La Alquimia
Presentador:
—Buenas tardes oyentes de Ontinyent, Antena Valenciana Ser. Son las cinco y cuarto de la tarde, martes, hora habitual para las conversaciones esotéricas. Aquí estamos los que normalmente somos, los que hacemos este programa: el señor L. O., Pepe, Mª J. y un servidor. Todos dispuestos a hablar de filosofía.
»Hoy Pepe tiene un tema muy interesante, muy revelador desde un punto de vista, y va a ser la alquimia.
José Tarrazó:
—Muy buenas tardes, queridos radioyentes.
Presentador:
—Yo quiero decir que curiosamente y viéndolo desde un punto de vista egoísta, no estaría mal que tuviésemos nuestros conocimientos particulares de alquimia, ¿no? ¿De qué consta la alquimia?
José Tarrazó:
—Puedes decir alquimistas, podemos estudiar y ser buenos alquimistas.
Presentador:
—Parece ser que el máximo interés de los alquimistas era convertir cualquier tipo de metal, no sé si digo bien, o el plomo, en oro, ¿es cierto?
José Tarrazó:
—Eso es una parte de las partes de los alquimistas. No era exactamente esto, podríamos hablar de los alquimistas, desde los atlantes hasta los modernos laboratorios que tenemos hoy. Los padres de la alquimia podríamos decir que han sido en todos los tiempos estos señores investigadores que, desde tiempos remotos, han estado trabajando día y noche, incluso han estado perseguidos. Iremos desarrollando grandes datos referentes a toda la simbología de la alquimia, que está plasmada en bajorrelieves en las distintas catedrales. Y es curioso ver cómo había clérigos, y había papas, y había personajes de todas las órdenes… y que, como no podían manifestarse, pues tenían que trabajar a escondidas. Y los signos de estas manifestaciones los hacían a través de lo que se esculpía en las catedrales.
Presentador:
—El alquimista. ¿Se podría comparar esa profesión, o ese conocimiento, al químico actual?
José Tarrazó:
—Exactamente, son los químicos de hoy, es decir, que los padres de la alquimia son los químicos, por eso he dicho al principio que desde los alquimistas hasta los laboratorios actuales ha habido una correlación entre toda esta investigación.
Presentador:
—¿El alquimista posee un punto esotérico que no posee el químico?
José Tarrazó:
—Hablaríamos de que casi todos los alquimistas en sus tratados han desarrollado y cifrado estos tratados esotéricamente. El verdadero alquimista no solo buscaba la trasmutación de los metales, sino que iba más allá, llegaban hasta la trasmutación o hasta llegar al alma. Y es importantísimo saber que estos personajes en la historia, como por ejemplo eran los señores del Santo Grial, buscaban de forma inusitada el alma. Es importante que desarrollemos este tema para que veamos que los esoteristas de los tiempos remotos, desde los atlantes. Después hemos tenido a los árabes, que han sido grandes alquimistas, los alemanes, los franceses, españoles. Es decir, que todo el orbe terrestre ha estado alrededor de estos personajes ocultos que han hecho un bien inmenso a la humanidad, y que en casi todos los casos eran verdaderos esoteristas.
Presentador:
—El famoso Merlín de la corte del Rey Arturo, ¿era mago o era alquimista?
José Tarrazó:
—Era Mago...
Presentador:
—¿No se dedicaba a la alquimia?
José Tarrazó:
—No, la alquimia era aquello que dentro de esa búsqueda de la transmutación ha llegado al campo de la química, es decir, que la química hoy puede llamarse química gracias a que estos personajes en su tiempo investigaron. En su tiempo y hoy, por supuesto, que aún quedan alquimistas que la humanidad desconoce y que están trabajando, y que son personas calladas, y que tenemos personajes españoles. Hay grandes investigadores que se han basado en los libros de Hermes, en los libros de calidad de alquimia de los siglos XIII, XIV y XIX, es decir, han hecho...
Presentador:
—…Iba precisamente a preguntarte por qué motivo habían sido perseguidos, cuando realmente hoy el químico sería el pariente lejano o el pariente próximo, independientemente de cómo lo queramos entender, ¿por qué motivo eran perseguidos cuando ellos eran de gran prestigio?
