¿Debemos cambiar de mentalidad?

“Hay personas que se refugian hasta tal punto en la oscuridad, que todo lo que es luz les parece confuso”. (Séneca) Yo me pregunto si no sería conveniente que los ciudadanos cambiásemos de mentalidad, de ciertos folclores, que nos tienen cristalizados en un pasado nostálgico y quebradizo.

Si miramos a otros países europeos que nos llevan la delantera en muchas cosas, en la cultura y la educación, en las industrias y tecnologías; estos ciudadanos se han preparado desde hace muchos años desde la escuela, han practicado la rentabilidad ética, y por ello van delante de nuestro país; son competitivos en los mercados, y a esto le llamo yo tener unas bases de desarrollo y eficacia.

“Ante el umbral de la historia, lo que hemos leído de los distintos cronistas acerca de la historia, es más supuesto que otra cosa cierta; pero la realidad que estamos viviendo nos impele a crear cambios necesarios de progreso y de convivencia”. (De La Filogenia del Espíritu. Don Modesto Martínez Casanova) No cabe duda que la competitividad de la empresa depende de la existencia de una alta capacidad directiva. Y esta capacidad está ligada a los cuadros directivos que como cabezas pensantes tienen que desarrollar la cultura empresarial. Pero esto no siempre es fácil, en muchas ocasiones sus proyectos chocan con la mentalidad empresarial que no tiene visión de futuro, de renovación; muchos de estos empresarios sólo piensan en vivir a la dulche farandola y por eso fracasan, se ahogan en los tiempos difíciles, como es el caso de la crisis que estamos padeciendo ahora.

Otra concepción de los valores bastante diferentes es la que nos presenta la psicología de una empresa bien organizada; un valor es una referencia o prioridad, interés, gusto o disgusto de un sujeto sobre un objeto, evento o situación; y todos estos ingredientes se dan en la colectividad de quienes trabajan en la empresa.

En los momentos difíciles se necesita una gran preparación, una inventiva y creatividad que se expanda en los mercados, creando un clima de seriedad, de competitividad y de austeridad; incentivando a los que han terminado una carrera con excelencia, estos individuos son el porvenir de un país. 

Si no espabilamos y cambiamos el paso, la sociedad estará a merced de los especuladores y de los politicastros, que no ven a los ciudadanos como lo que son, seres productivos, individuos con afán de superación, que no quieren emigrar, pero se ven forzados por las circunstancias actuales, ¡qué desgracia!

“Pero, ¿cómo transmutar el desequilibrio en armonía, el miedo en seguridad, la ceguera en visión clara y transparente?”. (Pitágoras) Por este motivo y muchos otros nos es necesario crear una revolución de conceptos creadores de una sociedad diferente, con la debida responsabilidad y ética, con otros parámetros que otros países están practicando desde hace ya muchos años, y así les va, en cultura y progreso, en creatividad y desarrollo.

Nunca es tarde para iniciar otros caminos que nos lleven a otra manera de ser y pensar, y creo que esta es una solución en el caso de nuestro país; a pesar de los obstáculos que tendremos que superar para romper las cristalizaciones que llevamos ingénitas a través de la historia, costumbres y maneras de ser; pero nos es necesaria una transmutación o alquimia que depure aquello que nos impide avanzar para ir acompasados a nuestro tiempo. Pero, ¿cambiaremos?

 23. 6.12. J.T.D.   

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