Evolución

La sabiduría antigua enseña el desarrollo progresivo de todas las cosas, tanto de los mundos como de los átomos. Este fundamento, en realidad, constituye la ley de evolución.
La palabra “evolución” derivada del latín evolutio-onis, significa acción y efecto de evolucionar; la utilizamos para describir la acción progresiva y el crecimiento, y contiene en sí la idea encerrada en el segundo fundamento de aquel que define la ley cíclica.
Hasta donde podamos saber, la evolución prosigue en todos los planos en realidad, un plano constituye la medida de la evolución. La ley de evolución es espiro dial, o cíclica, siendo la materia atraída hacia arriba por la ley de atracción.
La experiencia del pasado registra el progreso evolutivo, y este progreso constituye la garantía de la expansión futura. La evolución es el crecimiento infinito por medio de la incesante lucha. Es una creencia aceptada que el concepto de la evolución indica un universo mecánico, excluyendo una mente infinita y un propósito, pero la verdad es que la mente y el propósito son los verdaderos poderes creadores a través de la ley, y el proceso que llamamos evolución es solo el mecanismo que estos poderes manejan para lograr ciertos fines. Por lo tanto, evolución y creación son en realidad una misma actuación, solo que creación expresa la causa y evolución la serie de efectos.
“Evolución es el trance de un estado inconexo a otro más conexionado”. (Espenser) No debería haber desacuerdo entre quienes creen en la Creación inmediata y los que abogan por el proceso más lento de crecimiento; todo consiste en la falta de comprensión de los términos. La evolución es la actuación del Plan de la Creación de Dios.
La gran controversia de la Teología consiste en que la vida fue el resultante de una repentina acción determinante, creación original y espontánea. Se ha tratado de producir la vida artificialmente, sin ningún resultado satisfactorio, estando los biólogos actualmente de acuerdo que solo la vida puede producir vida. Estas dos anunciaciones son aparentemente contradictorias aunque no irreconciliables. La evolución discurre en las mentes equilibradas, donde las neuronas están dispuestas a rectificar aquello que es negativo; sin embargo, un nuevo ambiente y una fuerza creadora adicional, a la vida vegetal existente, producirá flores y frutos nuevos…
De la misma manera nacerá, algún gran erudito entre los hombres, que trabajará en los campos de la evolución y que conoce las muchas energías que están dentro del proceso de la evolución tanto planetaria como cósmica, y por ende, las personas también evolucionamos; si no lo hacemos, estamos condenados a repetir muchas asignaturas.
Trabajar en el jardín humano para lograr un desarrollo progresivo de nuestra Alma. Por medio del contacto de otras personas que practican la ÉTICA, podemos aportar algo positivo a las personas, y esto es posible cuando nuestra conciencia sea una herramienta de primera necesidad y nos llenará nuestro corazón de partes positivas que evolucionarán durante toda nuestra vida con la esperanza de ser simiente de alegría y PAZ.
Nosotros, seres humanos, nos ocupamos de las plantas, nos ocupamos de los animales y los minerales para nuestros fines, y en muchas ocasiones hacemos un uso indebido de aquellas cosas que están a nuestro alrededor, ¿no será que desconocemos los secretos de la naturaleza y sus fines? El progreso depende del cambio, y el cambio es el reordenamiento del pensador; el cambio consiste en vivir las cosas desde el punto positivo, sin fricción, con armonía y naturalidad, con sencillez, todo lo demás se aleja de los cauces de la evolución…
“No puede haber evolución si no hay algo que evolucione”. (Por A. R. Weaver)
18.1.18.J.T.D.
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