Génesis y antropogénesis de las razas (III)

Presentador:

—Muy buenas tardes. Tenemos ya al gran conversador de la filosofía, que es José Tarrazó, nuestro invitado y experto en estas Conversaciones Filosóficas, que hoy va a tocar todavía el tema de las razas, con un título muy sugerente: «Hacia la resolución del misterio».

»José Tarrazó, buenas tardes.

José Tarrazó:

—Muy buenas tardes.

Presentador:

—Entonces, el tema de las razas, que explicamos ya todas las razas, las distintas subrazas. Todavía colea algo y algún tema interesante más, ¿no?

José Tarrazó:

—Sí, muy interesante. Hay algunas cosas que son interesantísimas en este temario y que tenemos que ir desgranándolas, con lo cual terminaremos con esto de las razas y las subrazas.

»Quisiera empezar el programa con algo bastante poético y que tiene que ver con el sistema solar y con las razas, y que es una parte de unos versos. Es un verso solamente, de la India, llamado el Gayatri, que dice así:

«GAYATRI»

Oh Tú que das sustento al Universo.

De quién todas las cosas proceden a quién todas las cosas retornan.

Revélanos el rostro del verdadero Sol espiritual, oculto por un disco de luz dorada.

Que podamos conocer la verdad y cumplir todo nuestro deber cuando viajemos a tus sagrados pies.

»Tengo que decirles que este trozo poético u oración, como quieran llamarle, es el más antiguo que se conoce en la escritura sánscrita. Y tiene mucho que ver con todo esto, porque a partir de aquí, de esta parte invocativa a la cual nos referimos, vemos que las edades pretéritas de las razas, los seres de entonces ya invocaban, ya tenían en sus oraciones y sus cosas… Y que tenían algo muy importante, y era la conexión con nuestro sistema solar.

Presentador:

—¿De cuántos años data este verso en sánscrito?

José Tarrazó:

—De millones de años, porque resulta que es uno de los únicos que se han conservado en un papiro encontrado… pues, no sé, hace treinta o cuarenta mil años, pero que es mucho más viejo, porque se refiere a la tercera raza, que ya entonces… Hermes Trismegisto era uno de los padres de la vida espiritual, de la vida filosófica de entonces, ya nos dio un gran contenido de obras. Son cuarenta y tantas obras, y esto lo recogió del anterior a él.

Presentador:

—Va a explicar entonces toda esa resolución del misterio o hacia esa resolución.

José Tarrazó:

—Exactamente, vamos a hablar un poco del misterio solar. El contenido de este misterio solar es importantísimo. El Sol y los planetas, los satélites, sus siete planos de evolución, sus esquemas planetarios, sus rondas, sus cadenas, sus reinos de la naturaleza, las razas, las subrazas… constituyen las distintas humanidades y las leyes y principios que concurren al desarrollo de esta gigantesca estructuración que es, ni más ni menos, que el cuerpo solar. Es solo el cuerpo físico de una entidad cósmica, es decir, que podemos suponer pues que, el proceso entero de la evolución de este universo, de las razas y las subrazas, conlleva toda esta gran síntesis, con la cual el ser humano está conectado, como decíamos en otra emisión, a este misterio inconcebible para los seres humanos. Este universo físico en el que vivimos inmersos ha sido creado y está siendo vivificado por una gloriosa entidad psicológica del segundo Rayo o segunda Energía Cósmica, la cual tiene mucho que ver en esta creación, el Cristo. Parecerá quizás una utopía para muchos el creer esto, pero tenemos que decir que el Cristo tenía y tiene esa entidad superior, la cual está conectada a este sistema solar, y que es una entidad de segunda energía o segundo Rayo.

Presentador:

—El Sol, entonces, tiene una gran importancia también actualmente para el ser humano.

José Tarrazó:

—Importantísima. En la primera conversación filosófica que tuvimos dije algo muy escuetamente respecto a todo esto. Es decir, los latidos del corazón de los seres humanos tienen que ver con las pulsaciones del sistema solar y del Sol, sobre todo en los seres humanos.