José Tarrazó:
—Pues en esos siglos que estábamos hablando, tanto en Oriente como en Occidente, la Iglesia, aquello que no pasaba por el dogma, era malo. Y tenemos la historia de la Santa Inquisición, con lo cual estos personajes estaban perseguidos. Hay que decir que casi todos trabajaban por la noche y a escondidas, había unas bulas, por supuesto, y había unas cíclicas de algunos papas, los cuales prohibían rotundamente que estos personajes, llamados «sopladores», trabajasen. Había en todos los sitios personas que chivaban que estas personas estaban haciendo este trabajo y entonces eran perseguidos por la Inquisición. Por otra parte, había una dicotomía, en la cual vemos cómo aparecen en la historia de la alquimia personajes, como son príncipes, clérigos, monjes.
Presentador:
—Eso quería decirte, que siendo la propia Iglesia la que prohíbe estas actividades, había gente muy vinculada a la misma, como podrían ser sacerdotes, frailes, obispos...
José Tarrazó:
—Es decir, estamos delante de una historia de contradicciones, pero gracias al esfuerzo de estos personajes, tanto si eran clérigos como si no, podemos tener hoy los grandes laboratorios, los grandes alquimistas. El salto inmenso desde aquellas rudimentarias, podemos decir, transmutaciones, desde aquellas cosas muy elementales que eran...
Presentador:
—¿Se podría enumerar algunos descubrimientos importantes de aquellos alquimistas?
José Tarrazó:
—Sí. Más adelante iremos enumerando. Veremos cuando, por ejemplo, leamos todos los bajorrelieves que aparecen en las distintas catedrales, están haciendo mención a todos estos inventos, que no son ni más ni menos que el descubrimiento de aquello que nos es tan necesario a la humanidad. Podríamos decir que cómo hoy se ha avanzado tanto en detergentes, cómo se podría haber avanzado tanto en medicamentos y en otros elementos químicos que hoy son indispensables para la evolución de la vida humana. Sin aquellos personajes no hubiera habido una base, incluso sin los tratados en árabe de entonces.
»Los árabes fueron unos grandes alquimistas y químicos y, a través de la sal y el agua, a través de la transmutación de los determinados elementos… Y gracias a estos personajes y estos manuscritos podríamos decir que aún hoy son consultados y aún hay muchas cosas por desvelar, porque estaban escritos para los esoteristas.
Presentador:
—Y, aparte de lo que comentabas con anterioridad, lo de convertir cualquier metal en oro, lo de la eterna juventud, ¿también es un bulo?, ¿o ha habido algún alquimista que ha intentado descubrirla o lograr...?
José Tarrazó:
—Hay que trasladar esta frase a otro campo superior de espiritualidad. La eterna juventud, igual que la búsqueda… Si ustedes han visto alguna película o algún reportaje sobre los caballeros del Santo Grial se habrán dado cuenta de que aparecen como luchadores. Eran una representación de lo que estaban haciendo estas personas. El Santo Grial es un cáliz; es, como si dijéramos, una copa, en la cual se está buscando la esencia divina de las cosas. Esa esencia divina es el alma. Porque entonces no se hubiera podido hablar como lo estamos hablando ahora de todas estas cosas, porque entonces el alma era patrimonio de la religión, y todo lo que no pasará a través de la religión eran anatemas, eran perjurios contra los dogmas. Y entonces resulta que la eterna juventud es esa belleza inmensa que tiene el alma humana, la cual no envejece nunca.
Presentador:
—O sea que no se refiere a la eterna juventud física.
José Tarrazó:
—No, la eterna juventud física, ni hoy se puede decir que ha llegado ese momento. La eterna juventud es la juventud que piensa y actúa, aunque se tengan muchos años de vida. Piensa y actúa de una forma diferente a otras personas, y sabemos que la mente, el cúmulo de pensamientos, de saber y ver las cosas, no tiene frontera, no tiene un espacio dentro del ser humano. Es decir que, si pudiésemos resumir lo que en realidad es esto, podríamos decir que hay una transmutación, hay una química entre el pensamiento y el átomo permanente del alma, la cual no ocupa un lugar, un espacio, pero está ahí, en todos los seres humanos.
Presentador:
—Bien, otra pregunta. Perdón, C., lo que está claro es que uno de los objetivos, no sería el principal, pero un objetivo como tal, aquel de transformar metales en oro, no lo consiguieron nunca.
José Tarrazó:
—Sí, se llegó a conseguir, eso es cierto, fue una manifestación para ver los distintos elementos que componían en el plomo a través de distintos trabajos que hacían en esos laboratorios primitivos. Llegó a conseguirse. Yo he conocido un personaje el cual ha hecho cosas así en nuestra época.
