Tejedores de la Paz
La ley primera y fundamental de la naturaleza es buscar la PAZ.
Un gran telar forma el Universo, unos hilos son las estrellas, los planetas, el polvo cósmico, los meteoritos, su trama son las Galaxias, los millones de átomos en continua expansión, el éter, y todo este gran conjunto forma el telar de lo conocido y de lo desconocido.
Allá y aquí están los tejedores de la Paz. Pero es aquí donde cada uno de los seres humanos tenemos nuestra particular labor, y con la lanzadera personal de nuestra vida, estamos trabajando un tejido social, que puede ser bello, tolerante y provechoso para toda la sociedad. De cada uno de nosotros depende el que con la sensibilización necesaria construyamos un nuevo modo de ser y vivir, como lo que somos, seres humanos, y no números fraccionados, de los cuales solo se saca un rendimiento económico.
Arduo trabajo el de tejer, pero antes tenemos que hilar con la rueca de sansara, que no es ni más ni menos que nuestros propios pensamientos, nuestras acciones y nuestro compromiso de las cosas cotidianas, del deber de cada acción, conscientes de que nada se nos da si no lo trabajamos, y para ello se requiere un constante esfuerzo.
Ningún cambio se puede dar para alcanzar un clima en la transformación en el conjunto de la sociedad si no tejemos a diario y con plena conciencia entre lo que pensamos y hacemos. Los pensamientos más elevados tienen que acompañarse de una ética como base particular, y que por simpatía transforme muchas cosas que ahora no están por la labor de una PAZ fraccionada.
El reto de una PAZ no nace desde las convenciones o documentos y acuerdos entre los gobiernos que se reúnen para tratar sobre el tema, sobre la no-violencia; sin la práctica de la justicia y la equidad distributiva entre todos los pueblos no puede hallarse la PAZ, todo queda en elegantes congresos, en exposiciones rimbombantes y en puro folklore, para que una parte de la humanidad diga: ¡se han reunido para tratar el gran problema de violencia! Pero por otro lado su mirada está puesta en los beneficios que conlleva la auto destrucción del habitat en general, ¿pero no creéis que todos somos partícipes en alguna medida de esta situación?
Así, una parte de la sociedad se militariza, se inventan nuevas armas para defenderse de los posibles ataques de otras naciones, consciente o inconscientemente la violencia se adueña de las relaciones humanas en los determinados niveles, incluso en el ámbito familiar. Durante mucho tiempo se ha procurado enseñar una cultura de odio, de que el otro es nuestro enemigo, y esto ha calado en la sociedad, hasta el extremo de que los niños tienen sus particulares juguetes que les incitan a crear hábitos en su consciente de que solo ganan los más fuertes.
Tenemos que reivindicar la PAZ, pero para ello tendremos que practicarla, desenmascarar a quienes utilizan esta palabra como excusa para hacer otras cosas más sutiles que son otro tipo de violencia, la explotación de cualquier ideología o confesionalidad y en el nombre de un Profeta o Dios practican violencia pura y dura.
Es imprescindible la movilización de la sociedad no violenta, el crear cuantas cosas estén a nuestro alcance para tejer una cultura que eduque en los valores de convivencia y respeto, por una sociedad más comprensiva y más ética, valores indispensables para el desarrollo del Siglo XXI.
Esta tarea no es nada fácil, vistos los intereses económicos de los poderosos, que se están encargando de dinamitar conscientemente el Planeta.
Es necesario crear un pensamiento y desarrollarlo con todas las consecuencias que este conlleva. La PAZ social es la base de la convivencia de todos los individuos que poblamos el planeta, la PAZ doméstica es el eje necesario para que desde cada hogar se fundamente una cultura eficiente de no-violencia. Para construir una sociedad pacífica, tendremos que renunciar a muchas cosas que solo sirven para engordar ese mercado agresivo que nos ofrece mucho que no nos sirve para nada, y que nos esclaviza casi sin darnos cuenta.
¿Queremos ser solidarios? Como señala Mayor Zaragoza, “el destino de cada ser humano, está inexorablemente ligado al de todos los habitantes del Planeta, y por esta y otras razones, solamente pensamos en nuestro bienestar personal, y no en los millones de seres humanos que sufren, desaparecen, mueren por falta de lo más elemental”.
25-12-14 José Tarrazó. Mensajero de la Paz por la UNESCO.
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