La depresión

Presentador:

—Muy buenas tardes, hoy en nuestro estudio, aparte de nuestro invitado habitual, José Tarrazó, contamos con la presencia de dos psicólogos, concretamente R. M. y también con M. S., y vamos a hablar sobre la depresión: causas y soluciones. Un tema, además, muy en boga porque acabamos de entrar, ya estamos de lleno metidos, en la primavera, y, aparte de que la sangre altera que dice el refrán, también llega la depresión en la primavera. Y vamos a entrar rápidamente en materia porque es un tema muy interesante para los oyentes, y le preguntaríamos a R. M. por las causas, para luego avanzar hacia las soluciones.

»Antes que nada, buenas tardes a todos.

R. M.:

—Sí, primero sería la definición de la depresión. La depresión es un estado psicológico, emocional, prioritariamente emocional, pero que deriva en más consecuencias, también físicas, como una disminución de la vitalidad y de la energía. Y mentales, pues hay una visión pesimista de la vida, de las cosas. La mente está acelerada, hay dificultad para concentrase. También hay consecuencias emocionales, hay tristeza, que es uno de los síntomas más claros de la depresión, hay soledad, porque la persona se retrae, hay inseguridad… En fin, estos son los síntomas, fundamentalmente la tristeza y la disminución de la energía vital, que hacen que la persona se encuentre perezosa y que no pueda hacer apenas nada, pues la voluntad se encuentra muy disminuida. Ese es el estado que, en términos generales, llamamos depresión. Aunque habría muchas formas de depresión, desde unas que a lo mejor duran muy poco, y que es algo muy corriente en los seres humanos, en unos momentos determinados y por unos motivos externos, y otras depresiones que, sin causa externa aparente, inunda a una persona y la mantiene durante bastante tiempo sin poder salir, según su forma de pensar, según su forma de ver. Entonces, habría muchas clases de depresión, pero en términos generales podríamos decir que esto es lo que más caracteriza la depresión.

Presentador:

—¿Y cuáles serían las causas que dan pie u origen a esa depresión?

R. M.:

—Pues, si miramos a los psiquiatras, que son los que más hablan en estos momentos de la depresión, aunque también a los psicólogos, pues no saben definir verdaderamente cuáles son las causas. Esto sería muy interesante, y pocas veces se habla. Me gustaría, en el poco tiempo que tenemos, poder hablar de algo que no se suele decir habitualmente, pero que puede quedar bastante claro.

»Yo clasificaría en cuatro las causas fundamentales de la depresión: la primera, la más importante, aunque las cuatro están interrelacionadas, es debido al proceso de desarmonía o de desajuste psicológico que el ser humano vive, no en un día o en una semana, sino a lo largo de su vida. Para esto habría que entender que estamos formados, además de la parte física, por unas emociones, por unos pensamientos, una serie de estructuras de distinto tipo, todas relacionadas: emociones, pensamientos y cuerpo físico. Entonces, pues… las personas no viven habitualmente de una manera armónica, al menos muchos seres humanos. Y con el tiempo, esa forma inadecuada de pensar, de sentir, de actuar, va produciendo unos desajustes. Primero en los niveles emocional y mental, y esto va derivando progresivamente a nivel físico. Esto sería la causa de muchas enfermedades y, por lo tanto, también de la depresión.

Presentador:

—Por ejemplo, en una sociedad como la nuestra, una sociedad consumista, ¿quizás el desajuste psicológico es todavía mayor?

R. M.:

—Sí, porque normalmente se están dando, desde el punto de vista social, metas o aspiraciones, se están creando una serie de necesidades, que el ser humano, como muchas veces no puede controlarse y organizarse, no sabe lo que es más adecuado, lo que tiene que vivir en su vida, pues se siente estimulado, se siente condicionado, y entonces no puede controlar estos vehículos suyos, su cuerpo mental, emocional y físico, y entonces llega un momento en que no puede enfrentarlo y, por lo tanto, cae deprimido. Sí que hay unos condicionantes sociales muy importantes, pero que sobre todo son debidos a que la persona no los sabe controlar. Hay que darle más importancia a las causas que están en la persona, aunque lo social indudablemente condiciona e influencia.