»Es decir, que no es extraño, claro, esto crearía, entonces ya creó en la Edad Media, en los siglos XIV, XV y XVI, un conflicto entre los poderosos, entre la Iglesia, la cual creía que era peligroso y dañino porque se habría acumulado tanta cantidad de oro que no hubiese tenido ningún valor.
»Hay que tener en cuenta que el sentido profundo del alquimista es más el sentido profundo de la espiritualidad. Aunque hicieron trabajos de transmutación de metales de determinados elementos, por ejemplo, sabemos y hemos estudiado cómo aparecieron los primeros hornos de vidrio, las vidrieras, los artesanos del vidrio, de aquellos vidrieros fabulosos y hermosos. Es decir, que hemos visto, a través de los distintos siglos, que existen en pirámides y que existen también esos bajorrelieves importantísimos de determinados monumentos funerarios, no solamente en pirámides aparecen esas fórmulas alquímicas.
Presentador:
—Vamos a repasar si acaso algunos nombres de alquimistas.
José Tarrazó:
—Sí, es interesante que hablemos de esos personajes ilustres y verán ustedes qué cantidad. Es inmensa la cantidad de personajes ilustres que existen dentro de estos alquimistas. Vamos a empezar, y veremos que Roger Bacon fue unos de los grandes hombres, le llamaban doctor Admirábilis; después tenemos a Alain de Lille, un monje cisterciense, de una comunidad de cistercienses; después tenemos a Arnaldo de Villanueva; después, a Raimundo de Burgo, doctor lluminatus. Podríamos hablar en esta historia de doscientos o trescientos personajes ilustres. Y entonces vemos que todos ellos han dejado una inmensa huella en la historia… Paracelso, después tenemos a Ladino de Moravia, es decir, en España también tenemos, no me acuerdo ahora del nombre, a un gran franciscano que también fue un ilustre alquimista. Es decir que en las órdenes religiosas había alquimistas a pesar de que les prohibían el que trabajaran como tales. También los benedictinos tuvieron una gran influencia en la alquimia. Vemos que existe en algunos conventos unos laboratorios sumergidos dentro de esas profundidades de los conventos, y aún quedan elementos instrumentales que están igual que hace dos o tres siglos anteriores.
Presentador:
—En cuanto a descubrimientos importantes que estos personajes a lo largo de sus estudios de la alquimia hallaron, ¿cuáles son los más destacados?
José Tarrazó:
—Pues tenemos que decir que cuando hablamos del disolvente universal que es el agua. El agua, justamente con otros elementos químicos que ellos conocían… Fueron descubriendo el potasio y el magnesio, que fueron a través de las plantas, el alambique que usaban… El ácido sulfúrico, el ácido nítrico y cítrico. Es decir, una cantidad de cosas
que estaban ahí, en los elementos. Podríamos decir que estos señores fueron recogiendo y exprimiendo de la propia naturaleza todo aquello que ahora nos sirve a nosotros como elementos básicos para la química moderna.
Presentador:
—Vemos que había un pase de conocimiento, quiero decir. Un señor se dedicaba a la alquimia y cuando fallecía los conocimientos que ese señor había acumulado, de alguna forma, ¿los usaban otros alquimistas o cada uno iba por su cuenta?
José Tarrazó:
—En las distintas órdenes que aparecen (se llamaban órdenes), también luego se llamaban logias, que no tienen nada que ver con las logias de la masonería u otras. Estos alquimistas siempre tenían uno o dos discípulos, y otros que no llegaban a ser discípulos de ellos. El Aprendiz de Brujo no es ni más ni menos que un alquimista, el cual tiene un chaval que empieza y está haciendo pinos. Y estos pinos desbordan en su laboratorio, y vemos un pasaje muy bonito donde derraman por allí una cantidad de elementos.
Presentador:
—¿La película de fantasía de Walt Disney?
José Tarrazó:
—Sí, exacto. Entonces todo esto se ha reflejado, hay que tener en cuenta que estos personajes creaban unos seguidores preparados. A los que no estaban preparados no les llamaban Adeptos; llamaban Adeptos a aquellos que estaban completamente preparados. Las fórmulas de los libros o manuscritos, algunas de ellas, no estaban cifradas, entonces resulta que solamente se transmitían de boca a boca, porque hubiese sido peligrosísimo que estos personajes hubiesen puesto a disposición de cualquier loco estos conocimientos, que entonces hubieran creado un desastre ecológico de otro orden.
