La felicidad en el transcurso de la vida cotidiana

Por altos Robles y medrosas vides, perseguí la felicidad con ansia de hacerla mía. Pero la felicidad huye, y corrí tras ella por cuestas y cañadas, por campos y praderas, valles y torrentes hasta escalar las ingentes cubres donde chilla el Águila. Cruce veloz tierras y mares, pero siempre la felicidad esquivó mis pasos.

Desfallecido y agotado, desistí de perseguir la felicidad y me detuve a descansar en el desierto. Pasó un pobre y me pidió limosna. Pasó un caminante y me pregunto por un lugar donde él quería ir, paso otro y me pidió simpatía y cariño. Y así sucede en todos los que nos rodean, que todos piden cada uno un poco... Entonces he aquí Divina. Se me aparece la dulce felicidad y suavemente musita a mi oído, "soy tuya".

La felicidad es el destino de los seres humanos. Todos aceptamos durables gozos y placeres. Si nos preguntaran cuales son nuestros tres más ardientes anhelos, la mayoría responderíamos: salud, riqueza y felicidad. Pero si la pregunta se contrajese al supremo anhelo, la mayor de los individuos la cifrarían en felicidad. Verdaderamente, todo ser humano anda en perpetua búsqueda de la felicidad, pues sin darnos cuenta nos asalta este poderoso incentivo. Todos nos esforzamos en mejorar las condiciones de nuestras vidas, para vivir con mayor desahogo. ¿Pero que ponemos de nuestra parte en el cotidiano vivir, para ser más felices? Quien va en busca de la felicidad no la halla, donde la busca, nadie pueda hallarla si va en pos de esta, porque dimana de las acciones más sencillas y desinteresadas. La felicidad en que la mayor parte de los individuos, buscamos es la felicidad efímera de emociones fugaces. Esta felicidad es hija de los sencillos, humildes, tranquilos y modestos seres que en su transparencia, no buscan nada...

La felicidad no mora en ruines ideales de egoísmo y discordia, por el contrario, es amiga de la armonía, de la verdad, de la belleza del cariño y de la sencillez...

Mucha gente adinerada y rodeada de todas las comodidades de este mundo le son causa de su misma miseria, todo lo que les rodea no les satisface: están vacíos por dentro, solo se les aprecia el débil maquillaje, donde esconden toda la miseria humana de sus vidas, están insatisfechos y con el dinero y los placeres no les es posible hallar la felicidad.

Quienes con mayor desinterés aprecian las cosas, disfrutan de los más puros goces de la vida. La felicidad esta en todas partes, todo cuanto nos rodea si somos buenos observadores es objeto de sabia lección, y en todo podemos hallar esa nota agradable y vibrante que penetra dentro de lo más profundo de cada cual, allí esta la felicidad. Dentro de cada uno residen todas las cosas más maravillosas y sublimes y ello es motivo de alegría, felicidad y amor. No busquemos fuera lo que no tenemos dentro...

No puede haber mayor desilusión para los individuos, que no encontrar la felicidad, después de consumir los mejores años de su vida y enfocar sus energías hacia un materialismo desequilibrado que ciega y no deja ver lo real de un espejismo continuado y lleno de sinsabores y continuados conflictos, estos son producto de su propia ignorancia: causa fundamental de tantos males que sufrimos en nuestra propia carne, que en definitiva son flaquezas acumuladas por nuestras acciones...

Nada hallaremos en este mundo si no esta en nuestro interior, porque cada uno es el reflejo del sistema planetario, un estado de evolución y en otros casos de involución o degenerativo. Las cosas que nos rodean son iguales "arriba como abajo" pero ya que es posible toda transformación, toda transmutación, los individuos somos capaces de mejorar nuestra conducta, y a medida que avanzamos con armonía y humildad, la felicidad vendrá y hará de nosotros seres mejores y más conscientes. La vida feliz y dichosa, es el objetivo único de toda la filosofía. «El secreto para hallar la felicidad es el cumplimiento del deber, y éste no se cumple sin trabajo». (Balmes)

La tierra es pequeña para quien la felicidad se halla en su corazón, y esto es lo todos debiéramos de tener, este tesoro que produce el uno por mil, que allana todas las cosas que nos parecen difíciles, pero en realidad no lo son, sino que somos nosotros los complicamos las cosas dándoles un sin sentido.

Iniciar es avanzar, y no dudo que nosotros queremos comenzar y hacer camino, pero éste se hace al andar. No debemos de ser nave sin timón, que se deja llevar por el oleaje a su merced, todos los seres humanos que cultivan una conducta ética, están en el camino de iniciar la felicidad, pero esto cuesta un poco de sacrificio y de coherencia. La felicidad real de los individuos está en ellos mismos...

Ontinyent marzo del 78. J.T.D.

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