Presentador:

—Aunque no haya proporciones, pero siempre parece, o quizás porque los humanos tenemos esa pequeña deformación hacia lo desconocido, que la influencia de la Luna sea mayor que la del Sol. No es así, ¿no?

José Tarrazó:

—No es así. El núcleo central del planeta y de todo lo que habita y vive en nuestro planeta está, podríamos decir, dirigido… las impulsiones que existen son solares. Las influencias de la Luna son más de carácter negativo. Es decir, vendrá un momento en la Tierra en el que la Luna dejaría de existir, porque como se dice filosóficamente, la Luna es un basurero de cantidad de energías y de cantidad de cosas.

Presentador:

—Había sociedades que adoraban al Sol y a la Luna.

José Tarrazó:

—Desde el principio de los tiempos los ritos solares, todos los ritos de todas las religiones, han girado en torno al Sol. Es decir, que el Sol es el núcleo central y, por ejemplo, podemos ver muy sencillamente en nuestra religión, la religión católica, cómo la sagrada forma, ese círculo. Cuando estudiamos las religiones comparadas vemos cómo en otras religiones más antiguas aparecen los mismos ritos. Es decir, es influencia solar.

»En cuanto a la influencia lunar se puede decir que es una influencia totalmente diferente, no es un impulso, aunque el planeta tenga bastantes influencias en las mareas y en las cosechas, y en cantidad de cosas, que se podría disertar todo este tema, que es muy importante. Pero creo que hay cosas mucho más importantes.

Presentador:

—Vamos a seguir con ese misterio del Sol.

José Tarrazó:

—Se dice que, por ciertas razones cósmicas, que escapan por completo a nuestro entendimiento, pero que cuyas causas se hallan en el misterio profundamente filosófico de segundo Rayo, nuestro universo viene regido por el principio de analogía y correspondencia, aquel que el gran Hermes Trismegisto expresó —ya lo habíamos dicho en otras ocasiones—, y es que decía lo siguiente. El tres veces grande, Hermes, decía: «Igual es arriba que abajo, igual es abajo que arriba». Es decir, verán la importancia que tiene todo esto con las razas: tenía que haber una motivación de carácter superior en la cual el hombre y la creación en sí estuvieran impulsados por este gran átomo, por este gran logos planetario, el cual tiene que ver con toda la creación, de todo lo que conocemos físicamente y lo que no conocemos, por supuesto, que no es físico, es etérico.

»Vamos a hablar de la resolución del misterio. No obstante, ello constituye solo el principio de una síntesis, una búsqueda incansable de los seres humanos. Tal misterio tiene muchos secretos a revelar para el consciente investigador, muchos elementos de conocimiento y sabiduría que aportan, antes y después, una gran cantidad de datos incognoscibles en los seres humanos.

»La vida, por así decirlo, es un receptáculo o cáliz, o el cuerpo de los seres humanos, el cual, al igual que las razas y las subrazas, han ido día a día en ese receptáculo avanzando y progresando. Es decir, que tenemos el hombre, el ser humano, que es un tesoro de sabiduría inconmensurable, el cual está conectado con este sistema solar.

Presentador:

—Es decir, para explicarlo de un modo sencillo a nuestros oyentes, que la evolución del hombre tiene mucho que ver con el Sol.

José Tarrazó:

—Muchísimo. Es el átomo, podríamos decir, permanente, en el cual el ser humano está en todo momento impulsado por este átomo, estas pulsaciones… Algunos se preguntarán, bueno, yo es que no tengo las mismas pulsaciones que otras personas en el corazón. Pero cuando hablamos del corazón no solamente hablamos del corazón físico, sino de ese centro de energía que radica en el centro cardíaco. Y vamos a decir algo a este respecto, es decir, que toda la ley de analogía que existe se basa en los siete principios, las siete razas y las siete subrazas. Que el otro día habíamos hablado de los planetas sagrados, de los planetas no sagrados, de la influencia que tenían los mismos y de la importancia que estos tenían.