Presentador:
—En efecto, quizás en la situación en que trabajaban en la Edad Media los alquimistas hizo que no fueran creídos, y eso fue por una parte una desventaja, pero por otra una ventaja, porque si todo el mundo hubiese hecho caso de los avances de estos alquimistas, pues entonces muchas personas de la época: los señores, señores feudales, etc., hubiesen hecho uso de ellos. Al no creer en nada de sus descubrimientos, pues pudieron pasar un poco desapercibidos.
José Tarrazó:
—Hay un dato curioso en la historia de la alquimia y es que, dentro de los alquimistas, había algún señor feudal. Y este señor feudal tenía que ser antes un Adepto de un Maestro o, si no, no tenía acceso a la organización, a esta logia. Porque resulta que los alquimistas, como todos los grandes inventores, como los grandes seres, se reservaban esos conocimientos por miedo a que se hicieran mal uso de ellos. Figúrense, ustedes, por ejemplo, si en manos de cualquier persona que no tenga una determinada ética, por así decir, una determinada seriedad, se dejaran en manos de estas personas ciertas cosas que existen en los laboratorios, pues seríamos víctimas de grandes catástrofes. Es una cosa muy lógica. Sobre todo, estos personajes siempre se han tenido por no engreídos, tenían esa sensatez de saber en qué manos quedaban y a quién daban estos conocimientos alquímicos.
Presentador:
—Y una pregunta esotérica… Estos personajes… cuando hablábamos de los magos dijimos que tenían unas cualidades muy especiales desde el punto de vista esotérico… ¿los alquimistas también tenían esas cualidades, y muchos de ellos han pertenecido a razas posteriores? Es decir, ¿de aquella época de razas avanzadas?
José Tarrazó:
—Los alquimistas, consideramos que son desde los atlantes. Los atlantes conocían la alquimia muy bien, y entonces resulta que a partir de los atlantes hasta nuestros días se han ido sucediendo unas razas tras otras, unos seres tras otros seres. Por ejemplo, se habla del conde de Saint Germaine...
»El conde de Saint Germaine, aparte de ser un gran personaje en otros aspectos, fue un gran alquimista, fue un personaje que a veces lo han sacado en la televisión o a través de ciertos personajes muy atrevidos, lo han sacado como una persona grotesca, han hecho burla de este o de otros personajes, pero no era así. Hermes Trismegisto, del cual he hecho mención en estas emisiones, pues también era un gran alquimista; y desde Noé. Es decir, uno de los hijos de Noé también fue un gran alquimista, se han ido sucediendo unos detrás de otros hasta el Medievo, y los que han sucedido a estos personajes. Hoy, actualmente, existen esos personajes, es decir, personas que han adquirido esos conocimientos y ese saber en la química, pero que en ningún caso ellos pretenden ni han pretendido nunca, igual que sus antecesores, que les hayan hecho una propaganda, porque toda persona que tiene saber tiene una inmensa modestia. Pasteur, Madame Curie… contemporáneos, los cuales han hecho unos grandes trabajos. Yo he estado en el laboratorio de Pasteur y he visto las maravillas hasta donde se me han podido dejar ver que han sido fabulosos los antiguos laboratorios. Y podríamos hablar también de Ramón y Cajal, y podríamos hablar también de otros personajes de ahora que están trabajando, incluso valencianos célebres, y podríamos hablar de los árabes, que han sido los padres de la alquimia en Europa y en España. Concretamente, si visitamos las distintas obras, las mezquitas, en los lugares que han dejado una inmensa huella de cultura estos personajes, leeríamos esas frases del Corán que están en la mezquita. Aparte de esas frases existen, como hemos dicho antes, esos bajorrelieves que no son ni más ni menos que la manifestación alquimista de los árabes que nos dejaron en nuestro territorio español.
Presentador:
—Yo me pregunto una cosa, ¿qué relación tienen estos hombres que se dedicaban a la alquimia, y estos personajes que a veces hemos visto en la literatura, o lo hemos podido ver en alguna película, que se pasaban el día con esos brebajes afrodisíacos o de cualquier otro tipo?, ¿qué relación existe?, ¿o no tiene ningún tipo de relación?
José Tarrazó:
—No, no existe ningún tipo de relación.
Presentador:
—Digamos que aquel que tenía conocimiento lo empleaba para bien y no precisamente para hacer tonterías.