Presentador:

—Bueno, tenemos la primera de las causas: desajuste psicológico. ¿Cuál sería la segunda?

R. M.:

—Están todas, como he dicho, interrelacionadas, hay una serie de ritmos. He señalado cuatro para poder ir viendo una por una, pero está todo interrelacionado. Hay una serie de ritmos en el ser humano, en la personalidad, en sus niveles superiores, etc. Estos ritmos, en estos momentos, la gente no los puede descubrir con total claridad, porque además varían. Hay una serie de variaciones de unas personas a otras, de tal manera que, sobre todo, como vivimos en la dualidad, oscilamos como un péndulo hacia un lado y hacia otro. Y hay momentos en que los que estamos más plenos, con más movimiento, con más plenitud, y otros de más decadencia, tanto a nivel físico como a nivel emocional y mental. Entonces, si nos coge en unos momentos de decadencia, es decir, considerando estos ritmos naturales, entonces es más fácil caer en la depresión. Si a esto añadimos que hay personas que, por su temperamento, su forma de ser, sus caracteres… pues, están más predispuestas, o son más introvertidas, o son más pesimistas, etc., entonces, en un momento determinado les coge esta bajada, y es más fácil que caigan en la depresión. Es muy difícil predecir cuándo van a producirse estas bajadas rítmicas.

José Tarrazó:

—A mí me gustaría hacerte una pregunta, y es: ¿qué importancia tienen las formas mentales y qué influencia tienen, al mismo tiempo, los determinados centros de energía del ser humano con estas depresiones? Sobre todo, las formas mentales que originan el desequilibrio del sistema nervioso, que, en definitiva, son una de las grandes causas de esas depresiones. Me gustaría que uno de los dos pudierais contestar a estas preguntas.

M. S.:

—Quisiera decir que la depresión lógicamente se origina en el terreno emocional, es una deficiencia, un problema generado en el ánimo, por lo tanto, el chakra que rige la zona del plexo solar, pues, está muy desarrollado y, por lo tanto, es ahí en donde el foco de energía se centra con mayor intensidad. Y hay un gran desajuste entre ese centro y la zona del corazón. La zona del chakra cardíaco está menos desarrollada, puesto que la energía está más enfocada en esta otra zona. Y también quisiera decir que, lógicamente, a nivel mental, en el centro que rige esta zona también existe una gran intensidad, pero concretamente, a nivel de pensamientos concretos. El centro coronario no está del todo desarrollado y, lógicamente, no puede estar funcionando como debiera hacerlo, puesto que la intuición no cumple su papel, sino más bien a nivel de pensamiento. Se le da vueltas a los pensamientos, y se insiste una y otra vez en una inutilidad completa y total.

»A lo que se refería José Tarrazó con las formas mentales, querría decir que el individuo, con este tipo de pensamientos, con este tipo de energía emocional, está irradiando a su alrededor una forma de funcionar, una serie de vibraciones que está atrayendo a una serie de entidades, o más bien creando o atrayendo a una serie de formas mentales que él está creando y está tratando, y de esta manera se está siendo víctima de ello y está siendo controlado, manipulado, manejado por todas estas influencias, estas entidades ajenas a él, y que están en su terreno, totalmente a gusto y satisfechas, porque están cumpliendo su función. Pero el ser humano no está cumpliendo su función, que es la de ser dueño de sí mismo. Por lo tanto, lo que debiera hacer el individuo es intentar estar regido por el alma, estar regido por su propia identidad, por su propia realidad, puesto que ha caído en la depresión, porque ha sido víctima del conflicto que existe entre lo ideal y la realidad. Es decir, ha vivido una vida llena de ilusiones, de fantasías, y como la realidad no ha coincidido con lo que él pensaba o planeaba, se ha visto en conflicto y ha caído en un estado de pesimismo. Y este pesimismo se ha ido agrandando hasta que ha llegado un momento en que ha sido manejado completamente por esta forma mental y ha perdido su propia capacidad de reaccionar. Y si no, que todos los deprimidos se den cuenta de cómo no son completamente dueños de sus actos.