»El ser humano, por ende, tiene también siete centros principales de energía, que son los siguientes. Podríamos decir que en la base de la columna vertebral. Existe el Muladhara que está regentado por Saturno; el segundo centro, de abajo hacia arriba, es el Svadhisthana, en el sacro, que está regentado por Júpiter; el tercero hacia arriba es el Manipura, en el plexo solar, que está regentado por Mercurio; el cuarto es el cardíaco, el Anahata —fíjense que estamos en la era en la cual el centro cardíaco es el centro de más importancia, porque es el intermedio de ellos, y está regentado por el Sol. ¿Ha visto la importancia que tiene lo que estábamos hablando del sistema solar?—; después, subiendo hacia arriba, tenemos otro, que es el laríngeo, el Vishuda, que se halla sobre la parte de la tráquea, que está regentado por la Tierra; después, otro superior, que está en el entrecejo, el Ajna, la glándula pineal, que esta regentado por Venus, y después, el último, que es el de la parte del cerebro o la cabeza, el Sahasrara, que está regentado por Plutón. Se habrán fijado ustedes que son siete centros, siete planetas, y que cada planeta de estos está regentado por las siete energías básicas del planeta.

Presentador:

—Y esa energía, ¿puede explicar, digamos, en cada centro qué tipo de energías se recibe, o eso es muy difícil de decirlo así en palabras?

José Tarrazó:

—Cada energía, filosóficamente, se llama Rayo, y cada Rayo tiene una cantidad de facultades determinadas…

Presentador:

—Perdón. La duda que se le puede plantear al oyente es, por ejemplo, ¿ese plexo solar recibe un tipo de energía distinta a la del cerebro?

José Tarrazó:

—Precisamente. Cada tipo de energía y cada centro tiene una importancia determinada en la parte física del ser humano y es totalmente diferente. Es decir, que estas siete energías no se entremezclan entre sí, cada una tiene unas cualidades de regentes, de planetas regentes, y tiene unas cualidades, podríamos decir, de carácter superior, y que son las que, por así decirlo, hacen que el funcionamiento físico de cada centro, físico y etérico, se desenvuelva y haga las funciones que deba hacer.

»Se dice que normalmente las tres primeras energías tienen que transmutarse a la cuarta energía, que es la del centro cardíaco, que está regentado por la segunda energía de amor-sabiduría.

Presentador:

—¿El planeta Venus qué energía regenta? Venus nos ha dicho que era la glándula pineal.

José Tarrazó:

—Sí. Venus está por la quinta energía, quinto Rayo de energía. Hay que decir a nuestros radioyentes que esta es una temática, la de las energías, que tendría un desenvolvimiento importantísimo para que viéramos que el ser humano se está desarrollando, y cuáles son sus cualidades y defectos, tanto en la parte física, como en la parte intelectual y en la parte espiritual de cada ser. Cuando se habla, por ejemplo, de los astros y se habla también de los signos zodiacales, lo que se hace normalmente en cantidad de revistas es repetir la misma música, en todos igual, y no es así, porque para hacer una carta astral las personas cualificadas necesitarían dos o tres años para ver las energías por las que estamos influenciados, y cómo se desarrollan esas energías y nuestro comportamiento como personas en la sociedad. Es decir, que una carta astral no se hace fácilmente y que cada carta astral de cada ser está influenciada por unos determinantes concretos de estas siete energías o Rayos.

Presentador:

—Vamos, que usted aconseja a nuestros oyentes que no se fíen de lo que dice el horóscopo a través de las revistas o los semanarios, que lo que dicen es de una forma general o global, porque a alguien le sucederá lo que allí se escribe, pero a la inmensa mayoría no.

José Tarrazó:

—No. Mire, yo soy respetuoso con estos señores y con estas personas, que son al fin y al cabo los consumidores de estas cosas, de estas revistas, y tengo que decirles honestamente que cuando se habla seriamente de esto, pues no se puede repetir ni se puede escribir de esa manera, hay muchas cosas que no coinciden. Se tiene que hacer un profundo estudio de cada persona en particular.

Presentador:

—Lo que pasa es que la gente, y más en esta época, pues quiere siempre saber lo que le puede suceder, sobre todo si es bueno. Si es malo, a lo mejor prefieren no leerlo.

