Queridos Reyes Magos
Soy un niño que cuento los días, hasta que venga la fecha de la cabalgata de los reyes, es tanta la ilusión que tengo, que todas las noches al acostarme hago una raya en el calendario, y pienso que ya falta menos para el día 6 de enero del 2008.
“Quien a sí mismo se conoce no necesita otro conocimiento, porque el ser humano es conocimiento. La lámpara no necesita para iluminar la luz de otra lámpara” (Atmaboha).
Bueno, ya que sois magos, allá van mis peticiones, que no son pocas. No son juguetes lo que os voy a pedir, pues nos sobran en demasía tantos artilugios, y casi todos son bélicos, poco constructivos y menos educativos. Les ruego a ser posible, que preparen una ordenanza para la convivencia y la tolerancia, que buena falta nos hace y que ésta esté clara, precisa y se cumpla en todos sus términos. Qué palabras más hermosas convivencia, tolerancia y respeto. Ahora que ciertos caballos están desbocados, por ideas nada recomendables y que resurgen de sus cenizas como el Ave Fénix, apliquen la magia y su poder para irradicar los ismos…
También les pido que cese la violencia en los colegios. Que los padres sepan decir no, cuando nosotros, los niños, pidamos demasiadas cosas, que en muchas ocasiones no nos son necesarias, si nuestros padres racionalizaran nuestros deseos, sería un tanto mejor. Les pregunto queridos reyes Magos, no se si mis peticiones serán demasiado presuntuosas, pero si así fuese, tengan en cuenta que soy un niño, y que en el fondo no me he portado demasiado bien.
Tengo una hermanita que se pega todo el día al televisor y ella se lo pide todo y además no quiere dar nada, de lo que ella le sobra, no sabe compartir, y esto me preocupa…
Mi abuelita esta empeñada en que me traigan un televisor, para colocarlo en mi habitación. ¡No le hagan caso! Yo prefiero ropa, libros y alguna chuche. Ya se que con la magia que tienen, casi todo es posible. Ahora quisiera hacerles una petición un tanto especial, y es que los políticos no se enzarcen tanto en dimes y diretes y que se ocupen más de los niños, de la pobreza que a tantos mata por su indolencia y dejadez…
La verdad es que nos bombardean con tantos anuncios; para los padres, abuelos, amigos y amigas, pero lo que más gracia me hace son los anuncios de las colonias, las maquinillas de afeitar, los coches y ungüentos varios. No se queridos reyes Magos como verán ustedes todas estas cosas. Pero yo como niño no les encuentro demasiado sentido. Y me pregunto: ¿acaso no seré un niño normal, que observo tantas cosas en este aspecto, que no me casan?…
Este año quiero dar esos juguetes que me sobran, para aquellos niños que no tienen ninguno. Pero por favor no lo digan a nadie, esto es un secreto entre nosotros, y se que lo cumplirán. Quisiera que le traigan a la señora Ambrosia, la vecina del cuarto que es ya muy mayor, una estufa, que bien le vendrá, pues se pasa los días de invierno rollada con una mantita, y dicho sea de paso, la mantita es tan vieja como ella, pues su pensión es de 400 euros, y con esta cantidad bien poco puede hacer.
Por otra parte me gustaría que hiciesen callar el rugir de los cañones, de las discordias envenenadas de tantos seres humanos, que por otra parte son un mal ejemplo para todos los niños del mundo, pues por desgracia ciertos medios de comunicación nos sirven en bandeja.
La verdad es que estoy pidiéndoles demasiadas cosas y no quiero abusar de sus Majestades, ya se que nosotros los pequeños, abusamos de esta ilusión y nos hacemos pesados. ¿Pero y los mayores? ¡Quizás los adultos también son un tanto niños!
“El hombre noble conserva durante toda su vida la ingenuidad e inocencia propias de la infancia”. (Salvador Iserte)
La verdad señores míos, no se si son Reyes o Magos, pero quiero dar un breve detalle de sus nombres. Baltasar, que significa el Rey del Alba y de la Aurora. Melchor, que significa Rey de la plena Luz. Y Gaspar, que representa la idea de diadema de la oscura Etiopia. (De D. Joaquín Casañ y Alegre. Jefe de archiveros y biblioteca de la Universidad de Valencia. 1899).
Y sin nada más que pedirles a los queridos Magos, les agradezco el que reciban mi carta y repartan felicidad y concordia.
16 de noviembre del 2007. J.T.D.
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