Carta de un jubilado
Queridos lectores, hoy quiero compartir unas cuantas cosas con todos y todas aquellas personas y ciudadanos que han tenido la suerte de poderse jubilar, aunque con unas pagas de verdadera miseria; otros con grandes sueldos, estos son unos cuantos menos.
Pero a lo que voy: en estos momentos las pensiones están congeladas, lo que quiere decir, que habiendo subido casi todos los artículos de primera necesidad bien sea el recibo de la luz, los carburantes, el gas y muchas otras cosas como el recibo de la contribución y otras gaitas; se nos han bajado las pensiones un 25% pero todos callados, por si acaso viene un día en que no puedan pagarnos…
Pero quiero añadir que muchos jubilados están ayudando a sus hijos, dándoles de comer e incluso a pagar la hipoteca y algunos gastos de sus nietos.
“Hay gobernantes que destruyen el carácter moral de la sociedad; son los que se jactan de justos derechos, pero sólo los impulsa obtener ganancias y ventajas.” (La sabiduría de Confucio). Esto nos demuestra una vez más que sólo una casta política acapara los privilegios inmorales y antiéticos sin roburizarse. Terminadas dos legislaturas, diputados y senadores cobran a perpetuidad suculentos sueldos, ¿no será posible otra manera de gobernar y distribuir las riquezas con más equidad y justicia? Todos los refranes son la sabiduría del pueblo, y este dice así “Dios me meta donde haya que yo me haré rico”.
Desgraciadamente, viendo el panorama mundial, estamos contemplando escándalos por todas partes; ciertos personajes sin escrúpulos barren hacia ellos el dinero que no les pertenece y que debiera ser para los menesteres de los ciudadanos más necesitados. Cuidado que viene la SGAE, máquina trituradora que por donde pasa siega todo lo que encuentra amenazando a no importa quien esté escuchando el transistor por la calle.
Mientras tanto, los jubilados y más pobres sufren el zarpazo de aquellos que se llaman progresistas; pero el progreso sólo es para aquellos que no tienen escrúpulos con tres cuartas partes de la ciudadania; este mal endémico instalado en el planeta nos tiene sumisos en un mar de sufrimiento, que falto de ética y moral pregonan la venida de la prosperidad.
Mientras estamos asistiendo a las más variadas corrupciones, a nivel de muchos gobernantes todos cogidos de la gran teta bebiendo a tutti pleni, mientras otros ni catan la leche, y mueren por falta del líquido vital.
Hace unos treinta años, en una de mis conferencias dije que la tercera guerra mundial sería económica y psicológica, ¿no estaremos en este momento en dicha contienda económica que nos amenaza cada día? La verdad es que todos hemos gastado por encima de nuestras posibilidades. Pero los jubilados que hemos sido el soporte de la riqueza de nuestro país, estamos congelados y aún soportamos económicamente a nuestros inmediatos familiares, y a veces vecinos…
Los abuelos y abuelas, curtidos en el crisol de tiempos difíciles donde, después de una contienda maldita, trabajábamos tanto en las industrias, como en el campo o las minas, dimos el callo para levantar este país de hambronas y racionamiento; y ahora que estamos jubilados nos congelan las pensiones y volvemos a ser el soporte de estas nuevas generaciones. ¿Qué será de tantos jóvenes sin posibilidades de trabajar y sin haber cotizado para su jubilación?
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