La búsqueda de la nada

«Todo es nada y menos que nada lo que se acaba y no contenta a Dios». (Santa Teresa de Jesús)
El hombre de carácter siente un atractivo especial por los obstáculos, pues sólo haciendo frente a las dificultades puede darse cuenta cabal de su capacidad. La nada está en todo y corremos en pos del todo y hallamos la respuesta, de que nada nos satisface, todo es poco y no nos saciamos de la grandeza que nos entorna. ¿Somos felices en la exacta medida en que sabemos olvidar?
Los seres humanos nos atormentamos por las opiniones que se forman de las cosas, no por las cosas mismas, así que la fuerza de la opinión publica es irresistible cuando se le permite expresarse con libertad. Todos buscamos la oportunidad, el sentimiento de que hemos hecho todo lo posible para que las cosas salgan bien, abriendo las puertas de la búsqueda en la nada; esto nos produce aquel bienestar interior que es la mejor seguridad de que podemos gozar.
Una sociedad optimista ve las oportunidades en cada ocasión; los pesimistas ven una calamidad en todas las cosas, cansándose en buscar soluciones sencillas pero eficaces, así pues la vida tiene un lado sombrío y otro brillante; de nosotros depende elegir. Al igual que se necesita luz para que se manifieste la sombra, los individuos vemos los determinados problemas con diferentes ópticas y e ahí que el conflicto está servido, enzarzándonos en la nada…
“¡Hacia una personalidad positiva!” (Antonio Blay) Nuestra vida se desenvuelve en una constante de interacción con el mundo que nos rodea. Nosotros vivimos proyectándonos hacia el mundo, pero no es el mundo lo que nos priva de proyectarnos, más bien somos los individuos los que ponemos obstáculos en la naturaleza, en la casa común que en el Planeta azul.
Pero la vida en la sociedad tiene sus propias exigencias, sus circunstancias que nos obligan, que comprimen, que mutilan a veces esta dinámica natural de los individuos y todos buscamos fuera lo que tenemos dentro. Todos los conflictos o presiones detienen el crecimiento de las personas, provocando un encogimiento interior, alterando la espontaneidad, natural, la positividad creadora de los individuos. ¡Tenemos la posibilidad de eliminar los estados negativos! ¿A qué es debido esa alteración de la personalidad? A que han aparecido unas ideas de limitación, o de negaciones en la búsqueda de la nada, que es el todo, así que los individuos nos dejamos llevar por el primer vientecillo que nos roza la nariz y esto es la falta de una personalidad ética…
Solo la experiencia y la observación nos enseña que, en cada momento de nuestra existencia, estamos focalizado nuestra atención en un punto o puntos determinados, y, según sean estos puntos, nuestra capacidad perceptiva, nuestra capacidad reactiva será diferente, por esto necesitamos centrarnos en la axialidad…
La pluralidad es estar abiertos, significa que también nuestra mente está funcionando a pleno rendimiento, y por lo tanto hay una capacidad de ordenación, de organización de nuestra conducta y de nuestro pensar que es en cada momento óptimo, la respetuoso y transversal.
“La mente tiene por función ordenar, canalizar, adecuar todo lo que se le ofrece” (Wilde) ¿Y de qué modo utilizamos la expresión de la vida cotidiana? En primer lugar, démonos cuenta de lo que normalmente decimos y hacemos en nuestro quehacer, si somos rutinarios o somos creativos, dinámicos, alegres y sencillos. ¡O tal vez el aburrimiento nos ponzoña con ver todas las cosas por su parte despectiva! Tendríamos de aprender a vivir cada situación como una situación nueva, desconectada de las anteriores, que aprenda a crear en cada situación sus respuestas correspondientes, que viva la situación en sí, no dejándose llevar por la verborrea de frases aliñadas y solo aquello que sea bueno para mi es bueno para los demas…
La constante búsqueda de lo bello nos sumerge en el desarrollo creativo y nos rejuvenece por su savia y la actividad neuronal…
19 de marzo de 2007. J.T.D.
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