Envídia y Celos (I)

Presentador:

—Hoy Pepe nos va a hablar de uno de los pecados capitales, la envidia, y además también vamos a tocar el tema de los celos. Yo no sé qué explicación filosófica se le podría dar, primero a este pecado capital que dicen que es el deporte de los españoles, y posteriormente a los celos.

José Tarrazó:

—Vamos a hablar de un asunto que creo que está al alcance de muchos ciudadanos, que son estos dos temas, la envidia y los celos. Y la explicación filosófica que vamos a darle a través de la conversación y el diálogo que irá surgiendo.

»Yo me he hecho una pregunta, como suelo hacerme siempre, y es, ¿nos podríamos preguntar qué es la envidia? Esta misma pregunta nos la podemos hacer todos los radioyentes, que de una o de otra manera, quizás una inmensa mayoría de personas pues tengan a veces celos de las cosas.

»Para mí, este tema psicológico y filosófico creo que tiene mucha enjundia, y lo más importante, creo que en una emisión dije algo de esto, y era que estos problemas, estas enfermedades, puramente mentales, todas tienen su asiento en la mente. Es uno de los aforismos de un gran filósofo. Y hablando de este tema, diríamos que ese desajuste de energías en nuestra mente, porque en realidad es un desajuste, es decir, nos hacemos una serie de cábalas y nos preguntamos en muchas ocasiones: bueno, y si esta persona tiene esto, ¿por qué yo no lo debo tener? Es decir, y así van surgiendo cantidad de cosas en nosotros, en las personas. Que esos celos, esa envidia, esa serie de pecados capitales que todos tenemos y que, en realidad, son los que a veces nos hacen un poco ir de pies puntillas, porque la verdad es que, si tuviéramos un concepto más racional de la vida y todo su contexto, quizás no tendríamos esa envidia y esos celos. Porque en realidad, ¿por qué tenemos envidia de los demás? ¿Porque un señor u otra señora son más guapo?, ¿porque tiene coche?, ¿porque tiene un piso?, ¿porque tiene unas cualidades diferentes?… Y si pensáramos que cada ser humano tiene unas cualidades peculiares… y que quizás mirándolas desde un punto de vista positivo, quizás esos celos y esa envidia pues no la tuviéramos.

»Creo que esta reflexión nos la tendríamos que hacer todos, y es, ¿por qué yo no me conformo, dentro de mis posibilidades como ser humano, de aquello que tengo? Y, sobre todo, ¿por qué no veo las cosas desde un punto de vista más natural y más normal de aquello que me acontece a mi alrededor?

»Bien saben los psicólogos, y creo que tratan mucho estos dos temas, las personas que a través de la envidia y de los celos padecen lo que se llamaría las depresiones. Unas depresiones que son a veces todo un desajuste en el organismo y en el sistema nervioso, y que en realidad han sido generadas por nuestra mente. Por pensar indebidamente de cosas que nosotros no deberíamos pensar. Y ver que, si otro tiene un chalé muy grande y yo tengo un chalé más pequeño, o tengo un coche inferior, pues nada tiene que ver que esa persona sea feliz o no sea feliz. Y entonces, la felicidad en este aspecto tendríamos que verla bajo una visión puramente diferente.

Presentador:

—Pepe, hablas de la envidia o celos materiales, y no obstante también existe otro tipo de envidia, otro tipo de celos. Pero vamos a ir por partes, vamos a ir quizás tratando de sacar algo positivo, si es que puede haber algo positivo: ¿existe la envidia sana? ¿O eso nunca se llaga a producir?

José Tarrazó:

—La envidia y los celos no son sanos.

Presentador:

—Perdona que te interrumpa, envidia como afán de superación, es decir, bueno, pues si es que el individuo, ya que estamos hablando de una envidia material, posee unos bienes que yo no dispongo en la actualidad, pues con mi esfuerzo, con mi sacrificio voy a ver si soy capaz de semejarme a él, o sea, ¿ahí quizás podría existir algo de envidia sana?

José Tarrazó:

—La envidia sana no es felicidad. Y a veces existe un gran sacrificio, un sacrificio que creo que no nos compensa esa paz interior cuando nosotros queremos alcanzar algo que nos cuesta un sacrificio enorme para llegar a tener lo que otro tiene. Y somos envidiosos de esa situación, y entonces tendríamos que pensar si vale la pena vivir de esa manera, vivir tan aceleradamente para conseguir lo que otro tiene. Entonces, yo personalmente digo que esa envidia no puede ser una envidia sana, puede ser una envidia para alcanzar la meta que otro tiene, y esa meta a veces desconocemos los mecanismos por los cuales esa otra persona, que tiene más que uno, la ha conseguido. ¿A costa de qué? A costa de un trabajo ordenado, a costa de un trabajo acelerado, a costa de ciertas artimañas que a veces nos hacen ganar más económicamente pero que no nos compensa en la felicidad que yo sueño.