Presentador:

—Ha sido una explicación muy clara, y que sirve para todas aquellas personas que sufran, o que tengan ya índices de depresión, para que sepan cuáles son los síntomas »En otro sentido, una pregunta un poco estacionaria, que viene con esta estación de la primavera, es ¿por qué hay mayor número de depresiones en primavera que en otras épocas del año? R. M. o M. S. nos puede contestar.

R. M.:

—Sí, bueno, parece ser que esto podría incluirse en los ritmos que decía antes, en los ritmos externos, puesto que también las estaciones son ritmos de la naturaleza. Entonces, el clima, el ambiente, la temperatura, el tipo de día (si es un día nublado, un día soleado), etc., todo esto en la psicología humana en general influye bastante porque, aunque es físico, al estar interrelacionado con la parte emocional y la parte mental, pues afecta a nuestro ánimo, que es de tipo emocional, nuestras emociones. Y por lo tanto está influenciando, siempre que la persona no sea capaz de controlarlo, siempre que en la persona no haya una profundidad tal que esté por encima de estas influencias externas. Porque una persona, cuando vive su vida con profundidad, sea un día nublado o soleado, sea primavera o sea verano, vive con cierta plenitud, paz y equilibrio interior, y lo puede controlar. Pero si no se controla a sí misma, pues está sujeta a infinidad de influencias que no terminaríamos nunca de enumerar, y entre ellas son estas. Es vía de irradiación, por la influencia que nuestro cuerpo físico vital hace sobre nuestra mente y nuestras emociones.

José Tarrazó:

—Me gustaría decir algo al respecto de lo que tú has estado diciendo, y es cómo estas personas que están en estado depresivo, respaldando lo que decía M. S., es decir, llega un momento que es tan fuerte la depresión, es tan fuerte el desánimo, que incluso llegan a suicidarse. Vosotros sabéis que hay muchas personas que llegan al suicidio, es decir, que esa depresión es la que rige no su voluntad, sino sus cuerpos inferiores, y que hay muchas personas que llegan a oscurecer tanto sus vidas por las formas mentales, las cuales ellos han creado que, en determinados momentos llegan a la fatalidad. Nosotros conocemos casos, tú sabes que hemos intervenido en algunos de ellos, incluso en personas con conocimiento de causa de estas energías, que ha llegado un momento en que han estado a punto de suicidarse.

»Me gustaría que vosotros, que sois expertos en estos temas de psicología, dijerais algo a las personas depresivas. Es decir, la importancia o la gran transcendencia que tiene el que una persona, cuando está así, totalmente desequilibrada, no llegue un momento en que se dé cuenta de que el suicidio no es el remedio más grande, sino lo peor que le puede ocurrir.

R. M.:

—Sí, esto entra precisamente en lo que más puede interesar. ¿Qué podemos hacer? ¿Qué pueden hacer las personas deprimidas? Aunque dependería de la depresión, pero hay unos elementos que son básicos para todo ser humano. Y casi podríamos identificarlos en tres palabras, en tres conceptos: la atención, la voluntad y la mente, el poder de la mente. Los tres están relacionados. Cuanto más atentos vivimos el presente, más se desarrolla nuestra voluntad, y cuanta más voluntad ponemos en desarrollar la atención, pues esta más se desarrolla. Es un círculo en el cual estamos, pero que hay que empezar. No hay que dejar, ni esperar, ni a lo uno ni a lo otro. La atención al presente, vivir el presente continuo, que es lo más importante que el ser humano puede hacer. Y más el deprimido, porque el deprimido empieza a pensar, a darle vueltas. Y ese darle vueltas, esa mente descontrolada, le trae pensamientos negativos. Y uno de ellos, entre los más negativos, es el suicidio. Pero si la persona vive conscientemente, atenta al presente, y lo intenta una y otra vez, entonces va contrarrestando el poder que tiene desde su mente descontrolada de traer estas ideas pesimistas. Por lo tanto, voluntad y atención, pero día tras día, momento a momento.