José Tarrazó:

—Sí. Este es otro problema. Psicológicamente los seres humanos estamos condicionados por una serie de cosas externas, y a veces las internas, que no nos damos cuenta, pero que las tenemos ahí todos los seres humanos. Nuestras problemáticas son parecidas en todos, pues nos gusta que nos alaben, nos gusta que nos digan lo bueno que nos tiene que pasar, pero no nos gusta decir que entre lo bueno y lo no tan bueno existen una serie de problemas que están ahí, y que a veces hacemos el avestruz, que metemos la cabeza en la arena y no queremos darnos cuenta de eso. Entonces considero que estas cosas tienen que ser serias, que tienen que ser lo bastante concretas. Y después no fiarnos demasiado de muchas cosas que, en fin, no son muy fiables.

Presentador:

—J. T. va a tocar un punto interesante, también desmitificador, porque va a hablar sobre ese presunto catastrofismo, ese posible catastrofismo que todo el mundo anuncia y dice que va a ocurrir. Pues según J. T. no va a pasar así, ¿no es así?

José Tarrazó:

—Así es, así… Me gustaría que ustedes mentalmente se hicieran un esquema en el cual, en forma de herradura, vemos cómo el planeta Tierra empieza por el Sol, y entonces va siguiendo el curso de esta herradura hacia arriba. Es decir, todo el proceso que debe tener el planeta para ser un planeta sagrado, como decíamos en las otras conversaciones filosóficas.

»Es lamentable que las revistas, los futurólogos, cantidad de gente, estén haciendo especulaciones de un orden bastante descarado. Entonces, yo quisiera decir una cosa, y es muy sencillo: que se anuncia el fin de esto, el fin de lo otro, el fin del más allá, y todo esto no es ni más ni menos que una pura fórmula especulativa y alarmista. Fíjense ustedes que esta impulsión, este proceso evolutivo del planeta, como hablábamos el otro día, tiene que ser paulatino. Podríamos decir que tal catastrofismo pues podría ocurrir en algunos sitios, como hemos visto hacia atrás, alguna guerra, unos determinados seísmos. El planeta está lleno de estos datos concretos, pero este catastrofismo o ese miedo que a veces le están inculcando a la humanidad como, por ejemplo, que el mundo va a terminar con una guerra nuclear, el mundo va a terminar con tal o cual cosa… todo esto es por un desconocimiento, por una falta de conciencia de una situación concreta de lo que hemos ido explicando hasta ahora.

Presentador:

—No, pero, J. T., hay un tema que pienso, que, vamos, usted estará al día de eso, y es que lo que sí que sucede en la actualidad, aparte de que evidentemente hay nuestra inclinación al catastrofismo, es que es posible la destrucción del mundo, cosa que a lo mejor hace un siglo o dos no lo era. Lo comentamos porque a priori o en teoría parece que, si se pusieran en funcionamiento, si explotaran todas las armas nucleares que existen, pues el mundo podría destruirse.

José Tarrazó:

—Bueno, eso es una hipótesis. Y yo quisiera, honestamente, contestar a esta hipótesis, y decir que, si eso ocurriera, y no voy a ser dogmático, voy a ser bastante elástico, si esto ocurriera, el proceso evolutivo marcado por nuestro planeta dejaría de tener una razón concreta, es decir, que no se realizaría. Pero imaginemos que, por encima de las mentes de los humanos, pudieran apretar dicho botón, existe lo que podríamos llamar una jerarquía planetaria que está por encima. Son unos seres que no están en la radio como estamos nosotros ahora, ni están en la televisión, y tenemos datos bastante fehacientes de cómo han paralizado ciertas cosas que en un momento hubieran podido ser desagradables para la humanidad.

Presentador:

—Sí, porque recordemos ahora que usted apunta este dato, en el sentido histórico, hubo un momento, usted lo vivió a lo mejor más que yo personalmente, que fue ese instante entre las relaciones de Estados Unidos y la URSS, cuando estaba Kennedy como presidente de la Casa Blanca, que parece que en cuestión de minutos se salvó el mundo.

