¿Y nosotros qué sabemos? No sabemos lo que no sabemos.
“Generalmente se encuentra en la naturaleza humana más de locura que de sabiduría”. (Francis Bacon) Una de las grandes batallas entre los seres humanos, es el querer saber más que otro, pero esto es un auto engaño fraguado en nuestras mentes analíticas, tan perversas...
Por encima de lo que podamos saber, el ser felices es descubrir la propia felicidad y la de los demás, cosa poco habitual en la sociedad. “La felicidad no depende de lo que nos falta, sino del esmerado cultivo y buena administración de lo que tenemos. La felicidad se hace, no se halla. Brota del interior, no viene de fuera”. (E. J. Hardy)
¿Pero nosotros qué sabemos? Esta gran pregunta tendríamos que hacernos; los planteamientos intelectuales que nos han enseñado tienen mucho de teoría, pero en realidad son poco prácticos. Cuando uno solamente aplica la teoría anda cojo de práctica.
Recuerdo lo que me decía un estudiante de medicina, su carrera empezaba una vez terminada e iniciada la práctica con sus pacientes. Él decía: ellos son la facultad de la práctica diaria, cada uno es un caso único y diferente, aunque tenga los mismos síntomas, su enfermedad es debida a muchos factores anímicos.
“Hemos comprobado que allí donde la ciencia ha progresado más, la mente ha recuperado de la propia naturaleza. Hemos encontrado una huella extraña en la orilla de lo desconocido. Hemos concebido teorías inteligentes, unas tras otras, para explicar su origen. Al final hemos logrado reconstruir la criatura que dejó la huella. Y ¡vaya, resulta que es nuestra propia huella! (Sir Arthur Eddington)
Puedo decir que de lo poco que sabemos, hacemos ostentación para demostrar que tenemos en nuestra mente una fotocopiadora de lo que hemos leído, pero ¿dónde está nuestra facultad creadora? Hay grandes oportunidades que se nos escapan de las manos, esperamos que otros nos respondan a nuestras dudas, ¿nos esforzamos observando todo lo que acontece a nuestro alrededor? ¿Observamos y la percepción nos sirve como cosa práctica, para servir mejor a la humanidad?
La mente de cada individuo es una partícula del universo, un pequeño grano de arena perdido en el gran desierto de la vida, una gota de agua en el océano, un soplo de viento que mueve las hojas, un suspiro ligero de nuestro ser, que se marcha en cualquier momento…
Una gran asignatura tenemos pendiente los seres humanos, y es el miedo.
“Alguien comete maldades gratuitas, es un ser acosado por el miedo y que trata de conformarse probando su fusil, es él que tiene miedo”. (Stendhal) Pero en realidad los seres humanos han creado el miedo como el arma más poderosa que paraliza, esta es una anestesia en gran dosis que tiene una gran repercusión en todos nuestros actos…
Pero nosotros hemos creado ese gran monstruo que nos priva de lo más esencial, la libertad de desarrollarnos como seres pensantes y poder actuar según la conciencia, equilibrada y tranquila.
“Y ¿qué hay de la conciencia, el hecho fundamental de nuestra propia existencia, que va con nosotros donde quiera que vayamos? Y, sin embargo, ¿quienes somos?” (WILL)
¿Y nosotros qué sabemos? Nuestra ignorancia nos lleva a muchos desatinos, a hablar demasiado, a ser maestros de todo y oficiales de nada, pero para que nos podamos desarrollar como seres normales tenemos que ser silenciosos, cautos, humildes, y nunca expresemos todo aquello que sabemos. “Cuanto más se sabe, tanto más se necesita aprender todavía. Con el saber crece en el mismo grado el no-saber, o mejor el saber del no saber”. (Friederich Schlegel)
Menos mal que existen personas aplomadas que nos hacen reflexionar en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde lo más sencillo que es el libro de la Naturaleza donde aprender, y llegar a esas pequeñas cosas, que al fin y a la postre nos hacen ser más felices.
¿Por qué vivir sin la felicidad es un suicidio diario? Como dijo Einstein “una de las funciones de la locura es hacer las mismas cosas una y otra vez y esperar diferentes resultados”. Si nos bastase ser felices, la cosa sería facilísima; pero nosotros queremos ser más felices que los demás.
¿Pero nosotros qué sabemos? Nos pasamos la vida buscando fuera lo que tenemos dentro, esta contradicción nos demuestra que estamos desconformes en todo lo que tenemos, somos indiferentes, egoístas, queremos acumular bienes económicos, esperamos que los demás sean dadivosos, ¿y nosotros qué ofrecemos a los demás?
“En las culturas más importantes del mundo antiguo, una escalera unía lo humano y lo divino. Para dirigirse a la Tierra y al Cosmos” (Anna Bering)
“Más preciosa incluso que la filosofía es la prudencia, de la que nacen todas las demás virtudes, enseñándonos que no es posible vivir placenteramente sin vivir prudentemente, honesta y justamente”. (Epicuro)
6.12.21. J.T.D
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