M. S.:

—Yo querría añadir a lo que tú has dicho, el aspecto amor, porque pienso que es muy importante, debido a que la depresión se centra en la emocionalidad y es un estado de ánimo y, por lo tanto, negativo, y está perturbando. Y sin embargo, a esta persona que sufre depresión se le puede dar mucha ayuda. Y ella misma puede conseguirlo en la medida que esa emocionalidad que está sintiendo en la zona del estómago, del plexo solar, si intentara elevarla a la zona del corazón, sintiendo amor… Si lo intenta, seguro que lo consigue, en la medida que lo intenta extender a todas las personas que le rodean, a todo lo que está haciendo, a todos los seres animados e inanimados, o intentar descubrir lo bello que hay en la vida. En esa medida intentará ver cómo, poco a poco, va dejando de estar centrada en sí misma, Y de alguna manera, quisiera decir, aunque no quiero ofender a nadie, la depresión es motivada por un estado de egoísmo. En la medida que la persona está centrada, muy centrada, solo ve a su alrededor, solo se ve a ella y lo que a ella le está afectando a su alrededor, pero no ve que, en la medida que se salga de sí misma, en la medida que ella se vea en los demás, se vuelque en los demás, se preocupe por los demás… En esa medida, ella saldrá de su depresión. Yo propondría que se preocupase mucho mucho por hacer tareas que le motiven, que le agraden, que salga de ese centro que le está aprisionando, y que su solución, aparte de lo que ha comentado R. M., pienso que también consiste en ese esfuerzo que ella puede llegar a hacer por descubrir el amor en los demás.

Presentador:

—Creo que se han apuntado cosas muy interesantes, luego las resumiremos todas ellas, pero quizás lo que ha comentado ahora mismo M. S. al respecto, ¿puede ser el altruismo otra de las soluciones para acabar con la depresión? Y también le preguntaría a R. M. si esa atención que indicaba como una de las soluciones a la depresión, ¿también sirve? Ese vivir el presente, el olvidarse, como antes matizaba M. S. al respecto de las ilusiones. Cuando uno se mete en el mundo de las ideas, de las ilusiones, cuando uno le da vueltas a todo lo que le sucede, o de lo que cree que le va a suceder, ¿es realmente nocivo?

R. M.:

—Sí, sí. He hablado de la atención al presente, lo cual hace que, en un momento determinado, o la mayor parte del tiempo, se olvide la depresión, como pueden olvidarse otros problemas. Y entonces estos no se alimentan y, por lo tanto, decrecen. Pero tenemos una mente, que he empezado a apuntar antes, que tiene un gran poder, un potencial. Entonces nosotros podemos libremente cambiar la polarización negativa de nuestra mente hacia lo positivo, podemos sustituir esas ideas negras, oscuras, nefastas, que nos embargan, podemos sustituirlas por otras positivas. Y esto, si conseguimos mantenerlo con esfuerzo y mantenerlo en el tiempo, se va produciendo una transmutación. Esto, claro, la persona que tenga más desarrollada su capacidad de concentración lo podrá ir haciendo mucho mejor, pero todos los seres humanos tenemos que empezar en un momento u otro. Entonces, en esos momentos de emergencia, aunque no pudiéramos hacer tanto, como si lleváramos ese entrenamiento desde hace tiempo, podríamos hacer bastante.

»Entonces, se trata de situar nuestra mente en lo positivo, lo cual va contrarrestado lo negativo, que es lo que predomina o embarga a la persona deprimida. Ahí es donde estaría la clave, en esa transmutación que nuestra mente, lúcida y consciente, dirige el proceso en todo momento y lo puede realizar. Y si la persona está muy hundida en esos momentos, pues, a veces, por muy hundida que esté, por muy deprimida —la depresión es como un movimiento—, pues puede empezar a salir o a acortar ese período de depresión. La depresión tiene una duración, no es eterna. Hay personas que, sin hacer nada, llega un momento en que salen de la depresión sin hacer nada. Pero, si hacemos algo, podemos salir más pronto, y eso es lo que interesa.

