Entusiasmo conquistador

“El entusiasmo ennoblece el trabajo, tiene alas, es contagioso y vence las montañas más altas”. (Salvador Iserte) Ni apocados ni quijotes, este es el caso de muchas personas que hacen arrancadas de caballo y parada de burra, y en la vida cotidiana la continuidad de toda empresa, es, como la labor de las hormigas que van llenando el granero con paciencia.

Si la actividad ha de ser fructífera, ha de mantenerse dentro de la realidad, pero ocurre con frecuencia que nuestras mentes crean un espejismo ilusorio y es en ese momento cuando el fracaso está asegurado, cuando los números no cuadran y el pesimismo se nos come. Pero esto nos ocurre en no importa qué empresa que realicemos; el demasiado entusiasmo es una cortina que no nos deja ver la realidad, pero obcecados con nuestras manías no percibimos la realidad de aquello que tenemos entre manos y esto nos puede llevar al fracaso; si por el contrario nuestra manera de actuar es equilibrada y ética, las posibilidades son mayores en el triunfo. 

Debemos reaccionar contra la pereza moral y esto solamente tiene una solución, el entusiasmo moderado, el trabajo que se realice debe de ser eficiente, competitivo, elegante y honesto, tratando a las personas como lo que son, nuestros semejantes y amigos…

Pero ustedes dirán que en estos tiempos solamente se piensa en amasar dinero, en adquirir bienes y posesiones: pero quiero decir algo sobre la rentabilidad ética de no importa qué empresa en la vida cotidiana. En uno de los libros que publicó, Adela Cortina y su equipo titulado RENTABILIDAD DE LA ÉTICA PARA LA EMPRESA, 1997, ya se ponía de relieve lo que está sucediendo en estos momentos sobre la corrupción. “La pertinacia de la corrupción muestra que las medidas jurídicos-políticas son insuficientes. Si políticos, empresarios, periodistas y otros profesionales no asumen la responsabilidad de realizar sus actividades según la meta por la que cobran, su sentido y legitimidad social los ciudadanos sufriremos consecuencias graves. Y conviene recordar que la corrupción consentida perjudica a todos”…

Es preciso recuperar los valores de la credibilidad y confianza. Los escándalos de corrupción en los que nos desayunamos cada día nos revuelven las tripas a todas las personas sensatas creando una desilusión en aquellos seres que hemos contribuido a dar el paso de un régimen a otro, de crear nuevas formas de ser y estar, esto que escribo todos sabemos que es verdad, pero ahora salen personas con el pensamiento único a darnos lecciones de dictadores trasnochados que no defienden los derechos universales de las personas. Si las instituciones de la democracia y del capitalismo quieren funcionar adecuadamente, deben coexistir y realizar otro tipo de política acorde con nuestro tiempo;

es necesario buscar unos mínimos compartidos por las distintas doctrinas comprehensivas del bien, para que todos los seres humanos podamos simplemente vivir.

La sociedad civil debiéramos despertar del letargo a que nos tienen sometidos con esos discursos ridículos y sin consistencia alguna; a las personas nos hacen tontos y piensan que somos niños, pues la verdad que se equivocan, estamos hartos de que nos traten como niñatos, pues tenemos nuestra personalidad, nuestro criterio, nuestra visión de adultos, nuestras experiencias por los años vividos y padecidos…

Es más digna de confianza una persona realista que se conoce a sí mismo y que lucha constantemente por mejorarse, que otro más inteligente y más robusto que, por confiarse demasiado en su buena estrella, se estrella al final, la confianza excesiva está el peligro.

Creo que tenemos que ser realistas en todas las cosas de la vida y no todo lo que nos digan lo demos por cierto, la observación de las palabras que no vayan acompañadas de hechos fehacientes son pura demagogia, charlatanería barata sin consistencia pedagógica, sin ética cotidiana, sin valor ninguno, esto no cotiza en bolsa…

No es, pues, la experiencia eufórica de los paraísos fiscales la que nos tiene que llenar de felicidad, más bien harán sufrir entre rejas.

18.4.16. J.T.D.   

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