José Tarrazó:
—No, no, no… mire, hay que tener en cuenta que una cosa es la alquimia y otra los brebajes que han utilizado ciertas personas que hoy se les llama brujos o brujas, o curanderos, No tiene nada que ver una cosa con la otra. La alquimia está profundamente relacionada con el esoterismo y ha tenido grandes secretos.
Presentador:
—Esa pregunta es la que quiero hacer, que hable de secretos. ¿Cómo se les han revelado a los alquimistas estos secretos?
José Tarrazó:
—Es una pregunta muy interesante, una pregunta que tiene mucha enjundia. El conocimiento de ciertos personajes que han entrado dentro de estos estudios no les llega solamente por haber estudiado. Es decir, existe lo que es la intuición, y en esa intuición no pasan los libros ni la escuela, sino que es una revelación interna que viene, por así decirlo, de unas fuentes de energía llamados canales akásicos. Es decir, como podríamos decir, aquellos personajes históricos que realizaron la gran obra química y la gran obra de estructuración de las grandes catedrales. ¿Cómo recibían esos conocimientos? Los recibían a través de Maestros, llamados Maestros superiores, y recibían ese mensaje interior que no revelaron nunca, aunque fueran quemados en la hoguera, porque muchos de ellos desaparecieron a través de la Santa Inquisición. Y podríamos decir que estos seres se llevaron a la tumba esos secretos, pero esos secretos no eran un obstáculo para sus predecesores porque recibían ese mismo mensaje.
»La sabiduría no viene a través de lo que uno estudia, es un dato importantísimo. Es decir, que una persona puede ser autodidacta y tener unos grandes conocimientos de cosas inimaginables, esto se les da a estas personas a través de una serie, por así llamarlo, de vidas anteriores. Las cuales han estado trabajando día tras día. Esto no es una cosa de ficción, esto es una realidad. Podemos hablar de personas, yo he conocido grandes personajes contemporáneos que eran semianalfabetos, que no tenían ningunos estudios, sin embargo, tenían unos conocimientos de astronomía, astrología, de todos los campos del saber y buen hacer, y estaban ahí, estaban trabajando para la humanidad y llegaron a la Unesco, y llegaron a cantidad de organismos internacionales, y no tenían ninguna carrera, ningún diploma que les avalase, venían de los canales superiores o canales akásicos. Hay una explicación…
Presentador:
—¿Que lo había heredado de alguna forma?
José Tarrazó:
—Efectivamente.
Presentador:
—Efectivamente, habría que buscar ese canal. ¿Esa revelación podría entrar en el sueño, en el subconsciente?
José Tarrazó:
—No, todo conocimiento que viene a través de la intuición no pasa por el sueño, el sueño es una revelación astral, y la intuición es adquirir un conocimiento directamente, a través de un centro superior llamado… este que está en la cabeza, está sobre...
Presentador:
—La coronita.
José Tarrazó:
—No tiene nada que ver el cerebro con los conocimientos adquiridos que, a través de este canal que se llama en sánscrito Sahasrara. Y tenemos que decir que los conocimientos que se trasladan desde el átomo permanente que está en el corazón, entonces se transmite desde el Sahasrara hacia el corazón y desde el corazón hacia el Sahasrara. Y entonces esos conocimientos son los que lleva el ser humano. Aparte de los átomos permanentes que tiene, lleva consigo, vida tras vida. Es decir, que no se pierden, por eso he dicho al principio que estos conocimientos, si quisiéramos medirle a un sabio el espacio en el cual está contenido ese gran saber, seríamos incapaces de medirlo físicamente.
Presentador:
—Un ejemplo claro sería, a lo mejor, que lo que se ha denominado coeficiente de inteligencia… a una persona le puede salir un alto coeficiente de inteligencia y a otra, uno mediano tirando a bajo. Y esta última persona puede ser ese sabio en relación con los canales akásicos.
José Tarrazó:
—Es muy sencillo, ver, por ejemplo, a estos niños sencillos, los cuales están en todos los campos, tanto en la ciencia, como en la música, como en el arte. ¿Cómo este chaval que sin tener experiencia física tiene esos grandes conocimientos? Es decir, que aquí estamos desmontando en esta conversación esotérica, estamos desmontando esa parafernalia que existe, cuando un ser es mayor tendrá más conocimiento. El conocimiento de estos seres viene dado a través de lo que estamos explicando, desde el átomo permanente a través de esas vidas anteriores, en las cuales ha ido depositando en esas cintas magnetofónicas, a ese átomo permanente que le han sido concedidos esos conocimientos.