José Tarrazó:

—Me gustaría hacer una comparación respecto a las personas que sufren la depresión, y es que muchas veces las personas con esas ideas que tienen mal encauzadas hacen lo mismo que el cuento de la lechera. Es decir, que con un cántaro de leche han empezado a hacer una serie de cosas, han proyectado hacer una serie de cosas para la vida, para el futuro, las cuales van derrumbándose una a una, porque son una ilusión, son un maya.

»Y entonces es cuando fallan las matemáticas y a continuación cuando al ser humano les fallan sus proyectos mentales, más que básicos. Y es cuando llega un momento en que la acumulación de determinadas energías de ilusión o de maya crean en el ser humano ese desequilibrio, y entonces llega ese estado de depresión.

»Creo que esto es importante para las personas que tengan una depresión, que no lleven el cántaro de leche en la cabeza, porque suele caerse, y se pierde, se derrama esa leche, sin ninguna utilidad. Es decir que, si fuésemos más positivistas, si fuéramos personas más coherentes con nuestros pensamientos, si nuestras ideas fueran de un carácter diferente, entonces es cuando no caeríamos en esa depresión.

»Creo que es importante que todos nosotros vivamos más las realidades, aunque sean pequeñas, ya que las fantasías grandes son un cuento que nunca termina bien.

Presentador:

—Tengo un apunte simplemente a esto, y es que lo que nosotros sentimos, lo que pasa por nuestros sentidos, eso es lo que percibimos. Y la manera de percibir de una persona a otra cambia mucho. Y, entonces, lo que hacemos por deformación o por influencia, tanto de los medios de comunicación o de otros aspectos, es creer que lo que es bueno para uno, lo va a ser para todos. Cosa que no es así, ¿no?

»Un aspecto más en este sentido es que se ha apuntado como soluciones la atención, la voluntad, el poder de la mente, el altruismo. Pero también habría otro aspecto, que sería, —quizás lo apunto por estar en un medio de comunicación como es la radio— la comunicación con los demás. No establecer un monólogo, sino intentar hablar y conversar con los demás, y sacar todas esas ideas negativas que hay dentro de uno.

R. M.:

—Porque hay un encerramiento. La persona deprimida se encierra en sí misma. También la soledad es uno de los síntomas. Se siente sola, se aísla ella misma y está produciendo un alejamiento. Entonces, su esfuerzo por volver a ese contacto, a esa comunicación, es muy importante. También hay otras cosas, y es aprovechar muchas cosas del exterior: el ambiente, las personas.

»Hay personas que, en lugar de ayudarte, lo que hacen es hundirte o deprimirte más si no saben tratarte. Pero hay otras personas que te pueden estimular, aunque sabemos que el trabajo fundamental del deprimido lo ha de hacer él. Encontramos ambientes, situaciones… El arte también ayuda, el auténtico arte. Y entre las artes, la música.

»De esto no se habla, de los efectos psicológicos de la música, ni siquiera entre los entendidos. Hay composiciones musicales que pueden producir verdaderos cambios psicológicos, que incluso ayudan a salir de la depresión y estimular la pequeña voluntad que tienen. Existe también el ejercicio físico, el estar activo, el no encerrarse con los brazos cruzados o quedarse en la cama, sino estar activo. El deporte, la gimnasia…, en fin, hay montones de aspectos externos que pueden ayudarnos, pero lo fundamental, lo que nunca debemos evadir, es el esfuerzo por parte del deprimido para poder salir de ese encerramiento en el que está.

Presentador:

—También hay que indicar las profesiones o trabajos, o incluso las edades, que son más proclives a la depresión que otras. Estoy recordando, por ejemplo, las amas de casa, pues pueden estar más en el grupo de riesgo de la depresión que a lo mejor otras profesiones; o una edad como pueden ser los cincuenta años.

José Tarrazó:

—Yo creo que la causa de la depresión en estas personas es porque están dentro de un círculo que tienen mucha actividad dentro de ese círculo, pero que no transcienden ese círculo. Las amas de casa, que son personas con un afán de hacer cosas, pero son cosas reducidas, tendrían que salir en lo posible, hacer otras actividades. Y las personas de la tercera edad, igual. Es decir, que una persona no se tendría que considerar nunca jubilada. La palabra «jubilada», del latín júbilo, no tiene nada que ver con que una persona haya terminado de realizar su trabajo. Cuando uno se jubila, debería tener determinadas ideas y una actividad exterior que sustituyese la actividad física que ha tenido hasta entonces.

»Prueba de ello es que muchas personas se jubilan y se hunden, y al contrario, hay personas que al entrar en la jubilación es cuando más actividad tienen, ya sea de carácter intelectual, de carácter psicológico, de interrelación. Y, sobre todo, muchas personas tendrían, como decía M. S., que hablar mucho, intercambiar, sacar de dentro de sí toda esa serie de ideas y de formas mentales, porque a veces contándolas desinteresadamente a otras personas esa energía se diluye, y no crean las formas mentales negativas que los llevan hasta ese punto fatal que es la depresión.

Es decir, que creo que hay grandes remedios para esta situación. Yo decía hace muchos años en un artículo que la depresión no existía, sino que existen aquellas formas mentales que nosotros hemos creado y que luego somos víctimas de ellas, porque son como un cepo que hemos creado durante mucho tiempo, y en el cual estamos atrapados.

M. S.:

—Se me ha ocurrido, al respecto de lo que tú has dicho, que la depresión, de alguna manera, se contagia, es algo que transmitimos al exterior, que volcamos esa negatividad en los demás. Y realmente, si amamos a los que nos rodean, pues deberíamos hacer el esfuerzo por transmitir más alegría, más entusiasmo, más cordialidad. Y así, con ese esfuerzo que hacemos por transmitirles, nos olvidamos de que estamos deprimidos. Y también quisiera añadir que, en los aspectos para solucionar la depresión, sería importante reconocer la importancia de la simplicidad, que es una de las claves para salir de ella. Puesto que hemos entrado ahí, creamos en nosotros un problema que en realidad no existe. Como decía J. T., si con posterioridad a darnos cuenta de ello actuamos en consecuencia, y vamos quitando y despojándonos de todos esos pensamientos acumulados que nos han estado torturando, y de todas esas preocupaciones tan absurdas, pues nos daremos cuenta de cómo lo estamos descargando. Y entonces la actividad se nos hace más ligera, más tranquila, más sencilla y, de alguna manera, nos libera de ese agobio.

Presentador:

—Antes de concluir, y nos va a servir de repaso dentro de unos instantes para aquellos oyentes que crean que pueden estar ahí, en ese grupo de riesgo, para que sepan que hay soluciones al respecto. Que una depresión no es el fin del mundo y que solamente con un poco de esfuerzo personal y el altruismo, se puede conseguir. Ahora J. T. va a decir unas cosas al respecto sobre la depresión y luego R. M. y M. S. nos pueden resumir todas esas posibles soluciones que están al alcance de cualquiera.

José Tarrazó:

—Habría que tener en cuenta también en estas conversaciones que cada depresivo tiene un problema totalmente diferente, que no podemos hacer una estadística o un patrón para todos los depresivos, es decir, que las causas de cada depresivo son personales e intransferibles. Muchos psicólogos, vosotros lo sabéis, están tratando a la gente con los mismos parámetros, y creo que eso es una gran equivocación. Yo no soy psicólogo, pero he visto cómo se trata a la gente, y lo hacen con toda la mejor voluntad. Pero cada persona tiene un problema, y tendríamos que entrar en la raíz de ese problema y estudiarlo con todo detenimiento, y hacer un análisis lo más ajustadamente posible del problema y de las situaciones de estos depresivos.

Presentador:

—Apuntando eso, y creo que también aquí M. S. o R. M. nos lo podrían indicar, y es que hay como una especie de origen de la depresión, y son aquellos complejos que el niño ya adquiere en la familia o en los amigos, o lo que le proporciona la propia sociedad, y que sin duda los tiene ahí metidos, y que conforme van saliendo o le van pinchando, es cuando aparece la depresión, a lo mejor veinte o treinta años después.

