a los ciudadanos como tal: y que la política no la desarrollaran como una “entelequia”, más bien como un verdadero servicio. 

El gran problema universal de nuestros días es que la clase política pasa de la ética, y así nos va en tantos países tan mal administrados; no hace falta ser demasiado avispados para comprobar que grandes naciones ricas se están hundiendo, otras derivan sus riquezas ostentando su fuerza y su poderío aplastando tantas vidas inocentes, mientras un tercio de la humanidad carece de casi todos los alimentos necesarios, de una educación elemental, de una higiene indispensable...

¿Hemos pensado que no se puede vivir de una “cultura de imagen”?, de que la farándula en la que nos quieren hacer comulgar los políticos, es de total perversidad.

¡Quizás todo esto que escribo parezca una utopía, pero para mí no lo es! Basándome en pensadores reconocidos como fueron los clásicos y los contemporáneos que han profundizado en los problemas reales de los ciudadanos, de antes y de ahora. 

En la presentación del libro, La rentabilidad de la ética para la empresa, dice Adela Cortina: “Todos los seres humanos, como organismos inteligentes, se ven obligados, en virtud de su estructura psicobiológica, a elegir entre unos contenidos morales u otros, pero no pueden situarse más allá de todos ellos”.

Si la clase política se considera una casta diferente, está alejándose de los fines por los que ha sido elegida, que es en definitiva para administrar a los ciudadanos con rigurosidad y ética y no con el color del cristal según convenga, ardua tarea la de gobernar con equidad y justeza, pero no imposible...

Dice el filosofo Séneca: “La igualdad, una utopía”. Después de hablar Séneca sobre que los príncipes y gobernantes deben mucho a los hombres de buena voluntad, porque procuran el bienestar de los ciudadanos, también dice: “Pues hay muchos de estos gobernantes para quienes es más laboriosa la paz que la guerra”. ¿Acaso creen que por el beneficio de la paz lo mismo deben los que se consagran a la embriaguez, al libertinaje u otros vicios, a gobernar estúpidamente?

Quiero entresacar de estos párrafos algo que considero esencial y es lo siguiente, si la clase política se rodease de hombres y mujeres de buena voluntad, coherentes con los problemas actuales, no se darían ciertos desmanes y no habría el desprestigio que hay ahora en la clase política, ni existiría la apatía desmoralizadora de tantos ciudadanos. Pero una gran parte de los que ejercen la profesión de políticos no escuchan la opinión ciudadana, van a su bola, como si fuesen los únicos varones sobre la tierra. Escuchar a los demás es su obligación, por ser contribuyentes y por haber elegido a cuantos nos representan como administradores de los pueblos y ciudades, de no ser así: ¿merece la pena acudir a las urnas cuando nos convocan?...

Mucho me temo que se tengan en cuenta todas estas sugerencias, pero como persona pensante me veo con la necesidad de decirlo, ahora cada político que actúe consecuentemente.

En la obra Utopía de Tomás Moro, nos dice: “La soberbia, origen de la codicia, y otro de los grandes males que tiene la clase política es la prepotencia, así que les lleva a vanagloriarse de superar a los demás con la ostentación de lo superfluo, alejándose del fin principal, el servicio a la ciudadanía”...

21 de junio de 2015  J.T.D.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir