Evolución personal
Ahora más que nunca nos hace falta crecer interiormente, para que estemos lúcidos y que las futuras generaciones hereden un legado de comportamiento equilibrado, de respeto y de felicidad.
“La felicidad se logra a través del crecimiento espiritual. Es la gloria que circunda la sabiduría, como la luz solar es la gloria que circunda el Sol y jamás es el resultado de la negatividad o de la ignorancia”. (Isabella Ingalese)
Nos hallamos en un periodo donde le damos culto al cuerpo, donde todos queremos estar guapos; nos avergonzamos de las arrugas, nos hacemos implantes de silicona, nos tintamos el pelo y otras zarandainas. ¿Pero nos preocupamos de nuestra evolución personal e interna? ¿O sólo es todo fachada?
El crecimiento interno debiera ir a la par; así seriamos seres completos, con una conciencia axial repleta de felicidad. Si esto fuese así no padeceríamos de las depresiones que ahora nos acechan, de las neuras o fijaciones mentales, de las manías y trastornos de esquizofrenias que perturban nuestras vidas y nos causan tanto sufrimiento personal y colectivo…
Nadie sabemos mucho acerca de la vida de esas aguas escondidas, ¿a dónde van? ¿qué les suceden entre los pensamientos ocultos en las profundidades de nuestro ser?
Dejemos entrar en nosotros la sencilla sabiduría de lo coherente, de la sensatez, así evolucionaremos creciendo en lo personal. ¿De dónde debiéramos sacar la tranquilidad del ánimo? Si miramos dentro de nosotros y no nos dejamos llevar por la corriente de una sociedad que todo lo ve negativamente, no pagaremos la lezda o tributo doloroso.
Durante todas las edades que han pasado desde que los hijos de Dios vinieron a morar aquí, unos pocos han ganado un absoluto control en sus corazones amorosos y por lo tanto han evolucionado más allá de la masa de la humanidad que aún está sufriendo.
Muchos se preguntarán el porqué del crecimiento interno de los individuos. Creo sinceramente que el ser humano necesitamos crecer en lo personal; este crecimiento es la savia del comportamiento, del pensamiento y de nuestras obras, en las que nos identificamos como seres racionales, como Almas, siempre con el máximo respeto hacia las demás personas y seres vivos.
¿Cómo vivimos la autenticidad? Todo esto parece un poco algo así como un sueño o espejismo; en estos tiempos que estamos viviendo en una sociedad llena de reglamentos, llena de obligaciones, que en la mayoría de los casos sólo pedimos derechos y no el cumplimiento de nuestros deberes; todos tenemos derechos y obligaciones para cumplir como buenos ciudadanos, para que la sociedad funcione con moral-ética.
Del interior surge la fuerza, el potencial; del exterior viene la forma, los datos, las referencias en las que decimos esta persona es un referente, esta otra no me aporta nada…
Ahora bien, para evolucionar nos es imprescindible la voluntad que se consigue haciendo esfuerzos de energía, movilizando todo aquello que está dormido en nuestro interior. Así pues, la voluntad es la energía prima que se forma en la perseverancia, en la humildad y bien hacer…
Debiéramos movernos hacia una personalidad positiva, aplomada, enriquecedora y de plenitud.
Nuestras vidas se desenvuelven en una constante interacción con los seres que nos rodean, con ideas un tanto preestablecidas, dirigidas para no pensar; pero cada individuo debiéramos ser pensadores, responsables de cuanto hacemos, pensamos y vivimos. Pero la vida en la sociedad tiene sus propias exigencias, sus circunstancias que obligan, que comprimen, que mutilan dejando lisiados a muchos seres humanos.
En cada mirada que diriges más allá de tu ventana, introduce la semilla de la alegría, de la creación, que en el fondo es la evolución personal y de la sociedad…
5.5.2009. J.T.D.
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