R. M.:

—Sí, al igual que todas las enfermedades. El origen de las enfermedades puede estar, en principio, muy lejano en el tiempo y, sin saberlo, con el paso de los años se van produciendo unos efectos que llegan a derivarse en general, tanto física como psicológicamente.

José Tarrazó:

—Hay otra cosa que podríamos decir, y es que en los genes físicos que tenemos los seres humanos arrastran, generación tras generación, determinadas deformaciones de la mente, y que en esas deficiencias de la mente se creen esas formas que hemos estado hablando antes, formas mentales que son hereditarias y que están ahí, en determinados átomos permanentes, y que van saliendo. Y esto no tiene una curación a través de la medicina, sino a través del comportamiento de las personas humanas.

R. M.:

—Sí. Me gustaría, antes de que terminar, añadir algo. Para mí, filosofía es todo lo que implica ir a las causas internas. Lo que hemos hablado hoy parece una cosa normal, pero es filosófico. Pero me gustaría añadir algo que es más desconocido. Estamos en los momentos en que las energías acuarianas, las energías de Primer Rayo, de Voluntad y Poder, están incidiendo con mucha potencia, cada vez más, y esto produce muchos efectos de todo tipo: físico, psicológico, etc. Entonces, se está produciendo un aceleramiento de la reestructuración filosófica y psicológica de los seres humanos. Por lo tanto, es lógico que haya, y siga habiendo, mucha gente deprimida, porque están atadas a algo del pasado que debe desaparecer, y no se adaptan a lo que tiene que venir del futuro. Y entonces, estos reajustes, ante la ignorancia, ante la falta de luz o de claridad de lo que tiene que hacerse, pues llegan a producirse estos hundimientos y depresiones. Por lo tanto, se nos están planteando constantemente pruebas para reestructurarnos, para reforzar lo que nosotros debemos vivir. Algo que ya hemos ido apuntando: esa visión alegre y optimista de la vida, que es lo contrario de la depresión.

Presentador:

—Vamos a recordar, R. M. o M. S. lo pueden hacer, las soluciones a la depresión que están al alcance de todo el mundo, y que es lo que le va a interesar a muchos de nuestros oyentes.

R. M.:

—Primero, fundamentalmente, la atención. En la medida que podamos, y esto vale para todo tipo de problemas y para una vida más acorde con los nuevos tiempos: atención al presente, dejar el pasado o el futuro, si no es para programar algo o evocar algo que nos interesa. Vivir el presente, que es lo único que podemos vivir. Esta atención nos lleva a un aumento de la voluntad, y con la voluntad dirigir la mente hacia lo positivo, hacia lo correcto, para neutralizar lo negativo. Aprovechar todo tipo de estímulos positivos, correctos y adecuados del exterior: las personas, los ambientes que nos estimulen adecuadamente, el arte (y entre las artes, la música), la naturaleza, hacer ejercicio físico, estar activos, no estar con los brazos cruzados, estar en constante acción…Y todo esto, y muchas más cosas que, lógicamente, nos llevaría mucho más tiempo de enumerar, pero creo que en estas cosas es donde se sintetiza lo fundamental.

Presentador:

—Yo quisiera aportar algo, y es que hace unos segundos acabamos de recibir una llamada de una oyente, la cual agradece las palabras que vosotros habéis dirigido aquí, porque, según parece, le habéis inculcado bastante ánimo, cosa que le hacía falta.

»Y yo también quisiera aprovechar la ocasión para decir que, efectivamente, la radio es un buen medio de comunicación y, particularmente, pienso que este programa podría ser un ejemplo del porqué el oyente no está solamente pasivo, sino que es activo, y creo que esto es importante. No sé qué dirán nuestros especialistas.

R. M.:

—Sí, sí, por supuesto. Igual que una persona individualmente puede influir sobre otra, también un medio de comunicación llega a mucha gente. Y las personas, los ambientes, los medios de comunicación, que ahora estamos comentando, tienen una gran fuerza, pueden actuar y hacer mucho bien, por supuesto.

Presentador:

—Pues si nosotros hemos contribuido en algo, no importa mucho o poco, pues nos damos por satisfechos.

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