La perversión de la mente
Los seres humanos solemos vivir de emocionalidades y de esta manera secrecionamos mucha adrenalina, desahogándonos de las frustraciones que acontecen a nuestro alrededor, y cada individuo estamos plagados de estas circunstancias, que las consideramos fracasos…
“La moderación es equilibrio. Sé siempre moderado en tus actos. Ten la seguridad que de este modo no tendrás jamás un motivo para reprocharte en tu conducta”. (Redi)
Pero ahora quiero entrar en el nudo gordiano del título del presente artículo de opinión, si no gobernamos nuestras mentes ellas nos gobernarán a nosotros, y en muchas ocasiones nos traicionarán haciéndonos desvariar, y diremos lo que tendríamos que haber callado siendo comedidos y moderados. Pues con mucha facilidad la mente nos falla, la mente es el diario en que se consignan cosas que nunca han ocurrido ni hubieran podido ocurrir. ¡Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso! En nuestro poder está borrar enteramente los infortunios de nuestra memoria, y evocar en nuestra mente el agradable recuerdo de cuanto nos sucedió de dichoso: la memoria del agravio dura más que las mercedes.
Perverso: sumamente malo, que causa daño intencionadamente, que corrompe las constubres o el orden y el estado habitual de las cosas. (DRAE) ¿Por qué somos perversos haciendo juicios de valor sin el suficiente conocimiento de causas, de no importa que situación, o de los individuos? ¡No será acaso que nuestra ignorancia llega a límites insospechados y osadamente juzgamos a los demás sin ton ni son colgándoles una etiqueta!
Cuando se trabaja con prudencia ésta es más firme que la pared, porque ni se desploma ni puede ser minada, así pues en la prosperidad pon la moderación; en la adversidad la resignación y el aplomo que es el mejor consejero de una larga trayectoria de acciones que perduran.
Cuando la perversión anida en los individuos y éstos rencorosos, rabiosos, la exteriorizan, están cavando su propia fosa dejando de comunicarse con los individuos y a esto se le denomina ignorancia. Recuerdo las frases muy acertadas de un gran psicólogo que decía: “si queréis recoger miel, no deis patadas a las colmenas: si queréis tener amigos, sed amables y serviciales con los demás”. La sonrisa y la amabilidad debieran ser nuestra premisa, pues la hipocresía revierte sobre los hipócritas, una plaga de personajes enfermos que desvarían tiene a bien vociferar, fingiendo lo que no tienen: primero se burlan de sí mismos que de los otros. Siempre están más lejos de aquellas virtudes que más se muestran en su trato. Introducen lo falso, manchan la integridad, corrompen los juicios, dañan los ejemplos, no obedecen a la virtud, porque sólo se hacen esclavos de la opinión. Lo más ridículo en semejante gente es pensar el pasado sacrificio que están haciendo de sí mismos, y todo esto tiene un precio que se paga…
Ahora está de moda hablar de la libertad, pero ésta supone responsabilidad, en muchas ocasiones esta libertad es un embudo, donde no toleramos a nuestros semejantes. “El uso armonioso de la libertad no se adquiere sino por un largo abuso de sus beneficios, la libertad es una condición esencial de los individuos; tocarla es violar su personalidad”. (Pí y Margall)
¿Dónde comienza y termina la libertad? Si tenemos respeto estamos ejerciendo la libertad, si por el contrario, somos opresores de los demás sin tener tolerancia, estamos creando una dictadura, una perversión y es en este momento cuando estamos debilitando la democracia.
Quienes obedecen ciegamente al amo, son esclavos de sus consignas y lo que diga el Señor, es la ley, sin discernir lo que está bien de lo que está mal…
Si mezclamos todos estos ingredientes antes citados nos encontraremos el orgullo: el ser humano vano y orgulloso, no son amigos de nadie, son mentirosos, dispuestos a volver la espalda tan pronto como les falte saciar sus ambiciones de no importa que orden, así pues el orgullo es el complemento de la ignorancia y en el fondo esto es pura perversión…
La benevolencia cuando está aliñada con la humildad engrandece a los individuos y éstos manifiestan su generosidad, esparciendo la semilla del entendimiento, esto no es utópico, más bien es una pauta de conducta, un camino de convivencia entre las personas civilizadas y dialogantes que saben escuchar y se miran a los ojos que hablan por sí mismos…
5 de Junio de 2007. J. T. D.
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