El Miedo (II)
José Tarrazó:
—Muy buenas noches, amigos de la radio. Hoy, «Proyección 2000, Conversaciones Filosóficas», les va a desarrollar a través de los contertulios que están aquí, un tema muy candente en nuestros días como es el estado psicológico del miedo.
»Es verdad que durante muchos miles de años el ser humano ha estado condicionado por esta situación del miedo. Ha habido distintos miedos y distintas situaciones psicológicas a través de la historia, las cuales creo que el miedo ha sido un freno para el proceso evolutivo de todos los seres humanos.
»Vamos a hacer la presentación de los contertulios: R. M., M. S. y F. O., psicólogos y profesora. Muy buenas noches, queridos contertulios.
R. M., M. S. y F. O.:
—Buenas noches.
José Tarrazó:
—La primera pregunta sería, ¿de cuántos miedos estamos condicionados los seres humanos?
»R. M., usted, que es un experto con estos miedos.
R. M.:
—Sí, de muchos. Es evidente que hay algunos miedos que son bastante más universales y otros que, sin dejar de serlo, pues son más limitados, más particulares, en relación ya más específica con las características de la persona, con sus circunstancias, etc. Es evidente de que cuando se habla de miedos, así universales, pues uno piensa tener miedo a la muerte, tener miedo a la economía, perder los bienes necesarios, el miedo a la enfermedad, el miedo al dolor, el miedo a las guerras, a las catástrofes, miedo al futuro, miedo a la vejez, etc., etc. Hay una serie de miedos que no terminaríamos de enumerar.
»Lo que sí sería interesante, para empezar, es intentar conocer lo que es el miedo. Todo el mundo oye la palabra y sabe qué significa por experiencia, pero a un nivel más definido y concreto habría que ver que es una emoción, es un sentimiento que surge cuando la conciencia de la persona percibe una amenaza, que es a veces real, a veces imaginaria o a veces sentida. Percibe esa amenaza y automáticamente la percibe con su mente y la siente como miedo, y quizás también nota fisiológicamente unos efectos. Pero lo interesante a descubrir es que la mayoría de esas amenazas son imaginarias, las crea la persona y las alimenta, las imagina con su mente y por lo tanto las fabrica. A veces son reales, hay motivos para ello, pero en el fondo, si lo analizamos con profundidad, el ser humano debiera de distinguir entre precaución ante un posible peligro o amenaza y el miedo, que son dos cosas diferentes pero que se confunden.
José Tarrazó:
—M. S. también tendrá que decirnos alguna cosa a este respecto. Actualmente estamos todos en una psicosis a través de los medios de comunicación, en los cuales tenemos el plato fuerte de todos los días, es la situación bélica y planetaria de esta guerra, por así llamarlo. Porque, claro, la historia de la humanidad ha estado llena de guerras, y el hombre, a pesar de esas guerras, ha subsistido a pesar de todo eso.
»M. S., pues a ver usted qué opina de esta situación y de estos miedos.
M. S.:
—Pues por lo que estamos observando se está generalizando el miedo, se está extendiendo a toda la humanidad a través de los medios de comunicación, es decir, la guerra la están trayendo a las propias casas, y debieran de darse cuenta de lo que están infundiendo en todos los seres humanos, que básicamente se colocan enfrente de la televisión, les están inculcando esa reacción, como se decía antes, emocional, de amenaza. Y están viviendo ese terror, ese miedo a la guerra, identificándose con esa situación de alarma y esa situación trágica que están los medios de comunicación queriendo alimentarla. Y nosotros debiéramos de ver esta situación en profundidad y ser capaces de dejarnos de ese miedo a la guerra y adoptar la actitud contraria, que es la actitud positiva, que es el amor a la paz. Es a través de esa actitud correcta cuando los seres humanos adoptaríamos una especie de antídoto contra esta otra que es negativa, que nos está paralizando, nos está inhibiendo. Y eso es una actitud retrógrada que no nos hace adoptar unas posiciones valientes y libres ante la vida, sino que nos está queriendo detraer y nos está infundiendo un temor, un miedo de no poder por nosotros mismos. Por lo tanto, debiéramos adoptar actitudes de amar la paz como una actitud de sentirnos por dentro con este sentimiento y alimentarlo, y no el otro, que es negativo.