»Porque muchas personas tienen ese problema, hacen un trabajo inmenso, pero que por otra parte está descompensado por una vida normal sana. Es decir, yo voy a hacer la siguiente comparación: soy amante de la naturaleza, como se ha demostrado a través de los programas, y veo, por ejemplo, que cualquier reino de la naturaleza no tiene envidia al ser humano, porque lo tiene todo. Los distintos reinos de la naturaleza no pueden tener envidia porque no son mentales, y nosotros producimos la envidia y los celos a través de la mente, que, por así decirlo, es el agujero negro que nos come en muchas ocasiones, nos absorbe de tal manera que no llegamos a ver que, sin ese agujero negro, podríamos vivir más felices y podríamos todos, el conjunto de los humanos, llevar una vida más equilibrada y más racional.

»¿Qué ocurre…? Es otra de las preguntas que nos podríamos hacer. ¿Qué ocurre cuando una persona tiene estos dos pecados capitales, que tienden siempre a ir parejos? Pues que, en realidad, las personas tenemos un desequilibrio, un desajuste en el sistema nervioso, y entonces se manifiesta sobre nuestro estómago esa ansiedad. ¿Qué es la ansiedad?, podríamos preguntarnos. Esa ansiedad que tenemos por alcanzar ciertas metas que no podemos… es decir, que nosotros, los seres humanos, tendríamos que pensar que la felicidad no se alcanza por tener más medios materiales. Los medios materiales, teniendo los necesarios para podernos desenvolver, creo que generan un equilibrio, un justo equilibrio, y aquí vendría lo que tiene que ver, como tú has preguntado al principio, con el sentido filosófico de las cosas. Es decir, el hombre, medio material y medio espiritual, andrógino, en estas dos partes tendría que encontrarse el punto justo de equilibrio para no llegar a tener esa envidia y esos celos que son los generan a veces una reacción, no solamente en el ser humano que los padece, sino el entorno que está viviendo con él. Y de ahí la prueba que tenemos, que los psicólogos y los psiquiatras están a veces cargados de trabajo y detectan muy profundamente estos dos aspectos que estamos comentando.

Presentador:

—Tú has puesto un ejemplo, creo que bastante claro, bastante evidente. Has nombrado dos veces los reinos de la naturaleza, cualquier animal vive en un territorio, digamos, que defiende, pero defiende como protección de ese territorio, nunca con la intención de ampliarlo, o sea, lo defiende para asegurarse, digamos, del hábitat donde se mueve, pero nunca lo defiende con la intención de ampliarlo, que es ahí donde podría asemejarse o parecerse la envidia. O sea, el ser humano, digamos, no se conforma con aquello que tiene y trata de mejorar, al menos desde su punto de vista, y esto sí que en ningún momento tiene ningún tipo de comparación con lo que puede suceder en los distintos reinos de la naturaleza, o bien en el mundo animal. Los animales especialmente tienen un territorio, el cual defienden indudablemente no con la intención de ampliarlo, sino de protegerlo.

José Tarrazó:

—Con la agresividad que lo hacemos los seres humanos…

Presentador:

—Bueno, eso quizás podrían defenderlo hasta la muerte, pero siempre intentando conservarlo, nunca aumentarlo…

José Tarrazó:

—Existe el equilibrio de los reinos… podríamos hablar del equilibrio de los reinos… Si el ser humano, como un ser más dentro de estos reinos, se diera cuenta de que deberíamos tener ese equilibrio... Podríamos hablar, por ejemplo, del reino mineral, vegetal y animal, que son los tres aspectos de los tres reinos de la naturaleza, y el cuarto reino que es el de los seres humanos. Pues, por ejemplo, los minerales se están reproduciendo, están dando una inmensa riqueza al género humano, los vegetales igual, así los animales, y no se agreden unos a otros, es decir, no existe agresión porque no tienen mente, al no tener mente, no hacen las cábalas que los seres humanos hacemos y entonces no pueden tener ni envidia ni celos, es decir se van desarrollando progresivamente.