José Tarrazó:

—Y también podríamos hablar de la Guerra de los Seis Días, de Israel, que fue paralizada totalmente porque iban a crear un conflicto bélico en el mundo. ¿Quiénes pueden paralizar estas situaciones?, es decir, sí, existen unos seres, o unas jerarquías llamadas planetarias que regentan, que están en combinación en los concilios solares, esto le va a parecer chino… Es decir, cada cinco años se realizan unos concilios de distintas personalidades o energías a nivel cósmico y planetario, y entonces allí es donde se toman las decisiones de que todos los planetas, no solamente el nuestro, sigan el curso trazado por el logos planetario. Es decir, que claro, este catastrofismo está en condición de crear una situación psicológica a la humanidad de miedo, la cual es imposible, por no decirlo de otra manera, porque los seres humanos tienen que desarrollarse a través de esta impulsión. Como decía un escritor francés, la impulsión crística, o la impulsión búdica, o la impulsión de determinados avatares que han pasado por el planeta, y que la protección de los planetas sagrados sobre nuestro planeta, las energías de esos planetas salvaguardan esta situación. Es decir, que cuando un ser humano, un loco, por así decirlo, quisiera tal genocidio en la humanidad, automáticamente se le paralizaría el sistema nervioso y mental por unas energías que desconocería. Y esto que estoy diciendo no es ciencia ficción, ¿eh?

Presentador:

—Lo que usted prácticamente está comentando es que existe la denominada, y siempre también muchas veces discutida, ley del universo.

José Tarrazó:

—La ley del universo, sí. La ley del universo es fantástica, es maravillosa, y no depende de lo que los hombres a veces quieran hacer en el terreno bélico, en el terreno de las políticas, en el terreno financiero, sino que está por encima de todos estos conceptos humanos. Y decimos esto porque si el planeta Tierra, este gráfico que mentalmente se habrán podido hacer, empieza desde su nacimiento, como hemos ido explicando en las razas y en las subrazas y en todos los planetas que lo han ido impulsando, es decir, han sido los padrinos del planeta estos otros planetas que han acompañado esta trayectoria planetaria y cósmica. Si el planeta, ahora, en estos momentos, está en un determinado lugar en este esquema planetario, que se le llama actualmente la impulsión crística (por el último ser espiritual que hemos tenido en estos últimos dos mil años, que ha tenido mucho que ver con todo esto)… pues resulta que al planeta aún le falta una trayectoria de tres subrazas de la raza presente y de dos razas completas con sus siete subrazas. Es decir, que entonces se originaría un desequilibrio total en nuestro planeta, y esto es imposible.

Presentador:

—Vamos, que nos está diciendo que tranquilos, que no sucede nada. Por otro lado, hay una curiosidad que usted estaba comentando hace unos instantes: que la gente cuando se entera o cuando tiene psicológicamente ese miedo a la catástrofe, pues digamos que utiliza, ante este pánico, pues ciertos remedios espirituales, por calificarlos de alguna forma. Pero, por otro lado, también es cierto, y conviene comentarlo, que hay muchas personas, por otra parte, que dicen: «A vivir, que son dos días», es decir, que aprovechan mucho más el signo de la vida o la vida diaria.

José Tarrazó:

—Sí, por supuesto, es normal que estas personas que no tienen más visión crean que la vida son cuatro días y que hay que vivirlos intensamente, pero yo creo que valdría la pena a veces pararnos a reflexionar y ver si verdaderamente la vida son cuatro días o es una continuidad de la vida en este planeta, o en otros planetas. Yo no voy a decirle a nadie que crea o que no crea en estas cosas, porque no es mi misión el hacer prosélitos, ni de hacer que nadie crea o deje de creer, pero sí que es importante que todas las religiones, desde el principio de los tiempos, han creado un clima de esperanza en el ser humano, es decir, eso es importante. Entonces, claro, las personas escépticas, las personas que dicen yo solamente creo en lo que estoy tocando, para mí, con todos los respetos, estas personas, pues, deberían tener una profundización o un estudio de ciertos elementos y energías que están a nuestro alrededor y que nos demuestran todo lo contrario.

Presentador:

—Porque para muchos oyentes puede hacerse difícil el creer lo de la existencia de esos concilios solares, que parece un poco así, pues, vamos, desde nuestro aspecto de neófitos en la materia, pues como un poco de novela de ciencia ficción.