Presentador:
—Una duda más. Hemos hablado de la intuición, ¿hasta qué punto está relacionada la intuición y el azar?
José Tarrazó:
—Son diferentes, el azar es una cosa que es un espejismo, es una astralidad.
Presentador:
—También tiene, por tanto, que ver con el sueño.
José Tarrazó:
—El azar tiene que ver con el sueño, todo lo que se desarrolla a través de un sueño no es intuitivo, es astral. Entonces, a través del cuerpo astral del planeta, es decir… el planeta tiene sus cuerpos etéricos invisibles, uno de ellos es el astral y es el agua; el 75. 25 % del planeta es agua, es astralidad. Entonces resulta que la percepción, podríamos decir que cuando sucede el desplazamiento del cuerpo astral del ser humano lo vive inverso de la realidad. Los sueños en la mayoría de los casos no son intuitivos, ¿por qué? Porque los sueños se desarrollan en un campo en el cual todas las cosas se ven invertidas o están al revés, los colores... La astralidad es un espejismo en el cual el ser humano ve todas las cosas totalmente deformadas. Cuando la intuición, que no pasa por ese cuerpo astral del planeta o cuerpo astral físico, es cuando el ser humano ha percibido, ese, como podríamos decir, esta onda de otros campos superiores que son el intuicional, que pasa por el corazón. ¿Por qué el corazón no pertenece al cuerpo astral? Porque es un centro superior del ser humano, y los impulsos, como decíamos en otra emisión, los impulsos del corazón llegan a través del sol y no de la luna; y la astralidad del agua.
Presentador:
—Yo quería hacerle más que una observación, una petición. A ver si algún día nos habla de los sueños, porque es también enigmático. M. y yo nos encantaría que nos hablase de los sueños. Hay que tener en cuenta que pasamos la mayor parte de la vida soñando, porque estamos dormidos, no es otra cosa.
José Tarrazó:
—Incluso despiertos también soñamos.
Presentador:
—Sé que a punto hay un programa que nos vas a hablar de las pirámides, también es un plato fuerte, por lo menos aquí, en nuestras conversaciones, pero creo que no nos alejaríamos mucho ya que hemos empezado a hablar de los sueños, y que nos empezara a hablar de esa paradoja que se da cuando el sueño al revés o cuando la realidad es al revés reflejada, y que nos explicara, cuando llegue el momento, si es posible, por la vía rápida, porque no tenemos tiempo. ¿Qué pasa cuando uno dice he soñado tal cosa? Que no es la primera vez que he soñado tal cosa, lo he vivido. ¿Qué pasa?
José Tarrazó:
—Hay veces que… vamos a hacer una breve pincelada. Hay veces que decimos, cuando llegamos a una población: esta población, o esta calle, o esta circunstancia que he sufrido en la vida... Esto pertenece a un desplazamiento de carácter astral, el cual realizamos todos los días. Cuando dormimos el cuerpo astral tiene un desplazamiento y entonces resulta que dentro de ese desplazamiento viajamos, somos unos viajeros y estamos en determinados lugares. Después, en el subconsciente, aparece que esto lo hemos visto. Creo que también sería una buena emisión de radio hablar de los sueños y distinguir por completo lo que son los sueños y lo que son los desplazamientos de la parte intuitiva.
Presentador:
—Y podríamos incluso profundizar en lo que son las dimensiones.
José Tarrazó:
—Si pudiéramos hablar, incluso hablaríamos de los distintos colores que se ven en los desplazamientos astrales, de las distintas formas. Nos asustaríamos muchas veces, si viéramos con toda nitidez, las formas cuando estamos desplazados. Porque al mismo tiempo que vemos cosas normales, veríamos cantidad de miasmas que están ahí, en el cuerpo astral. Veríamos cómo los seres humanos a veces… «¡Que me viene un toro!». O «¡que me estoy ahogando!». O ¡«que me caigo por un precipicio!». Y en realidad eso entra dentro de ese astral, el cual está todo deformado.
Presentador:
—Mientras nosotros conversábamos esotéricamente, M. J. se ha puesto rápidamente con la alquimia y ha sacado un material del polivinilo y a través de una aguja ustedes pueden escuchar la sintonía de despedida, gracias a los alquimistas están los discos también. Gracias a Pepe, gracias a L. O., y nosotros, como siempre, el próximo martes con más temas y más conversaciones filosóficas. Hasta pronto.
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