José Tarrazó:
—Es verdad que se dice que los seres humanos generan la paz o la guerra en las mentes y es por esa situación que esos miedos se dan, a los cuales estamos haciendo mención esta noche.
»Quisiéramos que comprendieran esta situación psicológica, esta psicosis a nivel planetario, no solamente de esta situación actual, sino que durante cantidad de tiempo se han generado los miedos, los cuales crean unos determinados desequilibrios en los seres humanos.
»Me gustaría que F. O., profesora, también nos diera su visión respecto a esta temática que estamos tratando.
F. O.:
—Pues digamos que lo vivo bastante de cerca por la vibración de los alumnos, de la vida que se vive en la calle y también lo que ocurre en sus casas. Son seres muy sensibles y les afecta mucho más pues todo lo que los padres también expresan.
»Pero creo que a nivel general hay un gran empeño en motivar el miedo, cuando en realidad todo el mundo sabemos que eso te paraliza, eso te anula, y así se manipula mucho más a la gente. Habría que
679 plantearse hasta qué punto estamos haciendo el juego a todo esto. Sería cuestión de mentalizarnos un poquito todos en qué participamos, porque hay una parte muy negativa, que eso sí se podría llamar magia negra, que está actuando ese aspecto, y sería muy interesante adoptar una postura más favorable. No ser tan catastrofistas, tener más optimismo, una visión mucho más amplia, y lógicamente pues, como todo, siempre ese miedo a perder lo que uno tiene, pero en realidad pues muchas veces cuando uno pierde algo a veces también gana mucho más.
José Tarrazó:
—Es cierto. La siguiente pregunta sería, ¿cuál es la causa del miedo y sus repercusiones?
»R. M., cuando ha empezado este programa, nos ha descifrado una serie de cuestiones muy interesantes, las cuales me gustaría que las desarrollara tan psicológicamente como sabes hacerlo.
R. M.:
—Sí. El origen del miedo está en la mente. Como sabemos, no solamente estamos formados por mente y por cuerpo físico, sino también por emociones, por deseos, y los deseos son egoístas. Y desde el momento en que el ser humano es egoísta, y que no lo ha transcendido, no lo ha superado, por lo menos en una gran medida, pues la persona se siente identificada con lo que posee, sea su propio cuerpo, sus ideas, las personas allegadas, sus bienes, etc. Y entonces surge la posibilidad, la posible amenaza de perder eso que posee, o de no conseguir lo que desea, precisamente porque está identificado y está confundido, su mente lo confunde. Entonces, con esta base de egoísmo surge en la imaginación ese miedo, que es la paralización, la paralización emocional que le ofusca la mente y la persona no puede entender, no puede comprender, no puede pensar con lógica de una manera racional e intuitiva. También se encuentra emocionalmente aferrado, y físicamente por supuesto que también se paraliza en su actuar, en su vivir. Por lo tanto, está en su interior más que en el exterior, aunque a veces el exterior es amenazante, pero es la interpretación que hace de esa amenaza o la intención mental que se realiza de esa amenaza exterior.
»Por lo tanto, las causas del miedo casi siempre, fundamentalmente y en todos los casos, de una manera o de otra, están dentro de nosotros y por tanto es ahí donde habría que trabajar. Es cierto que el ambiente, las circunstancias, los medios de comunicación, las personas... estimulan y favorecen este clima, pero si nosotros somos conscientes de esos mecanismos pues los podremos defender mucho mejor, dándonos cuenta de que la manipulación surge si nosotros lo queremos, si no, evidentemente no tiene por qué.
M. S.:
—Yo diría que esto que acaba de decir R. M., que es muy interesante, hablaría en el sentido de desarrollar más la conciencia. En la medida que el ser humano es cada vez más consciente, en esa medida, los miedos no nos manipulan tanto, porque está más alerta, más al tanto de lo que lleva dentro, en su interior. Entonces puede combatir de alguna manera o percibir de alguna manera ese miedo que lo detecta y lo puede comprender al detectarlo, y entonces puede liberarlo, dejando de estar manejado y manipulado por él. Pienso que sería la atención el mecanismo que tenemos para poder ir desidentificándonos de todos esos miedos que nos apropiamos y los sentimos como parte nuestra, y cuando de alguna manera pensamos que podemos perder algo, ese miedo es porque nos sentimos identificados con eso. Por lo tanto, adoptar una actitud de conciencia, de atención, y desarrollar la parte más superior que tenemos nosotros, y puesto que el miedo pertenece a la parte inferior y nos arrastra de alguna manera a esa parte inferior donde están los egoísmos, las negatividades y no nos dejan avanzar en el crecimiento psicológico y espiritual. Por lo tanto, debiéramos de ser cada vez más, más conscientes para evitar que esos miedos nos manipulen, adoptando una actitud correcta en el camino hacia el bien.
José Tarrazó:
—Es bien cierto todas estas situaciones psicológicas del miedo, pues la mayoría de los seres humanos estamos condicionados por una serie de acontecimientos y, por ejemplo, la gente tiene miedo a la muerte, tiene miedo a la enfermedad, tiene miedo, como decía R. M., a quedarse sin nada… es decir que todos estos miedos en realidad están generando un estado de desasosiego en muchos seres humanos. Por lo tanto, todos en general deberíamos tener una visión un poco más profunda de todo aquello que nos acontece diariamente porque, por ejemplo, vemos como una persona tiene miedo de estar en una habitación sin luz, es decir, el mismo miedo debería tener cuando hay luz. Por lo tanto, es un estado psicológico el cual nos lleva a crear una dramatización de nuestras vidas.
»A mí me gustaría que F. O. continuara con sus comentarios. Todos ellos, los tres contertulios son bastante expertos en estas cuestiones y tienen una visión profunda. Creo que es importante que los escuchemos.
F. O.:
—Yo creo que también el miedo parte ya desde la niñez. No sé si muchos padres se conciencian de la grandísima responsabilidad que se tiene en los pequeños cuando ya se empieza con los miedos al coco y los miedos a los fantasmas, «y si no te portas bien te encierro en una habitación oscura»… Ya, partiendo de esa inocencia que tienen las criaturas, que tenemos todos en esos principios, pues siempre se castigan más, ¿no? Estos miedos nada convenientes y tan absurdos te van creando unos condicionantes que al llegar a la edad adulta se manifiestan provocando enfermedades y traumatismos.
José Tarrazó:
—Es verdad que todas estas situaciones que se están expresando tienen unas grandes connotaciones, que en muchas ocasiones serían de intereses creados, especulando con ellos y generando una situación, podríamos decir de no libertad, de no compartir, de no amar lo que debiéramos amar a nuestro prójimo. Y claro, todos tenemos la situación de la propiedad, a la cual creemos que todo nos pertenece, invadimos cuando no tenemos que invadir, y hacemos aquellas cosas indebidas.
»A mí me gustaría que R. M. nos hablara un poco, o nos aconsejara a los radioyentes, cómo podríamos hacer desaparecer esos miedos.
R. M.:
—Sí. Se ha comentado ya la importancia de la atención, y no solamente en esta ocasión, en muchas, y hemos hablado de que la conciencia del ser humano no solamente la podemos desarrollar recibiendo los estímulos que inevitablemente le llegan, sino deliberadamente esforzándose por estar más atentos en todos los momentos que pueda de su vida. Cuando se trata de un miedo, debe enfrentarse directamente y observarlo con atención. El desarrollo de la conciencia va aumentando la luz, y por lo tanto el miedo es lo contrario a la luz. Igual que se tiene miedo a la oscuridad física, la oscuridad de la ignorancia de las cosas que nos rodean, el desconocimiento de lo que es la muerte, de lo que son los fenómenos de cualquier tipo, nos hace sentir miedo.
»Es evidente, y se ha dicho aquí, que los intereses creados buscan que el ser humano sea manejable, sea manipulado, pues uno de los instrumentos más eficaces, por parte de quien sea, es el miedo, porque se le tiene paralizado, se le tiene ofuscado, y se le tiene cogido, por lo que es un fenómeno que interesa muchas veces inducirlo a colectividades. Por lo tanto, la atención y también el amor, porque cuando se ama a algo o a alguien, es imposible tener miedo, porque el amor, el auténtico amor, implica sentirse unificado, sentirse unido. Por lo tanto, no se puede tener miedo a aquello que está dentro de uno mismo.
M. S.:
—Yo diría también que habría que controlar la imaginación con esa atención y ser nosotros los dueños de esa imaginación que habíamos comentado antes, y adoptar una actitud positiva, en el sentido de ser más optimista, y ver que situaciones que nosotros la veíamos antes como amenaza, las podemos cambiar y verlas en un sentido optimista, con sentido del humor. Entonces le quitamos la fuerza que tienen dentro de nosotros, que en la mayoría de las veces está infundada. Simplemente es algo que nos lo creamos, es irreal, y por lo tanto si nosotros desdramatizamos le estamos quitando ese potencial y liberando ese miedo.
José Tarrazó:
—Se dice que en realidad el miedo es una entidad planetaria. Es algo que creo se ha dicho muy pocas veces a través de los medios de comunicación. ¿Cómo explicaríamos lo que es una entidad planetaria? Es, por así decirlo, como un óvalo que está alrededor del planeta y ha estado creado como otras grandes entidades que están operando sobre los seres humanos. Pero toda entidad planetaria ha sido creada por el mismo hombre.
»A mí me gustaría que F. O. nos dijese algo a este respecto.
F. O.:
—Habría que tener en cuenta qué cantidad de personas piensan de forma negativa colectivamente, creando un egregor que se va aumentando cada vez, perjudicándonos negativamente. Yo creo que hay una falta de concienciación, de comprensión sobre los tipos de pensamientos que emitimos, que se quedan grabados en el éter, llegando a afectarnos con el tiempo. Cuando en realidad podríamos hacer ese ensayo de crear el amor con mayor profundidad para contrarrestar esta situación.
José Tarrazó:
—En realidad tendría que ser un sí a lo bueno, un sí a lo bello, y un no a todo aquello que pueda crear o distorsionar a los seres humanos.
R. M.:
—Sería interesante, y esto es importante porque además se puede analizar científicamente, que todo lo que pensamos o sentimos lo irradiamos como energía y se va creando esa forma mental, la cual está en el ambiente, al igual que la contaminación física. Con las guerras pasa lo mismo, las guerras son egregores que hemos ido creando lo humanos con la violencia interior, con la negatividad y con el egoísmo. Y está en el éter, y cuando llega un momento determinado, adquiere tal fuerza que se materializa, se manifiesta a través de aquellos puntos geográficos, de aquellos seres humanos y naciones que están más receptivas a la misma. Del mismo modo actúa el miedo, aquellas personas que están receptivas al mismo, son contagiadas por este egregor. Por lo tanto, dentro de nosotros está la clave para disminuir el egregor del miedo y el de la guerra.
M. S.:
—El miedo nos tienta. Al estar predispuestos a este miedo colectivo somos más fácilmente presas de él. Por lo tanto, no creamos que este miedo puede ser inofensivo ni mucho menos, sino que está ahí cumpliendo su función, que es la de buscar al débil, tentarlo, conseguir así su objetivo, su finalidad, que es la de aumentar esa fuerza del miedo.
José Tarrazó:
—Es decir, que este miedo sería una manifestación de toda una gran cantidad de cúmulos de miedo que se han ido generando a través del tiempo y del espacio, como un volcán que necesita hacer erupción hacia fuera para liberar la condensación de energía. Igualmente, este miedo o estas situaciones belicistas se han generado a través del tiempo y tienen que manifestarse como lo están haciendo ahora o en otros momentos.
F. O.:
—Hay que darse cuenta de que se contagia, tanto la alegría como la pena, y en este caso hay muchas personas en estos aspectos que se dejan contagiar.
José Tarrazó:
—Muy bien. Para terminar ya, me gustaría que R. M. dijese en síntesis unas breves palabras respecto a cómo hacer desaparecer ese miedo o esa enfermedad psicológica.
R. M.:
—Sí. Podemos sintetizar en la clave de la atención, del amor, y de la voluntad. En la medida en que estos tres componentes básicos los vamos actualizando en nosotros evidentemente el miedo desaparece.
José Tarrazó:
—Pues finalizamos esta emisión agradeciendo su atención, a todos los radioyentes que nos sintonizan y a nuestros invitados en el día de hoy. Muchas gracias y hasta el próximo programa.
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