La Lombriz y el Caracol

Sentados a la sombra de los árboles de su jardín, estaban la pareja de jóvenes Antonio y Luzbella. En otro asiento estaba sentado el anciano de la familia Florentino; este estaba observando la carrera del Caracol y la Lombriz, absorto Florentino de la lentitud de estos dos seres, se preguntó, ¿van despacio pero seguros en su camino? Mientras Florentino pensaba estando sentado tejía una cuerda para atar a la Lombriz y el Caracol; pero estos no se dejaban atar, quieren ser libres aunque sean lentos. En esos momentos apareció una gran nube plomiza que tapaba todo el jardín, era la fuerza de la naturaleza que demostraba a todos los seres lo pequeños que somos y lo grandes que son el Caracol y la Lombriz a pesar de ser lentos, no menospreciemos ninguna cosa de la naturaleza, cada cosa realiza su función en el lugar donde se encuentra; la gran nube cargada de agua nos advierte de la pequeñez de la Lombriz, el Caracol y los seres humanos; la soberbia de las personas nos empequeñece y nos hacen sufrir.
La Lombriz representa a la administración, lenta, ante los ciudadanos. Mientras que el Caracol, marca los papeles contributivos con los que pagamos los ciudadanos.
Entre la Lombriz y el Caracol se generó un dialogo.
La Lombriz le dice al Caracol: —¿cómo es posible que los ciudadanos estén plagados de impuestos?
Responde el Caracol: —La maquinaria administrativa es un trituradora sin piedad.
La Lombriz afirmó: —Estamos en manos de unos políticos a nivel mundial que solamente piensan en ellos; de ahí las avalanchas migratorias que se pierden en los mares, ¡qué tristeza y qué dolor para esas personas!
Mientras paseaban el Caracol y la Lombriz, una parte de la sociedad estaba maquinando de qué manera se podía extorsionar más a las personas. ¿De qué forma disfrazarían los impuestos, para así mantener a tantos funcionarios, que hacen pocas funciones, pero han ganado las oposiciones? Por la calle pasaba un ganado de cabras de los pocos que quedan, sus excrementos, esas bolitas de estiércol parecían un tapiz llamado cagadas de cabra. Unos niños le preguntaron al Caracol: —¿Estos excrementos son buenos para algo? A lo que respondió: —Esto es abono para las hortalizas y toda clase de árboles, de los cuales nos sustentamos todos.
La Lombriz se paró pensativa, y le dijo al Caracol: —¡Te das cuenta compañero, qué grande es la ignorancia de muchas personas! El Caracol le propuso a la Lombriz el marcharse a algún lugar donde la cultura fuera el primer plato de una sociedad diferente y sin políticos ni dinero. El Caracol dijo: —He oído que en el país de Jauja las cosas son diferentes, los ríos, las montañas, los prados están llenos de ilusiones, el hambre no existe ni los políticos, ni los bancos, tampoco los charlatanes ni los milagreros, todo es normal…
La Lombriz se encaró al Caracol y le dijo: —¿Te das cuenta cuántas complicaciones tenemos todos los seres vivientes, con lo corta que es la vida? La Lombriz se dijo a sí misma: cada día entiendo menos las cosas, lo sencillo lo complicamos y hacemos un gran ovillo que se enreda y nos martiriza; estamos intoxicados hasta el tétano, ¡qué desgracia! La Lombriz dice al Caracol: —Amigo mío, no te apures que tú como yo estamos exentos de las presiones contributivas de la sociedad de los humanos; las personas normales están plagadas de impuestos. El Caracol le respondió: —Pero no estamos libres de los insecticidas que contaminan la Naturaleza, destruyendo el medio ambiente, al mismo tiempo de rebote aparecen muchas enfermedades que nos van matando lentamente, ¡hasta cuándo!
Cargarnos la Naturaleza es una manera de matar a la humanidad; la ventaja del Caracol es que puede trepar por los árboles y comer las hojas más tiernas de estos árboles; mientras que la Lombriz solamente se arrastra por el suelo. Esto les pasa a algunas personas que solamente se arrastran con tal de conseguir algunas cosas que no les hace falta…
“Los sabios consejos caen a menudo en tierra yerma; pero una palabra amable jamás se pierde”. (Sir Arthur Helps)
Cuentan los ancianos que era un espectáculo ver pasear por el jardín a la Lombriz y el Caracol, que, como dos personajes de la población, recorrían por los caminos del alrededor y sus hermosos páramos. Sentados en un banco a la vera del camino, estaba Esperanza y su compañero Laurentibus, una pareja de enamorados que solían sentarse en el banco para ver pasear a la Lombriz y el Caracol, esto era un ritual cotidiano, pues las personas somos de costumbres fijas.
Antonio y Luzbella, cogidos de la mano, estaban hablando de sus proyectos inmediatos; los dos querían formar un hogar, pero los tiempos de crisis no eran propicios para dicho proyecto; pero pensando para sus adentros Luzbella se decía; si otras personas forman un hogar, ¿por qué nosotros no lo podemos hacer? En todas las épocas han habido dificultades, pero nos falta la valentía de afrontar aquello que venga. ¿Qué mortal no corre tras la fortuna? Solamente el Caracol y la Lombriz no buscan la fortuna, ellos viven el estadio de su propia naturaleza; solamente los seres humanos nos salimos de las causas naturales y por eso solemos fracasar en muchas de las empresas que acometemos, el egoísmo es el que nos lleva a una sepultura adornada de flores que se marchitan…
Pero el Caracol y la Lombriz no tienen estos problemas, son seres sin egoísmos, ¿qué pasaría en la humanidad si desapareciera el egoísmo? El Paraíso sería el Edén de una humanidad más armoniosa; en tiempos muy remotos el Caracol paseaba con su lentitud y sosiego, pero la tecnología y las maquinitas han trastocado muchas cosas en las personas, y a consecuencia de eso muchas enfermedades están haciendo estragos. Ya nos levantamos con alguna que otra pastilla cuando almorzamos, el cuerpo nos está pidiendo la química para que comencemos la jornada. Pero la anciana de los días nos está advirtiendo que el recorrido de nuestra vida pasa fugaz y desaprovechamos los momentos de felicidad y placidez, hemos convertido nuestras vidas en un estrés sin límites y más que vivir vegetamos y acumulamos pequeños problemas que nos intoxican…
La Lombriz y el Caracol, aunque lentos, aun podían saborear la grandeza de la Madre Naturaleza. Pero algo se cernía en el horizonte que les preocupaba, esa nube de contaminación que las personas estamos creando, las grandes industrias químicas, la bruja que sobrevuela sobre toda la humanidad, llamada la peste de la modernidad, o sea, el desequilibrio psicológico de las mentes enfermas.
Un mensajero silencioso advirtió a la Lombriz y al Caracol del peligro en que estábamos los humanos, pero las personas somos sordos e indiferentes ante los consejos de la Lombriz y el Caracol, que al no tener mente no hacían juicios de valor; por desgracia pasamos de la naturaleza y solamente ella es la maestra de todas las cosas, pero estamos divorciados e indiferentes ante la naturaleza…
En la ciudad de Caricolandia, la naturaleza había dotado de todos los medios necesarios, para que las Lombrices y los Caracoles disfrutasen con plenitud y sosiego, en el espacio donde se desarrollaban…
12.7.18. J.T.D.
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