Cuando uno pierde el equilibrio

En nuestros días, uno de los males más grandes que nos acechan, es la pérdida del equilibrio psicológico, de ahí que encontremos tantas personas desorientadas; enfermedades que crean a la persona afectada y a las que se hallan a su alrededor.
La mejor manera de destruir el temor es de sentir indiferentes ese miedo que nos producen las imágenes mentales de negatividad que en tantas ocasiones nos reproducimos, por miedo a los fantasmas que crea una mente desequilibrada que no hemos sabido educar a su debido tiempo. El temor al ridículo van juntos de la mano cuando falla la autoestima; por esta razón, puede ser que nuestra ignorancia nos lleve al que se rían de cómo somos y actuamos; pero para eso nada mejor que cultivar nuestra creatividad, como seres capaces de superar todas las situaciones de la vida.
Quiero poner un ejemplo: la persona que no se atreve a ir a dormir sin una luz encendida en su habitación, no tiene poder mental ni equilibrio en sus propios actos diarios. Y hasta que lo más bajo no sea elevado y vibre con su debida armonía, no progresará más allá de su presente condición, pero para ello tenemos que trabajar nuestras neuronas, engrasándolas con la lectura, con trabajos manuales y creativos, así la memoria realiza una gimnasia mental.
“La armonía nada busca fuera de sí misma. Es lo que debe ser; expresa el bien, el orden, la ley de la verdad; es superior al tiempo y representa lo eterno”. (Amiel) Todo el Universo al igual que la creación son armonía, ¿por qué nosotros los individuos que somos parte de esta naturaleza estamos desarmonizados? ¿Por qué tenemos tantos temores físicos? El temor a perder son los dos espectros que deben vencerse, esto retardaría el envejecimiento de nuestro proceso de oxidación como individuos, pero tenemos que darle trabajo a la mente que es una caprichosa y al mismo tiempo es la casa loca…
Por esta razón encontramos ahora a algunos jóvenes despreocupados de educarse en esta cuestión y no saben lo importante que es la educación mental en su juventud, que es el granero del futuro; con la ayuda y el conocimiento adecuado podrán ser felices y al mismo tiempo evitarán problemas en el futuro como trastornos por desequilibrios.
Algunos de mis lectores se preguntarán, ¿por qué esta serie de artículos? Sencillamente porque en nuestros días que estamos asistiendo al mal del todo vale, a las indiferencias entre los individuos, al mercantilismo de un consumismo desaforado, ¿tenemos que organizarnos con formas mentales más positivas, que nos lleven a otra forma de vivir?
Podría escribir de otra manera; pero escribir es un arte para la reflexión, no hacerlo a la ligera, el arte de la literatura consiste en decir las cosas con elegancia y claridad de la expresión del pensamiento por medio de la palabra escrita, procurando no herir la sensibilidad a los individuos, de esta manera se pueden abordar toda clase de temas.
Y como está demostrado en cada punto de experiencia, de la índole de nuestros pensamientos dependen nuestras emociones, palabras y hechos. Resulta que al escribir estamos haciendo una radiografía interna, si somos optimistas lo expresamos, si somos pesimistas también; si por nuestras venas pasan unas determinadas corrientes mentales sean de no importa qué cuestión, así lo plasmamos, pero sobre todo no perdamos de vista que la elegancia tiene que ser la hermosa como expresión…
De este modo podremos comprender no importa el artículo, sin perjuicios de la persona que lo escriba, siempre con el máximo respeto; cada lector tiene que asimilar en su fuero interno el tema que se ha tratado, y al mismo tiempo investigar aquello que no haya comprendido, pues nada fácil es el escribir para un público tan variopinto.
“Desde luego que no es el escribir un arte tan vulgar como a primera vista parece por los muchos que manejan la pluma ;pero si bien a pocos les está reservada la excelencia, podría ser para todos un eficaz medio de cultura mental” (Orison Swett Marden)
El objeto de insistir sobre este tema del temor es que todas las enfermedades tiene su asiento en nuestras mentes, y de esta depende el equilibrio, o que desvariemos tempranamente, de cada cual depende…
25.4.15. J.T.D.
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