Dos crisis europeas y una mundial

“Yo soy yo, y mi circunstancia” (Ortega y Gasset)

La necesidad de nuestra época es, esencialmente en occidente, una clara conciencia de crisis de muchos valores y de soluciones filosóficas por los ciudadanos europeos. Un haz de fuerzas de origen diverso ha contribuido, cada uno por un lado, a crear ese sentimiento de catástrofe y desmoronamiento.

Los más sutiles recelos son los que provienen de la desconfianza de los individuos inmersos en la modernidad, y su propia incapacidad debida a que se hallan vacíos de valores, bien sean éticos, filosóficos, morales o de otra índole, y que en el fondo son la base profunda de una visión diferente al solo materialismo; la vida fácil y especulativa, abusiva y sin piedad nos trae situaciones muy difíciles…

Dos guerras europeas, y ahora una crisis mundial; han sido hechas con una agudeza dramática y sobre un fondo de ruinas, ante el cual, la vida humana, individual, parece haber perdido todo su significado y seguridad. Por otra parte, las nuevas situaciones históricas casi nunca se plantean ipso facto; tienen siempre un periodo de gestación.

Si viéramos la estructura piramidal, que desde hace muchos miles de años se montó para manejar a las sociedades, comprenderíamos que en los diversos ciclos de la historia plagados de guerras y de extorsiones y miedos, ha sido el poder de la sociedad de muy pocos y en detrimento de los más débiles; esto nos tendría que hacer reflexionar y ver cómo nos comportamos y qué somos.

Las génesis de las distintas filosofías están, sin duda alguna, en relación con las preocupaciones de los individuos en el esclarecimiento profundo de muchos temas, y aparecen cuando el hombre empieza a filosofar. Esta manera de pensar es como una herramienta de recapacitación profunda, que va mas allá de las simples banalidades que entretienen las mentes de muchos individuos. Sin embargo, el examen cercano y atento del verbo “filosofar” nos revela matices muy diferentes, que según los distintos filósofos, han expresado en sus lugares que este modo de pensar y actuar es una forma de conducta…

El cultivo del pensamiento en los seres humanos es la oportunidad de enriquecer a los individuos y sus naciones y de ello evitar los conflictos bélicos, especulativos y de miseria; y nos es necesario aprender, enseñar desde la más tierna infancia a nuestros congéneres con el respeto y la educación evolutiva.

La mejor herencia que debiéramos dejar a nuestros jóvenes es la higiene del comportamiento equitativo y convivencial en esta sociedad moderna; de no ser así hemos fracasado, a pesar de tanta tecnología y avances científicos, hemos dejado al ser humano vacío del contenido axial.

Agrandar el mito en nuestros días es hacer cada día más infelices a los individuos y ensanchar el gran egregor que perpetua a una sociedad decadente, llena de frustraciones, fracasos, tensiones y mal vivir. “Actualmente, ¿qué clase de mitos se han institu­cionalizado en el siglo XXI? ¿Son acaso otros mitos los que nos acechan y nos vemos envueltos en y por ellos masivamente?” (De mi obra “El Anciano Lacerado”, consideraciones filosóficas) ¿Qué clase de sociedad queremos? ¿En qué sociedad estamos inmersos? ¿Cómo queremos ser?

¿Qué hay detrás de estos mitos? ¿Qué sabía el hombre primitivo acerca de su origen? Estas preguntas difícilmente pueden contestarse, pero tendrían que ser motivo de reflexión y de análisis, para ver que las dos crisis europeas (o guerras) destrozaron gran parte de Europa. ¿Qué sucederá ahora con esta crisis mundial que es de orden psicológico y económico? 

Los individuos estamos demostrando que tropezamos muchas veces con las mismas situaciones. El poder y la ambición desmesurada, el egoísmo personal y colectivo nos lleva hacia derroteros equivocados, al consumismo feroz y al sálvese quien pueda…

“Los estados deben velar por la educación. El estado que en Aristóteles es por supuesto el Estado-ciudad, debe velar por la educación y adaptar ésta a la forma de gobierno que rija en la ciudad. Preparando a los jóvenes para sus respectivas funciones en la ciudad; los gobernantes han de estimular las vocaciones para aquellas actividades idóneas con el destino de los jóvenes, enseñándoles a respetar todas las creencias, y por encima de todo, obedecer a la constitución de su país” (Aristóteles).

¿Qué clase de educación estamos dando a los jóvenes en todo el mundo? ¿Somos conscientes de que una buena educación produce buenos ciudadanos y que una mala educación crea solamente conflictos? 

Por lo tanto, los gobernantes deben elegir entre estas dos opciones, pero también los padres son responsables directos de criar hijos para una sociedad mejor…     

7.1.2009. J.T.D

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