»Qué bonito sería, por ejemplo, ver el desarrollo de cualquier reino, entrar dentro de esos átomos de evolución de los distintos reinos y ver cómo a través de los millones de años han ido alcanzando una perfección. Por ejemplo, observar una piedra de un mineral, o contemplar la evolución de una especie animal, o contemplar la evolución del reino vegetal, y veríamos cómo existe una armonía. La desarmonía la provocamos los seres humanos que nos introducimos agresivamente en estos reinos.

»Y vengo a decir lo siguiente, y es que, si el ser humano no pensara tanto en poseer aquello que a veces no le pertenece, es decir, que la mente no fuera tan aguda para querer absorber determinadas cosas que a veces no son necesarias… y de ahí que venga el sufrimiento de muchas cosas, por querer alcanzar una determinada cosa.

»El ser humano tendría que creer, antes de pensar, el realizar alguna cosa que no podemos, ver si verdaderamente existe una satisfacción interior y exterior, porque el interior se refleja en el exterior, dándonos cuenta de que creando un justo equilibrio entre las cosas, tendríamos una vida mejor, más placentera, más equilibrada. Por ejemplo, vemos como entre los seres humanos, entre las parejas, existen ciertos espejismos y ciertas fricciones que son dadas precisamente por estas dos enfermedades, que podríamos llamarlas, una la de la envidia y la otra la de los celos. Y a veces cualquier acción entre los miembros de una pareja, cualquier movimiento del uno o del otro automáticamente provoca esa fricción, surgen esas desavenencias que alteran el sistema normal de la familia, de las parejas, etc., etc.

Presentador:

—Y Pepe, tanto la envidia como los celos es algo que se desarrolla o nace en el ser humano, porque cuantas veces hemos escuchado: «Este niño no come porque está celoso», incluso en infinidad de ocasiones que el niño está celoso y tiene un carácter imposible, agresivo, y casi apenas tiene uso de razón y en cambio ya siente celos, bien por los demás o bien por el trato que los padres dan a otros hermanos, mayores o menores, no importa.

José Tarrazó:

—Nacemos con unas condiciones muy diferentes…

Presentador:

—El ser humano es ya propenso a…

José Tarrazó:

—Ya es propenso, sí. Mira, es bastante sencillo, creo, la explicación que voy a dar, y es sencillamente que genéticamente…

Presentador:

—¿Heredamos, quizás…?

José Tarrazó:

—Heredamos, bueno, lo heredamos o no lo heredamos. Cuando se habla de las herencias genéticas, yo diría que el desarrollo de determinados genes, incluso en la misma familia humana si hay dos, tres, cuatro, cinco personas, cada una tiene unas facultades distintas a las otras, porque no todas heredan los mismos vicios o pecados, porque cada ser humano es diferente a otro. Pero yo venía a referirme en cuanto a la parte genética, que no solo se refleja en la parte física de los seres humanos, sino también en la parte espiritual o sutil de las personas. Entonces, habrá personas que ya nacen con unas condiciones, como tú has dicho antes, de celos o de envidia, pero no precisamente porque el padre o la madre tengan esas condiciones, sino porque las lleva ingénita a través del tiempo, a través de los millones de años que ese ser o esos genes de ese ser han ido reproduciéndose, han ido viviendo a través de las distintas…

Presentador:

—Trasmitiéndose, en una palabra…

José Tarrazó:

—Transmitiéndose… Entonces, somos susceptibles a corregir esa situación, porque tanto los celos como la envidia son generados por una cosa que no nos damos cuenta, y es el egoísmo.

Presentador:

—Pepe, se comenta que particularmente los celos es la falta de confianza en uno mismo. ¿Puede tener esto alguna relación?

José Tarrazó:

—Sí, sí, por supuesto que la tiene. A veces se genera porque no hay una comprensión lo suficientemente grande para ver, porque no somos lo suficientemente generosos, o somos personas que a veces somos cerradas ante los demás, y entonces ocurre que existe una fricción. el gran problema que veo en estas dos cosas es que a veces nos introducimos en determinados campos, como sería el campo de la emocionalidad, del cuerpo emocional, y también nos introducimos en la parte de astralidad que tenemos, que es la que nos crea, por así decirlo, un desequilibrio en nosotros. Pero si propiciáramos la voluntad hacia las cosas, automáticamente yo creo que esto desaparecería.