José Tarrazó:

—Exactamente. Sabemos al respecto, por ejemplo, algunas cosas… las podremos ir desgranando a través de estas conversaciones filosóficas; otras nos son veladas. Por eso la filosofía es interiorización, y hay cosas que no las podemos decir, pero de antemano hemos conocido acontecimientos planetarios los cuales habían estado tratados en estos concilios.

»Y claro, ¿por qué se reúnen en Naciones Unidas, o por qué se reúnen aquí los grandes gobernantes para tratar problemas planetarios?, ¿por qué, pregunto yo, no se podrán reunir estos seres determinados, llámense como se llamen, en el plano cósmico, en el plano de lo superior, o en el plano de los planetas?, ¿por qué no se pueden reunir también?

»Creo que esto es por ley de analogía y veremos que es posible también. Y tenemos que decir que estos seres son los que, a través de su trabajo, podríamos decir, callado, y a través de su trabajo cósmico, están haciendo que la ley de evolución continúe y tenga un sentido real de ser. Es decir, no hay que ser muy avispado para ver cómo el proceso de la naturaleza y de los reinos, los cuales están viviendo, han seguido ese proceso. Todo tiene un proceso y, por ende, todo debe tener una culminación, que es la culminación de la sublimación de las cosas.

Presentador:

—¿Estos seres tienen algo que ver en la religión cristiana, por ejemplo, con los ángeles, o es un poco distinto?

José Tarrazó:

—Bueno, estos seres tienen algo que ver con todas las religiones.

Presentador:

—Pero, por hacer una comparación con la religión cristiana, ¿se podrían comparar a los ángeles?

José Tarrazó:

—Tenemos que decir que en estos seres hay seres completamente etéricos, que han dejado sus cuerpos ya hace mucho tiempo, y hay otros seres que tienen cuerpos físicos, pero que pueden a voluntad crear esos desplazamientos de carácter espiritual o astral, como se quiera llamar, y se reúnen así. Tienen que ver con los devas superiores, de los cuales hablábamos el otro día, y tienen que ver también con las distintas religiones, porque claro, ustedes sabrán que en el planeta Tierra, no sé, habrá dos mil o tres mil religiones, y estas religiones están regentadas por seres humanos como nosotros, de carne y hueso.

Presentador:

—Complejo, desde luego…

José Tarrazó:

—Es muy complejo. Yo no trato de intentar que nadie, como he dicho antes, crea o no crea en estas cosas, yo dejo al libre albedrío el que los seres humanos que nos están aquí escuchando en esta radio, que pueda cada uno creer libremente en aquello que considere y que sea afín con su manera de ser y vivir. Es lo más importante: el ser respetuosos con todos, absolutamente con todos.

Presentador:

—Bueno, J. T., pues el tiempo se ha acabado, damos simplemente por zanjado este tema de las razas, las subrazas, del misterio del Sol.

José Tarrazó:

—Quisiera decir que hemos esbozado a través de estas tres conversaciones, o estos tres diálogos, hemos esbozado y sintetizado en la mayor brevedad esto que ya dijimos en otra ocasión, que esto era inmenso, esto era algo extraordinario, pero que hemos podido, creo, dar un poco más de conocimiento.

»En fin, no se trata de dar lecciones a nadie, en absoluto, se trata simplemente de que se conozcan cosas que están veladas para muchos y que pueden, a través de esta emisora o de cualquier otro medio de información, tener acceso a estas cosas que creo que implican mucho en nuestra evolución, en todos los conceptos.

Presentador:

—Y, en principio, la primera vez que se escucha, pues resulta muy complejo, pero que una vez uno entra en materia, pues como todo…

José Tarrazó:

—Sí, exactamente. Creo que todos debemos aportar un poquito, un granito de arena, en todos los conceptos culturales y psicológicos de la vida, y este es un punto más dentro de esta gran cadena de cosas que podemos ir diciendo.

Presentador:

—Damos las gracias a J. T. por haber estado aquí, en estas conversaciones filosóficas. Gracias por su atención.

José Tarrazó:

—Muy buenas tardes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir