Ciudadanos planetarios

Nos encontramos en un ciclo crítico en la historia de la Tierra, un momento en el que la humanidad debe de reaccionar sí queremos un futuro mejor.
Creo que es el momento adecuado de escribir sobre algo tan importante como es la supervivencia de los seres humanos, el dejar constancia para las futuras generaciones de la herencia que les estamos dejando por nuestro comportamiento inadecuado de agresividad planetaria y contaminante.
¡Podemos aceptar, o no, la probabilidad de que la naturaleza se encargue de poner todos los valores en su sitio! ¿Nos planteamos si estamos ya a las puertas de un deterioro planetario? Pero lo evidente es que estamos en plena quiebra de valores, y esto nos tendría que hacer pensar en un nuevo planteamiento hacia un nuevo orden social, económico y político...
Si el planeta es nuestro hogar, la humanidad es parte de un vasto universo, y por ende la Tierra es nuestra casa. La supervivencia de la comunidad está sujeta al bienestar de los individuos. Depende de que preservemos una biosfera saludable con todos sus sistemas ecológicos, una rica variedad de plantas y animales, suelos fértiles, aguas puras y el aire limpio. La protección de la vitalidad de la Tierra y de su diversidad es un deber sagrado. Esto nos compete a todos los ciudadanos, tanto a las administraciones locales como a los gobiernos del planeta. ¡Por lo visto no es así! Vivimos en todo el mundo la ruina moral más escandalosa que jamás haya existido. El dinero y su fuerza son los que marcan la pauta, son los que tienen la razón, son, en muchas ocasiones la ruina del ecosistema, son la causa de muchos desastres que a menudo golpean al planeta y en consecuencia a la sociedad en general.
Pensándolo bien, la tierra produce más que suficiente para mantener a todos sus habitantes, entonces, ¿por qué existe tanta hambre y tantos desequilibrios en la humanidad?
¿Es nuestra era la del bandidaje, la de los robos violentos, la de las estafas organizadas? ¡O tal vez las mentes perturbadas estén enfermizas y faltas de valores y de convivencia! La humanidad no trabaja ahora para que seamos más felices, para disfrutar mejor de todo aquello que se ha inventado; sufren los países desarrollados, pero en otros carecen de lo más elemental para poder sobrevivir.
Esta cuestión no es de colores políticos, pues en todas partes cuecen habas. La responsabilidad Universal debiera de ser una premisa de todos. Para llevar a cabo estas aspiraciones debemos decidir vivir con este sentido de responsabilidad, identificándonos nosotros mismos con toda la sociedad, así como nuestras comunidades locales. El espíritu de la solidaridad debiera de empezar por los gobernantes y estos no lo hacen, sólo piensan en sus grandes sueldos, arrimando la ascua a su sardina y esto es un craso error: los ciudadanos pierden la confianza en los que nos gobiernan.
Necesitamos llevar a cabo cambios fundamentales con respecto a nuestros valores, en nuestras instituciones y estilos de vida. Debemos estar conscientes de que cuando las necesidades básicas han sido alcanzadas, el desarrollo humano trata de ser más, no de tener más.
Sólo el nacimiento de una sociedad civil global está creando nuevas oportunidades de construir un mundo democrático y humano. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales están interconectados, y juntos podemos forjar soluciones inclusivas.
Para salvarnos de esta crisis y sembrar para las futuras generaciones tenemos que salvar la Tierra, y sólo una cultura de PAZ, respeto y convivencia nos puede ser de gran utilidad.
“El sentido profundo de la vida reside en la conciencia de que la humanidad no es el único habitante de la Tierra, que el ser humano no es el rey de la naturaleza, sino apenas una parte de ella”. (Platón)
Nos hace falta mucho discernimiento: el discernimiento o sabiduría práctica, a la que vulgarmente suele llamarse sentido común, es el fundamento necesario para que todo funcione bien...
5. 8. 2011. J. T. D.
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