»Y he hecho tres puntualizaciones para ver cómo podríamos hacer desaparecer estas dos cosas, que son: procurar vivir con una racionalidad y un profundo amor hacia nuestros semejantes, este sería uno de los primeros principios que tendríamos que tener en cuenta para que esta enfermedad desapareciera de nosotros. Luego está la segunda parte, estar exento de egoísmo, es decir, ser generosos con los demás. Muchas veces, quizás no nos damos cuenta de que no somos suficientemente generosos con los demás, y lo hacemos sin darnos cuenta, entonces es cuando se origina esta situación de celos o envidias, pero que son factibles hacia nosotros. A través de la generosidad y a través del no egoísmo podríamos hacer desaparecer esta situación, porque para mí, al igual que para Platón, estas enfermedades tienen su asiento en la mente. Es la mente la que nos devora, la que nos hace ver cosas y espejismos de una cosa que en realidad no existe, pero que nosotros a través de nuestra conducta la vamos agrandando o le vamos dando una importancia que no tiene.

Presentador:

—Pepe, ¿pero tú crees que la sociedad en la que nos estamos moviendo es posible tener una trayectoria poco egoísta y material?, o sea, ¿crees que uno puede vivir sin las comodidades?, a pesar de que tú lo has dicho muy bien de que, efectivamente, el tener más bienes materiales no quiere decir que seas más feliz, esto es una auténtica realidad. Pero tú crees que tal y conforme se desenvuelve, se desarrolla hoy en día la vida, y sumergidos profundamente en una sociedad material, ¿es posible poder sobrevivir ajeno a todo lo que está pasando y no ser materialista y no ser egoísta?, ¿es posible?

José Tarrazó:

—Creo que estos tiempos no son diferentes a otros tiempos. En cada época de la historia de la humanidad ha habido lo que tenía que haber, ha habido un proceso de evolución, y en ese proceso de evolución también aquellos humanos tenían sus problemas y tenían también sus cosas. Lo único que ha pasado es que ha habido una aceleración de la tecnología, y que a través de esa aceleración de la tecnología quizás el ser humano no haya estado lo suficientemente evolucionado interiormente para poder desenvolverse en el tiempo que estamos viviendo. Ahora sabes que nos hace falta un frigorífico, nos hace falta un televisor y nos hace falta una serie de cosas que nos son útiles, pero con esto no quiere decir que tengamos que ser ni más ni menos egoístas que en tiempos pasados, sino sencillamente saber vivir con estos elementos que nos ha dado la tecnología.

»El ser humano es egoísta o no es egoísta; puede tener mucho, puede tener poco, pero es una condición sine qua non el que cada ser humano se plantee la vida desde otro punto de vista. Es sencillamente vivir acorde a nuestros tiempos, porque sería una desfachatez ahora querer vivir retrasados hacia siglos pasados. Si se nos ha dado la comodidad de poder tener una refrigeración, de tener una calefacción, de tener un ascensor, y de tener todo aquello que el ser humano posee ahora… aprovechémoslo.

Presentador:

—Como comodidad.

José Tarrazó:

—Como comodidad, pero como egoísmo. Es decir, estar usando las cosas tal cual, pero sin ver esa parte negativa de egoísmo, de envidia, de celos, de tantas y tantas cosas. Dentro de nosotros existe todo lo positivo y negativo que queramos. Es decir, una persona por sus cualidades se desarrolla negativamente de todas las cosas desde un punto de vista negro. Como yo decía antes, la mente es ese agujero negro que nos come el coco, y entramos dentro de esa situación que nos absorbe de tal manera que no nos damos cuenta de lo que estamos viviendo. Y creo que vale la pena vivir, vale la pena vivir con esas comodidades que se nos han dado, pero no pensar que porque aquel tiene más es que va a ser más feliz que yo, o aquel que tiene una capacidad intelectual y humana diferente a la mía, o a la tuya, o a la de cualquier ser humano, es que va a ser un ser mejor. Es decir, que estamos todos inmersos en esa situación. Entonces, este desequilibrio que se origina, porque nosotros queremos que se origine, somos nosotros lo que creamos esta situación, y creo que hay que ver las cosas con una capacidad de discernimiento más profunda, con una capacidad de discernimiento más fría, y ver que podemos desarrollarnos con una vida diferente a lo que nos está sujeta, en cuanto que nosotros, digamos en algunos aspectos, a ver a aquella persona, a aquella otra nación, a aquellos otros seres, cómo están viviendo.

