La crisis individual

Todas las crisis empiezan por el individuo que preñado del egoísmo genera el desequilibrio emocional y por ende el físico, pues toda enfermedad tiene su asiento en la mente, en los deseos que generamos, en la mayoría de los casos son producto de la falta de humildad y de reflexión de alejarnos de la Madre Naturaleza y llenarnos de esnobismos.

“Los pensadores y servidores deben aprender a concentrarse en la conciencia que empieza a despertar, y no en los movimientos superficiales.” (Anónimo) La crisis mundial que estamos padeciendo en estos momentos, es producto de la pérdida de valores éticos y humanísticos, pero también de la manipulación de una economía piramidal que solamente está creando dolor y hambre a tres cuartas partes de la humanidad, ¡qué desgracia! 

En algún momento de la historia de los seres humanos nos veremos obligados a cambiar y pensaremos de otra manera, si no lo hacemos estamos condenados a una gran crisis sin precedentes en la Historia; esto no es alarmismo, sino el resultado de lo que hemos estado sembrando a lo largo de nuestro tiempo, las semillas de un comportamiento egoísta y de indiferencia. La humanidad estamos pasando una aguda crisis y sus consecuencias son tan drásticas que están trastocando los cimientos de los destinos de las futuras generaciones, que tendrán que afrontar nuevas formas de vida, o sea, cambiar el paso de vivir y comportarse con más coherencia para que desaparezca la crisis individual. Todo pensamiento conlleva una acción que es positiva o negativa, y esto es el movimiento de unas energías críticas que las llamaré crisis, estas empiezan por un individuo y se van contagiando al resto de la sociedad, ¡pero es verdad que no pensamos en estas cuestiones! No permitan ser arrastrados por ninguna psicosis de temor, ni precipitados en ninguna actitud donde la ansiedad, la intranquilidad nos lleven al desequilibrio que son la raíz de toda enfermedad psicológica y física. Los psicólogos y médicos a veces no encuentran la causa de muchas dolencias, todas ellas tienen su asiento en la mente, que es la que nos lleva por derroteros equivocados, hasta el punto de que nos conduce a la crisis individual, o sea, a la depresión y a la angustia. 

Asistimos hoy a la muerte de una civilización o ciclo de pensadores que se han alejado de los principios equilibrados o éticos, y esto genera la crisis individual y colectiva; en todos los campos de la expresión humana se ha establecido la cristalización y deterioro de los pensamientos límpidos y prácticos del tiempo al que llamamos modernidad.

Toda crisis comporta nuevos cambios y formas de vivir, y estamos en un momento donde es necesario que la sociedad pensemos y vivamos también con la tecnología en positivo, que nos sea práctica, eficaz, y a largo plazo; pero ahora usamos las cosas de usar y tirar y así no vamos bien…

Las nuevas escuelas políticas solamente piensan en amasar dinero, mientras que se han olvidado de formar personas con profundas raíces humanísticas preñadas de proyectos revolucionarios, donde los problemas dejen de serlo. Les recordaré un punto muy importante, y es que las masas siguen siendo víctimas del control de aquellos que interesadamente provocan las crisis para rentabilizar ciertos planes y exprimir cuanto pueden a tres cuartas partes de la humanidad. En la historia de la humanidad se han pasado crisis de todas clases, pero ahora estamos atravesando una crisis de valores personales y por ende colectivos que son los que nos abocan al desorden. Pero tengo la esperanza de que, ya que somos inteligentes, rectificaremos; ya que todos tenemos conciencia expansiva y esta crece en plenitud, en extensión, podemos detener cualquier crisis que se nos presente, ¡y debemos! Se trataría, pues, de crear una conciencia sin crisis, centrífuga que tendería a ir comprendiendo más y más aspectos y realidades cotidianas, sin crisis ni depresiones, sin calenturas mentales que provienen de las emocionalidades y de una mente perturbada…

El silencio creador se hace sin el menor esfuerzo. 

12.9.19. J.T.D.

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