El verdadero ser de esta sociedad es aquel que no se jacta de nada

¿Para qué enseñar moral? ¿Por qué una disciplina académica como la ética? La enseñanza cotidiana de la ética debiera de ser el pilar fundamental en toda la educación, pero a todos los niveles educativos; además exigir el cumplimiento de la misma como código de rigurosa responsabilidad.

En la sociedad que nos ha tocado vivir carecemos de muchos principios fundamentales de convivencia que nos llevan hacia la infelicidad, al desequilibrio; nos alejamos de la Madre naturaleza. ¿En qué estamos pensando? ¿Cuál debiera de ser la postura de quienes enseñan la ética? ¿Qué esperamos de una sociedad falta de ética? El pensador Edgar Morin, realizó un grande y profundo estudio titulado Los Siete Saberes necesarios para la Educación del Futuro. Este trabajo lo presentó en la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y las Culturas, en 1999. Es bien sabido que los gobiernos en general no están por la labor de la educación del futuro, pero es un error grave el no pensar que un plantel de jóvenes bien preparados es el porvenir de una sociedad más próspera, más pacífica y con menos paro. Esta cuestión tiene nombres y apellidos; esas personas no piensan en la sociedad en general, más bien en sus intereses personales engullidos en teorías trasnochadas de siglos pasados: se les ha parado el reloj digital y continúan con un reloj de arena…

La educación del futuro deberá velar para que la idea de unidad de la especie humana no borre su diversidad, y que la diversidad no borre la unidad. ¿Qué quiero decir con esto? Comprender lo humano es comprender su unidad en la diversidad. Hay que concebir la unidad de los múltiples problemas que aquejan a la educación, que los distintos sistemas tienen ahogada.

En cambio, la desintegración de una cultura bajo el efecto destructor de una denominación técnico-civilizacional es una pérdida para toda la humanidad, en donde la diversidad de las culturas constituye uno de los más preciados tesoros. 

Es bien sabido que en los países donde la educación se ha realizado unidireccional, los individuos no han desarrollado el gran abanico del conocimiento integral; a esto yo lo llamo adoctrinamiento o castración de la inteligencia de los individuos. También la educación debería mostrar e ilustrar el destino con las múltiples facetas del humano: el destino de la especie humana, el destino individual, el destino social, el destino histórico, todos los destinos entrelazados e inseparables.

“Por primera vez, el hombre ha comprendido realmente que es un habitante del planeta, y tal vez piensa y actúa de una nueva manera, no sólo como individuo, familia o género”. (Vemadski). El siglo XX no ha dejado la Edad de Hierro planetaria, se ha hundido en ella. ¿Cabe la esperanza de nuevos cambios en la educación? Si es cierto que el género humano, cuya dialógica cerebro-mente no es cerrada, poseemos los recursos inagotados para crear, estudiar nuevas maneras de educar, formar a las futuras generaciones en tecnología y humanismo, que al fin y a la postre serán las riquezas de unas sociedades más acordes con el porvenir…

Una rentabilidad ética debiera obligarnos a todos a salir de esta crisis global; pero he dicho a todos: sin distinción de personas. Si la barca en la que navegamos en esta sociedad globalizada falla algún remo, estaremos arrastrando esta crisis por muchos años, aunque existan colectivos o personas con derecho a pernada que no quieren ver la actual situación.     

¿Por qué escribo sobre la educación? Para mí es el pilar fundamental de la prosperidad. ¿Cuál sería el método para que no hubiese fracaso escolar? Los alumnos y la comunidad escolar, con los programas de las comunidades, los profesores y los padres, deben ser un cuerpo, y estudiar a fondo en qué se está fallando, dando soluciones educacionales, administrativas y políticas a este grave problema que tanto tiempo se arrastra.

7.10.2010. J.T.D.  

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