»Y esto sería una buena reflexión para los seres humanos, lo hemos dicho aquí a través de la antena, cuántos seres humanos están sufriendo, y nosotros, en realidad, somos unos privilegiados; y no son tan egoístas como nosotros y están pasando hambre y están pasando más calamidades, y nosotros, la sociedad en la cual estamos viviendo, tenemos al alcance de nuestra mano toda esa tecnología y todas estas cosas.

»Entonces, creo que tendríamos que entrar en un estado de reflexión y mirar que se puede alcanzar la felicidad exentos de todas estas enfermedades psicosomáticas, que son las que nos llevan de cabeza, por así decirlo. Por ejemplo, hoy oí un comentario por la radio que decía que la droga para muchas personas es lo que hace que se revitalicen; la droga, como cualquier otra cosa, no es ni más ni menos que el hundimiento del ser humano, por querer alcanzar aquello que uno no puede, sencillamente porque son estimulantes extraños a nuestro cuerpo físico, y que crean una serie de problemas a nivel mundial y planetario, en los cuales vemos que la sociedad no es más feliz, sino que se degenera en parte, porque sencillamente estamos desarrollándonos a través de unos medios, podríamos decir, de comercialización de las cosas. Se venden las cosas y nosotros no pensamos cuando las compramos si verdaderamente son buenas o malas, sino porque nos están dando unos impulsos, nos están bombardeando la mente, y nosotros en ese momento no somos capaces de discernir si verdaderamente esto es bueno o malo, sino que si aquel otro señor está sumergido en el problema de la droga, del alcoholismo o de otros vicios capitales, como son el juego, como pueden ser cantidad de cosas que estamos viviendo que están llevando y preocupando a las naciones y a los estados a que el género humano, en muchos aspectos, está fuera de su contexto, de su hábitat natural, cosa que los distintos reinos no han entrado a contaminarse de esas situaciones.

Presentador:

—Pepe, tenemos poco tiempo y la verdad es que el tema sería pues incluso para otro programa, porque dejamos a un lado los celos pasionales, que nada tienen que ver con los celos materiales, pienso yo. Pero estoy un poco también en esto de los celos materiales, yo quisiera hacer una pequeña comparación, si me permites, y es que pienso que, desde el hombre de las cavernas hasta el hombre de nuestros días, ha pasado por una serie de evoluciones: sería la edad de piedra, la edad de bronce, la edad de los metales… Lo que está clarísimo es que el hombre que creó esta serie de circunstancias, digamos que ha tenido tiempo suficiente para ir evolucionando y formarse genéticamente aquello que tenía entre sus manos. Es que me da la impresión de que, si tuviéramos que calificar esta era, sería la era atómica, realmente pues yo pienso que el hombre hoy en día, genéticamente, no tiene tiempo precisamente de tratar de adaptarse, que vive incluso precipitado y que se le escapan los acontecimientos de sus manos.

José Tarrazó:

—Los genes han sido creados a través de los millones de años y ha sido el hombre el que ha ido evolucionando a través de un gran esfuerzo… es decir, se podría hablar de un gran proceso de cómo el ser humano ha ido evolucionando. Pero si el hombre ha creado esos genes a través del tiempo y de la historia, tendría que crear unas formas mentales diferentes y modificar esa conducta de esos genes y entrar dentro de una racionalidad y ver que estamos en la era de la evolución tecnológica, una era esplendente en la cual pues creo que se tendrían que plantear una serie de problemas muy grandes, en los cuales el ser humano será susceptible a modificar todos estos vicios, pero claro hay que pensar lo siguiente: si hemos necesitado millones de años para crear determinados genes y formas y estructuras de vida, necesitamos también un tiempo bastante largo para hacer esa modificación, sobre todo modificar esas formas mentales, las cuales son las que originan ese gran trastorno y ese gran desequilibrio en los seres humanos.

»A la par que se ha evolucionado tecnológicamente, se tendría que avanzar espiritualmente, es decir, humanamente, es decir, que los seres humanos entráramos en una racionalidad más profunda y viéramos las cosas desde un punto de vista más generoso, en el que propiciáramos el amor, la convivencia entre todos los seres humanos y así, quizás, no se darían estos fenómenos tan malos, tan ruines, como se están generando en una sociedad de consumo que nos lleva a veces a la degeneración de muchas personas, las cuales están sufriendo. Y hay determinadas organizaciones nacionales e internacionales que están luchando denodadamente por todos los problemas de la juventud y no de la juventud, como son la droga, el alcoholismo.

»Habría que propiciar en la juventud todo un proceso de cambio, de pensamiento y de vida. Y es muy interesante el vivir más que el conocer, y el amar más que ser puramente mentales.

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